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jueves, 17 de agosto de 2017

LAS PERSONAS QUE NOS RODEAN


Las personas que nos rodean




El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de una línea aérea tuvo lugar el siguiente suceso:

A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra.

La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase para ver si podría encontrar algún lugar libre.

Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto. No sólo por el hecho en sí, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase. El pobre hombre se sintió incómodo y cohibido por la reacción de su vecina de asiento, pero tuvo la educación de no hacer un escándalo.

El clima en la cabina era de total tensión, pero la señora se mostraba feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona.

Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora:

- "Discúlpeme señora, pero todo el vuelo está lleno. Afortunadamente, encontré un lugar vacío en primera clase... Me demoré unos instantes porque, para poder hacer este tipo de cambios tuve que pedir autorización al capitán. Él me indicó que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable y que me autorizaba el cambio."

Los pasajeros no podían creer lo que escuchaban, pero ya la señora, con cara de triunfo, empezó a levantarse de su asiento. En ese momento, la azafata se volteó y le dijo al hombre de raza negra:

- "Señor, ¿sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento en primera clase? El capitán, en nombre de la Compañía, le ofrece sus disculpas personales por el hecho de haber tenido que soportar a una persona tan desagradable a su lado."

Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la tripulación. Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados y, gracias a esa actitud, la empresa se dio cuenta de que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente. La empresa hizo cambios de inmediato.

Desde ese momento, en todas las oficinas de esa línea aérea y a la vista del personal, se lee el siguiente mensaje: “Las personas pueden olvidar lo que les dijiste, las personas pueden olvidar lo que les hiciste, pero las personas nunca olvidarán cómo las hiciste sentir”.

jueves, 10 de agosto de 2017

CALEIDOSCOPIO


Caleidoscopio 



Existía un hombre que a causa de una guerra en la que había peleado de joven, había perdido la vista. Este hombre, para poder subsistir y continuar con su vida, desarrolló una gran habilidad y destreza con sus manos, lo que le permitió destacarse como un estupendo artesano.

Sin embargo, su trabajo no le permitía más que asegurarse el mínimo sustento, por lo que la pobreza era una constante en su vida y en la de su familia.

Cierta Navidad quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco años, quien nunca había conocido más juguetes que los trastos del taller de su padre con los que fantaseaba reinos y aventuras. Su papá tuvo entonces la idea de fabricarle, con sus propias manos un hermoso caleidoscopio como alguno que él supo poseer en su niñez.

En secreto y por las noches fue recolectando piedras de diversos tipos que trituraba en decenas de partes, pedazos de espejos, vidrios, metales, maderitas, etc. Al cabo de la cena de nochebuena pudo, finalmente imaginar a partir de la voz del pequeño, la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo.

El niño no cabía en sí de la dicha y la emoción que aquella increíble Navidad le había traído de las manos rugosas de su padre ciego, bajo las formas de aquel maravilloso juguete que él jamás había conocido....

Durante los días y las noches siguientes el niño fue a todo sitio portando el preciado regalo, y con él regresó a sus clases en la escuela del pueblo.

En los tiempos de recreo entre clase y clase, el niño exhibió y compartió henchido de orgullo su juguete con sus compañeros que se mostraban igual de fascinados con aquella maravilla y que pujaban por poner sus ojos en aquel lente y dirigirlo al sol... Uno de aquellos pequeños, tal vez el mayor del grupo, finalmente se acercó al hijo del artesano y le preguntó con la ambiciosa intriga que solo un niño puede expresar: "Oye, que maravilloso caleidoscopio te han regalado... ¿dónde te lo compraron?, no he visto jamás nada igual en el pueblo..."

Y el niño, orgulloso de poder revelar aquella verdad emocionante desde su pequeño corazón, le contestó: "No, no me lo compraron en ningún sitio... me lo hizo mi papá"

A lo que el otro pequeño replicó con cierta sorna y tono incrédulo: "¿Tu padre?... imposible... si tu padre está ciego..!!!"

Nuestro pequeño amigo se quedó mirando a su compañero, y al cabo de una pausa de segundos, sonrió como solo un portador de verdades absolutas puede hacerlo, y le contestó: "Si... mi papá esta ciego... pero solamente de los ojos...Solamente de los ojos..."

El amor solo se puede ver con el corazón... "Lo esencial es invisible a los ojos"

martes, 25 de julio de 2017

CAMINAR ES SALUD


Caminar es salud



Caminar favorecerá tu respiración, comprimida muchas veces por la vida sedentaria. Ayudará a tu corazón al estimular una buena circulación de la sangre especialmente en los pies. Descansará tu mente ya que tu atención, mientras caminas, es atraída a todo tipo de percepciones sensoriales.

Andar es el ejercicio que no requiere gimnasia. Es una prescripción sin medicina, la regulación del peso sin dieta, el cosmético que no se vende en las perfumerías. Es un tranquilizante sin comprimidos, una terapia sin sicoanalista, una fuente de juventud que no es simple leyenda. Una caminata es una vacación que no nos cuesta un centavo.

Ayuda a quemar calorías. Disminuye el estrés: serena la mente y los nervios. Favorece el sueño. Regula el funcionamiento del aparato digestivo. Devuelve la capacidad de atención y concentración. Da vuelo a la creatividad. Dinamiza si ha entrado la modorra. Es un tiempo propicio para rezar, reflexionar y programar. ¿Por qué no haces la prueba?


* Enviado por el P. Natalio

martes, 18 de julio de 2017

UN ERROR PELIGROSO


Un error peligroso



1)  Para saber
Se presentan con tal frecuencia los errores que no es necesario demostrar que somos falibles, que fallamos. Y un error muy peligroso es el que tengamos sobre nosotros mismos.
En el mensaje que el Papa Francisco dijo hace unos días, señaló que no importa si, como toda persona humana, uno tiene sus límites y también sus errores, sino que lo importante es tener la humildad para reconocerlos, tener un corazón sencillo, que sea honesto con sí mismo y con los demás.
El peligro de no reconocer humildemente nuestros errores, es que nunca haremos nada por salir de ellos al no detectarlos o no querer darnos cuenta, pues muchas veces somos cómplices de nosotros mismos. ¿Por qué no los reconocemos? Aunque pueden ser diversas causas, podemos ver que todas se dirigen a la soberbia. Pensamos que si reconocemos tener tal o cual defecto, entonces seremos menos y eso no lo aceptamos.

