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martes, 2 de enero de 2018

EN FIESTA DE MARÍA MADRE DE DIOS, PAPA FRANCISCO INVITA A EMPEZAR EL AÑO SIN FARDOS DEL PASADO


En fiesta de María Madre de Dios el Papa invita a empezar el año sin “fardos del pasado”
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 01 Ene. 18 / 04:42 am (ACI).- En su primera homilía del año, pronunciada durante la Misa de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios este lunes 1 de enero, el Papa Francisco invitó a los cristianos a mirar en su corazón para comenzar el nuevo año “desde el centro, dejar atrás los fardos del pasado y empezar de nuevo desde lo que importa”.

El Santo Padre planteó la siguiente cuestión: “¿Por qué decimos Madre de Dios y no Madre de Jesús?”. Recordó que, en el pasado, algunas voces dentro de la Iglesia pedían que se limitara a reconocer a Jesús únicamente como Madre de Jesús, “pero la Iglesia afirmó: María es Madre de Dios”.

“Desde que el Señor se encarnó en María, y por siempre, nuestra humanidad está indefectiblemente unida a Él. Ya no existe Dios sin el hombre: la carne que Jesús tomó de su Madre es suya también ahora y lo será para siempre. Decir Madre de Dios nos recuerda esto: Dios se ha hecho cercano con la humanidad como un niño a su madre que lo lleva en el seno”.

En su homilía, el Pontífice también subrayó que “la palabra madre (mater) hace referencia también a la palabra materia. En su Madre, el Dios del cielo, el Dios infinito se ha hecho pequeño, se ha hecho materia, para estar no solamente con nosotros, sino también para ser como nosotros”.

“He aquí el milagro, la novedad: el hombre ya no está solo; ya no es huérfano, sino que es hijo para siempre. El año se abre con esta novedad. Y nosotros la proclamamos diciendo: ¡Madre de Dios!”.

“Nuestra soledad ha sido derrotada”, continuó. Por ello, “servir a la vida humana es servir a Dios”.

El valor del silencio

El Papa Francisco también destacó una de las principales características del relato evangélico de la Navidad: el silencio.

En concreto, llamó la atención sobre esta frase del Evangelio de San Lucas: “Custodiaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”.

“Custodiaba. Simplemente custodiaba. María no habla: el Evangelio no nos menciona ni tan siquiera una sola palabra suya en todo el relato de la Navidad. También en esto la Madre está unida al Hijo: Jesús es infante, es decir ‘sin palabra’. Él, el Verbo, la Palabra de Dios que ‘muchas veces y en diversos modos en los tiempos antiguos había hablado’, ahora, en la ‘plenitud de los tiempos’, está mudo”.

El Pontífice destacó que también esto tiene un sentido en la historia de la salvación, y pone de relieve la realeza de Jesús: “El Dios ante el cual se guarda silencio es un niño que no habla. Su majestad es sin palabras, su misterio de amor se revela en la pequeñez. Esta pequeñez silenciosa es el lenguaje de su realeza. La Madre se asocia al Hijo y custodia en el silencio”.

El misterio del silencio en el nacimiento de Jesús supone una oportunidad para la meditación del cristiano, y el Papa explicó cómo: “El silencio nos dice que también nosotros, si queremos custodiarnos, tenemos necesidad de silencio. Tenemos necesidad de permanecer en silencio mirando el pesebre. Porque delante del pesebre nos descubrimos amados, saboreamos el sentido genuino de la vida. Y contemplando en silencio, dejamos que Jesús nos hable al corazón”.

Así, invitó a dedicar unos instantes al día a contemplar a Dios en silencio: “Reservar cada día un momento de silencio con Dios es custodiar nuestra alma; es custodiar nuestra libertad frente a las banalidades corrosivas del consumo y la ruidosa confusión de la publicidad, frente a la abundancia de palabras vacías y las olas impetuosas de las murmuraciones y quejas”.

También explicó que las cosas que María custodiaba en su corazón eran los “gozos y dolores” de aquellos días: “el futuro incierto, la falta de un hogar, la desolación del rechazo, la desilusión de ver nacer a Jesús en un establo”.

María “meditaba” todas estas cosas, “es decir las repasaba con Dios en su corazón. No se guardó nada para sí misma, no ocultó nada en la soledad ni lo ahogó en la amargura, sino que todo lo llevó a Dios. Así custodió”.

“Este es el secreto de la Madre de Dios: custodiar en el silencio y llevar a Dios. Y como concluye el Evangelio, todo esto sucedía en su corazón”.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 2 ENERO 2018


Lecturas de hoy 2 de Enero. Feria de Navidad
Hoy, martes, 2 de enero de 2018



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,22-28):

¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y ésta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna. Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas –y es verdadera y no mentirosa– según os enseñó, permanecéis en él. Y ahora, hijos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su venida.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 97

R/. Los confines de la tierra han contemplado 
la victoria de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,19-28):

Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» 
Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.» 
Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» 
Él dijo: «No lo soy.» 
«¿Eres tú el Profeta?» 
Respondió: «No.» 
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?» 
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.» 
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» 
Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.» 
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy martes, 2 de enero de 2018
Alejandro Carbajo, cmf
Queridos hermanos, paz y bien.


En estos tiempos que corren, donde parece que lo principal es destacar, cuantos más seguidores tienes, mejor (en las redes sociales, en la política), nos interpela el testimonio de Juan el Bautista. No solo no retiene a los que le siguen, sino que les invita a ir tras la verdadera luz, Es que donde el Sol está, no tienen luz las estrellas. Los verdaderos discípulos son, a su vez, presentadores de Cristo. Ojalá todos pudiéramos decir: “te presento a este estupendo amigo mío, Jesús”.

El problema de cualquier presentador es hasta dónde llega lo que se presenta, el mensaje, y hasta dónde llega la persona que da transmite ese mensaje. Es muy difícil no caer en la tentación de sentirnos un poco mesías, de dejarnos alabar por lo bien que uno habla, por lo bien que ha salido la catequesis, por lo bien que hacemos todo lo que nos piden. Y hay que recordar las palabras de Jesús: “siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.” Todo lo hacemos por Jesús y por su Reino. Porque todos tienen derecho a disfrutar de ese gran amigo que tú y yo tenemos. Y nadie puede conocerle si no se lo anuncian. Así que… A hacer de Bautistas para muchos hermanos que aún no han oído hablar de Cristo, o, a lo mejor, piensan que no es bueno para ellos.

Termino ya. Y ahora, hijos, permaneced en Él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de Él en su venida. que seamos fieles a Cristo, y fieles a la tarea recibida. La que sea, pequeña o grande, de mucha responsabilidad o de poca. Lo importante es hacerlo por Él, con él y para Él. Así sea.
            
Vuestro hermano en la fe, 
Alejandro José Carbajo Olea, C.M.F.