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sábado, 5 de abril de 2014

RIESGOS


 Riesgos...

Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Acercarse a otro ser es arriesgarse a comprometerse.
Mostrar emoción es arriesgar que se te conozca.
Someter a la gente tus ideas y sueños, es ponerlos en riesgo.
Amar es correr el riesgo de no ser correspondido.

Vivir es arriesgarse a morir.
En toda esperanza hay el riesgo del desespero.
En todo intento, el riesgo de fracasar.
Pero los riesgos se han de tomar, porque el mayor peligro en esta vida, es no arriesgar nada.

Porque el que nada arriesga, nada hace...nada tiene...nada es.
Tal vez pueda ahorrar el sufrimiento y dolor, pero a fin de cuentas, no puede aprender, ni sentir, ni cambiar, ni crecer, ni amar, ni vivir.
Encadenado por las certidumbres será un esclavo, sacrificará el ser libre.
Sólo arriesgando se consagra la libertad.

OBEDIENCIA A LA VIRGEN MARÍA

Las Virtudes de María
Obediencia de María
San Alfonso María de Ligorio



Por el amor que María tenía a la virtud de la obediencia, cuando recibió la Anunciación del ángel san Gabriel no quiso llamarse con otro nombre más que con el de esclava: "He aquí la esclava del Señor". Sí, dice santo Tomás de Villanueva, porque esta esclava fiel ni en obras ni en pensamiento contradijo jamás al Señor, sino que, desprendida de su voluntad propia, siempre y en todo vivió obediente al divino querer. Ella misma declaró que Dios se había complacido en esta su obediencia cuando dijo: "Miró la humildad de su esclava" (Lc 1,48), pues la humildad de una sierva se manifiesta en estar pronta a obedecer. Dice san Agustín que la Madre de Dios, con su obediencia, remedió el daño que hizo Eva con su desobediencia. La obediencia de María fue mucho más perfecta que la de todos los demás santos, porque todos ellos, estando inclinados al mal por la culpa original, tienen dificultad para obrar el bien, pero no así la Virgen. Escribe san Bernardino: María, porque fue inmune al pecado original, no tenía impedimentos para obedecer a Dios, sino que fue como una rueda que giraba con prontitud ante cualquier inspiración divina. De modo que, como dice el mismo santo, siempre estaba contemplando la voluntad de Dios para ejecutarla. El alma de María era, como oro derretido, pronta a recibir la forma que el Señor quisiera.

Bien demostró Maria lo pronto de su obediencia cuando por agradar a Dios quiso obedecer hasta al emperador romano, emprendiendo el viaje a Belén estando en estado y en pobreza, de modo que se vio constreñida a dar a luz en un establo. También, ante el aviso de san José, al punto, la misma noche, se puso en camino hacia Egipto, en un viaje largo y difícil. Pregunta Silveira: ¿Por qué se reveló a José que había que huir a Egipto y no a la Virgen que había de experimentar en el viaje más trabajos? Y responde: Para darle ocasión de ejercitar la obediencia, para la cual estaba muy preparada. Pero, sobre todo, demostró su obediencia heroica cuando por obedecer a la divina voluntad consintió la muerte de su Hijo con tanta constancia. Por eso, a lo que dijo una mujer en el Evangelio: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron", Jesús respondió: "Más bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la cumplen" (Lc 11,28). En consecuencia, conforme a Beda el Venerable, María fue más feliz por la obediencia al querer de Dios que por haber sido hecha la Madre del mismo Dios.

Por esto agradan muchísimo a la Virgen los amantes de la obediencia. Se cuenta que se le apareció la Virgen a un religioso franciscano llamado Accorso cuando estaba en la celda, pero en ese instante fue llamado para confesar a un enfermo y se fue. Mas al volver encontró que María lo estaba esperando, alabándole mucho su obediencia. Como, al contrario, reprendió a un religioso que después de tocar la campana se quedó completando ciertas devociones.

Hablando la Virgen a santa Brígida de la seguridad que da el obedecer al padre espiritual, le dijo: La obediencia es la que introduce a todos en la gloria. Porque, decía san Felipe Neri, que Dios no nos pide cuenta de lo realizado por obedecer, habiendo dicho él mismo: "El que a vosotros oye, a mí me oye; el que a vosotros desprecia, a mí me desprecia" (Lc 10,16). Reveló también la Madre de Dios a santa Brígida que ella, por los méritos de su obediencia, obtuvo del Señor que todos los pecadores que a ella se encomiendan sean perdonados.

Reina y Madre nuestra, ruega a Jesús por nosotros, consíguenos por los méritos de tu obediencia ser fieles en obedecer a su voluntad y las órdenes del director espiritual. Amén.

FUENTES DE LA MARIOLOGÍA

Fuentes de la Mariologia
Congregación para el Clero, Vaticano

Obtenemos noticias sobre la Virgen Madre de Dios y de la Iglesia:

De las fuentes de la Revelación: Palabra de Dios escrita (Sagrada Escritura) y Palabra de Dios transmitida de viva voz a través de todas las generaciones (Tradición).

LA SAGRADA ESCRITURA, en el Antiguo Testamento, nos habla de la Virgen de manera misteriosa.

