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jueves, 27 de octubre de 2016

ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO


Oración al Santísimo Sacramento
Te doy gracias Señor
Padre Santo, 
Dios Todopoderoso y eterno
porque aunque soy un siervo pecador
y sin mérito alguno,
has querido alimentarme 
misericordiosamente 
con el cuerpo y la sangre 
de tu hijo Nuestro Señor 
Jesucristo.

Que esta sagrada comunión
no vaya a ser para mi 
ocasión de castigo 
sino causa de 
perdón y salvación.

Que sea para mi armadura 
de fe, escudo de buena voluntad;
que me libre de todos mis vicios
y me ayude a superar 
mis pasionres desordenadas; 
que aumente mi caridad 
y mi paciencia 
mi obediencia y humildad,
y mi capacidad para hacer el bien.

Que sea defensa inexpungable
contra todos mis enemigos,
visibles e invisibles;
y guía de todos 
mis impulsos y deseos

Que me una más intimamente a ti,
único y verdadero Dios
y me conduzca con seguridad 
al banquete del cielo,
donde tu, con tu hijo
y el Espíritu Santo, 
eres luz verdadera,
satisfacción cumplida
gozo perdurable
y felicidad perfecta.

Por Cristo, Nuestro Señor

Amén

EL ÁGUILA Y LOS GALLOS


El águila y los gallos



“No cantes victoria antes de gloria”: este refrán enseña a no dejarse ofuscar por un triunfo pasajero, que todavía necesita asegurarse bien. Este error cometes si te entregas al descanso prematuramente, si descuidas la vigilancia, si pierdes el estado físico o intelectual, si festejas antes de tiempo. Una fábula de Esopo lo ilustra muy bien.

Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro. Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo. Pero no tardó un águila en caerle encima y raptarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la riña se quedó con todo el gallinero (Esopo).

El refrán comentado se aplica también al combate espiritual, que terminará sólo con la gloria del Cielo. Antes de esa hora debemos permanecer siempre en vigilancia y oración, como Jesús enseña en el Evangelio, y lo ejemplificó con la parábola del servidor a quien su señor al regresar lo encuentra velando. Don Bosco decía: “¡Descansaremos en el Paraíso!”.


* Enviado por el P. Natalio 

HALLOWEEN, UNA FIESTA PAGANA?



Halloween - ¿Una fiesta pagana?
¿Cómo se inició realmente la celebración de Halloween?


Por: P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap | Fuente: ApostolesDeLaPalabra.org 




No basta señalar que hay oscuridad; se necesita encender una vela, encender una luz que pueda iluminarnos en medio de la incertidumbre. Es lo que pretendemos con este sencillo trabajo sobre los orígenes históricos de Halloween.

La divulgación de la celebración de Halloween en los países de América Latina, suscita cada año largas controversias, aún entre agentes de pastoral. Algunos piensan que se trata de algo satánico y otros lo consideran inocuo.

Por eso es importante conocer el desarrollo histórico de Halloween, eliminando los mitos que circulan en nuestros días y que no nos ayudan a afrontarlo adecuadamente desde la pastoral evangelizadora de la Iglesia. Como católicos, debemos optar por la verdad histórica, sin caer en la tentación de reforzar los mitos, por más difusión que tengan en las redes sociales y en la súper carretera de la información.

Al mismo tiempo, es importante aprovechar estas circunstancias para proponer la fe, en primer lugar a los católicos comprometidos.

En realidad, los días cercanos a Halloween son importantísimos por la esperanza que siembran en el corazón del católico, animándole a buscar la santidad y a solicitar la intercesión de los santos, al mismo tiempo que se practica la solidaridad cristiana, orando por los fieles difuntos.


Se trata de aspectos que se están oscureciendo en la espiritualidad cristiana. En efecto, por lo general, la escatología está ausente en la catequesis y en la predicación homilética. Por eso hay mucho desconcierto en torno a las realidades últimas, especialmente las así llamadas postrimerías: la muerte, el juicio, el infierno y la gloria.

