Páginas

domingo, 9 de junio de 2024

LAS 12 PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 



Las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús

Jesús promete derramar abundantes bendiciones y con una generosidad verdadera a quien honre a Su Divino Corazón

Rev. Irenaeus Schoenherr, O.F.M.



Santa María Margarita de Alacoque, en sus escritos, insiste una y otra vez en el deseo ardiente que tiene Jesús en derramar bendiciones con una generosidad verdadera a quien honre a Su Divino Corazón

Estas promesas están dirigidas a todo tipo de personas: a las fervorosas, a las tibias y sobre todo a los pecadores. Abraza a todas las condiciones de vida: sacerdotes, religiosos y seglares. Prometen alivio a los afligidos, resistencia a la tentación, consuelo a los afligidos, paz a las familias, bendiciones en el hogar, el éxito en nuestras empresas, la misericordia al pecador, alta santidad a las almas fervorosas, valor para los corazones fríos. También prometen gran poder a los sacerdotes y consagrados para ablandar los corazones más endurecidos. Prometen fuerza y valor en nuestro lecho de muerte, y nos hablan del don inestimable de la perseverancia final y de un refugio en el Corazón de Jesús en el último momento de vida.

En las palabras brillantes de Santa Margarita María las promesas encierran el misterio del amor de Dios:

"Jesús me mostró cómo esta devoción es, por así decirlo, el esfuerzo final de su amor, el último invento de su caridad ilimitada"

A continuación, explicaremos una por una el significado de las 12 promesas que nuestro Señor dejó a los devotos de su Sagrado Corazón





1.- "Daré a las almas devotas, todas las gracias necesarias para su estado de vida".

Los deberes de nuestra vida diaria son numerosas y a menudo bastante difíciles. Dios nos concede, en respuesta a la oración y la recepción frecuente de los sacramentos, todas las gracias necesarias para nuestro estado de vida. Hay también gracias extraordinarias que se encuentran fuera de la acción normal de la Providencia de Dios, gracias que Él da a sus amigos especiales. Estas son las gracias más eficaces, las más abundantemente dadas a los devotos del Sagrado Corazón.



2.- "Voy a establecer la paz en sus hogares".

"La paz es la tranquilidad del orden, la serenidad de la mente, con sencillez de corazón, es el vínculo de la caridad". (San Agustín) Fue la primera cosa que los ángeles desearon a los hombres en el nacimiento de Jesús. Nuestro Señor mismo ordenó a sus discípulos que dieran la paz: "En cualquier casa donde entréis, decid primero: ¡Paz a esta casa" (Lucas 10,5)

En el Corazón de Jesús se encuentra la verdadera paz, que hace que la casa sea su reflejo y el anticipo de nuestro hogar celestial



3.- "Voy a consolarlos en todas sus aflicciones"

El deseo de consolar a los tristes es la marca de un corazón noble y amable. El Sagrado Corazón es el más noble y generoso de los corazones, tanto humano como divino. ¿Cómo nos consuela? No necesariamente liberándonos de la tristeza y aflicción. Él conoce, el valor inmensurable de la cruz y por medio de ella, tenemos que expiar nuestros pecados. Por su gracia, Él hace lo que lo doloroso sea tolerable.

"Yo siempre les hablo con toda franqueza y tengo sobrados motivos para gloriarme de ustedes. Esto me llena de consuelo y me da una inmensa alegría en medio de todas las tribulaciones" (2 Cor. 7,4)



4.- "Voy a ser su refugio seguro en la vida, y sobre todo en la hora de la muerte".

"Uno de los soldados abrió el costado de Jesús con una lanza, y al instante salió sangre y agua." (Juan 19,34)

El costado de Cristo se abrió para demostrar que la Divina Providencia quiso que todos los hombres encontrasen en su Corazón Divino un refugio seguro contra los enemigos de nuestra salvación. En su Corazón podemos encontrar protección, fuerza en nuestra fragilidad, la perseverancia en nuestra inconstancia, refugio seguro en los peligros, fatigas de la vida y en la hora de la muerte.



5.- "Voy a conceder abundantes bendiciones sobre todo a sus empresas temporales y espirituales".

