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lunes, 10 de mayo de 2021

ENSEÑANZAS BÁSICAS SOBRE LA VIRGEN MARÍA



ENSEÑANZAS BÁSICAS SOBRE LA VIRGEN MARÍA


La Virgen María.

La Santísima Virgen María es también madre nuestra y nos lleva a Jesús. Dios la preservó libre de todo pecado desde su concepción. Por eso es La Inmaculada Concepción. Como toda criatura, ella depende de la redención de Jesucristo pero esta redención operó en ella preservándola de pecado.

La Virgen es madre siendo a la vez siempre virgen. Ella está ahora en el cielo en cuerpo y alma porque fue asunta al cielo.

Más información en el Nuevo Testamento: Lucas 1, 26-38


¿Cuáles son los Dogmas Marianos?

Los dogmas marianos son cuatro:

María es Madre de Dios

La Virginidad Perpetua de María

La Inmaculada Concepción

La Asunción de María.


En el año 431, el Concilio de Éfeso declaró a María Madre de Dios, Theotokos. Resolvió la controversia Nestoriana sobre la naturaleza de Cristo.

En el año 649 (dos siglos después) el Papa Martín I declaró la Virginidad Perpetua (antes, durante y después del parto.

Pasaron mas de mil años antes de la proclamación del próximo dogma: La Inmaculada Concepción (1854), proclamado por el Papa Pío IX ejercitando el carisma de infalibilidad. Este dogma enseña que María fue siempre libre de pecado. No tuvo pecado original. 

Un siglo después, el Papa Pio XII, también infaliblemente, definió la Asunción de María (1950): Al final de su vida terrenal, la Madre de Jesús fue llevada a la gloria del cielo en cuerpo y alma.


¿Por qué decimos que María es "Madre de Dios"?

Porque es Madre de Jesús quien es Dios y Hombre. Este dogma fue solemnemente definido por la Iglesia en el siglo V. Si negáramos su maternidad divina entonces también negaríamos que Jesucristo, su hijo, es Dios.

Más información en el Nuevo Testamento: Lucas 1, 39-45


¿Hay muchas Vírgenes María?

Sólo hay una. Pero es conocida por muchos nombres en los diferentes pueblos: Virgen de la Caridad, de la Merced, de Luján, Inmaculada, Guadalupe, Merced, Altagracia, etc. Es la misma y única Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra.


Para ser fiel hijo de la Virgen

Ser fieles a la Santísima Virgen exige: Querer ser como Jesús

Amarla como Madre, escucharla como maestra en la fe, descubrirla como modelo de vida cristiana, invocarla como mediadora de todas las gracias, ver que su único deseo es llevamos a Cristo para alabanza del Padre y en la unidad del Espíritu Santo.

La Virgen María nos hará descubrir la Iglesia, de la que es Madre, y nos hará participar de su misión redentora. Por eso la Virgen siempre nos invita a:


1) Consagrar nuestra Vida a su Corazón Inmaculado y Sagrado. En su corazón el Espíritu Santo hace sus grandes maravillas. Esta consagración tiene como fin la entrega total a Jesucristo, la renovación del bautismo.

2) Rezar siempre de corazón, especialmente el Santo Rosario y por la conversión de los pecadores.

3) Meditar la Palabra de Dios todos los días.

4) Frecuentar con devoción la confesión y la Santa Misa. Si es posible, hacer la hora santa ante el Santísimo.

5) Ser fieles a nuestro estado de vida. La santidad se logra cumpliendo nuestros deberes, siendo lo que somos, por amor a Dios y al prójimo.

6) Aceptar y ofrecer nuestros sufrimientos en unión con Cristo. Descubrir que la Humanidad está viviendo horas de extrema dificultad y esta grave purificación puede ser aliviada por nuestra oración y el sufrimiento que generosamente pongamos en su mano de Madre.

7) Hacer penitencia por nuestros pecados y por los pecados con que el Señor continuamente es ofendido; vivir en una continua actitud interior de conversión a Dios y amor al prójimo, hacer sacrificios voluntarios, por amor a Dios.

8) Ser conscientes de la batalla espiritual: Estar en continua vigilancia contra la tentación del demonio.

