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viernes, 12 de diciembre de 2014

MÁS HERMOSA QUE EL SOL, LA VIRGEN DE GUADALUPE


Más hermosa que el sol
Solemnidades y fiestas


Lucas 1, 39-48. Solemnidad de la Virgen de Guadalupe. Ella es la Madre de Dios y Madre nuestra, estamos bajo su cuidado. Con ella jamás nos perderemos. 


Por: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. "Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".

Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, y llena de amor esta oración para que sepa, como tu Madre santísima, encaminarme con rapidez y diligencia a proclamar tu mensaje de amor. No tengo porque temer porque, gracias a mi Madre de Guadalupe, sé que Tú y ella me acompañan en mi camino.

Petición
Santísima Virgen de Guadalupe, haz que me deje modelar por tu ejemplo y calor de madre.

Meditación del Papa Francisco
La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después.
Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pobres y marginados de todas las épocas. Una tierra generosa.
Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y ternura» (Papa Francisco, 11 de diciembre de 2013)
Reflexión
Yo creo que todos los hombres de este mundo deberíamos ser unos enamorados de nuestra propia madre. Gracias a Dios, yo sí tengo la fortuna de serlo. Cuando pienso en mi madre, me inspiro y se me ensancha el corazón. Y a mucha honra lo tengo. Pero la temperatura de mi corazón se enardece mucho más cuando pienso en nuestra madre de los cielos.

Solemos decir que  el 100% de los mexicanos sin excepción somos guadalupanos. Esto hace mucha gracia a todas las personas que lo escuchan, sobre todo en Europa. Y se ríen con mucho agrado, haciendo gestos de aprobación. El alma de nuestro pueblo es profundamente mariana.

Y es que María ha estado siempre presente en nuestra historia y en lo más hondo de nuestra fe.

Toda la vida espiritual de los mexicanos está fuertemente permeada por una devoción muy tierna y filial hacia la Madre de Dios; y las gestas religiosas más heroicas de nuestro pueblo han estado siempre inspiradas y guiadas por la mano de la Santísima Virgen. México es México gracias a la Virgen de Guadalupe. Sin ella, no se entiende nuestra cultura.

Desde que los misioneros españoles trajeron la fe y el Evangelio a nuestro pueblo, y México comenzó a existir como encrucijada de civilizaciones, la Virgen de Guadalupe hizo acto de presencia. Se apareció al indio Juan Diego, se autoproclamó Madre y Reina de todos los mexicanos, y puso su morada en nuestra tierra. Ya todos conocemos la historia, pero es emocionante recordarla.

Corría el año de 1531, apenas diez años tras la conquista de la gran ciudad azteca de Tenochtitlán. Un sábado 9 de diciembre, Juan Diego, un humilde indiecito mexicano, pasaba por el cerro de Tepeyac, cerca de la ciudad de México. Se dirigía a la doctrina dirigida por los franciscanos en Tlaltelolco, cuando, al pasar junto al cerrito, se le apareció una hermosísima Señora, más bella y radiante que el sol. Le dijo: "Sábete y ten bien entendido, hijo mío, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive, Creador del cielo y de la tierra". Acto seguido, le pidió un templo en ese sitio y le mandó a la ciudad de México a exponer su deseo al obispo fray Juan de Zumárraga.

El obispo no pareció darle crédito. Y, después de escucharlo varias veces, el obispo le pidió una señal de la Señora para saber si era en verdad la Madre de Dios quien le enviaba. Con palabras cariñosas, la Señora del cielo encargó a Juan Diego que volviera al día siguiente para darle la señal. Pero su tío se encontraba muy enfermo y dio un rodeo al cerrito para que la Señora no lo demorara, pues iba a Tlaltelolco a buscar un sacerdote para su tío. Pero la Madre de Dios le salió al encuentro y le dijo: “¿A dónde vas, hijo mío, el más pequeño, y qué camino es éste que has seguido?”. Juan Diego le contó, apenado, lo de su tío. Y la piadosísima Virgen le respondió con un tono muy dulce, con estas bellísimas palabras: “Oye y ten entendido, el más pequeño de mis hijos, que es nada lo que te asusta y aflige.