Dios es amor. Él está dispuesto a dar a sus hijos abundantes bendiciones temporales, siempre que no pongan en peligro nuestros intereses eternos. Su especial Providencia protege y vela por los devotos al Sagrado Corazón con gran amor y ternura. Sin embargo, no debemos desanimarnos si nuestras oraciones, pidiendo favores temporales, no son contestadas siempre, porque Dios siempre pone nuestro bien eterno antes de nuestro bien temporal.



6.- "Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia"

La redención es el drama inmortal de la misericordia de Dios; y nuestro Divino Redentor es, por así decirlo, la Misericordia de Dios Encarnado. "…porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia" (Sal. 129,7)


En la tierra, el Corazón de Jesús estaba lleno de misericordia hacia todos. Ahora en su humanidad glorificada en el cielo, Jesús sigue mostrando Su misericordia sin límites, "viviendo siempre para interceder por nosotros." (Heb. 7,25)



7.- "Las almas tibias se harán fervorosas"

La tibieza es un estado moribundo y lánguido del alma que ha perdido su interés en la religión. El Espíritu Santo expresa disgusto profundo para un alma así:

"Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca." (Ap 3,15-16)

El único remedio para la tibieza es la devoción al Sagrado Corazón, que vino "a traer fuego sobre la tierra", es decir, para inspirar a los corazones fríos y tibios con un nuevo temor y el amor de Dios.



8.- "Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección".

La mayor perfección es la recompensa que Jesús otorga a los devotos fervientes de su Divino Corazón; esta devoción tiene, como su fruto especial, transformarnos en gran semejanza a Nuestro Señor. Esto enciende en nuestros corazones el fuego del amor divino, que, como dice San Pablo: "es el vínculo de la perfección." (Col 3,14)

A través de la devoción al amor del Sagrado Corazón, se dará paso a un celo ardiente por igualar nuestros intereses a los de Jesús



9.- "Bendeciré a cada lugar en el que se exponga y se venere una imagen de mi sagrado corazón".

Las imágenes religiosas son una poderosa y atractiva fuente de inspiración. El Sagrado Corazón es un libro abierto en el que podemos leer el infinito amor de Jesús hacia nosotros en su pasión y muerte. Nos muestra su Corazón, cortado y abierto por la lanza, todo resplandeciente como un horno ardiente de amor, cuyas llamas aparecerán brotando desde la parte superior. Está rodeado de espinas, el angustiante golpe de amor ignorado. Quizás esto siempre nos impulse a los actos de amor y de generosidad.



10.- "Daré a los sacerdotes y a todos aquellos que se ocupan de la salvación de las almas, el don de tocar los corazones más endurecidos".

La conversión de un pecador ocurre a veces por gracias extraordinarias. Dios nunca va a forzar a la libre voluntad de un ser humano. Pero Él puede otorgar gracias con las cuales impulsa al pecador a vencer la actitud rebelde que tienen las almas pecadoras más obstinadas. Esto, entonces, es lo que ocurre en el caso de los sacerdotes que están animados con gran devoción al Sagrado Corazón.



11.- "Los que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y nunca serán borrados".

Esta promesa otorga a los promotores de la devoción al Sagrado Corazón una recompensa maravillosa: "tendrán sus nombres escritos en mi Corazón". Estas palabras implican una amistad fuerte y fiel de Cristo mismo, y nos presenta el "Libro de la Vida" de San Juan: "No voy a borrar su nombre del libro de la vida." (Ap 3,5)



12.- "A los que comulguen el primer viernes de cada mes, durante nueve meses consecutivos, le concederé la gracia de la perseverancia final".

Esta promesa contiene una gran recompensa, que es nada más y nada menos que el cielo eterno. "La perseverancia final es un don gratuito de la bondad de Dios, y no puede ser merecido como un derecho adquirido por cualquier acto individual que hagamos" (Concilio de Trento) Se da como la recompensa por una serie de actos continuos hasta el final: "El que persevere hasta el final se salvará" (Mat. 10,22). 




LOS 5 ENEMIGOS QUE TE ROBAN LA PAZ

Los 5 enemigos que te roban la paz


1- La Preocupación

La preocupación hace que el problema se convierte en un foco, en el cual se centra toda la atención. Cuando alguien está preocupado no puede dejar de pensar en la situación que está viviendo.

La preocupación es un enemigo que roba la paz, trae miedo, inseguridad y puede llegar a afectar la salud, tanto física como mental.

