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lunes, 1 de septiembre de 2014

IMITAR A LA VIRGEN MARÍA, NOS UNE A DIOS


Imitar a María Santísima, nos une a Dios
Carlos Díaz Rodríguez


La Santísima Virgen María, nuestra madre fiel, se nos ha sido entregada no nada más para sentir su amor ¡que ya es bastante! Sino que se nos ha dado también para que la imitemos. El Padre Dios se complace en ver en las almas el reflejo de su Hijo Jesucristo y las virtudes que él práctico y que desea que vivamos, las ha hecho parte de su existencia la Virgen María por lo que en ella encontramos un modelo de imitación ya que en la medida en que, hagamos nuestras, las virtudes cristianas que la Virgen María vivió, iremos profundizando en el amor de Dios porque lo único que nos separa su amor es el pecado y el imitar las virtudes cristianas de María Santísima nos lleva a no dejarnos encadenar por el mal.

María, Nuestra Madre, fue obediente, valiente, entregada, pura, servidora, toda una buena madre, comprensiva, cercana al que sufre, seguidora de Cristo, etc. Y si nosotros somos también obedientes, valientes, entregados, puros, etc. Estaremos caminando hacía el encuentro del Señor porque el Espíritu Santo hace de nuestros esfuerzos unos auténticos méritos, es decir, hace que nuestras obras valgan la pena y que nos lleven a seguir adelante en la conquista de la salvación que Cristo nos ofrece y que se gana en la medida en que vivamos sus enseñanzas. La Virgen María es un puente que nos lleva a profundizar en el amor de Dios, a vivir las gracias que el Padre nos tiene, porque ella es un ejemplo y el seguirla nos llevará a ser, lo que Jesús quiere, auténticos discípulos de la Cruz y del Espíritu Santo. Si el cristiano ama de verdad a Dios, debe reconocer a quien es su madre, debe valorar el mensaje de vida que María Santísima. Ella es humana como nosotros por lo que conoció el dolor y por eso es que nos comprende y a partir de esa comprensión nos sigue ayudando a encontrarnos con Dios.

El imitar a María no es caer en la adoración hacía ella, el imitar a María es unirnos más a Jesús porque él se complace al ver que en nosotros hay algo de su madre amadísima. Jesús nunca nos daría, como modelo a imitar, ha alguien que nos apartará de él así que si nos dio a la Santísima Virgen fue porque ciertamente en ella encontramos a una persona humana que se dio a la causa del amor, que resistió el dolor de ver morir a su propio Hijo en la Cruz, que ante todo, respondió a la voluntad del Padre porque no cualquiera se lanza a la misión que María tuvo, no cualquiera resiste los dolores que ella experimentó, en fin, en ella tenemos a una amiga, a una compañera y sobre todo a una madre en quien confiar.

Ante un mundo difícil, María nos invita a ser comprensivos, ante un mundo marcado por el dolor, María nos recuerda la grandeza del amor de Dios, ante un proyecto de bien, María nos anima a seguir, en verdad ella siempre nos está ayudando y en la medida en que la imitemos iremos conociendo los tesoros del Sagrado Corazón de Jesús. Imitar a María no nos llevará como destino final a ella misma sino a Dios, todo lo que pasa por María no se queda en ella sino que va para Dios, la existencia misma de María no es por su poder sino por la gracia del Espíritu Santo, ante esto, no tengamos miedo en ser muy de María porque ella es la madre de Jesús Sacerdote, quien nos ama y precisamente porque nos ama nos ha dado a su propia madre.

LA VIRGEN MARÍA, ESCLAVA Y LA MADRE DE DIOS


Esclava y Madre de Dios 
Teodoro H. Matín


Espejo del lago más puro, María. 
En él está Dios gozando de su propio rostro. 
El firmamento enjoyado de estrellas 
baja las luces y se arrodilla 
mirando y mirando 
la obra de las obras que Dios ha creado. 
La más bella de sus maravillas. 
La obra maestra 
salida de manos de la Trinidad.

Encarnación y Asunción. 
Camino de honduras, sendero de gloria. 
Cuanto más ahonda la raíz de esclava 
más son los frutos que llegan 
a las fronteras de la Trinidad. 
María, la dignidad más excelsa 
que se ha producido 
fuera del Reino de la Trinidad. 
La Virgen ha dado a Dios Madre, 
a los ángeles reina, y salvador 
a los hombres. 
Por ella Dios tiene Madre. 
Por ella Dios es Hijo del Hombre. 
En ella se anudan el ser creado
y el increado.

¡Oh Dios! La creaste sólo pata ti.
Paraíso aparte. 
Frente al universo otro universo. 
Frente al imperio otro imperio. 
Frente al orden de los astros el orden nuevo 
del corazón. Cielos nuevos y tierra nueva. 
Tú la preparaste, la santificas 
para ser Madre del Hijo-Dios. 
Desprendida de toda mundanería
vuela María hasta el borde de la Divinidad.
Bienaventurada en tu pobreza,
revestida por eso de tanta grandeza.
¡Oh Dios!
Tuyo es el Hijo, eternamente nacido.
Completamente tuyo.
Y suyo de ella totalmente
por nuevo nacimiento.
¿Un lazo de unión Padre-Hijo en el cielo,
el Espíritu.

Lazo también el Espíritu
entre el Padre y la Madre.
Los tres nos dieron a todos
el Hijo en la tierra.
¡Esclava y Madre de Dios!
Bajas muy bajo, subes muy alto,
Criatura del Creador y Señora de la creación.
Llévanos con los Tres cuando el carro de Elías
nos venga a buscar.

Porque tú eres más que la gracia y la gloria,
más que el orden supremo y las jerarquías.
Compartimos con el Verbo nuestra naturaleza,
que tiene en él subsistencia, persona divina.
Unión la más honda, la más ata, la más ancha.
Unión hipostática, dicen, que nos diviniza.
Como dijo el profeta y Cristo recuerda:

“Sois dioses”.
¡Gracias a Ti, Esclava y Madre de Dios!

PENSAMIENTO MARIANO 61


PENSAMIENTO MARIANO

No es verdadera devoción a la Santísima Virgen rezarle muchas oraciones, pero mal dichas, sin darnos cuenta de lo que decimos.

 San Luis Grignon de Montfort

PENSAMIENTO MARIANO 60



PENSAMIENTO MARIANO

Nadie invocó a María que no haya sido favorecido. De María recibe el cautivo redención, curación el enfermo, consuelo el afligido, el pecador perdón, el justo gracia, el Ángel alegría. 

San Bernardo