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jueves, 18 de julio de 2013

LOS OJOS DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org
Los ojos de la Virgen de Guadalupe
María nos sorprende con todos estos milagros realizados hoy en día frente a nuestros ojos
 
Los ojos de la Virgen de Guadalupe
Los ojos de la Virgen de Guadalupe
La aparición de la Virgen de Guadalupe es una maravillosa obra de evangelización de la Madre de Dios, hecha en los primeros años del desembarco de los españoles en América. María se mezcló tempranamente con la llegada de los europeos a México para impulsar el conocimiento de Su Hijo entre indios y futuros habitantes de las Américas.

Muchos milagros se descubren hoy en día en conexión con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Pero recordemos primero, en forma resumida, lo que ocurrió allí:

La aparición se inició el 9 de diciembre de 1531 en las cercanías de la Ciudad de México, entonces ciudad capital del imperio Azteca: la Virgen se aparece al indio Juan Diego, y le pide que transmita al obispo del lugar su voluntad de que se construya un templo dedicado a Ella en el cerro Tepeyac. El obispo, al escuchar el relato del indio, le pide una prueba de la Presencia de la Madre de Dios allí. María hace crecer entonces un jardín de rosas en un cerro inhóspito y semidesértico, y se las hace recoger en su tilma (especie de poncho o manta) a Juan Diego. Luego le pide se las presente como prueba de Su Presencia al obispo. Cuando el indio abre su tilma frente al obispo, caen las flores al piso y aparece milagrosamente retratada la imagen de la Virgen María en la rústica tela. El templo dedicado a la Virgen de Guadalupe fue construido en el cerro Tepeyac, lugar de las apariciones, donde se exhibe la tilma original de Juan Diego, impresa con la mundialmente conocida imagen de la Virgen de Guadalupe.

El milagro de Guadalupe perdura hoy en día en la tilma de Juan Diego, la que conserva el testimonio vivo de lo ocurrido: la imagen que María quiso retratar en ella está expuesta actualmente en la iglesia que se construyó en el cerro Tepeyac. Enorme cantidad de milagros se pueden testimoniar al estudiar la tilma con métodos científicos:

En los ojos de María se han descubierto imágenes humanas de tamaño diminuto, que ningún artista podría pintar. Trece figuras humanas se han identificado en un espacio de 8 milímetros de diámetro. Existen dos escenas: la primera contiene al obispo Zumárraga sorprendido frente al indio Juan Diego, que abre su tilma y descubre la imagen de María. Otros testigos complementan la escena del milagro, como el traductor de lengua Náhuatl al español, una mujer de raza negra, etc. La segunda escena, mucho mas pequeña que la anterior, se ubica en el centro de los ojos y contiene una imagen familiar típica de indígenas americanos: un matrimonio con varios hijos alrededor. Las dos escenas se repiten en ambos ojos con una precisión sorprendente, incluida la diferencia de tamaño producida por la mayor cercanía de un ojo respecto del otro, frente a los objetos retratados. Científicos de la NASA (entre otros) han utilizado tecnología digital similar a la usada en las imágenes que se reciben desde los satélites, para analizar las figuras impresas en los ojos de María.

La imagen del obispo Zumárraga (retrato minúsculo hallado en los ojos de María) fue agrandada a su vez mediante tecnología digital, hasta poder observar qué se refleja en su mirada, en los ojos del obispo retratados en los ojos de María. Allí se halló la imagen del indio Juan Diego, abriendo su tilma frente al obispo. ¿El tamaño de ésta imagen?. Una cuarta parte de un millonésimo de milímetro.

Estudios oftalmológicos realizados a los ojos de María han detectado que al acercarles luz, la pupila se contrae, y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, tal cual como ocurre en un ojo vivo. ¡Los ojos de María están vivos en la tilma!. También se descubre que los ojos poseen los tres efectos de refracción de la imagen que un ojo humano normalmente posee. Lograr estos efectos a pincel es absolutamente imposible, aún en la actualidad.

Al tomarse la temperatura de la fibra de maguey con que está construida la tilma, se descubre que milagrosamente la misma mantiene una temperatura constante de 36.6 grados, la misma que el cuerpo de una persona viva.

