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martes, 30 de diciembre de 2014

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS - 1 DE ENERO


Santa María, Madre de Dios


Santa María, Madre de Dios, 
consérvanos el corazón joven, 
danos un corazón sencillo, 
alegre siempre con la presencia de tu Hijo. 
Santa María, Madre de Dios, 
danos un corazón generoso y fiel, 
un corazón compasivo y amable, 
que no olvide ningún bien, 
ni guarde rencor por ningún mal. 
Santa María Madre de Dios, 
danos un corazón manso y enérgico, 
capaz de amar sin esperar respuesta, 
capaz de ser impaciente ante los odios, 
un corazón entregado que sólo sea feliz en la   relación con Dios, 
en la entrega a los hombres 
y en el respeto al mundo. 
Santa María, Madre de Dios, 
consérvanos el corazón joven. 

LA SAGRADA FAMILIA



La Sagrada Familia
Emma-Margarita R.A. -Valdés


Un ángel dice a José
que ya ha muerto el asesino,
abrasado en su interior
por tormento de martirio,
y es tiempo de regresar
al lugar del que ha partido.
José obedece y te pide
recojas lo más preciso,
porque es voluntad del Padre,
y en el cielo está escrito,
vayáis hacia otro lugar
o adonde habíais salido.

Pero gobierna Israel
Arquelao, de Herodes hijo,
y a José le dice el ángel
que se encamine a otro sitio.
A Nazaret se dirige.
Se hace realidad lo dicho
por todas las profecías,
que es nazareno el Rey-Niño;
partirá de esa ciudad
a consumar su designio
y en ella nos dará ejemplo
de sujeción y servicio.

Estáis, María y José,
en el destierro elegidos,
tú, para ser madre virgen
y José, padre adoptivo.
Con el pequeño Emmanuel
formáis un hogar divino,
modelo de convivencia,
de un querer limpio y sencillo,
sois la Sagrada Familia,
un apretado racimo
en la casa iluminada
por la luz del paraíso.

José, en su carpintería,
cumple con su cometido
para que puedas comprar
leche, miel, harina y vino,
y no falte el alimento
necesario para el Niño.
Tú, María, en tus labores
y ayudando a tus vecinos,
rebosa tu caridad
pues son pobres tus amigos.
Tu existencia es oración
de sufragio y sacrificio.

Te das toda, sin reservas,
sigues el plan del Altísimo
y, aunque tu vida es tranquila,
temes lo que te ha advertido,
en el templo, Simeón,
cuando abrazaba al chiquillo,
la espada que partirá
tu corazón cristalino.
Duerme sereno en tus brazos
el Mesías, el Ungido.
Trono y torre de marfil
le das maternal asilo.

Así discurren los años
de sosegado retiro,
enturbiado solamente
por el peligro sentido
y por la intranquilidad
de no ejercer bien tu oficio.
Pero tu enorme confianza
en el Poder Infinito
mitiga el desasosiego,
te da celestial alivio
y contemplas, sonriente,
como va granando el Niño.

ÁNGELES A TU LADO


Ángeles a tu lado


Ojalá que siempre tengas un ángel a tu lado, resguardándote en todas las cosas que hagas, recordándote que debes continuar creyendo en los días más radiantes, encontrando caminos para tus deseos y sueños para llevarte a hermosos lugares, dándote esperanza, que es tan cierta como el sol brindándote la fuerza de la serenidad como guía... 

Ojalá que siempre tengas amor, comodidad y valentía y ojalá que tengas siempre un ángel a tu lado... alguien que te tome cuando caigas, fortaleciendo tus sueños, inspirando tu felicidad, tomando tu mano y ayudándote a través de todo... 

En nuestros días, nuestras vidas están siempre cambiando, las lágrimas vienen, así como las sonrisas... 

A lo largo de los caminos que recorras ojalá que las millas sean mil veces más amorosas que solitarias, ojalá que ellas te den la clase de regalo navideño que nunca, jamás, acaba: alguien maravilloso para amar y un amigo querido en quien confiar... 

Ojalá tengas arcoiris después de cada tormenta ojalá tengas esperanzas que te mantengan tibio, y ojalá que siempre tengas un ángel a tu lado... 

MARÍA, MADRE DE DIOS, 1 DE ENERO


¡María, Madre de Dios!
El primero de enero celebramos a María como Madre de Dios. María fue la elegida para ser Madre de Cristo
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net



El primero de enero celebramos a María como Madre de Dios.

María fue la elegida para ser Madre de Cristo y aceptó esta misión al decir “sí” a Dios. Festejamos el tener una Madre en el cielo que nos ayuda y auxilia en nuestras necesidades y nos ama.


Un poco de historia

Todo año que se inicia es “Año del Señor”. Sólo con Él se construye el puente que nos conduce del tiempo a la eternidad. Este día, como todos los demás días, debemos rezar a Dios con infinita confianza. Nuestra vida espiritual debe crecer cada año que pasa. Por esto hoy, que es el primer día del año, le pedimos a María Santísima que nos ayude a lograrlo.

Este día es día de precepto, hay que ir a misa. La misa está dedicada a honrar a María, Madre de Dios y de la Iglesia.

María Madre de Dios. María era una joven Israelita que vivía en Nazaret de Galilea y, como todos los Israelitas, esperaba que se cumpliera la promesa de Dios de mandar un Salvador al mundo. María no era una mujer como todas, pues desde siempre Dios había pensado en ella y había nacido sin pecado original.

