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miércoles, 15 de enero de 2014

ICONOGRAFÍA DEL DOLOR DE LA VIRGEN MARÍA


Iconografía del dolor de la Virgen
Padre Tomás Rodríguez Carbajo  



Una manera de comunicar las experiencias vividas es a través de las representaciones plásticas, así se explica que sean muy variadas las imágenes de María.
Una experiencia humana común a todos es la del dolor, que tiene causas y tonalidades distintas.
Al contemplar a los Santos o a la Virgen queremos verlos tan cercanos a nosotros que contemplamos en ellos todas las experiencias por las que nosotros pasamos y también ellos.
La realidad del dolor es innegable en el ser humano y de él no se libró María a la que llamamos con algunos nombres con los que queremos expresar el dolor por el que pasó sobre todo en ciertos momentos de su vida.
La dignidad de Madre, que María tuvo, no sólo fue la causa de todos los privilegios, sino también de todos los trances dolorosos por los que pasó en su vida terrena. La condición de madre no sólo conlleva dolor en el momento del parto, sino a través de toda la vida del hijo, unos serán físicos y otros psíquicos, pero nunca le faltarán.
La maternidad espiritual de María sobre nosotros también le acarreó dolores; como muestra de ello podemos contemplarla en el Calvario, en donde se nos dio por Madre.

La contemplación de los dolores de María ha existido desde muy antiguo:

. En devoción tenemos a S. Ildefonso de Toledo (606 -667)

. En la literatura destacó el rey Alfonso Sabio, en el s. XIII, con "Las Cantigas de Santa María", tiene una dedicada a los "Siete Dolores".
.En el arte es posible encontrar en el s. XV en Burgos huellas de Vírgenes Dolorosas.

No faltaron religiosos franciscanos como en el s. XIII San Buenaventura y Jacopone de Todi, éste con su célebre himno "Stabat Mater Dolorosa", y en el s. XV San Bernardino, quienes contribuyeron a fijar y propagar la iconografía de la Virgen Dolorosa.
Las representaciones plásticas de María en el trance del dolor no ha sido unánime ni en las denominaciones ni en la manera, si bien es verdad que en todas tiene una actitud orante con expresión dolorosa como corresponde a la situación que refleja.

Nombres de la Dolorosa.

No están de mutuo acuerdo en cómo llamar a las efigies de la Virgen Dolorosa.
Podemos hacer tres grupos:

1.- Virgen de la Piedad.

Se representa a María sentada en el suelo o sobre una piedra, al pie de la cruz y con el Hijo muerto en su regazo.
Esta efigie es muy famosa en el Renacimiento, y sobre todo, en Italia, en donde Miguel Ángel hizo sus tres conocidas imágenes de la Piedad, destacándose la que se encuentra en la basílica de San Pedro del Vaticano, con la peculiaridad de que el artista ha puesto su nombre en la cinta que pasa por el corazón de la Virgen.

En España un representante en el barroco lo tenemos en las tallas de Gregorio Fernández.

2.- Virgen de los Dolores o de las Angustias.

Suele aparecer con ambos brazos abiertos y como exclamando, situada al pie de la cruz, aquel grito de dolor: "Oh vosotros, que camináis, atended y ved si hay dolor semejante al mío."
La imagen suele tener en su corazón siete espadas, representando los dolores que ha fijado la tradición.
En España se le llama en algunos sitios la Quinta Angustia.

3.- La Soledad.

Esta advocación tiene su origen en la capilla frente al Calvario en que, según una tradición, María se quedó viviendo en el Calvario hasta que Jesús resucitó; contemplando los clavos y la corona de espinas... en triste soledad.
Las características de esta imagen son: La Virgen se viste de negro y llora silenciosamente, las manos atenazadas por el sufrimiento, no necesita espada para declarar el dolor.
Esta soledad de María impresionó profundamente a nuestros antepasados, como nuestro Lope de Vega nos lo ha trasmitido con los siguientes versos:
Sin Esposo, porque estaba
José de la muerte preso;
sin Padre, porque se esconde;
sin Hijo, porque está muerto;
sin luz, porque llora el Sol;
sin voz, porque muere el Verbo;
sin alma, ausente la suya;

sin cuerpo, enterrado el cuerpo;
sin tierra, que todo es sangre;
sin aire, que todo es fuego;
sin fuego, que todo es agua;
sin agua, que todo es hielo;
con la mayor soledad...

