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viernes, 6 de diciembre de 2013

ENSEÑANZAS BÁSICAS SOBRE LA VIRGEN MARÍA


ENSEÑANZAS BÁSICAS SOBRE LA VIRGEN MARÍA

La Inmaculada Concepción¿Quién es la madre de Jesucristo?

La Virgen María. 

La Santísima Virgen María es también madre nuestra y nos lleva a Jesús. Dios la preservó libre de todo pecado desde su concepción. Por eso es La Inmaculada Concepción. Como toda criatura, ella depende de la redención de Jesucristo pero esta redención operó en ella preservándola de pecado. 

La Virgen es madre siendo a la vez siempre virgen. Ella está ahora en el cielo en cuerpo y alma porque fue asunta al cielo. 

Más información en el Nuevo Testamento: Lucas 1, 26-38


¿Cuáles son los Dogmas Marianos?

Los dogmas marianos son cuatro:

María es Madre de Dios
La Virginidad Perpetua de María
La Inmaculada Concepción
La Asunción de María.


En el año 431, el Concilio de Éfeso declaró a María Madre de Dios, Theotokos. Resolvió la controversia Nestoriana sobre la naturaleza de Cristo. 

En el año 649 (dos siglos después) el Papa Martín I declaró la Virginidad Perpetua (antes, durante y después del parto.

Pasaron mas de mil años antes de la proclamación del próximo dogma: La Inmaculada Concepción (1854), proclamado por el Papa Pío IX ejercitando el carisma de infalibilidad. Este dogma enseña que María fue siempre libre de pecado. No tuvo pecado original. Para más información de este dogma, leer http://webcatolicodejavier.org/dogmainmac.html

Un siglo después, el Papa Pio XII, también infaliblemente, definió la Asunción de María (1950): Al final de su vida terrenal, la Madre de Jesús fue llevada a la gloria del cielo en cuerpo y alma. Para más información, leer http://webcatolicodejavier.org/asuncion.html



¿Por qué decimos que María es "Madre de Dios"?

Porque es Madre de Jesús quien es Dios y Hombre. Este dogma fue solemnemente definido por la Iglesia en el siglo V. Si negáramos su maternidad divina entonces también negaríamos que Jesucristo, su hijo, es Dios.

Más información en el Nuevo Testamento: Lucas 1, 39-45



¿Hay muchas Vírgenes María?

Sólo hay una. Pero es conocida por muchos nombres en los diferentes pueblos: Virgen de la Caridad, de la Merced, de Luján, Inmaculada, Guadalupe, Merced, Altagracia, etc. Es la misma y única Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra. 



Para ser fiel hijo de la Virgen

Ser fieles a la Santísima Virgen exige: Querer ser como Jesús

Amarla como Madre, escucharla como maestra en la fe, descubrirla como modelo de vida cristiana, invocarla como mediadora de todas las gracias, ver que su único deseo es llevamos a Cristo para alabanza del Padre y en la unidad del Espíritu Santo. 

La Virgen María nos hará descubrir la Iglesia, de la que es Madre, y nos hará participar de su misión redentora. Por eso la Virgen siempre nos invita a:

1) Consagrar nuestra Vida a su Corazón Inmaculado y Sagrado. En su corazón el Espíritu Santo hace sus grandes maravillas. Esta consagración tiene como fin la entrega total a Jesucristo, la renovación del bautismo. 

2) Rezar siempre de corazón, especialmente el Santo Rosario y por la conversión de los pecadores.

3) Meditar la Palabra de Dios todos los días.

4) Frecuentar con devoción la confesión y la Santa Misa. Si es posible, hacer la hora santa ante el Santísimo. 

5) Ser fieles a nuestro estado de vida. La santidad se logra cumpliendo nuestros deberes, siendo lo que somos, por amor a Dios y al prójimo.

6) Aceptar y ofrecer nuestros sufrimientos en unión con Cristo. Descubrir que la Humanidad está viviendo horas de extrema dificultad y esta grave purificación puede ser aliviada por nuestra oración y el sufrimiento que generosamente pongamos en su mano de Madre. 

7) Hacer penitencia por nuestros pecados y por los pecados con que el Señor continuamente es ofendido; vivir en una continua actitud interior de conversión a Dios y amor al prójimo, hacer sacrificios voluntarios, por amor a Dios.

8) Ser conscientes de la batalla espiritual: Estar en continua vigilancia contra la tentación del demonio.