2) Para pensar
Para conocer la realidad, se requiere una buena dosis de humildad, pues la soberbia ciega. Una famosa fábula muestra cómo la soberbia termina por volverse contra ella misma.
Un día el león se despertó y se sentía tan lleno de vida, tan fuerte, que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimiento de grandeza, se encaminó a la selva. Se encontró con una víbora a la que preguntó: "Dime, ¿quién es el rey de la selva?” Le respondió la víbora: “Tú, por supuesto”, y se alejó a toda prisa.
El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo a quien le preguntó: “Cocodrilo, dime ¿quién es el rey de la selva?” El cocodrilo le respondió: “Si sabes que eres tú el rey de la selva, ¿por qué me lo preguntas?”
Así continuó toda la mañana, y a cuanto animal le preguntaba, todos le respondían que el rey de la selva era él. Hasta que le salió al paso un elefante.
“Dime elefante”, le preguntó el león ensoberbecido “¿sabes quién es el rey de la selva?”
Como única respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo como si fuera una pelota, lo arrojaba al aire, lo volvía a recoger... hasta que lo tiró al suelo poniendo sobre el magullado león su inmensa pata.
Entonces el dolorido león le dijo: “Muy bien, basta ya, pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta”.

La falta de humildad lleva a no conocerse a sí mismos, sino de una manera deformada poniéndose por encima de todos. La descubrimos en una conducta, prepotente, despectiva, arrogante, engreída, presuntuosa, vanidosa… Pensemos si tenemos algunas de sus manifestaciones en nuestra conducta.

3) Para vivir
¿Hay algún antídoto contra la soberbia? Sí, la humildad. Una virtud que nos lleva a ser realistas, a sabernos con virtudes, con defectos, y aceptarlos. Se manifiesta en la templanza, honestidad y serenidad y sinceridad. Cuando hay madurez, se sabe relativizar la propia importancia, y no se hunde en los defectos ni se exalta en los logros. Además, sabe observar lo positivo en los que le rodean.
El Papa Francisco afirma que un cristiano ha de ser humilde, para asemejarse a Jesús. Sólo así podremos mostrarlo y ser sus “embajadores” ante los demás.


© Pbro. José Martínez Colín

viernes, 14 de julio de 2017

LA INTOLERANCIA DE LOS INTOLERANTES


La intolerancia de los tolerantes
La tolerancia parece ser uno de los valores más cotizados en el mercado de la posmodernidad. En una época donde el relativismo ético se impone con una fuerza tan brutal como embrutecedora...


Por: Álvaro Fernández Texeira-Nunes | Fuente: Revista ARBIL 




La tolerancia parece ser uno de los valores más cotizados en el mercado de la posmodernidad. En una época donde el relativismo ético se impone con una fuerza tan brutal como embrutecedora, la tolerancia -gran paradoja- parece ser el bien absoluto que debe buscarse y defenderse a toda costa. Siempre y cuando el sujeto de la tolerancia, sea "políticamente correcto"… 

En la teoría, todo se puede tolerar; en la práctica, no se tolera que se pongan límites a la "libertad". Todo se puede tolerar, siempre y cuando no se critique el mal uso -el abuso- de la democracia. Todo se puede tolerar, pero se discrimina a las familias numerosas, a los que no siguen las normas contraceptivas "socialmente aceptadas", a los que se empeñan por vivir la castidad, o formar una familia basada en los valores tradicionales. Todo se tolera, salvo aquello que los tolerantes no están dispuestos a tolerar.

No se tolera el orden, ni la autoridad, ni la jerarquía, ni nada que ponga obstáculos a la "libertad". Todos gritan a coro que el valor absoluto a defender, es la "libertad"; y olvidan que ésta, para ser verdadera, debe estar cimentada en la Verdad, y ordenada al Bien. No se toleran las críticas al laicismo -que no es lo mismo que laicidad-. Los liberales y "librepensadores", los ateos, los agnósticos, los marxistas y los anticristianos de cualquier signo, se han confabulado para imponer el relativismo moral en la educación, rebajando la verdad en nombre de una falsa libertad.

No se tolera que se diga que las mayorías se pueden equivocar. La democracia -que tiene grandes virtudes, por cierto-, como todo sistema político, tiene también sus defectos y puede por ello, ser mal utilizada. Hoy la mayoría dice que hay que aumentar las jubilaciones y mañana, al cambiar las circunstancias, la mayoría dice que hay que bajarlas. ¿Cuál de las dos mayorías tiene razón? Claro, que cuando los problemas se reducen a aumentar y bajar jubilaciones, o asuntos por el estilo, las distintas opciones son perfectamente opinables. Pero cuando se habla de leyes de aborto, de permitir la adopción a parejas homosexuales y otras aberraciones que atentan contra la vida, la familia, el bienestar psicológico de los niños y contra las mismísimas comprobaciones de la ciencia, el problema se ve con mayor claridad: la democracia puede ser utilizada en contra de la verdad. Pero esto, no se puede siquiera mencionar sin ser tildado de fascista, porque es… sencillamente intolerable.

No se tolera que los niños y los adolescentes, sean educados por sus padres en los valores que ellos recibieron de sus ancestros. No se tolera, y se impone un modelo de conducta liberal desde todo tipo de instituciones, incluso desde aquellas a donde la gente acude buscando apoyo frente a la avalancha mediática. Quien lea entienda. La información sobre métodos artificiales para combatir el SIDA y los embarazos no deseados, es abrumadora. Los métodos naturales -que aparte de ser más seguros, implican cambios en la conducta-, no se mencionan; tal vez porque el principal interés de los ecologistas, es salvar a las ballenas…

No se tolera que alguien exprese un pensamiento opuesto a lo "políticamente correcto": a quien lo haga, se le trata de intolerante, trasnochado, conservador, oscurantista, fundamentalista, retrógrado, cavernícola y otros motes que sólo tienen por objeto denigrar a la persona. Cuando se carece de argumentos para atacar las ideas, se ataca a las personas que las expresan…

No se tolera que quien piensa distinto, lo diga públicamente. Sólo los tolerantes pueden expresar sus pensamientos en los medios, que siempre están a su disposición -aún aquellos que se consideran "buenos"-. Critican violentamente a quienes no se guardan sus discrepancias para su fuero interno, para el ámbito privado de la conciencia. No sea que influyan negativamente en el "nuevo orden mundial", sobre la "aldea global" que están intentando construir, sobre el gelatinoso cimiento de la tolerancia.