Si nosotros dejamos de hablar de la inmortalidad del alma y la vida eterna, no hay que sorprendernos de que la cultura posmoderna nos hable de inmortalidad mediante la piedra filosofal, el vampirismo y las prácticas ocultistas.

Ojalá que seamos más sensibles a estos temas, para que no perdamos a las nuevas generaciones, que tanto necesitan del Evangelio.


¿Cómo se inició realmente la celebración de Halloween?
Para purificar esta celebración es importante corregir numerosos mitos en torno a sus orígenes, que no corresponden a la verdad histórica. Sólo así podemos recuperar su sentido más auténtico y aprovecharla como un momento muy especial para la evangelización y la catequesis, contribuyendo también a la purificación de la religiosidad popular.


Si a la Evangelización, no al proselitismo
La verdad los hará libres. Anunciar el Evangelio implica anunciar la Verdad que nos salva (Lumen gentium, 17); es decir, anunciar a nuestro Señor Jesucristo, el Amén (Ap 3, 14), el Verdadero (1Jn 5,20).

Por eso, en el anuncio del Evangelio, un discípulo de Cristo no puede recurrir nunca a la mentira, ni siquiera a las medias verdades.

Es importante recordar, a este respecto, las palabras de Nuestro Señor:

"Conocerán la verdad y la verdad los hará libres". (Jn 8,32)


El fin nunca justifica los medios

He aquí un criterio de discernimiento que debemos tener siempre presente: el fin nunca justifica los medios. Cuando hacemos esto en el campo del anuncio del Evangelio, salimos del ámbito de la evangelización y entramos en el más burdo proselitismo.

Pues bien, en mentiras y medias verdades se incurre frecuentemente al hablar de la fiesta de Halloween, atribuyéndole un origen celta y, por lo tanto, pagano, o, incluso, hablando de un posible origen satánico. Además, se afirma que al participar en diversas formas de celebración de Halloween, especialmente disfrazándose para pedir dulces o dinero, ya se está participando en rituales satánicos, que llevarán a quien participe a iniciarse en el mundo del satanismo, abriendo espacios a Satanás y sus secuaces, y fortaleciéndolos en su lucha contra Dios y la humanidad.

Una cosa es cierta: que haya podido originarse entre los celtas no lo hace necesariamente satánico.

Por otra parte, cuando se habla de Halloween también aparecen prejuicios e, incluso, expresiones de xenofobia, particularmente cuando se ataca la celebración de Halloween porque, supuestamente, proviene de los Estados Unidos de América. Se llega así a una descalificación de la sociedad norteamericana, rechazando a priori su cultura, sin matices y sin el debido discernimiento.


Recorrido histórico - del rechazo a Halloween
El rechazo a la celebración de Halloween ha pasado por diversas etapas. He aquí un breve recorrido histórico.

Origen anglosajón

Hace algunas décadas, cuando se empezó a difundir con más fuerza la celebración de Halloween en los países de América Latina se señalaba que era una fiesta de origen anglosajón, una fiesta eminentemente norteamericana. Se le rechazaba siempre por motivos culturales.

En México se empezó a reivindicar, en contraposición a Halloween, la celebración mexicana del Día de Muertos, por su origen prehispánico.

El dilema era "¿Halloween o Día de Muertos?". Nunca se mencionaba un origen satánico de Halloween sino que se rechazaba Halloween por proceder de los Estados Unidos de América, teniendo como base el nacionalismo mexicano, que promueve la exaltación de lo prehispánico y el rechazo de lo extranjero, empezando por lo español y lo norteamericano.

Desde entonces se empezaron a multiplicar los altares de muertos en casas, escuelas, colegios y plazas adyacentes a los palacios de gobierno, y se empezó a darle mayor difusión a lugares como San Andrés Mixquic y Janitzio. Era, y sigue siendo, una forma de resistencia cultural frente al imperialismo norteamericano.


Origen celta
Sin embargo, desde hace algunos años se dice que el origen de Halloween está en la cultura celta, lo que evidentemente es un anacronismo, pues el nombre mismo de Halloween es cristiano, católico, como se verá a continuación, pues significa Vísperas de Todos Santos.