9) Unidad en la Iglesia con sus pastores; vivir así la vida cristiana en íntima unión con el Papa, los Obispos y los Sacerdotes portadores de la Palabra, dispensadores de la Gracia Sacramental y trabajadores de la unidad en la iglesia. 

10) Ejercitarnos en vivir las virtudes cristianas: Fe - Esperanza - Caridad - Humildad -Obediencia - Fortaleza - Sobriedad -Mansedumbre - Generosidad . 

11) Evangelizar: Anunciar por todas partes la Palabra de Cristo.

CONSAGRACIÓN DEL HOGAR Y LA FAMILIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



Consagración del hogar y la familia al Inmaculado Corazón de María


¡Oh Virgen María!, queremos consagrar hoy nuestro hogar y cuantos lo habitan a vuestro Purísimo Corazón.
Que nuestra casa, como la tuya de Nazaret, llegue a ser un oasis de paz y felicidad por:
   -  el cumplimiento de la voluntad de Dios,
   -  la práctica de la caridad,
   -  y el abandona a la Divina Providencia,

¡Que nos  amemos  todos como Cristo  nos enseñó!. Ayúdanos a vivir siempre cristianamente y envuélvenos en tu ternura.

Te pido por los hijos que Dios nos ha dado (se citan los nombres) para que los libres de todo mal y peligro de alma y cuerpo, y los guardes dentro de Tu Corazón Inmaculado. Dígnate, Madre nuestra, transformar nuestro hogar en un pequeño cielo, consagrados todos a vuestro Corazón Inmaculado. Amén.

¡Corazón Inmaculado de María, sálvanos! 

DEVOCIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


Autor: Teresa Fernández del Castillo | Fuente: Catholic.net 
Inmaculado Corazón de María



La devoción al Inmaculado Corazón de María, junto con la del Sagrado Corazón de Jesús, fue promovida por San Juan Eudes en el siglo 17.

El Papa Pío VII y Pío IX sugirieron su celebración como Purísimo Corazón de María.
En 1944, el Papa Pío extendió esta devoción a toda la Iglesia fijando la celebración del Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto, ocho días después de la Asunción.

Con la renovación litúrgica, se le restó importancia a esta fiesta para dársela a las principales fiestas marianas y, se cambió la fecha para un día después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. 

San Juan Eudes, decía que el Corazón de María es la fuente y el principio de todas las grandezas y excelencias que la adornan y que la hacen estar por encima de todas las creaturas; por ser hija predilecta de Dios Padre, madre muy amada de Jesús y esposa fiel del Espíritu Santo. 
Y que ese santísimo Corazón de María es fuente de todas las virtudes que practicó.

También San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, profesó un inmenso amor a esta advocación.
Quiso que sus misioneros, salieran por todo el mundo extendiendo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Fue un profeta de Fátima, porque en Fátima la Virgen personalmente nos manifestó que Dios quería salvar al mundo, por medio de su Inmaculado Corazón. 

La fiesta del Inmaculado Corazón de María sigue a la del Sagrado Corazón de Jesús. El corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: “María conservaba estas cosas en su corazón” 

El corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar en la noche de Belén, o la adoración de los pastores ante el pesebre, y la presencia, un poco más tarde, de los Magos con sus dones,... y la profecía del anciano Simeón, y las preocupaciones del viaje a Egipto. 

Más tarde, el corazón de María sufrió por la pérdida de Jesús en Jerusalén a los doce años de edad, según lo relata San Lucas en el evangelio de hoy. 
Pero María conservaba todas estas cosas en el corazón.... 
Jamás olvidaría los acontecimientos que rodearon a la muerte de su Hijo en la Cruz, ni las palabras que le oyó decir: “Mujer, he ahí a tu hijo”. Y al mirar a Juan ella nos vio a todos nosotros. Vio a todos los hombres. Desde aquel momento nos amó con su Corazón de madre, con el mismo Corazón que amó a Jesús. 

Pero María ejerció su maternidad desde antes que se consumase la redención en el Calvario, pues Ella es madre nuestra desde que prestó su colaboración a la salvación de los hombres en la Anunciación. 

En el relato de las bodas de Cana, San Juan nos revela un rasgo verdaderamente maternal del Corazón de María: su atenta disposición a las necesidades de los demás. Un corazón maternal es siempre un corazón atento, vigilante. 

