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viernes, 10 de octubre de 2014

NUESTRA SEÑORA DEL BUEN REMEDIO, PATRONA DE LA ORDEN TRINITARIA, 8 DE OCTUBRE

Nuestra Señora del Buen Remedio,
 Patrona de la Orden Trinitaria
Octubre 8

La palabra Remedio viene del latín: “Remedium”, que etimológicamente significa “medicina, medio de curar y sanar”, lo que restablece la salud; y en sentido figurado indica cuanto sirve para las enfermedades del alma. La advocación de Nuestra Señora del Remedio, conserva y retiene ese doble significado.

Según el religioso trinitario fr. Bonifacio Porres, la advocación del Remedio no es unitaria, y pudo comenzar a la vez e independientemente en diferentes lugares, las cuales coinciden solo en título, pero en muchos casos narran historias y leyendas propias, como sucedió con otras advocaciones marianas. Pero cuando se habla de la Patrona de la Orden Trinitaria y de los lugares a donde tradicionalmente ha llegado esta devoción por el apostolado de los religiosos de dicha Orden o de los fieles o cofradías relacionadas con ellos, se le puede encontrar ya sea en singular: “del Remedio” (Como en Cataluña), en plural: de “los Remedios” (Algunos lugares de España) o acompañado de adjetivo: “del Buen Remedio” (como en Francia e Italia).

Es menester aclarar que en otros lugares, especialmente en España, se han "trinitarizado" muchas imágenes de la Virgen del Remedio (o de los Remedios), cuyo origen no guarda relación alguna con la Orden de la Santísima Trinidad.

HISTORIA:
Los datos propiamente históricos más antiguos que se tienen sobre éste título son del siglo XV, pero posiblemente el nacimiento del mismo se ubica un siglo antes. Es muy corriente que imágenes antiguas de la Virgen María, sin título especial, lo recibieran en tiempos más modernos.

No se tienen noticias históricas específicas de la devoción a la Virgen del Remedio en los primeros tiempos de la Orden, pero se sabe que desde muy antiguo los trinitarios han expresado una predilección hacia la misma.

Según una tradición de la Orden, posiblemente producto de la piedad popular de los trinitarios del siglo XVI y del deseo de comprobar que desde los orígenes se ha venerado a la Virgen con el título del “Remedio”; en un momento en que san Juan de Mata se encontraba haciendo una redención, no podía rescatar a todos los cristianos, pues le hacía falta dinero. Se encomendó a la Madre de Dios y ella misma, se le apareció en persona y le entregó una bolsa de monedas con las que pudo comprar a todos los esclavos y luego darles la libertad en tierras cristianas.

Una leyenda más tardía, asegura que fue la misma Virgen quien le ofreció a san Juan de Mata y a san Feliz de Valois el escapulario de la Orden de la Santa Trinidad.

Independientemente de lo subjetivas que puedan llegar a ser estas leyendas, han sido ellas las que han marcado en gran parte la iconografía de la Virgen del Remedio. 

Cuando comenzó la batalla de Lepanto, en muchos santuarios y varias advocaciones fue invocada la Virgen María para que intercediese ante Dios en favor de la Cristiandad amenazada por los turcos, la más popular de todas es la de Nuestra Señora del Rosario, cuya celebración es el 7 de octubre. Obviamente los trinitarios valencianos y sus amigos y bienhechores, se encomendaron a su patrona: la Virgen del Remedio.
Don Juan de Austria, general de las tropas cristianas, el día 7 de octubre de 1571, momentos antes de dar la batalla a los turcos en el golfo de Lepanto, y por indicación de Miguel de Moncada, virrey de Valencia y patrón del convento trinitario, invocó a la Virgen del Remedio. Al obtener la victoria, agradeció a la Virgen, donando 200 doblas de oros y una riquísima aljuba turca al convento de los trinitarios. El papa Gregorio XIII el 3 de septiembre de 1575, concedió a esa iglesia la celebración para el 7 de octubre.

DEVOCIÓN Y EXPANSIÓN:
Antes de 1571 había en la Orden cinco conventos conocidos bajo el título de Nuestra Señora del Remedio o de los Remedios, tres de los cuales fueron fundados en ermitas ya dedicadas a esta advocación: Valencia, Ronda y Fuensanta, y los otros (Cuenca y la Rambla) cambiaron su precedente título por el del Remedio. Existían también una capilla en Salamanca y otra en Barcelona y cofradías en Jaén, Sagunto y Zaragoza, que llevaban el título.

Después de la victoria de Lepanto, se aumentó el entusiasmo por la advocación del Remedio. Por influencia, especialmente del convento de Valencia, se fueron multiplicando las capillas y cofradías en las iglesias de la Orden.

Con el tiempo, la devoción se afianzó y tomó cuerpo en la Orden. Desde 1620, a la cofradía que normalmente se llamaba de la SS. Trinidad se le añadió: y del Buen Remedio. Comienzan a redactarse devocionales, manuales, novenas e historias de la advocación. Es en este contexto donde nacen las leyendas sobre la aparición de la Virgen a san Juan y san Felix.

En el capítulo general de Roma del 18 de mayo de 1688, el nuevo ministro general fr. Antonio Pegueroles (hasta entonces provincial de Aragón), definió a la Virgen del Remedio como Patrona de la Orden Trinitaria. A su vez se convirtió en patrona de la Provincia de Aragón.