No se tolera que los hombres y las mujeres se comporten como tales: que se enamoren, que se casen, que tengan hijos -muchos hijos- y que a su naturaleza les resulte repulsiva la idea de la homosexualidad. Es algo "natural", dicen; entonces ¿por qué no se reproducen?. Si alguien osa expresar estos pensamientos, se le discrimina. Y encima... ¡se le acusa de discriminación!.

No se tolera que hombres y mujeres, asuman los mismos "roles" que sus padres, que el marido trabaje y que la mujer se dedique a las tareas del hogar. Cuando esto sucede, a las mujeres se les margina, y se les hace creer que en sus hogares no hay esperanza alguna de realización personal.

No se tolera la austeridad. Está mal visto oponerse al consumismo y a la posesión desenfrenada de bienes materiales, o a la experimentación de placeres diversos. ¿Cómo es posible que alguien prefiera tener un hijo más, en lugar de un auto mejor? ¿Cómo es posible que alguien piense siquiera en trabajar voluntariamente para otros, cuando trabajando por dinero se puede adquirir más confort personal, viajar por el mundo, "comprar felicidad"?

No se tolera que se critique el aborto: la madre tiene "derecho" sobre su propio cuerpo, -dicen- y hay que respetarlo. Cuando se invocan los derechos del embrión, para quitarle su protección legal se le niega su condición humana, aunque está comprobado científicamente que la vida comienza en la concepción. Cuando se destrozan los argumentos prochoice por la vía científica, acuden a la conciencia, al "mal menor", al malthusianismo, y a todo tipo de argumentos que de racionales, no tienen nada: no importa, la verdad científica es un valor sacrificable en nombre de la tolerancia.

No se tolera, por parte de los directivos de algunos importantes medios masivos de comunicación, que se publique la foto de un niño no-nato tomando con su manito, el dedo del médico que lo estaba operando. Tampoco informan sobre el escándalo que desató la prohibición de publicar esa fotografía y los juicios que se sucedieron -demandas a cargo de "tolerantes" de la primera hora-; mientras tanto, dedican buena parte de su tiempo a llenar espacio con noticias intrascendentes.

No se tolera que en los talk-shows, haya mayoría de gente "normal". Siempre ponen alguno, claro -hay que ser tolerantes-, pero la multitud de estrafalarios invitados, casi no le deja hablar: apenas dice una palabra, los "tolerantes" se le echan encima como cuervos hambrientos, y aparentando confrontaciones inexistentes, ocupan más del 90% del programa argumentando en contra del pensamiento normal del hombre común. Hasta que normalizan sus ideas aberrantes e insensibilizan a la opinión pública a fuerza de repetir barbaridades. Así operan los manipuladores de masas; así abusan de las libertades que nos brinda la democracia.

No se tolera que quienes deben decir la verdad por su oficio, la digan con claridad. Se les presiona para que "doren la píldora"…; algunos sucumben ante la tentación de que la opinión pública les palmee el hombro; pero aún son muchos los corajudos que no se callan "ni que vengan degollando". A estos valientes, que dicen la verdad pese a quien pese y duela a quien duela, los calumnian, los difaman, los ensucian, tergiversan sus dichos; todo, con el único objetivo de silenciar la verdad.

No se tolera que se practique el cristianismo ni que se construyan catedrales en algunos países árabes: a los cristianos se los persigue, se los encarcela y se los mata, como en tiempos de Diocleciano; mientras tanto, no faltan quienes, en nombre de la tolerancia, festejan la erección de mezquitas en países tradicionalmente cristianos. Sólo algunas agencias católicas hablan de estos hechos. Curiosamente, tampoco se tolera que se reclame un trato más humanitario para el pueblo palestino por parte de los israelíes. Si alguien se atreve, corre el riesgo de ser acusado de antisemita. Los medios masivos de comunicación, eluden el tema, y los palestinos son sistemáticamente silenciados, porque hay quienes no saben separar la religión de la política.

No se tolera que la gente no sea "tolerante", entendiendo la tolerancia como pasiva aprobación -¿resignación?- de cuanta aberración moral se le pueda ocurrir al ingenio humano. No se tolera que se juzgue, no ya a los individuos, sino a las mismas ideas que orientan su conducta: no se tolera la verdad.

La intolerancia de los tolerantes, es fruto de la extrema tolerancia de los supuestos intolerantes. Porque quienes somos acusados de tales, hemos cedido terreno sin preocuparnos de enfrentarlos en el plano ideológico, donde con la verdad, con la razón, y el apoyo de la ciencia, tenemos todas las de ganar. Pero nos hemos dormido en los laureles por temor al qué dirán, por temor a no ser "progresistas". Es hora de redoblar los esfuerzos, es hora de trabajar con fortaleza y paciencia, en la erradicación de la mayor hipocresía de la Historia, ante la cual palidece el mal ejemplo farisaico; buscando por todos los medios, devolver a la tolerancia, tanto su verdadero significado, como su verdadero lugar en la escala de valores de la sociedad.

jueves, 6 de julio de 2017

LA PIEDRA DEL CAMINO


La piedra del camino



Si encuentras una “piedra” en tu camino, ¿qué harás con ella? ¿Qué reacción provocará en ti? Puedes desanimarte, enojarte, sentir frustración… Hay quienes saben hacer de ella una oportunidad de crecimiento. La siguiente reflexión ilumina este tema de vital importancia.