No se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni ninguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás acaso bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora. Y está seguro de que ya sanó”.

Juan Diego oyó estas razones, se consoló mucho y se puso muy contento. Y luego le ordenó la Señora del cielo que subiese al cerro y recogiera en su tilma las rosas que encontrara. A pesar de que era un crudo invierno y de que en aquellos peñascos no podía haber flores, obedeció. En la cima halló hermosas rosas de Castilla. La Señora las tomó en sus manos y le dijo: “Ésta es la señal que has de llevar al obispo; sólo a él las mostrarás y le dirás que debe hacer lo que he ordenado”.

El indio llegó a la casa del obispo. Mostró la señal y manifestó la voluntad de la Señora de que se le edificara un templo. Al tiempo que hablaba, desplegó la tilma y apareció en ella una hermosísima imagen de la siempre Virgen Santa María. Asombrado el obispo, cayó de rodillas, veneró la imagen milagrosa y mandó colocarla en su oratorio. Al día siguiente el prelado acompañó a Juan Diego para que le señalara el sitio en donde se le había aparecido la Señora y donde había mandado que se le edificara un templo.
Según una sólida tradición, la imagen de la Virgen de Guadalupe, después de su impresión en la tilma del indio Juan Diego en 1531, en la ciudad de México, permaneció algunos días en la capilla episcopal del obispo fray Juan de Zumárraga, y luego en el templo mayor. El 26 de diciembre de ese mismo año fue trasladada solemnemente a una ermita construida al pie del cerro del Tepeyac.

Su culto se propagó rápidamente e influyó decisivamente para la difusión de la fe entre los indígenas. El 12 de octubre de 1895 tuvo lugar la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII. En 1910, San Pío X la proclamó patrona de América Latina; en 1935, Pío XI la nombró patrona de las Islas Filipinas; y en 1945, Pío XII le dio el título de Emperatriz de América. Por último, S.S. Juan Pablo II, durante su cuarto viaje a México, promulgó, el día 23 de enero de 1999, el día de la Virgen de Guadalupe como fiesta en toda América.

Propósito
Asistir a misa, preferentemente a un santuario mariano y en compañía de la familia.

Diálogo con Cristo
¡Qué dicha tener una Madre tan dulce y cariñosa, y una Reina tan poderosa en nuestra propia casa! Ella es la Madre de Dios y la Madre nuestra, y estamos bajo su cuidado, en su regazo maternal. Con ella jamás nos perderemos.Hoy, Madre mía, quiero agradecerte todas las gracias que me has alcanzado y pedirte tu bendición para que reine la paz en mi familia y entorno social. 

NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, ADVOCACIÓN MARIANA, 12 DE DICIEMBRE


Nuestra Señora de Guadalupe. 
Patrona de México y Emperatriz de América
Advocación Mariana
Fiesta: 12 de Diciembre


Un sábado 9 de diciembre, el indio Juan Diego, recién convertido a la fe católica, se dirigió al templo para oir Misa. Al pie de un cerro pequeño llamado Tepeyac vio una nube blanca y resplandeciente y oyó que lo llamaban por su nombre. Vio a una hermosa Señora quien le dijo ser "la siempre Virgen María Madre de Dios" y le pidió que fuera donde el Obispo para pedirle que en aquel lugar se le construyera un templo. Juan Diego se dirigió a la casa del obispo Fray Juan de Zumárraga y le contó todo lo que había sucedido. El obispo oyó con admiración el relato del indio y le hizo muchas preguntas, pero al final no le creyó.

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo. De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano.

Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio. Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".

ROSAS EN EL TEPEYAC


ROSAS EN EL TEPEYAC


Las veo en la ladera del bosque;
son grandes, muy variadas:
Todas llevan en su cáliz
perlas del rocío de la noche.

Las ha plantado una mano celestial.
La Madre de Dios tiene preferencia
por las rosas de Castilla, le gustan las rosas.

En su jardín del cielo
debe haber plantado rosas a granel,
y deben muchos ángeles cuidarlas con primor.
Son las rosas de la Madre del Señor.

