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martes, 24 de marzo de 2015

RINCÓN DE SOLEDAD


Rincón de soledad 
Rafael Ángel Marañón



En mi rincón de soledad sombrío,
Acude a ti mi corazón adolorido,
Y estalla en un clamor el pecho mío,
Pues tú eres mi calor y eres mi nido. 

Me punzan tus rodillas vacilantes, 
Subiendo por la cuesta del calvario, 
El cuerpo estremecido y el semblante 
Turbado en su tormento solitario. 

Tanto dolor y tanta humillación
Para salvar al mundo perdulario,
Y tú María ofreces salvación, 
Por la cruz que se eleva en el Calvario. 

Lloras tu pena y callas tu lamento,
Y esperas que se cumpla la promesa,
Mas solo ves un sórdido tormento,
Y el implacable triunfo de la huesa. 

Suena el terrible golpe del martillo
Hiriendo el corazón ya desolado,
Con siniestro y patético estribillo
Que deja al fin ya todo consumado. 

A ti, madre, que sufres en silencio
Tu parte en la divina redención, 
Te ofrendo mi respeto, y reverencio
Tu pena, tu dolor y tu pasión.

HACIA MARÍA



Hacia María
Rafael Ángel Marañón



Vagando siempre al borde del abismo 
Mostrando mis deleites y mis risas, 
Mis afanes, mis logros y mis prisas,
Vi al puro paradigma de altruismo. 

¿Que cosa vi, que a mí me transformara 
De pecador en pobre penitente, 
Humillando mis brazos y mi frente 
Y rindiendo lo que antes tanto amara? 

Fue el rostro de María que esperaba 
De rica compasión plena y garrida 
Quien el recto camino me alumbraba. 

Seguí sus pasos, topé con quien me amaba; 
Y el Cristo que por mi ofreció su vida, 
Con su madre bendita me abrazaba. 

Ahora, ya no esclava, 
Mi alma de grilletes o cadenas, 
Mil gracias doy a quien quitó mis penas.