El distraído tropezó en la piedra del camino. El violento la utilizó como proyectil. El emprendedor construyó con ella. El campesino cansado se sentó en ella. Los niños jugaron a su alrededor. Al poeta le inspiró un poema. David mató a Goliat con un trozo de piedra. Miguel Ángel sacó de otra la más bella escultura. En todos estos casos la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre. No existe “piedra” en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.

Hay un refrán que dice: “Con las piedras que me arrojen, construiré mi casa”. Cuando la vida te entregue un agrio limón, ¿por qué no lo exprimes y te tomas una agradable limonada? La capacidad de transformar un menos en más, es propia del hombre que no se deja frenar por los obstáculos, sino que se apoya en ellos mismos para proyectarse mucho más adelante. Que medites esta posibilidad y la hagas una realidad en tu vida.


* Enviado por el P. Natalio

miércoles, 5 de julio de 2017

SI NO TE AMAS A TI MISMO


Si no te amas a Ti mismo



Si no te amas a ti mismo nunca podrás amar a alguien más. Si no puedes tratarte amorosamente no puedes tratar amorosamente a los demás. Es psicológicamente imposible.

Cualquiera que sea la manera en que estás contigo, así estás con los otros. Esta es una idea básica, acéptala. Si te odias a ti mismo odiarás a otros; y te han enseñado a odiarte. Nunca alguien te ha dicho, “¡Ámate a ti mismo!”. La misma idea parece absurda: ¿amarse a uno mismo? La misma idea no tiene sentido: ¿amarse a uno mismo? Siempre pensamos que para amar uno necesita a alguien más. Pero si no lo aprendes contigo no podrás practicarlo con otros.

Te han dicho, condicionándote constantemente, que tú no tienes ningún valor. De todas las maneras posibles te han dicho, te han demostrado, que eres indigno, que no eres lo que deberías ser, que no eres aceptado así como eres. Hay muchos “deberías” que pesan sobre tu cabeza, y esos “deberías” son casi imposibles de satisfacer. Y cuando no puedes satisfacerlos, cuando no cumples esos objetivos, te sientes condenado. Un odio profundo surge hacia ti.

El primer paso es: Acéptate como eres; suelta todos los “deberías”. ¡No lleves ningún “debería” en tu corazón! Tú no debes ser alguien diferente; no se espera que hagas algo que no es propio de ti. Sólo has de ser tú mismo. Relájate y sólo sé tú mismo. Sé respetuoso con tu individualidad, y ten el valor de plasmar tu propia firma. No sigas copiando las firmas de otros.

domingo, 25 de junio de 2017

SEÑOR, CÓMO QUISIERA...


Señor, cómo quisiera…



Te invito a gustar un himno y perfumar tu oración de esta mañana con sus delicados versos que rezuman nostalgia de Dios y deseo de amarlo más a él y a los hermanos. Es agradable la musicalidad de sus rimas que evocan arpegios de arpas y cítaras.

Señor, cómo quisiera en cada aurora aprisionar el día,
y ser tu primavera en gracia y alegría, y crecer en tu amor más todavía.
Ya despierta la vida con su canción de ruidos inhumanos;
y tu amor me convida a levantar mis manos y a acariciarte en todos mis hermanos.
Hoy elevo mi canto con toda la ternura de mi boca,
al que es tres veces santo, a ti que eres mi Roca en quien mi vida toda desemboca.

Cuantas más veces releas en actitud de oración esta y semejantes composiciones poéticas, más descubrirás la riqueza de su denso contenido y el fervor de su emoción religiosa. Es una buena ayuda para tu encuentro personal con el Señor. Pienso que podrá serte útil.


* Enviado por el P. Natalio

miércoles, 7 de junio de 2017

SENTIRSE MEJOR


Sentirse mejor



En Harvard, una de las universidades más prestigiosas del mundo, el curso con más popularidad y éxito enseña cómo aprender a ser más felices.

La clase de Psicología Positiva dictada por Ben Shahar atrae a 1400 alumnos por semestre y 20% de los graduados de Harvard toman este curso electivo. Según Ben Shahar, la clase -que se centra en la felicidad, la autoestima y la motivación- les da a los estudiantes herramientas para conseguir el éxito y encarar la vida con más alegría.

Este profesor destaca en su clase 14 consejos clave para mejorar la calidad de nuestro estado personal y que contribuyen a la generación de una vida positiva:

1. Practica actividad física: Expertos aseguran que hacer ejercicio ayuda a mejorar el ánimo. 30 minutos de ejercicio es el mejor antídoto contra la tristeza y el estrés.

2. Desayuna: Algunas personas se saltan el desayuno por falta de tiempo o para no engordar. Estudios demuestran que desayunar te da energía, te ayuda a pensar y desempeñar exitosamente tus actividades.

3. Agradece a la vida todo lo que tienes: Escribe en un papel 10 cosas que tienes en tu vida que te dan felicidad. ¡Enfócate en las cosas buenas!

4. Sé asertivo: Pide lo que quieras y di lo que piensas. Ser asertivo ayuda a mejorar tu autoestima. Ser dejado y quedarte en silencio genera tristeza y desesperanza.

5. Gasta tu dinero en experiencias: Un estudio descubrió que el 75% de personas se sentían más felices cuando invertían su dinero en viajes, cursos y clases; mientras que sólo el 34% dijo sentirse más feliz cuando compraba cosas.

6. Enfrenta tus retos: Estudios demuestran que cuanto más postergas algo, más ansiedad y tensión generas. Escribe pequeñas listas semanales de tareas y cúmplelas.

7. Pega recuerdos bonitos, frases y fotos de tus seres queridos por todos lados: Llena tu nevera, tu computador, tu escritorio, tu cuarto, TU VIDA de recuerdos bonitos.

8. Siempre saluda y sé amable con otras personas: Más de cien investigaciones afirman que sólo sonreír cambia el estado de ánimo.

9. Usa zapatos que te queden cómodos: Si te duelen los pies te pones de mal humor asegura el Dr. Keinth Wapner, Presidente de la Asociación Americana de Ortopedia.