“Rosas en mi jardín no hay ya,
todas han muerto”, diría un día el poeta.
¡Qué tragedia! Mustios pétalos por el suelo
es todo lo que queda de la gloria de las rosas.

Habrá que pedirle a la dueña del Tepeyac
algunos retoños de rosal
de los que plantó en la colina
para plantarlos en el jardín.

Esos rosales siempre ostentan rosas,
son frescas y hermosas;
nunca se marchitan porque son de Ella.

La imagen de Guadalupe
está pintada con pétalos de rosa,
con rocío de la noche, con amor materno.

No importa que el lienzo sea lo más pobre,
porque esa tilma recoge la obra maestra
que un pincel grabó en ella.

¿Un serafín? ¿Sabía pintura la Virgen?
Los de brocha de aquí abajo
no aciertan a descifrar
con qué arte de dibujo
fue impresa tan magnífica pintura
en una tela tan pobre.

LA GUADALUPANA, TU MADRE


La Guadalupana, tu madre
Tenemos miedo de tantas cosas, la enfermedad, falta de dinero,robos, al futuro. Pero Ella nos dice: No temas
Por: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net



El nombre más repetido en las mujeres mexicanas es el de GUADALUPE. Por eso muchas celebran su santo el 12 de Diciembre, fecha en que una mujer vestida de princesa, se le apareció a un natural de esta tierra, a Juan Diego, en la Colina del Tepeyac.

Santa María de Guadalupe es el nombre de la celestial Señora. Ella pidió que se construyera un templo, y el templo se construyó. Más aún, hace algunos años se construyó un nuevo santuario más grande y moderno para dar cabida a un número mayor de peregrinos.

Hoy se encuentran muchísimos templos en todo México dedicados a la Virgen de Guadalupe. Casi todas las ciudades tienen el suyo.

¿Para qué pidió un templo? Para que todos nos sintiéramos en su casa cuando fuéramos allí a rezar, para poder decir a cada habitante de nuestro país las mismas palabras que dirigió a Juan Diego: “No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?”

Hermosas palabras que nos quiere decir a cada uno todos los días, pero sobre todo en esos días amargos, días de dolor y desesperanza.

“No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?...” Tenemos miedo de tantas cosas, miedo de perder la salud, el dinero, a que nos roben, miedo al futuro. Existe mucho miedo en el ambiente. “No temas...”, nos dice Ella.

El 12 de Diciembre hasta los más duros se ablandan, van de rodillas ante la Guadalupana.

Santos y pecadores, borrachos y mujeriegos, quizá hasta le juren a la Virgencita que van a cambiar para siempre, y al día siguiente vuelven a ser los mismos. Pero hicieron el intento, y cualquier intento es bueno. Ella se los toma en cuenta. Después de tantos intentos fallidos, basta que uno de esos esfuerzos de resultado.

Yo me pregunto si México sería el mismo si no hubiera intervenido en su historia la Reina del Cielo.

Me impresiona que los mismos inicios de México como nación, interviniera tan amorosamente esa Persona a quién con santo orgullo se le llama “Reina de México”.

En aquel momento era necesaria la ayuda y protección de la Madre de Dios. Hoy es mucho más necesaria. Los males de México son tantos y tan duros que se necesita la ayuda del cielo para remediarlos. Creo que no bastan los buenos políticos y los buenos economistas.

¡Reza, México, a tu Reina!, para que puedas ser liberado de este naufragio. Esa Reina no ha devaluado su amor a México ni a los mexicanos, hoy los quiere como entonces, pero se necesitan millones de manos alzadas al cielo, millones de rodillas que toquen la tierra rezando, millones de lenguas y corazones que unan su voz y su amor en una oración gigantesca y sonora a la Reina de México, para que venga a auxiliarnos en esta hora difícil.

Para los que tienen fe, hay un faro de esperanza en la Colina del Tepeyac que se llama Santa María de Guadalupe.

El tesoro más rico que México y el mundo entero tiene es una tilma sencilla donde la Madre de Dios se pintó a sí misma para que al contemplarla oyéramos todos su dulce mensaje: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”

PEREGRINACIÓN A LA BASÍLICA DE GUADALUPE



Peregrinación a la Basílica de Guadalupe
Villa de Guadalupe, México D.F.

