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domingo, 7 de diciembre de 2014

LA FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA - 8 DE DICIEMBRE


Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen.
Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra

Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net



LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Diciembre 8

Ella, desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha del pecado original.

En nuestra sociedad, la pureza tiene dos valores opuestos. Mientras la droga más pura es la más cara y todos buscan el detergente que deje la ropa más blanca, muy pocos se preocupan de mantener su alma y su vida pura, de cara a la vida eterna. Incluso, quienes se confiesan seguido son, a veces, criticados y se les califica despectivamente de "mochos". La Virgen María nos invita a vivir este ideal de la pureza, aunque para ello tengamos que ir "contra corriente".

Un poco de historia

El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado "Ineffabilis Deus" en el que estableció que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba adornada con la gracia santificante.

Desde entonces, esta es de las verdades que los católicos creemos, aunque a veces, no entendamos. Es lo que se llama Dogma o artículo de fe.

La Virgen María fue "dotada por Dios con dones a la medida de su misión tan importante" (Lumen Gentium). El ángel Gabriel pudo saludar a María como "llena de gracia" porque ella estaba totalmente llena de la gracia de Dios. Dios la
bendijo con toda clase de bendiciones espirituales, más que a ninguna otra persona creada. Ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo". (LG, n. 53)

La devoción a la Inmaculada Concepción es uno de los aspectos más difundidos de la devoción mariana. Tanto en Europa como en América se adoptó a la Inmaculada Concepción como patrona de muchos lugares.

María tiene un lugar muy especial dentro de la Iglesia por ser la Madre de Jesús. Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra.

Con esto, hay que entender que Dios nos regala también a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes para cumplir con la misión que nos ha encomendado y así seguir el camino al Cielo, fieles a su Iglesia Católica.

Podemos aprender que es muy importante para nosotros recibir el Bautismo, que sí nacimos con la mancha del pecado original. Al bautizarnos, recibimos la gracia santificante que borra de nuestra alma el pecado original. Además, nos hacemos hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Al recibir este sacramento, podemos recibir los demás.

Para conservar limpia de pecado nuestra alma podemos acudir al Sacramento de la Confesión y de la Eucaristía, donde encontramos a Dios vivo.

Hay quienes dicen que María fue una mujer como cualquier otra y niegan su Inmaculada Concepción. Dicen que esto no pudo haber sido posible, que todos nacimos con pecado original. En el Catecismo de la Iglesia Católica podemos leer
acerca de la Inmaculada Concepción de María en los números 490 al 493.

Para saber más acerca del dogma de la Inmaculada Concepción, consulta haciendo click aquí

El alma de María fue preservada de toda mancha del pecado original, desde el momento de su concepción.

María siempre estuvo llena de Dios para poder cumplir con la misión que Dios tenía para Ella.

Con el Sacramento del Bautismo se nos borra el pecado original.

Dios regala a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes, para que podamos cumplir con la misión que nos ha encomendado.

¡Virgen María, Madre Inmaculada, ruega por nosotros!

CON EL PAPA FRANCISCO A LOS PIES DE MARÍA INMACULADA


Con el Papa Francisco a los pies de María Inmaculada
8 de diciembre

Tradicional acto de veneración, homenaje y oración del Obispo de Roma a los pies de la Madre de Dios