En el GENESIS aparece íntimamente llegada a la promesa del Redentor inmediatamente después del pecado de nuestros progenitores, así como Eva estaba íntimamente ligada con Adán en la comisión de ese pecado. Las palabras de Yahvé:

" Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza mientras tú te abalances a su calcañal " (Gén 3, l5),

Nos hacen ver a Cristo con María triunfando sobre el demonio tentador.

En las personas bíblicas de Rut, Judit, Ester, así como en la Esposa de los Cantares y, sobre todo en la Hija de Sión, se ha visto vislumbrada la figura de María, así como en múltiples textos de los libros sapienciales, que la Iglesia recibe en su liturgia mariana.

Así también aparece, según el mismo entender de los santos padres, la figura del misterio de la Virgen Fecunda en la nube que el profeta Elías divisara desde el Monte Carmelo, y que se convirtió en abundante lluvia (l Re l8, 44), con grandes beneficios para la tierra de Israel esterilizada tras larga sequía.

En el NUEVO TESTAMENTO aparece María aureolada de una sobriedad maravillosa que hace más admirables y llenos de frescor natural los relatos. En los Sinópticos (Evangelios de San Mateo, San Marcos y San Lucas), especialmente en San Lucas, se nos manifiesta la presencia histórica de María en los hechos de la Infancia del Señor. El Evangelio de San Juan nos complementa, por decirlo así, la Mariología del Nuevo Testamento con el relato detallado del papel espiritual de María en las Bodas de Caná y al pie de la Cruz del Señor, en el Calvario. (Jn 2,l2, l9,25-27)

LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES nos completan la figura neotestamentaria de María, describiéndonos su presencia en la naciente Iglesia del Cenáculo y Pentecostés y, por fin, en el Apocalipsis se vislumbra, según la constante interpretación de la Iglesia en sus Santos Padres y en la Liturgia, el misterio de la gloria de María.

LA TRADICION, segunda gran fuente de la Palabra de Dios revelada, nos presenta a María, bien sea a través de las decisiones de los concilios y de los Sumos Pontífices acerca de sus diversos misterios, o bien en los comentarios de los Santos Padres y escritores eclesiásticos, así como también en las manifestaciones de la arqueología, del arte cristiano de todos los tiempos, y de la liturgia.

Fuente: Clerus.org

OBSEQUIOS A LA VIRGEN MARÍA


Obsequios a la Virgen María

Que los hijos amantes suelen tributar a su Santísima Madre; y pueden servir de flores  espirituales. 

1) Consagrarle el mes que va desde el 7 de noviembre al 7 de diciembre. 

2) Tener una imagen de María adornada en casa, y obsequiarla lo mejor que se pueda. 

3) Saludarla afectuosamente al pasar delante de alguna iglesia o imagen suya. 

4) Pedirle la bendición al levantarse por la mañana, y al acostarse por la noche. 

5) Al salir de casa pide a la Virgen que bendiga tus pasos y acciones. 

6) Inspirar la devoción de María a otros, sobre todo a los hijos y amigos. 

7) Decir con grande afecto el Avemaría cuando diere el reloj. 

8) En los peligros y tentaciones acogerse al manto de la Virgen invocando su auxilio. 

9) Decir mañana y tarde un Avemaría con alguna oración a la Virgen.
10) Decir con toda confianza el “Acordaos” para alcanzar una buena muerte. 

11) No dejes pasar día alguno sin ofrecer tu familia y tus trabajos a la Virgen. 

12) Hacer a María protectora del hogar y la familia. 

13) Llevar siempre algún escapulario o medalla de la Virgen. 

14) Oír o hacer celebrar Misa en honor a María Santísima. 

15) Visitar alguna Iglesia o altar consagrado a María. 

16) Dar limosna a los pobres en obsequio de nuestra Señora. 

17) Visitar y consolar algún enfermo por amor a María. 

18) Socorrer a las almas del purgatorio más devotas de María rezando por ellas. 

19) Entrar en alguna Congregación de la Virgen y observar fielmente sus estatutos. 

20) Llevar medalla de la Virgen, y, apretándola de cuando en cuando al corazón, decirle: yo te lo  entrego para siempre, oh Madre mía. 

21) Compadecerse de los dolores de la Virgen y rezar en su honor siete Avemarías. 

22) Tener los sentidos, principalmente la vista, recogidos en honor de la Virgen. 

23) Rezar con especial devoción el Angelus. 

24) Ejercitarse en algún trabajo bajo y humilde por amor a María. 

25) Ofrecer de cuando en cuando las penas y trabajos a María. 

26) Imitar las virtudes de la Virgen, y para esto preguntarse a menudo: ¿qué haría María puesta  en las circunstancias en que yo me hallo? 

27) Ofrecer el Corazón a la Virgen. 

28) Trabajar en la conversión de algún pecador. 

29) Frenar la lengua en honor de María. 

30) El principal obsequio y el más agradable a María es perseverar, en su devoción, cualquiera  sea. 

31) Rezar por el Santo Padre. 

32) Hacer comuniones espirituales durante el día. 

33) Rezar con fervor el Santo Rosario. 

34)Hacer alguna mortificación en la comida. 

35)Rezar por las misiones y los misioneros. 

36) Hacer una visita a Jesús sacramentado. 

37) Lectura espiritual sobre la Virgen. 

38) Rezar por nuestro Padre Fundador y sus intenciones.

Fuente: cristorey.org