10. Cuida tu postura: Caminar derecho con los hombros ligeramente hacia atrás y la vista hacia enfrente ayuda a mantener un buen estado de ánimo.

11. Escucha música: Está comprobado que escuchar música te despierta deseos de cantar y bailar, esto te va a alegrar la vida.

12. Lo que comes tiene un impacto en tu estado de ánimo:
      - No te saltes comidas, come algo ligero cada 3 o 4 horas y mantén los niveles de glucosa estables.
      - Evita el exceso de harinas blancas y el azúcar.
      - Varía tus alimentos.

13. Arréglate y siéntete atractivo: ¡Ponte guapo/a! El 41% de la gente dice que se sienten más felices cuando piensan que se ven bien.

14. ¡Cree fervientemente en Dios, que con Él nada es imposible!

jueves, 1 de junio de 2017

LA PACIENCIA


La paciencia




 La paciencia es la virtud por la cual se sabe sufrir y tolerar los infortunios y adversidades con fortaleza, sin lamentarse. También significa ser capaz de esperar con serenidad lo que tarda en llegar.

Vivimos en un mundo frenético. La marabunta de la tecnología y el progreso de las comunicaciones nos han traído enormes beneficios y comodidades. Sin embargo, nos han hecho olvidar la paciencia y la serenidad. Hoy todo es urgente. Te mandé un email y no lo viste. Te llamé tres veces y no me contestaste. Te envié un whatsapp y no me respondiste. Te estuve esperando quince minutos y no llegaste. ¿Dónde te has metido? ¿Por qué no me avisaste inmediatamente? ¡Date prisa! ¡Al grano! ¿Qué estás esperando?

Por estas circunstancias, es importante que se aprenda a formar la virtud de la paciencia desde el seno familiar. Las dificultades cotidianas vividas con amor y paciencia nos ayudan a prepararnos para la venida del Reino de Dios. Cuando el niño pequeño llora, cuando el adolescente es rebelde, cuando la hija es respondona, cuando la esposa grita, cuando el marido se enoja, cuando el abuelo chochea, cuando otra vez han dejado entrar al perro en la casa y ha llenado todo de pelos nos llevamos las manos a la cara y exclamamos: ¡Señor, dame paciencia" pero ahora!

Es cierto, la paciencia es un fruto del Espíritu Santo y debemos pedirlo constantemente. Esta virtud es la primera perfección de la caridad, como dice san Pablo: "La caridad es paciente, es servicial; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa, no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra en la injusticia; se alegra en la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta" (1 Co 13,4-7)

La vida familiar aquí en la Tierra es un gimnasio para entrenarnos en esta virtud. Las adversidades diarias nos invitan a sufrir con paciencia la ignorancia, el error, los defectos e imperfecciones de los miembros de la familia. Sufrir con paciencia, se convierte en una hermosa obra de misericordia espiritual. ¡Cuánto más paciente ha sido Cristo con nosotros!

Paciencia es espera y sosiego en las cosas que se desean.
Paciencia es aprender a esperar cuando realmente no quieres. 
Es descubrir algo que te gusta hacer mientras estás esperando, y disfrutar tanto de lo que estás haciendo que te olvidas que estás haciendo tiempo.

Paciencia es dedicar tiempo a diario a soñar tus propios sueños y desarrollar la confianza en ti mismo para convertir tus deseos en realidad.

Paciencia es ser complaciente contigo mismo y tener la fe necesaria para aferrarte a tus anhelos, aún cuando pasan los días sin poder ver de qué manera se harán realidad.

Paciencia es amar a los demás aún cuando te decepcionen y no los comprendas.

Es renunciar y aceptarlos tal y como son y perdonarlos por lo que hayan hecho.

Paciencia es amarte a ti mismo y darte tiempo para crecer; es hacer cosas que te mantengan sano y feliz y es saber que mereces lo mejor de la vida y que estás dispuesto a conseguirlo, sin importar cuánto tiempo sea necesario.

Paciencia es estar dispuesto a enfrentarte a los desafíos que te ofrezca la vida, sabiendo que la vida también te ha dado la fuerza y el valor para resistir y encarar cada reto.

Paciencia es la capacidad de continuar amando y riendo sin importar las circunstancias, porque reconoces que, con el tiempo, esas situaciones cambiarán y que el amor y la risa dan un profundo significado a la vida y te brindan la determinación de continuar teniendo paciencia.

Paciencia, tú la tienes, úsala.

Señor, enséñanos a orar en familia como Santa Teresa de Jesús para tener paciencia: "Nada te turbe. Nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia, todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta: solo Dios basta".

Web católico de Javier

lunes, 29 de mayo de 2017

LA ALEGRÍA CRISTIANA


La alegría cristiana



Se suele oír con relativa frecuencia que el cristiano no debe estar triste, ni melancólico, que no ha de poner cara de tal o cual, que la fe cristiana nos tiene que mantener alegres. ¿Pero cuál es la verdadera alegría del cristiano? Hay alegría nociva y hay alegría inocente y santa. La primera no debe llamarse alegría porque es fuente de amargura y tristeza. La alegría inocente y santa es la que constituye el verdadero torrente de paz y consuelo para el alma.

El origen de la verdadera alegría es la virtud. Donde hay mayor virtud, hay mayor alegría; y donde está la virtud perfecta, allí se encuentra la perfecta y única alegría. La alegría cristiana es verdadera cuando precede de la virtud, entonces es santa en su origen, santa en sus motivos y santa en sus obras.

Sólo podemos ser felices poseyendo al Señor y gozando de Él. Nuestra alegría es más o menos perfecta según la mayor o menor perfección de nuestras virtudes, en las que consiste la posesión de Dios. Cuando verdaderamente amamos a Dios, le poseemos, y tal posesión es la fuente inagotable de verdadera alegría; una alegría como nunca podrá sospechar el mundo. Ni las adversidades más terribles que sobrevengan, ni las angustias que nos aflijan, ni los sufrimientos que se experimenten, pueden turbar la interior alegría de los que poseen a Dios sin temor de perderle, como no sea por su propia pecado. Reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones (2 Cor. 7, 4). Poseyendo a Dios por la virtud, el corazón está totalmente ocupado en amar; y entonces, ni la pérdida de las riquezas le turba, ni las contrariedades le inquietan, ni la ambición tiene cabida en él, porque sólo Dios ocupa todas las potencias del alma.