Cuántas espadas?

Se ha tomado como símbolo de dolor en María una espada, teniendo en cuenta la profecía de Simeón: "Una espada te atravesará el alma" (Lc. 2, 35).
El número simbólico de siete espadas es el que ha predominado sobre todo a partir del s. XV.
Hay un grabado del s. XVI que tiene 13 espadas.
El murciano Salzillo (s. XVIII) talló una imagen de la Dolorosa, que sólo lleva clavada una espada, la Virgen de la Purísima Angustia de la iglesia de Santa Catalina, de Cádiz.
Como los dolores son tan numerosos y variados nunca los autores se pusieron de acuerdo acerca de cuáles eran cada uno, hasta llegó el momento que parecía como si hubiese una competición para ver quién encontraba más en la biografía de la Virgen, hasta el punto que llegaron a contarse hasta 150. Lo que sí sabemos es que María por ser Corredentora con su Hijo y al escoger éste el camino del sufrimiento tuvo que sufrir mucho, nunca el dolor estuvo ausente en su vida.

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA


Bienaventurada
Camilo Valverde Mudarra


A ti, la llena de gracia,
la elegida de Dios,
la esclava sencilla,
te llamarán bienaventurada
todas las generaciones 

Tú que, sabia,
aceptaste la voluntad del Señor,
muéstranos que, quien se humilla,
tendrá, en su morada,
un puesto con sus bendiciones. 

Guíanos tú, la Bienamada,
a guardar tu amor
y llevarlo a pueblos y regiones
y traer la paz a las naciones. 

TE ACLAMAMOS VIRGEN MARÍA, POR MADRE Y SEÑORA

   
Te aclamamos por Madre y Señora 
Himno, Liturgia de las horas


Te aclamamos por Madre y Señora 
-eres causa de nuestra alegría-; 
nuestra Reina, la corredentora 
que ha querido mostrarse pastora. 
¡Oh humildísima Virgen María! 
  
Has trocado la augusta diadema 
por sencillo sombrero con flores, 
amapolas y espigas tu gema, 
y es un báculo humilde tu emblema 
de Pastora entre tantos pastores. 
  
Cual ninguno conoces la fuente, 
manantial de las aguas tranquilas. 
A la sombra del Omnipotente 
no hay oveja que no se apaciente 
cuando tú, cual Pastora, vigilas. 
  
¡Qué feliz es contigo el rebaño!, 
lo recuestas en verdes praderas 
lo conduces con gozo y sin daño, 
lo defiendes del mal, del engaño, 
en guardarle del lobo te esmeras. 
  
Quien de ti se ha fiado no falla 
al cruzar las cañadas oscuras, 
lo proteges en toda batalla, 
eres lumbre y escudo y muralla, 
le hallas pasto en las peñas más duras. 
  
¡Gloria a aquel que la quiso tan bella! 
Gloria al Hijo, su dicha y su encanto 
-Astro Rey que nació de una estrella-. 
Por la obra que él hizo con ella, 
gloria sea al Espíritu Santo.  

TANTAS VECES, VIRGEN MARÍA ME HAS AUXILIADO


Tanta veces, María
Rafael Ángel Marañón


Tantas veces María me has auxiliado, 
Que siento la vergüenza, angustia y pena 
Del que torna de casa hostil y ajena 
Y volviendo a tu amor, llego turbado. 

Ignoran las estrellas cuando, helado, 
En las noches de oscuridad suprema 
Sin luna, sin lucero, mi gangrena 
Crecía con el furor de mi pecado 

Acudo una vez más a tu clemencia 
Y apelo a tu serena mansedumbre, 
Más grata cuanto más vil fue mi ausencia. 

Y sé que tu recibes mi dolencia; 
Que afable me convidas a tu lumbre 
Por que es inagotable tu paciencia.