Halloween, o Hallowe-en, significa Víspera de Todos los Santos. El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos se llamaba All Hallows Day. Hallow en inglés antiguo viene a ser como "que es venerado o santificado" (en la actualidad se le llama All Saints Day). La partícula Eve es una abreviatura de evening -víspera-, así que la Víspera de Todos los Santos es All Hallows’ Eve, que en inglés antiguo se contrae en Hallowe-en.

Conviene decir que la religión de los antiguos celtas, particularmente la de los galos antes de la conquista romana, no es bien conocida, y los datos de que se disponen para reconstruirla son escasos y no muy precisos. Hoy en día, cierta retórica que apela a lo céltico se utiliza con fines políticos, para reforzar las identidades nacionales en algunas regiones de Europa.

Según algunos investigadores, lo celta es, en gran parte, lo que ha sido inventado a partir de la información arqueológica y los datos de fuentes clásicas y medievales, sumando representaciones imaginarias.

Entre las mentiras o medias verdades sobre Halloween podemos decir lo siguiente: se habla frecuentemente de la fiesta de Halloween como una fiesta en honor de una divinidad denominada Samhain, relacionada con la muerte. Pues bien, no existía en la mitología celta una divinidad con este nombre. La etimología de esta palabra es gaélica y significa “fin del verano”.

Samhain era una festividad que se celebraba buscando la luna llena que sigue al día que media entre el equinoccio de otoño (entre 22 y el 23 de septiembre de cada año) y el solsticio de invierno (entre el 21 y el 22 de diciembre de cada año), por lo que no se celebraba necesariamente en una fecha fija, el 31 de octubre, sino que la celebración podía realizarse en ese arco de tiempo descrito anteriormente.

Como ejemplo podemos mencionar que en 2012 la fiesta de Samhain debió celebrarse el 28 de noviembre, en 2013 debió celebrarse el 17 de noviembre y en 2014 debe celebrarse el 6 de noviembre.

Con relación a los druidas, de acuerdo con el historiador Ronald Hutton, “podemos saber virtualmente nada con certeza acerca de los antiguos druidas, así que -aunque sin duda existieron - fungen más o menos como figuras legendarias” (Ronald Hutton, The Druids: A History, Continuum International Publishing Group, Limited, 2007, p. xi).

Así que es difícil describir a los druidas, con fundamento histórico, yendo por los pueblos y por el campo en la víspera del 31 de octubre recogiendo ofrendas para Satanás, llevando disfraces y máscaras puestas, además de faroles, bolsas para la ofrenda y bastones de punta afilada, como afirman algunos en su agresiva propaganda anti-Halloween.


La conexión satánica
Más recientemente se alude a Halloween como una festividad satánica y llega a hablarse de numerosos sacrificios humanos, especialmente de bebés y niños, y se insiste en que se multiplica en esa fecha la celebración de misas negras.

La referencia a Halloween como una fiesta eminentemente satánica se encuentra en “La biblia satánica”, escrita por Anton LaVey, quien inició la Iglesia de Satanás el 30 de abril de 1966, ideando múltiples ritos oscuros y escogiendo la fecha de sus principales fiestas satánicas: la fecha del propio cumpleaños de cada satanista, la noche de los Walpurgis (entre el 30 de abril y el primero de mayo de cada año) y el Halloween (entre el 31 de octubre y el primero de noviembre de cada año) [cfr. Anton Szandor LaVey, La biblia satánica, Ediciones Roca, México, DF, 1975, 109-111].

Evidentemente, LaVey incurre en su libro en los mismos errores de los que atribuyen a Halloween un origen celta y druida, aunque llega a señalar los motivos por los cuales los satanistas celebran estas fiestas. En el caso de celebrar como principal fiesta satánica el propio cumpleaños el motivo es el siguiente: “Cada hombre es un dios si opta por reconocerse a sí mismo como un dios. Por lo tanto, el satanista celebra su propio cumpleaños como la fiesta más importante del año” (p. 109).