Por: CdM – RV | Fuente: es.radiovaticana.va



María Inmaculadaverdadcaridadpureza, esplendor del Evangelio para el mundo entero. En Ti se hizo carne la Palabra de Dios
Recorriendo idealmente la peregrinación que tantas veces cumplieron sus predecesores, el Papa Franciscorealizará también este año -  el 8 de diciembre -  el tradicional acto de veneración, homenaje y oración del Obispo de Roma a los pies de la imagen  de la Madre de Dios, que vela sobre la diócesis del Papa, desde lo alto de la columna de la plaza de España. La misma que el beato Pío IX, hizo colocar sobre una columna como perenne recuerdo del Dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que había proclamado el 8 de diciembre de 1854.
«La Inmaculada es fruto del amor de Dios que salva el mundo». «¡Qué bella es nuestra Madre que pone su mirada de amor sobre nosotros!» destacó el Papa Bergoglio el 8 de diciembre de 2013. Alabando la belleza de la Madre de Dios y Madre nuestra invitó a todos los fieles a reconocer en María nuestro destino verdadero, nuestra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor de Dios.
Nos preparamos a celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, con el ruego que el Papa Francisco le dirigió en su oración a la Virgen Santa: «ayúdanos a escuchar la voz del Señor: el grito de los pobresenfermos y necesitados, los ancianos y losniños, toda vida humana sea siempre amada y venerada»:
ORACIÓN DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María
Domingo 8 de diciembre de 2013
Virgen Santa e Inmaculada,
a Ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo
y el amparo maternal de nuestra ciudad,
nos acogemos con confianza y amor.
Eres toda belleza, María.
En Ti no hay mancha de pecado.
Renueva en nosotros el deseo de ser santos:
que en nuestras palabras resplandezca la verdad,
que nuestras obras sean un canto a la caridad,
que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brillen la pureza y la castidad,
que en nuestra vida se refleje el esplendor del Evangelio.
Eres toda belleza, María.
En Ti se hizo carne la Palabra de Dios.
Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor:
que no seamos sordos al grito de los pobres,
que el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre distraídos,
que la soledad de los ancianos y la indefensión de los niños no nos dejen indiferentes,
que amemos y respetemos siempre la vida humana.
Eres toda belleza, María.
En Ti vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios.
Haz que nunca perdamos el rumbo en este mundo:
que la luz de la fe ilumine nuestra vida,
que la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,
que el ardor entusiasta del amor inflame nuestro corazón,
que nuestros ojos estén fijos en el Señor, fuente de la verdadera alegría.
Eres toda belleza, María.
Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica:
que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca,
que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero.
Amén.

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA - LUNES 8 DE DICIEMBRE DEL 2014


Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
La Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María
Solemnidad, Diciembre 8



SOLEMNIDAD

Martirologio Romano: Solemnidad de la Concepción Inmaculada de la bienaventurada Virgen María, que, realmente llena de gracia y bendita entre las mujeres, en previsión del nacimiento y de la muerte salvífica del Hijo de Dios, desde el mismo primer instante de su Concepción fue preservada de toda culpa original, por singular privilegio de Dios. En este mismo día fue definida, por el papa Pío IX, como verdad dogmática recibida por antigua tradición (1854).

Todo lo que se refiere a la Santísima Virgen María es un maravilloso misterio. Como la primera y más importante de las prerrogativas suyas es su condición de ser Madre de Dios, todo lo que deriva de ello-el caso de ser Inmaculada, por ejemplo- es una consecuencia de su especialísima, impar e irrepetible situación en medio de los hombres.

De hecho, en un tiempo concreto, justo en 1854, el papa Pío IX, de modo solemne y con todo el peso de su autoridad suprema recibida de Jesucristo, afirmó que pertenecía a la fe de la Iglesia Católica que María fue concebida sin pecado original. Lo hizo mediante la bula definitoria Ineffabilis Deus donde se declaraba esa verdad como dogma de fe.

Poco a poco fue descubriéndolo en el andar del tiempo y atendiendo a los progresos de la investigación teológica, al mejor conocimiento de las ciencias escriturísticas, a lo que era realidad viva en el espíritu y vida de los católicos y después de consultado el sentir del episcopado universal.

No es en ningún momento un gesto debido al capricho de los hombres ni a presiones ambientales o conveniencias económicas, políticas o sociales por las que suelen regirse las conductas de los hombres. No; es más bien la fase terminal y vinculante de un largo y complejo proceso en que se va desarrollando desde lo más explicito y directo hasta lo implícito o escondido y siempre al soplo del Espíritu Santo que asiste a la Iglesia por la promesa de Cristo. Por tanto, la definición dogmática no es la creación de una verdad nueva hasta entonces inexistente, sino la confirmación por parte de la autoridad competente de que el dato corresponde al conjunto de la Revelación sobrenatural. Por eso, al ser irreformable ya en adelante, asegura de manera inequívoca las conciencias de los fieles que al profesarla no se equivocan en su asentimiento, sino que están conforme a la verdad.

El libro del Génesis, la Anunciación de Gabriel trasmitida en el tercer evangelio, Belén donde nace el único y universal Redentor, El Calvario que es Redención doliente y el sepulcro vacío como triunfante se hacen unidad para la Inmaculada Concepción.

Los Santos Padres y los teólogos profundizaron en el significado de las palabras pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya reveladas y en los hechos; relacionaron las promesas primeras sobre un futuro Salvador, descendencia de la mujer, que vencería en plenitud al Maligno con aquellas palabras lucanas llena de gracia salidas del ángel Gabriel. Compararon a la Eva, madre primera de humanidad pecadora y necesitada de redención, con María, madre del redentor y de humanidad nueva y redimida. Pensaron en la redención universal y no podían entender que alguien -María- no la necesitara por no tener pecado. Con los datos revelados en la mano se estrujaron sus cabezas para entender la verdad universal del pecado original transmitido a todo humano por generación. Jugaron con las palabras Eva -genesíaca-, y Ave -neotestamentaria-, ambas del único texto sagrado, viendo en el juego maternidad analógica por lo común y lo dispar. Vinieron otros y otros más hablando de la dignidad de María imposible de superar; el mismo pueblo fiel enamorado profesaba la conveniencia en Ella de inmunidad, pero aún quedaban flecos sin atar. Salió algún teólogo geniudo diciendo ¡imposible! y otro sutil, que hilaba muy fino, afirmó que mejor es prevenir que curar la enfermedad para afirmar que la redención sí era universal y María la mejor redimida.

