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lunes, 7 de septiembre de 2015

¡ FELIZ CUMPLEAÑOS, VIRGEN MARÍA!


¡Feliz cumpleaños María!
8 de septiembre. Natividad de la Santísima Virgen.


Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net 




La Natividad de la Santísima Virgen María, 8 de septiembre

La Virgen María fue la Madre de Jesús y, con este hecho, se cumplieron las Escrituras y todo lo dicho por los profetas. Dios escogió a esta mujer para ser la Madre de su Hijo. Con ella se aproximó la hora de la salvación. Por esta razón la Iglesia celebra esta fiesta con alabanzas y acciones de gracias.

Un poco de historia

El nacimiento de la Virgen María tuvo privilegios únicos. Ella vino al mundo sin pecado original. María, la elegida para ser Madre de Dios, era pura, santa, con todas las gracias más preciosas. Tenía la gracia santificante, desde su concepción.

Después del pecado original de Adán y Eva, Dios había prometido enviar al mundo a otra mujer cuya descendencia aplastaría la cabeza de la serpiente. Al nacer la Virgen María comenzó a cumplirse la promesa.

La vida de la Virgen María nos enseña a alabar a Dios por las gracias que le otorgó y por las bendiciones que por Ella derramó sobre el mundo. Podemos encomendar nuestras necesidades a Ella.

La fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María se comenzó a celebrar oficialmente con el Papa San Sergio (687-701 d.C.) al establecer que se celebraran en Roma cuaro fiestas en honor de Nuestra Señora: la Anunciación, la Asunción, la Natividad y la Purificación.

Se desconoce el lugar donde nació la Virgen María. Algunos dicen que nació en Nazaret, pero otros opinan que nació en Jerusalén, en el barrio vecino a la piscina de Betesda. Ahí, ahora, hay una cripta en la iglesia de Santa Ana que se venera como el lugar en el que nació la Madre de Dios.

Algo que no debes olvidar

María vino al mundo sin pecado original y con la gracia santificante.
La Virgen María fue escogida para ser la Madre de Dios.
La Virgen María fue pura y santa.
Al nacer la Virgen María se cumplió la promesa de Dios de que mandaría al mundo a una mujer de la que nacería el Salvador para liberarnos del pecado.

Cómo vivir la fiesta en familia 

Llevar flores a la Virgen en alguna capilla, en señal de que la amamos y dando gracias a Dios por haberla creado y escogido para esa gran misión.

Pedir a la Santísima Virgen María, para que nos consiga la gracia que más necesitemos en este momento de nuestra vida, como familia.

Oración

María, en este día que festejamos tu nacimiento, te pido que me ayudes a estar siempre cerca de ti y de tu Hijo Jesús.

ORACIONES EN LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA


Oraciones en la Natividad de la Virgen María


Oración

Padre Celestial, Tú has querido que en María se reflejase tu amor.

¡Gracias por habernos dado una madre tan perfecta!
Ella es para nosotros una nueva revelación
de todos los tesoros de bondad que se encuentran
escondidos en tu corazón paterno,
nos muestras hasta que punto Tú eres bueno y dulce en tu amor.

Con su ternura y su solicitud, ella nos hace conocer
el afecto delicado y vigilante que te une a Tí con nosotros,
puesto que toda la fuerza de tu amor materno desciende
a ella de tu corazón de Padre.

En María no hay nada que no le haya sido dado
expresamente por Tí: ella trae a nosotros tú imagen,
nos hace descubrir tu rostro de amor.

Sin el consuelo de su presencia y la continuidad de
sus atenciones, nos faltaría una de las pruebas más
evidentes de que Tú estás continuamente cercano a
nosotros, para sostenernos, consolarnos, y protegernos.
Su mirada bondadosa y su inmensa piedad para
con los pecadores, como somos nosotros, nos invitan
a creer que tu misericordia es inconmensurable y 
que no se deja vencer por la ingratitud y por la maldad.

María nos muestra cómo Tú nos amas y nos impulsa
a confiarnos completamente a tu amor.

¡Te damos gracias porque te agrada manifestarte
y darte a nosotros a través de ella! Amén.

 
Oración breve

Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María,
consigamos aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.




Oración a la Natividad del Señor
(Padre Ignacio Peries)
Cruzada del Espíritu Santo

A Tí. Señora del Silencio y de la Espera Serena. A Ti María que siempre estuviste dispuesta a decir Si a la voluntad de Dios; te pedimos que no dejes de interceder en favor de tus hijos para que cumplan fielmente la misión que les fue confiada en el Reino. A Tí Virgen Madre, que concebiste primero en tu corazón y luego en tu seno virginal a Jesús, haz que nuestras almas se llenen de la Gracia del Espíritu Santo, como tu vida se llenó de su gracia.