Con fecha del 12 de julio de 1727, alcanzaron los trinitarios calzados de la S. Congregación de Ritos, facultad para rezar el oficio de Nuestra Señora de las Nieves en honor de la Virgen del Remedio el segundo domingo de octubre. Aunque por un pleito con los Mercedarios, se revocó el documento que daba tal autorización, los trinitarios siguieron celebrando la fiesta en sus conventos, de manera particular el 7 o el segundo domingo de octubre.

Los trinitarios se encargaron de transmitir la devoción fuera de los propios conventos, e implantaron su culto en muchos lugares, por medio de la cofradía de la SS. Trinidad y de la Virgen del Buen Remedio, llegándose a venerar en Bélgica, Aragón, Italia, Andalucía, Castilla y Francia.

Los Trinitarios descalzos y la Virgen del Remedio
Recordemos que a partir de 1599, la historia de la Orden se divide entre los trinitarios de la antigua observancia (calzados) y los trinitarios descalzos (de san Juan Bautista de la Concepción en España). Los trinitarios descalzos veneraban a Nuestra Señora de Gracia, en vez de la Virgen del Remedio, que se había popularizado entre los calzados.

Cuando se unieron a la descalzos españoles, los conventos de Livorno y Turín, en Italia, y el Foucon en Francia, pertenecientes hasta entonces a los descalzos franceses, se encargaron de transmitir al resto de los conventos descalzos (en Italia) el culto de la Virgen del Remedio que ellos ya veneraban fervorosamente, anteponiéndole el adjetivo Buen (hacia el siglo XVII).

Con la restauración de la Orden en Italia, se va tomando como cosa propia esta devoción a la virgen del Remedio, especialmente a partir de 1920. En España curiosamente comenzó un proceso de fusión entre las dos advocaciones, llamándola indistintamente, Nuestra Señora de Gracia y del Remedio.

Patrona de la Orden de la Santa Trinidad 
Luego de tanto esfuerzo por conseguir su patrocinio de la Sede Apostólica, Nuestra Señora del Remedio ha sido declarada Patrona Principal de la Orden, junto con Santa Inés, virgen y mártir, por el papa Juan XXIII en 1961, accediendo a una petición que había hecho el Capítulo General de 1959.

En la actualidad los trinitarios celebran la Fiesta de Nuestra Señora del Remedio con rango de Solemnidad el día 8 de octubre y el No 52 de nuestras Constituciones dice ...”honren a la Virgen María con afecto filial y con verdadera devoción, fomenten su culto, venerándola, según una antiquísima tradición de la Orden, bajo el título de bienaventurada Virgen María del Buen Remedio, Patrona principal de nuestra Orden, rezando el rosario mariano y celebrando la misa votiva y la Liturgia de las Horas el sábado, según las rúbricas”.
Finalmente, las representaciones más comunes (existiendo muchas y variadas) de la Virgen del Remedio son aquellas en las que se encuentra vestida con el hábito trinitario, con una de sus manos sostiene una bolsa de monedas, mientras con la otra carga al Niño quien tiene en sus manos el escapulario trinitario. Si la imagen se representa sin el niño, suele ser la Virgen quien lleva los escapularios.




NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL BUEN REMEDIO



Novena a Nuestra Señora
del Buen Remedio

Oh Reina del Cielo y de la Tierra, Santísima Virgen, nosotros te veneramos, Vos sois la Hija Bien Amada del Dios Altísimo, la Madre elegida por el Verbo Encarnado, la Inmaculada Esposa del Espíritu Santo, el Sagrado Vaso de la Altísima Trinidad. Oh Madre del Divino Redentor, que, bajo el titulo de Nuestra Señora del Buen Remedio vienes en ayuda de todos los que te llaman, extended a nosotros vuestra protección maternal. Dependemos de Vos, Oh querida Madre, como hijos sin ayuda y necesitados dependen de madre tierna y cuidadosa.


Ave María…

Nuestra Señora del Buen Remedio, fuente de ayuda inefable, permitid que podamos retirar de vuestro tesoro de gracias, en nuestro tiempo de necesidad, todo lo que necesitamos.
Tocad los corazones de los pecadores, a fin de que puedan buscar la reconciliación y el perdón. Confortad a los afligidos y a los solitarios, ayudad a los pobres y a los que perdieron la esperanza; ayudad a los enfermos y a los que sufren. Puedan ellos ser curados del cuerpo y alma, y fortalecidos en espíritu para soportar sus sufrimientos con paciente resignación y fortaleza cristiana.


Ave María…

Querida Señora del Buen Remedio, fuente de ayuda infalible, vuestro Corazón compasivo conoce el remedio para toda aflicción y miseria que encontramos en la vida.
Ayudadnos con vuestras oraciones e intersección a encontrar remedio para nuestros problemas y necesidades, especialmente para… (Colocar aquí la intención).


De Nuestra parte, Oh amorosa Madre, nosotros nos comprometemos a un estilo de vida más intensamente cristiano, a una observancia más cuidadosa de las leyes de Dios, a ser más concientes en cumplir las obligaciones de nuestro estado de vida, y a esforzarnos para ser instrumentos de salvación en este mundo arruinado. Querida Señora del Buen Remedio, estéis siempre presente junto a nosotros, y a través de vuestra intersección, podamos gozar de salud de cuerpo, de paz de espíritu y crecer en la Fe y en el amor a vuestro Hijo Jesús.

Ave María…

Rogad por nosotros, Oh Madre del Buen Remedio
Para que podamos profundizar nuestra dedicación a vuestro Hijo, y reavivar en el mundo su Espíritu.