He aquí la verdadera alegría cristiana, la que todos hemos de desear, aspirar y luchar por conseguir. Es la alegría de quien tiene al Señor porque ha renunciado decididamente al pecado, con todas las fuerzas, y sólo deseo agradar a Dios, y hacer su santa voluntad. Es la alegría de quien ha llegado a renunciar a su propio yo personal, y sólo busca complacer a Dios con indiferencia total a su propia vida, sabiendo que el Señor dispone enteramente de ella, a su gusto y placer.

Sólo una puerta tiene la tristeza para penetrar en el alma virtuosa, la puerta del propio pecado. Pero el amor a la virtud, a la fidelidad a Dios, la mantendrá siempre cerrada. Si se pierde a Dios, entonces está todo perdido; y la tristeza del alma no tendría límites. El alma virtuosa ve con horror el pecado, no puede ni siquiera pensar en él, pues no tiene más deseos que agradar al Salvador. Toda la alegría del alma virtuosa consiste en saborear los divinos deleites que brotan de las Sagradas Llagas del Redentor.

Cuánta es la tristeza y desolación de quienes andan sumidos en los goces del mundo, que son los goces de la carne; aquí buscan su falsa y angustiosa alegría. La falsa alegría de la complacencia de los gustos personales, de la satisfacción de los propios deseos. Siempre la carne que mueve al hombre, siempre el oscuro deseo del placer; la constante obstinación de no hacer la voluntad divina, es más, la osadía temeraria y obscena de querer rebajar a Dios al nivel de la propia debilidad humana. El hombre en su pecado de soberbia se atreve a vivir según su propia voluntad, alejado del mandato divino. La alegría del mundo es perniciosa en su origen, lo es en sus motivos y lo es sus fines.

La alegría cristiana es santa en sus motivos, pues el alma virtuosa medita las perfecciones de Dios, las maravillas de sus obras, sus beneficios temporales y sus promesas eternas. “Me has alegrado, ¡oh Señor!, con tus obras, y me gozo en las obras de tus manos” (Sal. 91, 5). El gozo del salmista son las obras de Dios. Grande son la alegría y felicidad del alma virtuosa cuando considera las incomprensibles perfecciones de Dios; si busca la inmensidad, la ve personificada en Dios; si pretende encontrar la omnipotencia, en Dios la encuentra y se somete a ella; si aspira a la santidad, en Dios tiene el modelo perfectísimo; si busca la justicia o la misericordia, la fe le enseña que sólo Dios es infinitamente justo y misericordioso. Examinando y meditando las perfecciones de Dios, el alma queda extasiada y sobrecogida de ver como todo lo ha previsto el Creador. Como todo está perfectamente ordenado para la gloria de Dios y bien del hombre. Como todo lleva a Dios. “Después de haber esperado en tu piedad, que se alegre mi corazón en tu socorro, que pueda contar del Señor: Bien me proveyó” (Sal. 12, 6).

La alegría cristiana es verdadera, porque es santa en sus obras; causa tranquilidad de conciencia en todas sus acciones y obras, así como perplejidad y desconcierto en el mundo, que no puede entender que tal paz interior y serenidad provenga de la virtud, de la santidad, del amor a Dios por encima de todas las cosas. El pecador encontrándose fuera de su propio centro, es decir, alejado de Dios, busca infructuosamente su tranquilidad y reposo de objeto en objeto, de diversión en diversión, de placer en placer. La alegría que busca el pecador está viciada en su origen, porque su origen es el amor que pone en las criaturas, en lugar de ponerlo en Dios. Nunca satisfará su corazón, y la alegría con la que sueña se convertirá en melancolía y tristeza. La alegría que busca el pecador también está viciada en sus efectos. El afán de placer, de lucro, de comodidad; huye del esfuerzo, del sacrificio, de la abnegación; Dios nada tiene que ver en su vida; todas sus acciones son causa de frustración, y tienen su origen en el pecado.

Todo lo contrario sucede con la verdadera alegría a cristiana. El alma se alegra en el Señor, porque ha renunciado a sí misma, a sus propios gustos, deseos e iniciativas, porque se niega a sí misma, porque en la oración, sacrificio y penitencia domina su soberbia y combate al maligno que como león rugiente ronda constantemente. El Señor hace al alma virtuosa, porque el alma busca la virtud no escatimando esfuerzos y sacrificios para ello. El alma que encuentra al Señor, que lo posee, lo encuentra todo en su vida, lo tiene todo en su vida, nada busca, únicamente conservar al amor divino en su alma y engrandecerlo; porque el alma presiente la infinitud divina de Dios, haciendo que aquella desee constantemente amar más y más, con un deseo inagotable, que no cesa, que no se satisface porque no puede abarcar la divinidad infinita.

Qué distinta es la alegría cristiana de la del mundo, (pero también de la que nos presentan los modernistas), verdadera caricatura de la alegría cristiana. Los justos y virtuosos son los verdaderamente alegres, porque poseen a Dios renunciando a sí mismos.


© Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa

viernes, 26 de mayo de 2017

TUS LÁGRIMAS


Tus lágrimas



Cuentan que había una vez un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto. Desde la muerte y durante años no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía.

Una noche, mientras dormía se le apareció un ángel y le dijo:
- Basta ya de llorar.

- Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más.

El ángel le respondió:
- ¿Lo quieres ver?

El hombre lógicamente responde afirmativamente. Entonces el ángel lo agarró de la mano y lo subió al cielo.
- Ahora lo vas a ver, quédate acá.

Por una acera enorme empiezan a pasar un montón de niños, vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos. El hombre dice:
- ¿Quiénes son?

Y el ángel le responde:
- Éstos son los niños que han muerto en estos años y todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros.

- ¿Mi hijo está entre ellos?
- Sí, ahora lo vas a ver.

Y pasan cientos y cientos de niños.
- Ahí viene, le avisa el ángel.

