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martes, 17 de marzo de 2015

ORACIÓN DE LOS ESPOSOS


ORACIÓN DE LOS ESPOSOS



SEÑOR : 
Haz de nuestro hogar un sitio de tu amor.
Que no haya injuria porque tú nos das comprensión.
Que no haya amargura porque tú nos bendices.
Que no haya egoísmo porque tú nos alientas.
Que no haya rencor porque tú nos das perdón.
Que no haya abandono porque tú estás con nosotros.
Que sepamos marchar hacia Ti en nuestro diario vivir.
Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio.
Que cada noche nos encuentres con más amor de esposos.
Haz, Señor, de nuestras vidas que quisiste unir, una página llena de Ti.
Haz Señor, de nuestros hijos lo que Tú anhelas.
Que nos esforcemos en el mutuo consuelo.
Que hagamos del amor un motivo para amarte más.
Que cumplamos siempre tus mandatos sobre el amor conyugal.
Que sepamos encauzar a nuestros hijos hacia Ti.
Que demos lo mejor de nosotros para ser felices en el hogar.
Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro
nos concedas el hallarnos unidos para siempre en Ti.
.
Amén

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
(La rezaba el Papa Juan Pablo II todos los días)



Ven Creador Espíritu de los tuyos la mente a visitar,
a encender en tu amor los corazones, que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador, y Don Altísimo de Dios.

Fuente viva, y amor, y fuego ardiente, y Espíritu de unción.

Tan generoso en dádivas, Tú, poder de la diestra paternal;

Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz iluminas los sentidos,
los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo,
danos pronto tu paz,
siendo Tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre,
dénos, también al Hijo conocer,
y en Ti, del Uno y Otro.
Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanzas, honor y gloria,
con el Hijo, que un día resucito,
y a Ti, abogado y consuelo del cristiano,
por los siglos se rinda admiración.

Amén 

LA SABIDURÍA DEL DOLOR


La sabiduría del dolor



Todos de alguna forma u otra sufrimos en la vida, nos guste o no.
Cuando aparece el dolor, cuando llega el sufrimiento por pequeño o grande que sea, es necesario aceptarlo con paz.

Decimos que el mejor maestro es el dolor...
Es que nos hace más sensibles y comprensivos ante el dolor ajeno, quien ha sufrido, siempre sabrá escuchar, comprender, disculpar.
El dolor nos madura, humaniza, nos hace humildes, nos hace capaz de pedir ayuda y dar consuelo.

Dicen que los ojos que han llorado ven mejor, y es cierto, las lágrimas limpian el alma y no le impiden la entrada a Dios en nuestro corazón.

Al dolor debemos tomarlo como una parte de la vida y aprender que es una forma de irnos madurando, nos hace crecer espiritualmente si sabemos sacarle provecho.

Cuando en nuestra vida todo es plenitud, salud, viajes, etc., no se elevan los ojos al cielo, todo al suelo, a lo terrenal.

Pero cuando se sufre de soledad, enfermedad, tristeza, vacío del alma, aprendemos a elevar los ojos hacia Dios, nuestro padre.
La alegría fabricada es mala, es como una copa de alcohol que embriaga y hace olvidar por un rato la realidad en que vivimos.
Es necesario aceptar la realidad aunque sea dolorosa, esto siempre será mejor, el dolor nos enseña a amar, a perdonar, a ser humildes, el dolor es parte de la vida y es el mejor método para madurar.