9) Unidad en la Iglesia con sus pastores; vivir así la vida cristiana en íntima unión con el Papa, los Obispos y los Sacerdotes portadores de la Palabra, dispensadores de la Gracia Sacramental y trabajadores de la unidad en la iglesia.

10) Ejercitarnos en vivir las virtudes cristianas: Fe - Esperanza - Caridad - Humildad -Obediencia - Fortaleza - Sobriedad -Mansedumbre - Generosidad .

11) Evangelizar: Anunciar por todas partes la Palabra de Cristo. 


(Web Católico de Javier)

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA:10 DE MAYO



  UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA



ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.


Día 10: Cambiar con ella

"Durante años fui un neurótico. Era introvertido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no me convencía la posibilidad de hacerlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara. Y también con él estaba de acuerdo. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día mi amigo me dijo: no te preocupes si no consigues cambiar, pues yo te quiero porque eres mi amigo, independientemente de cómo seas.

Aquellas palabras sonaron en mis oídos, entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y cambié".

"Cuánta razón se encierra aquí: nadie es capaz de cambiar si no se siente querido, si no siente una fuerza interior suficiente para subirse por encima de sus fallos", comenta un autor espiritual.

Tú no eres neurótico quizás, pero sí tendrás cosas que cambiar. Cuéntaselas a la Virgen. Y que sepas que Ella te dice que te quiere como eres y que cuentas con toda su ayuda, que es bastante, para conseguir cambiar. Te quiere con tus defectos pero luchando por vencerlos. Con Ella puedes, y.. ¡qué fácil! Madre mía, que me sienta amado por ti. Que sepa y me dé cuenta de que me quieres, me conoces, me sigues, que sepa que te importo, que estás pendiente de mí,... ¡Ah! y.. gracias.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén


(Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote))

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 10 DE MAYO DE 2021



 Lecturas de hoy Lunes de la 6ª semana de Pascua

Hoy, lunes, 10 de mayo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,11-15):

NOS hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días.

El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.

Se bautizó con toda su familia y nos invitó:

«Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa».

Y nos obligó a aceptar.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b


R/. El Señor ama a su pueblo


Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey. R/.


Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes. R/.


Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca.

Es un honor para todos sus fieles. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26–16,4a):


EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.

Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.

Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».


Palabra del Señor




«Cuando venga el Paráclito, (...) el Espíritu de la verdad, (...) Él dará testimonio de mí»

Rev. D. Jordi POU i Sabater

(Sant Jordi Desvalls, Girona, España)


Hoy, el Evangelio es casi tan actual como en los años finales del evangelista san Juan. Ser cristiano entonces no estaba de moda (más bien era bastante peligroso), como tampoco no lo está ahora. Si alguno quiere ser bien considerado por nuestra sociedad, mejor que no sea cristiano —porque en muchas cosas— tal como los primeros cristianos judíos, le «expulsarán de las sinagogas» (Jn 16,2).


Sabemos que ser cristiano es vivir a contracorriente: lo ha sido siempre. Incluso en épocas en que “todo el mundo” era cristiano: los que querían serlo de verdad no eran demasiado bien vistos por algunos. El cristiano es, si vive según Jesucristo, un testimonio de lo que Cristo tenía previsto para todos los hombres; es un testigo de que es posible imitar a Jesucristo y vivir con toda dignidad como hombre. Esto no gustará a muchos, como Jesús mismo no gustó a muchos y fue llevado a la muerte. Los motivos del rechazo serán variados, pero hemos de tener presente que en ocasiones nuestro testimonio será tomado como una acusación.

No se puede decir que san Juan, por sus escritos, fuera pesimista: nos hace una descripción victoriosa de la Iglesia y del triunfo de Cristo. Tampoco se puede decir que él no hubiese tenido que sufrir las mismas cosas que describe. No esconde la realidad de las cosas ni la substancia de la vida cristiana: la lucha.

Una lucha que es para todos, porque no hemos de vencer con nuestras fuerzas. El Espíritu Santo lucha con nosotros. Es Él quien nos da las fuerzas. Es Él, el Protector, quien nos libra de los peligros. Con Él al lado nada hemos de temer.

Juan confió plenamente en Jesús, le hizo entrega de su vida. Así no le costó después confiar en Aquel que fue enviado por Él: el Espíritu Santo.