Solucionadas las aparentes contradicciones de los datos revelados que ataban todos los cabos sueltos y comprendido cuanto se puede entender en la proximidad del misterio, sólo quedaba dar la razón de modo solemne a la firme convicción de fieles y pastores en el pueblo de Dios que intuía, bajo el sereno soplo del Espíritu, que por un singular privilegio la omnipotencia, sabiduría y bondad infinitas de Dios habría aplicado, sin saber cómo, los inagotables méritos del Hijo Redentor a su Santísima Madre, haciéndola tan inocente desde el primer instante de su concepción, como lo fue después y para siempre, por haberla amado más que a ninguna otra criatura y ser ello lo más digno por ser la más bella de todo lo que creó. Así lo hizo, aquel 8 de diciembre, el papa Pío IX cuando clarificó para siempre el significado completo de llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.

Mientras los teólogos estudiaban y discutían todos los pormenores, los artistas les tomaron la delantera, sobre todo los españoles Murillo, Ribera, Zurbarán, Valdés Leal y otros; también no españoles como Rubens o Tiepolo. Ponían en sus impresionantes lienzos a la Inmaculada con túnica blanca y manto azul, coronada de doce estrellas, que pisaba con total potestad y triunfo la media luna y la humillada serpiente.

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO: EL SALVADOR VENDRÁ, ÉL ESTÁ POR LLEGAR



El Salvador vendrá, Él está por llegar
Adviento

Santa María de la alegría y la esperanza, danos deseos de recibir a tu Hijo Jesucristo levantando los ojos a lo alto. 


Por: P. Alberto Ramírez Mozqueda | Fuente: Catholic.net



Segundo domingo de Adviento

En el siglo II antes de Cristo, el profeta Jeremías sostenía la fe del pueblo hebreo, deportado en tierras extrañas, y su secretario, su amanuense, Baruc, también se sintió con derecho a dejarnos por escrito un librito consolador, alentando la esperanza del pueblo en el día de su retorno a la tierra prometida, al añorado templo de Jerusalén, después de amargos años en la deportación.

No le salió tan mal el verso al secretario, pues en sus páginas podemos vivir la ilusión del pueblo que regresa entre cantos de victoria y alabanza, y a nosotros nos permite vivir hoy con María, los días previos a la venida de su Hijo Jesucristo.

Podemos ir desgranando algunos de sus renglones, con el cariño con que María fue preparando pobremente la ropita de su hijo para el momento de su nacimiento.

“Jerusalén, despójate de tus vestidos de luto y aflicción, y vístete para siempre con el esplendor de la gloria que Dios te da; envuélvete en el manto de la justicia de Dios y adorna tu cabeza con la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu grandeza a cuantos viven bajo el cielo”.

¡Cómo me gustaría hoy que todos los jóvenes, que gustan vestir de negro, pintando sus propios labios de negro, dirigiéndose a espectáculos donde se encuentran de todo menos la paz, el sosiego y el silencio, pudieran escuchar al Profeta!

No puede haber luto y aflicción donde está el Hijo del Altísimo, donde está el que dejó su gloria para darnos a nosotros el amor y la paz. Deja, joven, que Dios te dé su manto, y adorne tu frente con diadema de gloria y esperanza.

“Ponte de pie, Jerusalén, sube a la altura, levanta los ojos y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y de occidente, a la voz del Espíritu, gozosos porque Dios se acordó de ellos. Salieron a pie, llevados por los enemigos, pero Dios te los devuelve llenos de gloria, como príncipes reales”. 

Pienso en las madres, que llenas de angustia, después de haber insistido inútilmente con sus hijos de preferir la tranquilidad de la casa paterna, suelen ir en desbandada, en grupos, a los “antros” o a las “disco”, incapaces de oponerse, casi arrastrados, por los enemigos, el placer, la diversión, la violencia, el desenfreno, la lujuria, los excesos en la bebida.