El mejor remedio para la preocupación se encuentra en Filipenses 4:6, que dice: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

2- La Culpa

Cuando se ha cometido algún pecado, el sentimiento de culpa puede hacer que una persona pierda su paz y se aleje de Dios. Lo mejor que se puede hacer es confesar la falta y pedir perdón; una vez el pecador se arrepiente Dios se encarga de perdonarlo y limpiarlo de su pecado.

«Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad», (1 Juan 1:9).

3- La Ansiedad

Cuando alguien pasa por un problema, el deseo por resolver la situación puede generarle mucha ansiedad; una persona ansiosa siente angustia y se desespera por tomar el control de la situación.

El Señor tiene una palabra para todos los que están ansiosos: «Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes», (1 Pedro 5:7).

4- El Miedo

El temor suele ser uno de los principales enemigos de la paz; genera inseguridad y se convierte en un obstáculo para la fe. La única forma de enfrentar el temor es con ayuda de la Palabra de Dios.

«Cuando siento miedo, confío en ti, mi Dios, y te alabo por tus promesas; Confío en ti, mi Dios, y ya no siento miedo. ¡Nadie podrá hacerme daño jamás!», (Salmos 56:3).

5- La incredulidad

Sin fe no hay paz; es por ello que en medio de una situación adversa, puede faltar todo menos la fe.

La fe es la única garantía de tener paz porque reafirma la confianza y la seguridad de que Dios va obrar en medio del problema.

«E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad», Marcos 9:24. En esos momentos cuando llega la incredulidad Dios es el único que puede ayudarle a confiar.

«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús», (Filipenses 4:7). 

LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 



La devoción al Corazón de Jesús


El viernes, después del domingo del Corpus, celebra la Iglesia la solemnidad litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús. La fiesta litúrgica comenzó en 1675, al principio en pocos lugares, después en la Iglesia universal. El motivo último estuvo en las apariciones a santa Margarita María de Alacoque. Pero la devoción al Corazón de Jesús ya la vivían muchos santos desde varios siglos antes.

 

Para nosotros, en la vida normal, la palabra “corazón” no indica sólo una parte de nuestro cuerpo, sino también el centro de las emociones y sentimientos. En el tiempo de Jesús significaba un centro más total, incluidos los pensamientos y deseos. Pero entonces y ahora hablar de una persona con buen corazón es hablar del amor. Así llamamos a una persona que es “cordial”.

 

Por lo tanto la devoción al Corazón de Jesús es sobre todo devoción a su amor. El corazón, más que algo material, es algo simbólico del amor de esa persona, que en el caso de Jesús es hombre real, pero es al mismo tiempo Dios. Al pensar en el Corazón de Jesús, pensamos en la persona más noble y tierna, en Jesús, que es el más amable y digno de ser amado.

 

La devoción al Corazón de Jesús es la devoción a su persona bajo el aspecto principal de su amor. Por eso, al representar en imagen el Corazón de Jesús, no se debe representar el corazón aislado de la persona, sino a la persona de Jesús, en quien se realza su corazón. Este corazón, en las imágenes, tampoco debe tener sólo las características y proporciones del corazón carnal, sino como sublimado. Es decir, que es visible, pero simbólico, porque es emblema del amor.

 

Este año el evangelio nos trae el momento en que del costado de Jesús, ya muerto, brota sangre y agua por la lanzada de aquel soldado. El evangelista, que estaba allí presente, ve en ello un gran simbolismo y por eso da a la escena un gran relieve.

 

La lanzada era como un signo del mal. Jesús ya estaba muerto y no era necesaria; pero aquel soldado mete la lanza en el costado de Cristo. Quizá quería asegurarse de que estuviera realmente muerto. Quizá en parte era un ensañarse contra Él, ya que después de muerto no tenían sentido otras burlas. El hecho es que Jesús, aun muerto, responde al mal con un gran bien.

 

En aquella última sangre con el agua Jesús nos quiere dar la última muestra de su amor. La sangre es figura de su muerte que ha dado para salvar a la humanidad y que sigue dispuesto a volverla a dar. El agua es símbolo del Espíritu que nos transmite. Es la vida de la gracia que nos ofrece, fruto de su muerte y de su gloria ya con el Padre.