Uno de los médicos que analizó la tilma colocó su estetoscopio debajo de la cinta que María posee (señal de que está encinta) y encontró latidos que rítmicamente se repiten a 115 pulsaciones por minuto, igual que un bebé que está en el vientre materno. Es el Niño Jesús que está en el Santo Vientre de la Madre de Dios.

La fibra de maguey que constituye la tela de la imagen, no puede en condiciones normales perdurar mas que 20 o 30 años. De hecho, hace varios siglos se pintó una réplica de la imagen en una tela de fibra de maguey similar, y la misma se desintegró después de varias décadas. Mientras tanto, a casi quinientos años del milagro, la imagen de María sigue tan firme como el primer día. Se han hecho estudios científicos a este hecho, sin poder descubrirse el origen de la incorruptibilidad de la tela.

No se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela. De hecho, al acercarse uno a menos de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo. Los colores desaparecen. Estudios científicos de diverso tipo no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la forma en que la misma fue pintada. No se detectan rastros de pinceladas ni de otra técnica de pintura conocida. Los científicos de la NASA afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la tierra.

Se ha hecho pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso, sino que los colores flotan a una distancia de tres décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo. Los colores flotan en el aire, sobre la superficie de la tilma.

Varias veces, a lo largo de los siglos, los hombres han pintado agregados a la tela. Milagrosamente estos agregados han desaparecido, quedando nuevamente el diseño original, con sus colores vivos.

En el año 1791 se vuelca accidentalmente ácido muriático en el lado superior derecho de la tela. En un lapso de 30 días, sin tratamiento alguno, se reconstituye milagrosamente el tejido dañado. Actualmente apenas se advierte este hecho como una breve decoloración en ese lugar, que testimonia lo ocurrido.

Las estrellas visibles en el Manto de María responden a la exacta configuración y posición que el cielo de México presentaba en el día en que se produjo el milagro, según revelan estudios astronómicos realizados sobre la imagen.

A inicios del siglo XX, un hombre colocó un arreglo floral a los pies de la tilma, que contenía una bomba de alto poder. La explosión destruyó todo alrededor, menos la tilma, que permaneció en perfecto estado de conservación. Una Cruz de pesado metal que se encontraba en las proximidades fue totalmente doblada por la explosión, y se guarda como testimonio en el templo.

María parece ser la misma niña que a los tres años de edad fue entregada por sus padres Joaquín y Ana a los Sacerdotes del templo, consagrándola así a Dios. Ella nos sorprende con todos estos milagros realizados hoy en día frente a nuestros ojos.

Madre amorosa, Niña Perfecta, nos convocas insistentemente con Tus manifestaciones. Si nuestro pobre entendimiento no puede ver que todos estos portentos Celestiales no son más que un llamado Tuyo a nuestra dormida fe, ¿pues qué tienes que hacer para que nos despertemos y te sigamos?

Por más científicos que pongamos para tratar de ver si es verdad o no, si es un milagro grande, mediano o chico, la verdad es que no tenemos otra escapatoria que creer en Jesús y María vivos hoy, a nuestro alrededor.

Y si no tenemos más remedio que creer, ante las abrumadoras pruebas:

¿Qué hacemos viviendo una vida alejada de Dios, sólo preocupados por las cosas del mundo?

Tú tienes en este instante un llamado a despertar tu fe, frente a ti. ¿No lo oyes?. ¿Qué más tiene Dios que hacer?

El 31 de julio de 2002 Juan Pablo II canoniza al indio Juan Diego. Ahora es San Juan Diego. La vida del indio fue de una enorme santidad, después del milagro. Como una joya que brilla y reluce en el alhajero de María, San Juan Diego es presentado al Trono de Dios con el orgullo de la Madre que le devuelve al Padre, a uno de sus predilectos.

¡Gracias San Juan Diego, ora por nosotros, ora por nuestra conversión!


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  • Oscar Schmidt

    PENSAMIENTO MARIANO 4


    Pensamiento Mariano


    Recurramos a María y como hijuelos suyos echémonos en su regazo en todo tiempo y necesidad con firmísima confianza: invoquémosla, honrémosla, imitémosla, y tengamos para tan dulce Madre un afecto verdaderamente filial. 

    San Francisco de Sales.