Preséntanos a Jesús, así como lo presentaste a los pastores y a los reyes, enséñanos el camino hacia El, ayúdanos a contemplar el gran misterio de su Amor. María Madre Misericordiosa. ruega por nosotros a Nuestro Señor Jesucristo. ¡Oh Jesús! Ven a vivir en tus siervos, en el espíritu de tu santidad, en la plenitud de tu poder, en la verdad de tus virtudes, en la perfección de tus caminos, vence al enemigo con el poder de tu espíritu para la gloria del Padre.Jesús. hijo de María, tómame como hijo tuyo. Jesús príncipe de paz, dame tu paz. Jesús, mi redentor, sálvame. Jesús. mi único Juez. perdóname.

Jesús, pan viviente del cielo, sé mi comida eterna. Concédeme que en toda necesidad llegue a Tí con confianza y humildad diciendo: ¡Ayúdame! Cuando me sienta solo y cansado, cuando fracasen mis planes y esperanzas, cuando me sienta impaciente y me resulte difícil llevar mi cruz; cuando esté enfermo y mi cabeza y mis manos no puedan trabajar. cuando otros me fallen...

En todas mis dudas y tentaciones te suplico que tu Gracia me pueda asistir en cada momento y siempre: a pesar de mis debilidades y faltas de toda clase, Jesús ayúdame y no me abandones nunca. Dios, Padre Nuestro que contemplas la Natividad del Señor, concede que la humildad de los pastores, la perseverancia de los reyes, la alegría de los ángeles, la fidelidad de María y la Paz del Niño Jesús, sean tu bendición para nosotros, hoy y siempre. Amén.

LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA, FIESTA, 8 DE SEPTIEMBRE


Natividad de la Santísima Virgen
Fiesta, 8 de septiembre

Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Fiesta de la Natividad de la bienaventurada Virgen María, de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado.

Un anticipo y anuncio inmediato de la redención obrada por Jesucristo es el nacimiento de su Madre la Virgen María, concebida sin mancha de pecado, llena de gracia y bendita entre todas las mujeres.

En Jerusalén, en la Iglesia de Santa Ana. La primera fuente de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en que debió existir una basílica en honor a la María Santísima, junto a la piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600. Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición.

La fiesta de la Natividad de la santísima Virgen surgió en oriente, y con mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el s. v. Allí estaba siempre viva la tradición de la casa natalicia de María. La fiesta surgió muy probablemente como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana.

HOY, FIESTA DEL NACIMIENTO DE LA VIRGEN MARÍA, 8 DE SEPTIEMBRE


Hoy, fiesta del nacimiento de la Virgen María
Sentimos inmensa alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños.

Por: Don Ángel Moreno de Buenafuente 




Hoy, fiesta del nacimiento de la Virgen María, Estrella de la mañana, como la invoca San Bernardo, quiero poner nombres a la constelación celeste que corona a la Mujer vestida de sol y que tiene a la luna por pedestal, la dispuesta por Dios para ser madre suya.

María es la Inmaculada, la concebida sin pecado. Dios podía liberar a quien iba a ser madre de su Hijo de toda mancha de pecado, lo quiso y lo realizó. Ella es la sin-pecado.

María es la colmada de gracia, la amada de Dios; así la llama el ángel Gabriel como nombre propio, y esa identidad configura esencialmente la vida de la Nazarena.

María es la mujer creyente, la que se fía de Dios; así la saluda su prima Isabel: "Dichosa tu, que has creído". Ella es nuestra madre en la fe.

María es , que abandona su propio proyecto por el que le revela el Ángel de Dios: "Hágase en mí según tu Palabra".

María es la madre del Verbo encarnado: "Concebirás en tu vientre y darás a luz un Hijo", el Hijo de Dios. Es la madre de Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero, es también verdadera Madre de Dios.

María es la contemplativa por excelencia, ella "guardaba todas estas cosas en su corazón". Maestra en acoger la Palabra, meditarla y alumbrarla.

María es la mujer servicial: "Subió deprisa a la montaña a servir a su prima". Ella se tiene por esclava, servidora del Señor, y de cuantos tengan necesidad de su ayuda.

María es la mujer agradecida, sensible a los dones recibidos. No se cree con derechos y reconoce a quien es la causa de su privilegio: "Proclama mi alma la grandeza del Señor".

María es mujer solidaria, sensible, social. La vemos actuar en el marco de una boda de manera comprometida cuando le dice a su Hijo: "No tienen vino".

María es la mujer fuerte, no se arredra frente a la dificultad. "Junto a la Cruz estaba María, su madre".

María es la mujer orante; dialogó con el Ángel, acudió al templo con angustia buscando a su Hijo, se reunió con los discípulos a la esperan del don del Espíritu Santo.

María es la mujer ensalzada, gloriosa, colocada junto a su Hijo en el cielo.

Por todos estos motivos, a la vez que sentimos inmensa alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños.

