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martes, 27 de enero de 2015

LA VIRGEN MARÍA, ES NUESTRA MADRE


Unidos a María



En estos tiempos tan difíciles, Dios no deja a sus hijos sin asistencia, sino que nos envía a María, la Virgen fiel, para protegernos y consolarnos en todo momento. No perdamos tiempo y vayamos urgentemente a Ella, porque María es como el arca de Noé, en donde entraban todos los que debían salvarse del diluvio. 

Ahora, el que quiera salvarse de los castigos y calamidades que sobrevendrán al mundo, debe entrar en esta Arca que es el Corazón Inmaculado de María, refugio que Ella misma nos ha preparado para ser resguardados y salvados, y esperar en él los tiempos nuevos, el cielo nuevo y la nueva tierra donde reinará el amor de Dios. No dejemos pasar más tiempo y consagrémonos a la Virgen cuanto antes, para saborear ya desde esta tierra las dulzuras del Paraíso, que está contenido en el Corazón de María. La Virgen, en todas sus apariciones nos pide esta urgente consagración, antes de que sea demasiado tarde.

LA OTRA MEJILLA



La otra mejilla


Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña. 
Sus monjes eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy piadosos. 

Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las limosnas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres rollos, únicos en el mundo. 

Eran viejos papiros, con fama universal de importantes y profundos.

En cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y fugó por la ladera. 

Los monjes avisaron con rapidez al abad. 
El superior, como un rayo, buscó la parte que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:

- Que has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa.
- Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos escritos santos.

- Bueno, toma el tercer rollo. Sino, se va a perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz. Que Dios te ilumine.

Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. 
Estimaron que había estado flojo con el rapaz, y que era el monasterio el que había perdido. 
Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.

Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó. 
Pidió hablar con el Padre Superior:

- Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido en cambio que me permitas ingresar como monje. Mi vida se ha transformado.

Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la generosidad excelente.
El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del resarcimiento.

Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.

El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No sospecha la conmoción del poder incalculable de la otra mejilla.



Enrique Mariscal

SEÑORA DE LA PAZ


Señora de la paz
Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv




Señora de la paz y la armonía
hay un pueblo en dolor que a Ti suplica
la Iglesia que la historia crucifica
el cuerpo de tu Hijo en carne viva.

Siguen sus llagas por amor sangrando
abiertas por la guerra que desgarra
la que el dolor al cielo le consagra
y en un salmo de luz se está entregando.

Tu amor es una rosa matutina
aroma de la calma que derrama
unción de fuego santo que proclama
el tiempo en que la gracia se avecina.

Tu entrega es la fragancia del desierto
abierto a la virtud que llueve al verte
la aridez desaparece con su muerte
y acercas un futuro que ya es nuestro.

Bendice nuestra súplica confiada
Oh Madre del Amor que permanece
María de la paz que ya se ofrece
y se queda en el alma dibujada.

LA VIRGEN MARÍA NOS ENSEÑA A AMAR A DIOS


Unidos a María

La vida cristiana en definitiva se reduce a amar: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a nosotros mismos. ¿Pero quién nos enseñará cómo amar a Dios? ¿Y quién nos adiestrará en el amor a los hermanos?

Pues María Santísima es quien nos debe enseñar a amar, porque no hay criatura que haya amado y ame más a Dios y a los hombres.
Busquemos en cielo y tierra una criatura que ame más que la Virgen, y no la hallaremos jamás. Pues entonces pidámosle que, ya que Ella es la Amante por excelencia de Dios y de los hombres, que nos enseñe cómo se los debe amar.

María jamás alzó la voz para quejarse, para hacer valer sus derechos. Por eso si miramos a la Virgen, aprenderemos muchas cosas de Ella, que nos llevarán al verdadero amor, y, adiestrados por María, comenzaremos a dar pequeños vuelos en el camino del amor.

Ya dicen los santos que quien halla a María, ha hallado la Vida. Y se puede decir que quien encuentra a María y se entrega a Ella, ha hallado el amor, y sabe practicarlo perfectamente, porque no tiene más que mirar a esta Estrella del Mar, para saber qué es lo que le agrada a Dios y a los hombres, para hacerlo por ellos.