El hombre lo ve. ¡Radiante!, como lo recordaba. Pero hay algo que lo conmueve: entre todos es el único niño que tiene la vela apagada, y él siente una enorme pena y una terrible congoja por su hijo. En ese momento el niño lo ve, viene corriendo y se abraza a él. El padre abraza a su hijo con fuerza y le dice:

- Hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz? ¿No encienden tu vela como a los demás?

- Sí papá, cada mañana encienden mi vela igual que la de los demás niños. Pero, ¿sabes qué pasa papá? Cada noche tus lágrimas apagan la mía.

jueves, 18 de mayo de 2017

SED DE AMOR


Sed de amor
¿Qué hay dentro de mí? ¿Por qué esa inquietud eterna? ¿Por qué la vida cotidiana no basta para llenar mis sueños? ¿Qué busco?


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 





Una sed que está ahí. Presente, respetuosa, a veces con un deje de cansancio o de pena. Quisiera levantar nuestro corazón a nuevos horizontes, abrir nuestra mente a verdades profundas, desatar energías que duermen en la satisfacción de la nada.

Cada uno tenemos, muy dentro, indestructible, una sed intensa, profunda, insaciable. Sed de amor y de verdad. Sed de alegría y de entrega. Sed de justicia y de paz. Aunque también hemos acumulado mucha arena para apagar o esconder el deseo de un amor más grande.

Encendemos la radio, entramos en internet para buscar novedades, conversamos con personas desconocidas en un chat de emociones, salimos a la calle a ver una película o a divertirnos con los amigos, vamos a un parque para contemplar cipreses y jilgueros... La sed no se deja saciar, parece implacable, como un anhelo de algo que nos falta, de algo más grande, más hermoso, más profundo, más bello.

¿Qué hay dentro de mí? ¿Por qué esa inquietud eterna? ¿Por qué la vida cotidiana no basta para llenar mis sueños? ¿Qué busco? ¿Hacia dónde me dirijo? ¿Será que alguien me llama o me espera más allá del gris de mis mañanas?

Los encuentros se suceden. Las prisas llenan la jornada. Tenemos muchas cosas que hacer. Muy pocas las hacemos realmente por gusto. Pero incluso aquello que tanto deseaba, aquello por lo que soñé meses y meses (un viaje, un encuentro, una conquista profesional), cuando llega no me satisface, no me llena.

Es una sed misteriosa, profunda, discreta. No sé si hoy la dejaré de lado, no sé si buscaré nuevamente caminos fugaces para contentar mi espíritu con vientos y nubes pasajeras. No sé si hoy será otro día más, monótono, gris, tal vez lleno de emociones intensas y huecas. No sé si esta noche, cuando llegue a la cama, sentiré de nuevo esa sed que me inquieta y que me invita a nuevas metas, a horizontes de amor y de esperanza.

Una sed que quizá me lleve a pensar en ese Dios del que he nacido, que me ama. Un Dios hacia el que avanzo, mientras la tierra gira imperturbada y un gorrión canta, sencillo y bullicioso, junto a mi ventana...

jueves, 27 de abril de 2017

COMENZAR


Comenzar...



Que tiene de importante el comienzo de un nuevo año?

Muchos piensan que es un nuevo comienzo, es el dejar atrás las cosas viejas y empezar otras nuevas. Pero yo te digo... no pienses que el comenzar requiere un nuevo año.

No importa la estación... No importa el día o la hora... No
importa si te perdiste en el camino... lo que tienes que hacer es bajar tu cabeza y pedirle al Padre que perdone tus pecados...

Entonces puedes comenzar de nuevo. Un nuevo comienzo... una nueva vida. No te preocupes si tropiezas y caes porque el Señor siempre te recogerá cuando le llames.

Olvida las resoluciones de año nuevo... haz un compromiso de caminar en la luz de Cristo, entonces te regocijaras cada día de tu vida.

Así que recuerda, amigo/a, no esperes por las campanadas de medianoche, sino que coge tu Biblia hoy y lee Su Santa Palabra y simplemente comienza...

martes, 25 de abril de 2017

GOZA HOY


Goza Hoy
        Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla





     Goza hoy su palabra, su mirada, su mano, su
        juventud; goza hoy, antes de que se termine el
        dia, se esconda el sol, se te marchite la piel, se
        te duerman las rosas y se te aquiete el corazón.

           Goza hoy que tu mente tiene prisa, tu cuerpo
        vibración, tus ojos espacio, tu imaginación alas,
        tus estrellas impaciencia de infinito.

           Goza hoy que el viento te canta, el pájaro se
        te para en la rama, las ilusiones te revolotean
        despertándote a la vida.

           Goza hoy que te hierve la sangre, que la acti-
        vidad te está moviendo, que la imaginación está
        creando... y el amor con alas gigantescas te in-
        cita a volar.

           Hoy que llevas plumas nuevas, años frescos,
        tiempo sin estrenar... que andas de descubridor
        entre hallazgos, asombros y sorpresas. Goza tu
        edad y tu momento, que siempre hay un espa-
        cio fijado para lágrimas y el dolor.

           Goza hoy que tienes la corola cerrada, las
        penas sin llorar, el impulso incontenible y el
        puente para pasar a la vida que te seduce y te
        tienta. Hoy, que no temes al futuro, ni te asusta
        lo que vendrá.

           Hoy que abrazas la vida como si la contuvie-
        ras entera y todos los caminos llevaran el ger-
        men de tu realización. Hoy, que te parece fácil
        abrir todas las puertas y desandar todas las am-
        biciones.

           Goza hoy, para que fabriques los años del
        mañana, y vayas llenando el joyero sin olvido que
        tiene cada vida, y cuando lleguen a la vejez y la
        nostalgia, haya perlas que sacar para hacerte
        sonreír.

           Goza hoy que es tu momento de soñar. Goza
        ahora, porque todo tiene su oportunidad, y lo que
        hoy se te ofrece, mañana se te niega. Goza hoy,
        porque lo que se pierde no se recupera. Goza
        hoy, y vive después cuando un solo ideal te
        consuma la vida.