Por el nacimiento de María se enciende nuestra esperanza, el sentido de nuestra peregrinación. Ella, Medianera de todas las gracias, permanece en el desierto como mujer entrañable.

BENDICE MIS MANOS



Bendice mis manos
Autor:  Sabine Naegeli 


Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.

Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.

Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.

Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.

Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo. 

LA MUERTE DEL PEQUEÑO AYLAN Y LA DE TODO MEDIO ORIENTE

La muerte del pequeño Aylan y la de todo Medio Oriente
Es necesario enfrentar el problema de los prófugos, pero también y sobre todo, las causas de su tragedia


Por: Bernardo Cervellera | Fuente: www.asianews.it 



También nosotros estamos llorando la muerte de aquel pequeño de tres años, quien en la huída de Turquía a Grecia se ahogó con su hermanito. La marea devolvió sus pequeños cuerpos a la playa de Bodrum, donde normalmente la gente se divierte bañándose o tomando sol.
También nosotros seguimos con dolor- y vergüenza- la espera de miles de prófugos sirios, y no en la estación de Budapest: son imágenes que recuerdan a las de una guerra, la Segunda Guerra Mundial, de la cual hemos celebrado el aniversario de su finalización en modo triunfal, sin sentimientos de culpa por parte de vencedores ni vencidos.
También nosotros, misioneros del PIME, hemos puesto a disposición lugares de acogida- la casa de Sotto il Monte, cerca de la casa natal de Juan XXIII- para decenas de refugiados que han atravesado el Mar Mediterráneo, llorando la muerte de miles de personas, ahogadas durante la arriesgada travesía.
Sin embargo el llanto por quien ha muerto, las presiones a la Unión europea para que mejore sus reglas de acogimiento, quizás nos satisfacen de modo sentimental, pero no tranquilizan nuestra conciencia, ni nuestra inteligencia.
Parece ser que el pequeño Aylan era oriundo de Kobane, la ciudad kurda que casi linda con la frontera con Turquía. Por meses, Kobane fue asediada por las milicias del Estado Islámico, que quería garantizarse un corredor entre la zona controlada por ellos y el territorio turco, del cual ellos recibían a nuevos reclutas y petróleo de contrabando. Los refugiados que- como la familia de Aylan- querían escapar de Kobane fueron enviados de regreso por los militares turcos; la misma Turquía bloqueó a los peshmerga iraquíes que querían ayudar a los kurdos que defendían la ciudad.
Me pregunto entonces… ¿sirve llorar por Aylan si no se llora por Kobane y por el enfrentamiento entre Ankara y el Estado islámico?
¿Y cómo llorar por los miles de refugiados amontonados en la estación de Budapest, sin darse cuenta de que la mayoría de ellos son sirios, y su venida a Europa es causada por las guerras del Estado islámico, de las milicias fundamentalistas internacionales, pero también por la pretensión de los gobiernos occidentales de querer, ante todo, la caída de Bashar Assad?
¿Para qué sirve llorar sobre los muertos en el mar Mediterráneo, gritar contra los transportistas, si no se reconoce que a éstos últimos fue justamente Occidente quien les dio una mano, al intervenir en el equilibrio inquieto mantenido por Ghaddafi?
Recibamos igualmente a los refugiados, cambiemos las reglas de la Convención de Dublin, pero vayamos al fondo de su drama enfrentando las causas. Las causas son un Medio Oriente que se está desbaratando, al cual Occidente le dio una mano (Afganistán, Irak, Arabia Saudita, Siria,…); grupos extremistas que los países de la región (Turquía, Qatar, Arabia saudita, Emiratos,…) apoyaron con armas y dinero; grandes potencias que en vez de ponerse de acuerdo para construir la paz, combaten una guerra delegada usando unos a Siria, otros a Irán, otros a Arabia Saudita.  
Ya es tiempo de que se diga basta al financiamiento del Estado islámico por parte de los gobiernos de Medio Oriente, de que se llegue a una paz negociada en Siria y en Yemen, de que el Consejo de Seguridad de la Onu haga el trabajo para el cual fue fundado: trabajar por la paz entre las naciones, y no por la supremacía de uno sobre otro.
Algún periódico, comentando la foto-símbolo del pequeño Aylan gritó: “¡Ahora basta!”. Es bienvenida esta decisión. Pero, ¿qué se puede decir de las decenas de miles de niños que en estos cuatro o más años de guerra murieron en Siria?. Y, ¿de los muertos en Irak?
Si no hay un compromiso contra las causas de todas estas muertes, plegarse al dolor de los refugiados en Europa corre el riesgo de convertirse en una excusa para no asumir las verdaderas responsabilidades mundiales. Pero, mientras tanto, todo Medio Oriente corre el riesgo de estallar rápidamente, produciendo no 200.000 sino 100 millones de probables prófugos. Y si Medio Oriente estalla, ni Europa, ni todo el mundo podrá salvarse a sí mismo.