La devoción al Corazón de María no es una devoción más. Nos lleva a aprender a tratar a nuestra Madre con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no sólo se dirigen a ellas cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que le salen al paso. Las madres les ayudan a resolver los problemas más insignificantes. Y ellas – las madres – lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo. 

Hoy queremos encontrarnos con María, con nuestra madre. Si recurrimos confiados a ella, ella nos va a decir qué debemos hacer y sentiremos su amor por nosotros. Ese mismo amor que Jesús tiene por cada uno de nosotros. y ella nos dirá que nos quiere, que nos quiere con toda su alma. 

Pidamos a Dios que preparó en el Corazón de María, una morada digna al Espíritu Santo, que haga que nosotros, por intercesión de la Santísima Virgen lleguemos a ser templos dignos de su gloria.

Consagración al Sagrado Corazón de María

Oh Corazón Inmaculado de María, por tu perfecta comunión de amor con el Corazón de Jesús, eres la escuela viviente de total consagración y dedicación a Su Corazón. 

En tu Corazón, Oh Madre, queremos vivir para aprender a amar, sin divisiones, al Corazón de Jesús; a obedecerle con diligencia y exactitud; servirle con generosidad y a cooperar activa y responsablemente en los designios de Su Corazón.

Deseamos consagrarnos totalmente a tu Corazón Inmaculado y Doloroso que es el camino perfecto y seguro de llegar al Corazón de Jesús. Tu Corazón, es también refugio seguro de gracia y santidad, donde nos vamos liberando y sanando de todas nuestras oscuridades y miserias. 

Deseamos pertenecer a tu Corazón, Oh Virgen Santísima, sin reservas y en total disponibilidad de amor a la voluntad de Dios, que se nos manifestará a través de tu mediación maternal. 

En virtud de esta consagración, Oh Inmaculado Corazón, te pedimos que nos guardes y protejas de todo peligro espiritual y físico. Qué nuestros corazones ardan con el fuego del Espíritu como arde tu Corazón. 

Qué unidos a ti, que eres la portadora por excelencia de Cristo para el mundo, y ungidos por el poder del Espíritu Santo, seamos instrumentos para dar a un mundo tan árido y frío, el amor, la alegría y la paz del Corazón de Jesús.


LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA



LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA
8 DE DICIEMBRE

En el año 1854, Pío IX, con la Bula Ineffabilis Deus, proclamó solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción:
«...Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles»..."

NOVENA DE CONFIANZA A LA MARÍA AUXILIADORA


NOVENA DE LA CONFIANZA
A LA VIRGEN MARÍA AUXILIADORA


Madre mía de mi vida,
auxilio de los cristianos, 
la pena que me atormenta, 
pongo en tus benditas manos. 
(Ave María)

Tú que sabes mis secretos, 
pues todos te los confío, 
da la paz a los turbados 
y alivio al corazón mío. 
(Ave María)

Y aunque tu amor no merezco, 
nadie recurre a Ti en vano, 
pues eres Madre de Dios 
y Auxilio de los cristianos. 
(Ave María)
Finalmente, se reza la oración de San Bernardo:


Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.

7 PENSAMIENTOS MARIANOS PAR AUNA SEMANA



7 PENSAMIENTOS MARIANOS
PARA UNA SEMANA 

1.    Vive como María: mirando a la tierra y sin olvidar que, Dios, te guía desde el cielo. Sólo así podrás vivir con intensidad tu existencia. “Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas” (M.Cervantes)

2.    Vive como María: diciendo “sí” cuando, de verdad, alguien te necesite para sembrar vida e ilusiones. “Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir” (O.Wilde)
3.     Vive como María: presenta la opción de tu vida cristiana como algo alegre y vigoroso. Sin imposición pero con convencimiento "Las ideas no se imponen, se proponen". Juan Pablo II (visita a España, mayo 2003)
4.     Vive como María: saliendo al paso de las necesidades de los necesitados. Comprobarás que Dios siempre te empuja a darte un poco más. “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos” (M.L. King)
5.    Vive como María: dando gracias a Dios por haberse fijado en ti. Por haberte hecho su hijo/a en el día de tu bautismo. “Cuando un pueblo trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama” (F.Cabral)
6.    Vive como María: creyendo aún lo imposible. Dios siempre se las apaña para abrirnos el entendimiento. “Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas” (San Agustín)
7.    Vive como María: sintiéndote débil pero, a la vez, fuerte por estar en manos de Dios.“Aquel que tiene fe nunca está sólo ni se encuentra derrotado” (T. Carlyle)