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viernes, 27 de febrero de 2015

CON LA VIRGEN MARÍA TENGO TODO


Con María tengo todo
Sor María de Cristo Rey, Clarisa



Busco volar por la altura
en rápido y bello avión,
y aspirar la brisa pura
del Espíritu y su unción.
¿Un avión? .
Es el amor a María
avión perfecto y bonito
que a velocidad me guía
hasta mi Dios infinito.

Un submarino quisiera
para poder navegar,
segura, feliz, certera
en Dios, insondable Mar.
¿Un submarino?
Señora, tu corazón
es mi dulce submarino,
navego con perfección
en este barco divino.

Necesito un ascensor
para subir con presteza
a la mansión del Señor
sin cansancio ni pereza.
¿Un ascensor?
Son los brazos de María
maravilloso ascensor,
en ellos con osadía
subo feliz al Señor.

Un teléfono de esos móviles
quiero para conectar
con Él, humano y eterno
que me llame sin cesar.
¿Un móvil?
Tú siempre Madre querida
serenas el corazón,
dejándome enternecida
conectando en mi oración.

Una televisión quisiera
para poder contemplar
la Figura tan serena
del que busco sin cesar.
¿Una tele?
Son pantalla luminosa,
tus ojos, linda Señora,
y en ellos hallo gozosa
su imagen cautivadora.

Alpinista quiero ser
para escalar montañas
y en la cumbre con placer
de Dios, cantar las hazañas.
¿Alpinista?
Mi cuerda será María,
asida con ilusión
escalo con valentía
el monte de perfección.

Qué nostalgia tengo a veces
por hacer una excursión,
empapándome con creces
de toda la creación.
¿Nostalgia.?
Todo lo encuentro en María,
campiña llena de flor,
escala blanca que guía
al abrazo del Señor.

CÓMO SERÁ LA VIRGEN MARÍA


Cómo será la Virgen
Antonio Rodríguez  Mateo




Cómo será la belleza
de Santísima María.
Cómo plasmar tanta pureza,
con qué pluma se podría.
Quién describirla pudiera,
por mucha su fantasía,
si nunca jamás consiguiera,
pintar a la luz del día.

La hermosura de su cara,
qué pincel la pintaría,
y a su alma inmaculada,
en qué color se haría.
Sus purísimas entrañas,
qué vestido las cubriría,
si es Reina e Inmaculada,
desde antes que nacía.

¿Sus lágrimas cómo serán,
de puras y cristalinas,
y sus pestañas ocultarán, 
mirada tan divina?.
¿A sus labios los entreabrirán,
la más dulcísima sonrisa,
y los cabellos brillarán,
como nadie se imagina?.

Qué decir de su vientre,
Sagrario de Jesús,
no acierta mi mente
a ver tantísima luz;
o manto omnipresente
de amparo y plenitud,
hacia nosotros su gente,
por su inmensa gratitud.

Cómo serán sus ojos,
cómo serán sus cejas,
y el óvalo de su rostro,
de inmaculada pureza.
Dónde habría otro,
que acaso se pareciera,
sería yo necio o loco,
si esto último creyera.