El Papa Juan Pablo II a lo largo de su Pontificado nos recordó constantemente la grandeza de María. Nos recuerda que estamos bajo la protección de María que es Madre de Dios y Madre Nuestra. Gracias al “sí” de María, Dios se hizo hombre.
Con su respuesta, María cambió el rumbo de la historia. Dijo “sí” aceptando con alegría la voluntad de Dios, entregándose a sí misma como colaboradora de Dios y de su plan de salvación.

María fue la elegida para ser la Madre de Dios y ella respondió al llamado “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

La Virgen María nos ayuda a vencer la tentación, conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo.

Si elegimos vivir como hijos de María debemos adoptar varias actitudes:

Abrirle nuestro corazón a su amor:

Es dejarnos querer, abandonarnos a su cuidado con total confianza. Ella no se desanima a pesar de nuestros caprichos y debilidades.

Mirarla como nuestra Madre:

Hablarle de nuestras alegrías y penas, contarle nuestros problemas y pedirle ayuda para superarlos.

Demostrarle nuestro cariño:

Hacer lo que a Ella le gustaría que hicieras, que es lo que Dios quiere de nosotros. Acudir a Ella a lo largo del día nos puede ayudar grandemente.

Confiar plenamente en ella:

Todas las gracias que Jesús nos da pasan por las manos de María, y ella mejor que nadie intercede ante su Hijo por nuestras necesidades.

Imitar sus virtudes:

Es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
Debemos aprovechar esta fiesta para ofrecerle a la Virgen el año que comienza, para pedirle su ayuda de Madre para vencer las dificultades y agradecerle su presencia y cuidado maternal en cada momento de nuestras vidas. Al acudir a la Eucaristía, donde está Dios vivo, pedirle que nos ayude a permanecer cerca de María todo el año, porque fue Él quien nos la dio como madre desde el pie de la cruz.

Algunas personas te dirán que María no es especial, que eso de que fue Virgen y tal es cuento. Recuerda que fue Jesús mismo quien nos la dejó como Madre (Jn 19, 25-27). Además, honrar a la Madre es siempre dar gusto al Hijo. A Jesús pues, le agrada cuando decimos cosas bonitas de María, como es el “Ave María” del Rosario.



Oración

Te pido Señor vivir mi vida siempre muy cerca de Ti y de la Santísima Virgen, tu Madre a quien nos encargaste.

SE TERMINA EL AÑO 2014


Se termina el año
Han pasado ya las penas y las alegrías. De ellas sólo quedan el mérito de haber sufrido con espíritu sobrenatural, y de haber agradecido a Dios.
Por: P. Jorge Loring SJ | Fuente: Catholic.net




El tiempo pasa volando. Han pasado ya las penas y las alegrías. De ellas sólo quedan el mérito de haber sufrido con espíritu sobrenatural, y de haber agradecido a Dios las satisfacciones. El pasado deja huella en la biografía que Dios tiene de mí.

El día de hoy podríamos considerar tres cosas:
a) El tiempo pasa.
b) La muerte se acerca.
c) La eternidad nos espera.

El tiempo pasa volando. Han pasado ya las penas y las alegrías. De ellas sólo quedan el mérito de haber sufrido con espíritu sobrenatural, y de haber agradecido a Dios las satisfacciones. El pasado deja huella en la biografía que Dios tiene de mí.

La muerte se acerca. Cada día que pasa estoy más cerca de ella. Es necio no querer pensar esto. Muchos de los que murieron el año pasado se creían que iban a seguir vivos en éste, pero se equivocaron. Puede que este año sea el último de nuestra vida. No es probable, pero sí posible. Debo tenerlo en cuenta. En ese momento trascendental, ¿qué querré haber hecho? ¿Qué NO querré haber hecho? Conviene hacer ahora lo que entonces me alegraré de haber hecho, y no lo que me pesará haber hecho.

La eternidad nos espera. Nos preocupamos mucho de lo terrenal que va durar muy poco. Nos preocupamos de la salud, del dinero, del éxito, de nuestra imagen, etc. Todo esto es transitorio. Lo único que va a perdurar es lo espiritual. El cuerpo se lo van a comer los gusanos. Lo único que va a quedar de nosotros es el alma espiritual e inmortal.

Con la muerte no termina la vida del hombre: se transforma, como dice el Prefacio de Difuntos. Palabras de Santo Tomás Moro sobre la morada en el cambio de destino.

Los que niegan la vida eterna es porque no les conviene. Pero negarla no es destruirla. La verdad es lo que Dios nos ha revelado.

Hoy es el momento de hacer balance. No sólo económico, sino también espiritual y moral.

Hagamos examen del año que termina.

Sin duda que habrá páginas maravillosas, que besaremos con alegría.

Pero también puede haber páginas negras que desearíamos arrancar. Pero eso ya no es posible. Lo escrito, escrito está.

Hoy abrimos un libro nuevo que tiene todas las páginas en blanco. ¿Qué vamos a escribir en él?

Que al finalizar este año que hoy comienza, podamos besar con alegría cada una de sus páginas.

Que no haya páginas negras que deseemos arrancar.

Puede que en ese libro haya cosas desagradables que no dependen de nosotros.

Lo importante es que todo lo que dependa de nosotros sea bueno.

Pidamos a Dios que dirija nuestra mano para que a fin de año podamos besar con alegría todo lo que hemos escrito.

También es el momento de examinar todas las ocasiones perdidas de hacer el bien.

Ocasiones irrecuperables. Pueden venir otras; pero las perdidas, no se recuperarán.

Finalmente, demos gracias a Dios de todo lo bueno recibido en el año que termina.

De la paciencia que Dios a tenido con nosotros.

Y de su gran misericordia.