Ponte de pie... sube a la altura... levanta los ojos, Dios te los regresa, llegan no buscando el jergón, la cobija, la oscuridad para medio descansar después de una noche de aventura... Dios te los devuelve... como príncipes reales.

Eso es lo que hace con nosotros el Señor, después de la noche del pecado, Cristo acompaña a nuestra humanidad, a cada uno de los hombres, y nos hace hijos de la luz, de la esperanza, del amor, del gozo que nadie podrá arrebatarnos, porque es fruto de su amor, de su entrega, de su donación.

El Salvador vendrá, Él está por llegar, pero ya Baruc, y luego Juan el Bautista, invitarían a su pueblo, y es la invitación de la Iglesia, a preparar los caminos, abrir los corazones, para que la ayuda que nos viene del exterior, encuentre causes para llegar hasta el último de los moradores.

¡Qué difícil es llegar con la ayuda, con los víveres y las medicinas, después de una inundación o de un terremoto, cuando no existen carreteras ni caminos!

Por eso, “Dios ha ordenado que se abajen todas las montañas y todas las colinas, que se rellenen los valles hasta aplanar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la gloria de Dios”. 

Aún hay en nuestro corazón muchas montañas de orgullo, de vanidad, de autosuficiencia, y muchas hondonadas, muchos precipicios oscuros a los que el Señor tiene que llegar, para que vengan con él la luz y la paz del corazón.

“Los bosques y los árboles fragantes le darán sombra por orden de Dios. Porque el Señor guiará a Israel en medio de la alegría y a la luz de su gloria, escoltándolo con su misericordia y su justicia”. 

Él nos guiará, esa es su misión, es la misión de Cristo entre nosotros, guiar, conducir, alentar, vigorizar los corazones, desentumecer las rodillas, como gusta decir Juan Pablo II, que ya no puede moverse físicamente, pero que alienta, que conduce, hasta elevar nuestras miradas al Salvador.

Y aquí conectamos con San Pablo, que recomienda que el amor de Cristo “Siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y sensibilidad espiritual. Así podrán escoger siempre lo mejor y llegarán limpios e irreprochables al día de la venida de Cristo, llenos de los frutos de la justicia, que nos viene de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios”.

Eso es lo que nos hace falta: crecer más y más en Cristo Jesús para poder escoger siempre lo mejor y llegar limpios.

Escoger siempre lo mejor, no contentarnos con espuma, con barro, con estiércol, con tinieblas, con oscuridades, buscar mejor la paz interior, el consuelo, la dicha y la paz, cosas todas ellas en las que María es experta.

Esa mujer a quien contemplaremos el próximo día 8 de diciembre, en su Concepción Inmaculada, y luego entre los mexicanos y en toda América, en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, la primera evangelizadora de América, la mujer de la Luz, la mujer de la Paz, la mujer de la Esperanza.


"Santa María de la Alegría y la Esperanza, danos deseos de recibir a tu Hijo Jesucristo levantando los ojos a lo alto, de donde nos vendrá la Salvación."


 

EL ÁRBOL DE NAVIDAD


La Navidad y sus Tradiciones: El Árbol de Navidad
Historia y significado del árbol de Navidad.
Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net



Este mes celebramos el Nacimiento de Jesús. Este acontecimiento está rodeado de costumbres y tradiciones que hoy recordaremos.


Un poco de historia

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín traditio que viene del verbo tradere, que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas mejor. Este es un modo de evangelizar.
Existen muchas tradiciones y costumbres que se celebran en el tiempo de Adviento y de la Navidad, una de ellas es, el árbol de Navidad.



El Árbol De Navidad

Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. En cada solsticio de invierno, cuando suponían que se renovaba la vida, le rendían un culto especial.

La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este árbol, bailaban y cantaban adorando a su dios.

Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, derribó el árbol que representaba al dios Odín, y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano: las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador. Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media y con las conquistas y migraciones, llegó a América.

Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo.

Las esferas y sus colores, actualmente simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de Adviento:

azules simbolizan oraciones de arrepentimiento

plateadas, de agradecimiento

doradas, de alabanza

rojas, de petición
Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar nuestras vidas.

También se suele adornar con diversas figuras el árbol de Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios, los “regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad.

Para aprovechar la tradición: Adornar el árbol de Navidad a lo largo de todo el Adviento, explicando a los niños cada simbolismo. Los niños pueden elaborar sus propias esferas (24 a 28, dependiendo de los días que tenga el Adviento) con una oración o un propósito en cada una. Conforme pasen los días, las van colgando en el árbol de Navidad hasta Nochebuena.


Algo que no debes olvidar

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín traditio que viene del verbo tradere, que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.