 

Con ese símbolo Jesús nos invita a saciarnos de los ríos de gracia que brotarán de su seno y que principalmente están en los sacramentos. Esto es lo que nos quiere decir la Iglesia en esta fiesta del Corazón de Jesús. Es una invitación para acudir a Él y pedirle los frutos del Espíritu, como son: la paz y alegría, el dominio sobre sí, la mansedumbre  y, sobre todo, el amor.

 

Cuando se presentó Jesús ante santa Margarita María de Alacoque, lo hizo quejándose amargamente por el olvido y desprecio de tanta gente a su amor. Y presentó su corazón “que tanto ha amado a los hombres”. Por eso a la santa y a nosotros hoy nos pide, como un acto de devoción, el desagravio a su Corazón. El desagravio es una de las principales características de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

 

Existen muchas oraciones y actos de desagravios concretos muy hermosos: oraciones, nueve primeros viernes, letanías, novenas...; pero lo que verdaderamente sirve es el cambio de nuestro corazón. Quizá las oraciones concretas pueden ayudarnos. Si las injurias ofenden a Jesús, nosotros hagamos muchos actos de amor. Y sobre todo cumplamos con lo que sabemos es la voluntad de Dios.

.

 P. Silverio Velasco  

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE JUNIO DE 2024

  


Domingo X (B) del tiempo ordinario

Domingo 9 de junio de 2024



1ª Lectura (Gén 3,9-15): Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». Este contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí». El replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?». Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí». Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?». Y contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí». Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar».



Salmo responsorial: 130

R/. En el Señor hay misericordia y en Él hay abundante redención.

Desde lo más profundos grito a ti, Yahveh: ¡Señor, escucha mi clamor! ¡Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas!


Si de los pecados te acordases, Señor, ¿quién subsistirá? Mas en ti hay propiciación, y así te reverenciaremos con temor.


Confío en el Señor. Mi alma ha confiado en su palabra. Mi alma ha esperado en el Señor. Más que los centinelas la aurora, espere Israel en el Señor.


Porque en el Señor hay misericordia, y en Él hay abundante redención. Y Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados.

2ª Lectura (2Cor 4,13—5,1): Hermanos: Teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos, y por eso hablamos, sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vosotros. Y todo esto, para vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.

Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día. En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisibles son eternas. Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos.

Versículo antes del Evangelio (Jn 12,31b-32): Aleluya. Ahora será lanzado el príncipe de este mundo, dice el Señor; y si yo fuere alzado sobre la tierra, todo lo atraeré hacia mí. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mc 3,20-35): En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está fuera de sí».

Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Entonces Jesús, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».

Y llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».






«¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?»

Fr. Salomon BADATANA Mccj

(Wau, Sudán del Sur)


Hoy, el Evangelio nos invita a comparar dos enemigos irreconciliables: Jesús y el espíritu del mal. El Evangelio afirma: «Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: ‘Está poseído por Beelzebul’» (Mc 3,22). Este versículo nos ayuda a comprender la inquietud de los miembros de la familia de Jesús, que fueron para llevárselo a casa. En efecto, tal como podemos observar, Jesús no es acusado porque ha roto la Ley, o las costumbres judías, o el Sábado. Ni tampoco se le denuncia por blasfemar. ¡Él es acusado de estar poseído por el príncipe de los demonios! Tengamos en cuenta que ésta es una de las primeras acusaciones dirigidas hacia Jesús, antes de que le acusaran por quebrantar la Ley Judía.


Pero el hecho interesante es la respuesta que Jesús les dio: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir (…). Nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte» (Mc 3,23-24.27). Esto muestra que Jesús rechaza completamente la idea de que Él está actuando para Satanás. Por este motivo, Él empieza a exponer la parábola de la casa del hombre fuerte. De una u otra manera, esta parábola parece apuntar directamente a la misión de Jesús. Y esta misión muestra el Reino de Dios “atando” al hombre fuerte, Satanás, a través de la salvación realizada por Jesús.


En efecto, la expulsión de los espíritus malignos nos demuestra que Él es más fuerte que Satanás. El Papa Francisco, en una audiencia general, afirmó: «En nuestro entorno, basta con abrir un periódico y vemos que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa. Pero quisiera decir en voz alta: ¡Dios es más fuerte! Vosotros, ¿creéis esto: que Dios es más fuerte?».