Recorrido por el Santuario Mariano más visitado del mundo, superado sólo por la Basílica de San Pedro 


Por: Redacción Catholic.net | Fuente: www.sancta.org / otros



La Basílica de Santa María de Guadalupe, llamada oficialmente Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, es un santuario de la iglesia católica, dedicado a la Virgen María en su advocación de Guadalupe, ubicado al pie del Cerro del Tepeyac en la delegación Gustavo A. Madero de la Ciudad de México, actualmente perteneciente a Arquidiócesis Primada de México por medio de la Vicaria Guadalupana que actualmente se encuentra al cuidado de Monseñor Enrique Glennie Grauecon el título de Vicario General y Episcopal de Guadalupe y Rector del Santuario. Es el recinto mariano más visitado del mundo, superado sólo por la Basílica de San Pedro. Anualmente unos veinte millones de peregrinos visitan el santuario, de los cuales cerca de nueve millones lo hacen en los días cercanos al 12 de diciembre día en que se festeja a la Virgen María de Guadalupe.
La iglesia actual fue construída en el sitio de una anterior iglesia del siglo 16 que fue terminada en 1709: la vieja Basílica. Cuando esta antigua Basílica se volvio riesgosa debido al hundimiento de sus cimientos, una moderna estructura llamada la nueva Basílica fue construída en su cercanía. La imagen original de la Virgen de Guadalupe se encuentra ahora alojada en esta nueva Basílica.

Construída entre 1974 y 1976, la nueva Basílica fue diseñada por el arquitecto Pedro Ramirez Vasquez. Tiene un diseño circular de forma que la Imagen puede ser vista desde cualquier punto de la iglesia. Un crucifijo vacío significa la resurrección de Cristo. El coro esta ubicado entre el altar y los fieles para indicar que el también es parte de ellos. A los costados se encuentran las capillas del Santísimo y de San José. Sus siete puertas en el frente son una referencia a las siete puertas de Jerusalén a las que se refirió Cristo.

Nuestra Señora de Guadalupe y los Papas 
En total 26 Papas han honrado en alguna forma oficial a Nuestra Señora de Guadalupe



Nueva Basílica de Santa María de Guadalupe 
En el interior de este templo caben 10,000 personas, ubicadas en la parte central y en las nueve capillas del piso superior



Antigua Basílica de Santa María de Guadalupe 
Templo Expiatorio a Cristo Rey (Antigua Basílica)



Parroquia de Indios 
En la sacristía es posible ver parte de los cimientos de las dos primeras ermitas construidas en el Tepeyac para cumplir el deseo de la Virgen de Guadalupe



Museo de la Basílica de Guadalupe 
Las obras artísticas que forman la colección del museo son mostradas y evaluadas como artefactos culturales que ofrecen la forma y posibilidades de estudio desde ángulos muy diversos



Capilla del Pocito 
El sello particular de esta pequeña capilla, joya arquitectónica del estilo barroco, es su forma, pues es la única de base circular, o céntrica, que, levantada en aquella época, se conserva en nuestro país



Parroquia de Capuchinas 
La iglesia, como se había inclinado peligrosamente, fue cerrada en los años 70 para su renivelación (primer caso mundial), reabriéndose en 1996



 
Ubicación

La Basílica se encuentra en la Ciudad de México, en el vecindario de la Villa de Guadalupe Hidalgo (o simplemente "la Villa"), en el lado Norte de la ciudad.

Cómo llegar a la Basílica: (estando ya en la Ciudad de México)

Desde el Centro Hístorico de la ciudad tomar el metro(subterráneo), Linea 3, en "Hidalgo". Transferir a la Linea 6 en "Deportivo 18 de Marzo", hasta la siguiente estación: "La Villa Guadalupe". Desde allí caminar 2 cuadras hacia el norte hasta la Basílica.

Desde la Zona Rosa tomar un Pesero ó Autobús en la Avenida de la Reforma hasta la terminal cerca de la Basílica.

O tome un taxi desde el hotel donde se aloje. El viaje desde el centro de la ciudad tomará un promedio de 30 minutos.