           Goza hoy de todo lo que piensas hacer y la
        altura a que piensas llegar. Goza tus planes y
        tus metas.

           Si de todo ese mundo algo se te da, eres un
        hombre de éxito.

           Si logras realizar, concretar y ser fuerte en un
        solo punto del camino, ya puedes decir que eres
        un privilegiado.

           Si te abrazas a una sola estrella, y atinas a
        elegir la que te llene la vida, eres un escogido.

           Goza hoy, y ¡Dios estará obrando en ti.

CUANDO EL VINO SE HACE AÑEJO... O AGRIO


Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Cuando el vino se hace añejo...o agrio
Casi sin darnos cuenta, aunque los que nos rodean sí lo perciben, nos vamos tornando indiferentes, egoístas, resentidos, malhumorados... en una palabra: agrios.





Cuando el vino se hace añejo su sabor adquiere su total esplendidez.

Cuando el vino se hace añejo tiene la plenitud de su madurez.

Así es el vino de nuestra vida que empezó con uvas verdes y frescas, pero poco a poco se fue almacenando en nuestro corazón, poco a poco se fue llenando el ánfora de nuestra alma y dichosos serán los que permitan que ese vino alcance los bordes y llegue a derramarse para los demás.

Ese vino son nuestras vivencias, nuestros recuerdos, nuestra valiosa experiencia de la vida. Claro-oscuro de luces y sombras. Días luminosos, si la infancia fue feliz; días de adolescencia y juventud que nos dejaron un aroma de vino dulce y perfumado y otros recuerdos que son como una copa amarga que tuvimos que beber.

Así, en toda vida humana tenemos que gustar de una serie de acontecimientos tristes y gozosos que van tejiendo la urdimbre de nuestro existir y nos dejan el poso del vino reposado, dulce y noble o el poso de una amargura vivida. Los dos van a darle cuerpo y aroma a ese vino irrepetible de nuestro vivir.

Solemos ser buenos para el tiempo de alegría y bonanza, pero generalmente no sabemos o nos cuesta mucho comportarnos a la altura de las circunstancias cuando llega el tiempo de la prueba, el tiempo del dolor o del sacrificio. Y en el fondo es una cosa natural, pues el hombre fue hecho para la felicidad, para el amor, para la plenitud. Así fuimos creados, pero el mal se interpuso entre Dios y el hombre y nos llenó de malas inclinaciones y así supimos del dolor. Por eso en nuestro peregrinar por la tierra sabemos que tenemos que amalgamar alegrías y dolores, salud y enfermedad, contrariedades y dichas, éxitos y fracasos, todo como un buen vino añejado por el tiempo para darle de beber a los demás.

Un alma que no atesora, que pasa por la vida con la vaciedad de la inmadurez y del egoísmo, nunca podrá ser la fuente donde otras almas necesitadas y sedientas puedan apagar su sed.


Pero...cuando el vino se hace agrio...

Como tantas cosas en la vida encontramos que hay una contraparte o lo que pudiera ser "la otra cara de la moneda". Pues bien, no siempre el buen vino se mejora haciéndose añejo, también el vino bueno se echa a perder, se vuelve agrio... Según vamos avanzando en edad pudiera ser que algunas de las virtudes o las bondades de carácter que poseíamos se van debilitando y por el contrario los defectos casi incipientes que aparecían en nuestra personalidad van creciendo como la mala hierba.

Casi sin darnos cuenta, aunque los que nos rodean sí lo perciben, nos vamos tornando fríos, indiferentes, egoístas, necios, resentidos, malhumorados,... en una palabra: agrios.

Pasaron los años y aquel gracejo, aquel buen humor, aquella sonrisa fácil, aquella ternura ... se fueron apagando hasta que solo de vez en cuando surgen algunos destellos de todo aquel caudal que hacía que nuestro vino fuese agradable de paladear por su sabor dulce y fresco.

¿Por qué somos así? ¿Por qué dejamos que la rutina y la falta de entusiasmo nos atrape hasta irnos despojando de todo lo que nos hacía ser gratos como personas y compañeros? En el matrimonio, hermanos, hijos, padres, nietos y amistades.

Nuestro vino hemos de servirlo cuando está fresco o cuando se añejó por los años y la experiencia. El ánfora de nuestra alma está llena de ese vino, sirvámosle antes de que se haga agrio. Porque no solo se sirven vinos añejos cuando han pasado los años, también hay vinos que saben a jóvenes, frescos y dulces. Los que están en los albores de la vida también han de cuidar que este vino no pierda su calidad y se torne insípido, ese vino con el que brindan con sus padres, sus hermanos o amigos puede volverse agrio ¡cuidado!.

Según pasan los años el caudal de nuestra existencia se torna más rico, no lo guardemos para nosotros solos, seamos generosos. Siempre encontraremos el momento preciso para dar de ese vino, que se fue  añejando, pero que siempre tendrá un sabor nuevo y fresco para el que lo beba. Misión importante para los que hemos acumulado años. Si sentimos que nuestro vino ya se añejó es porque es la hora de brindar con nuestros seres queridos y amigos, es la hora de salir en el atardecer dorado, al camino para ofrecer al joven caminante un vaso de ese vino.

El vino requiere de ciertos cuidados para estar en optimas condiciones: reposo, temperatura, etcétera y así, nosotros, debemos cuidar con esmero nuestras actitudes y trato para los demás y muy especialmente para los seres que amamos y que nos rodean. Porque también es cierto que algunos dan el buen vino a los de afuera y dejan el de menor calidad y a veces el ya muy agrio, para los de la casa.  

No dejemos que nuestro vino se torne agrio, renovémosle cada día.

Hoy podemos pensar qué calidad de vino estamos ofreciendo a aquellos con los que convivimos. ¿Tiene aromas de recuerdos, tiene color y calor de ternura y comprensión, tiene fuerza y energía para consolar y guiar a quién lo necesite?¿Cumple en fin, su verdadera misión, dar grato sabor a los que nos aman, conocen y tratan?.

Todo, todo nuestro empeño ha de ser día con día, ofrecer el mejor vino de nuestra existencia y nunca dejar que ese vino bueno se llegue a agriar.

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