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martes, 26 de agosto de 2014

PENSAMIENTO MARIANO 58


PENSAMIENTO MARIANO

María, no pudiendo crear al hombre ya creado por nosotros, cooperó con nosotros a recrearlo mediante la encarnación de mi Verbo en ella. En consecuencia concurrió a dar la paz haciendo a la criatura capaz de recibir su visión beatífica y su glorificación. 

Santa María Magdalena de Pazzi

EL MISTERIO DE LA VIRGEN MARÍA

El misterio de la Virgen María
María Velázquez Dorantes



 Cuántas cuestiones giran entorno al misterio de María, y muchas aún la ciencia no les encuentra sentido u explicación, pero para comprender su misterio basta escuchar el corazón y tratar de adoptar el papel del corazón de María.  

El misterio de María no es tan complicado como parece, no exige de tantos razonamientos y lógicas ineludibles, basta entender que María es amor de Dios, y cómo Dios es amor; María es un brote de Amor por todo. Debido a que los roles que ella adopta.  

El rol de mujer, de madre, de sierva, de obediencia, de entrega, de amiga, de guía, de caminante, etc., cada papel que ella desempeña no tiene mucho de incomprensible porque cada papel lo ejerce sobre el principio básico y factor creador del Universo: el amor.  
Desde la anunciación María comprendió el amor del Padre para enviar a su hijo, en los meses de gestación María alimento a Jesús con su amor, al mismo tiempo que su Hijo de devolvía ese sentimiento. 

A la hora del parto, basto hacer brillar la estrella de Belén para comprender que todo había salido como el amor del Padre lo había planeado, los años siguientes ella fue madre como lo son muchas mujeres, fue una madre cariñosa, elocuente, madura, madre humana y madre espiritual. 

María en su amor infinito comenzó a entender a Jesús y a comprender la misión misma, sin embargo, al igual que nosotros ella experimenta el proceso de Salvación con miedos, ansiedades, angustias, no obstante puso todo en manos del Padre, del Hijo y del Espíritu para que el amor de la Divinidad le otorgarán las fortalezas suficientes para enfrentar la muerte, la resurrección y la entrega de la humanidad por parte de Cristo.  

El misterio que envuelve a María se encuentra en el corazón amoroso de toda su vida porque es una de las herramientas fundamentales para abrir paso al florecimiento del conocimiento del por qué el Creador ama tanto a la humanidad, y siendo la sierva escogida acata los prodigios de madre, de valor, de humildad, de lucha, de paz, de bondad todos ellos generados por el gran sentimiento y denominador común: amor. 

INVOCACIONES A LA VIRGEN MARÍA


Invocaciones a la Virgen María 


Ave, Tú por quien resplandecerá la dicha.
Ave, Tú por quien se renueva la creación.
Ave, iniciada en los misterios
de una inefable voluntad.
Ave, fe de acontecimientos que requieren silencio.
Ave, oh puente que de la tierra hace pasar al cielo.
Ave, Tú que inefablemente generaste la luz.
Ave, terreno que germina
abundancia de misericordia.
Ave, porque haces reflorecer el jardín de delicias.
Ave, incienso que haces escuchar las súplicas.
Ave, propiciadora del mundo entero,
Ave, benevolencia de Dios por los hombres.
Ave, confianza de los hombres en Dios.
Ave, de los Apóstoles vez perenne.
Ave, de los mártires invencible valor,
Ave, luminoso signo de la gracia.
Ave, Tú por quien fuimos revestidos de gloria.
Ave, rayo de místico día.
Ave, Tú que iluminas los iniciados en los misterios de la Santísima Trinidad.
Ave, alegría de todas las generaciones.
Ave, flor de pureza.
Ave, corona de fortaleza.
Ave, que en Ti resplandece el tipo de la resurrección.
Ave, morada del Dios infinito.
Ave, columna de la virginidad.
Ave, iniciadora de espiritual plenitud.
Ave, Tú que revistes corno esposas
a las almas santas.
Ave, fulgor que ilumina las almas.
Ave, de la Iglesia irremovible torre.
Ave, arca revestida de oro por el Espíritu Santo.

IMITAR A MARÍA SANTÍSIMA, NOS UNE A DIOS



Imitar a María Santísima, nos une a Dios
Carlos Díaz Rodríguez


La Santísima Virgen María, nuestra madre fiel, se nos ha sido entregada no nada más para sentir su amor ¡que ya es bastante! Sino que se nos ha dado también para que la imitemos. El Padre Dios se complace en ver en las almas el reflejo de su Hijo Jesucristo y las virtudes que él práctico y que desea que vivamos, las ha hecho parte de su existencia la Virgen María por lo que en ella encontramos un modelo de imitación ya que en la medida en que, hagamos nuestras, las virtudes cristianas que la Virgen María vivió, iremos profundizando en el amor de Dios porque lo único que nos separa su amor es el pecado y el imitar las virtudes cristianas de María Santísima nos lleva a no dejarnos encadenar por el mal.

María, Nuestra Madre, fue obediente, valiente, entregada, pura, servidora, toda una buena madre, comprensiva, cercana al que sufre, seguidora de Cristo, etc. Y si nosotros somos también obedientes, valientes, entregados, puros, etc. Estaremos caminando hacía el encuentro del Señor porque el Espíritu Santo hace de nuestros esfuerzos unos auténticos méritos, es decir, hace que nuestras obras valgan la pena y que nos lleven a seguir adelante en la conquista de la salvación que Cristo nos ofrece y que se gana en la medida en que vivamos sus enseñanzas. La Virgen María es un puente que nos lleva a profundizar en el amor de Dios, a vivir las gracias que el Padre nos tiene, porque ella es un ejemplo y el seguirla nos llevará a ser, lo que Jesús quiere, auténticos discípulos de la Cruz y del Espíritu Santo. Si el cristiano ama de verdad a Dios, debe reconocer a quien es su madre, debe valorar el mensaje de vida que María Santísima. Ella es humana como nosotros por lo que conoció el dolor y por eso es que nos comprende y a partir de esa comprensión nos sigue ayudando a encontrarnos con Dios.

El imitar a María no es caer en la adoración hacía ella, el imitar a María es unirnos más a Jesús porque él se complace al ver que en nosotros hay algo de su madre amadísima. Jesús nunca nos daría, como modelo a imitar, ha alguien que nos apartará de él así que si nos dio a la Santísima Virgen fue porque ciertamente en ella encontramos a una persona humana que se dio a la causa del amor, que resistió el dolor de ver morir a su propio Hijo en la Cruz, que ante todo, respondió a la voluntad del Padre porque no cualquiera se lanza a la misión que María tuvo, no cualquiera resiste los dolores que ella experimentó, en fin, en ella tenemos a una amiga, a una compañera y sobre todo a una madre en quien confiar.

Ante un mundo difícil, María nos invita a ser comprensivos, ante un mundo marcado por el dolor, María nos recuerda la grandeza del amor de Dios, ante un proyecto de bien, María nos anima a seguir, en verdad ella siempre nos está ayudando y en la medida en que la imitemos iremos conociendo los tesoros del Sagrado Corazón de Jesús. Imitar a María no nos llevará como destino final a ella misma sino a Dios, todo lo que pasa por María no se queda en ella sino que va para Dios, la existencia misma de María no es por su poder sino por la gracia del Espíritu Santo, ante esto, no tengamos miedo en ser muy de María porque ella es la madre de Jesús Sacerdote, quien nos ama y precisamente porque nos ama nos ha dado a su propia madre.