Con relación a las dos otras fiestas, LaVey las seleccionó porque, según opinión corriente, son fechas de festivales paganos con motivos agrícolas, lo que no implica que sean de origen satánico. Las otras fiestas giran en torno a los solsticios y equinoccios, que marcan el primer día de las estaciones.

Según los datos recabados, considero que hay que distinguir entre la fiesta de Halloween, que tiene orígenes folclóricos muy interesantes, como se verá a continuación, y los rituales satánicos que celebran las sectas satánicas en ésta y en otras fechas. No están necesariamente interrelacionados.

La mercantilización  y el influjo del cine de Hollywood

Sin duda, lo que más ha contribuido a la difusión de Halloween es el enfoque comercial que se le ha dado a esta celebración. En efecto, aunque inició con muchas de las características que conocemos, en la segunda mitad del siglo XIX, la fiesta de Halloween comenzó a celebrarse masivamente en los Estados Unidos hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas.

La proyección internacional de Halloween se produjo a finales de los años 70 y principios de los 80 gracias al cine y a las series de televisión. En 1978 se estrenó en Estados Unidos y en el mundo entero la película "Halloween", dirigida por John Carpenter y protagonizada por Jamie Lee Curtis y Donald Pleasence. El guión del film fue escrito por John Carpenter y Debra Hill.

El film narra la historia de Michael Myers, un enfermo psiquiátrico -encerrado por haber asesinado a su hermana mayor- quien, tras 15 años internado en una clínica mental, se fuga y busca repetir su crimen con su hermana menor. Esta cinta dio inicio al subgénero de Cine de terror llamado "slasher", en el que la trama gira alrededor de sanguinarios asesinatos cometidos por algún villano enmascarado, generalmente teniendo como víctimas a adolescentes. En realidad esta película es muy poco gráfica en la violencia que presenta, sobre todo comparada con los posteriores exponentes del género.

Hoy en día hay fiestas de Halloween en discotecas, bares, casas particulares, empresas y escuelas, promociones en centro comerciales, decoraciones en casas, locales comerciales, supermercados, aparadores y demás ramos de la actividad comercial. Hoy las tarjetas de crédito suman compras de disfraces terroríficos, calabazas para decoración, muñecos y demás productos Halloween. También numerosos niños se disfrazan para pedir dulces y dinero en las calles y de casa en casa.


El origen histórico de Halloween
Ha llegado el momento de explorar los orígenes históricos de Halloween.

Nos basaremos en un artículo muy interesante, titulado “Truth about Halloween. Halloween: The Real Story!” y escrito por el padre Augustine Thompson, OP, en la revista Catholic Digest, publicada en octubre de 1961.

Según el padre Thompson, los orígenes del Halloween son cristianos, con una visión muy norteamericana.

Es cierto, señala el padre Thompson, que los celtas de Irlanda y Bretaña celebraban un festival a finales de octubre y principios de noviembre, al igual que los hacían casi todos los últimos días de otros meses, teniendo presentes las fases de la luna, pero la celebración de Halloween que conocemos se fue modelando paulatinamente en Estados Unidos a partir de la inmigración irlandesa hacia Estados Unidos en el siglo XVIII y, particularmente, a partir de 1845, periodo que se conoce como la Gran hambruna irlandesa (1845-1849).


Solemnidad de Todos los Santos
La fiesta de Halloween cae en el último día de octubre porque es la víspera de la festividad católica de Todos Santos.

Esta fiesta en honor de todos los santos se solía celebrar el 13 de mayo ya desde el siglo IV, pero el papa Gregorio III en el año 741, la cambió al primero de noviembre, día en que se dedicó la Capilla de todos los santos en San Pedro en Roma. El siguiente siglo, el papa Gregorio IV mandó que la Fiesta de todos los santos se celebrara en todo el mundo cristiano, llegando así a Irlanda.

La noche anterior a la fiesta de todos los santos se celebraba una vigilia llamada en inglés All Hallows Eve o Halloween. En esos días, Halloween no tenía un significado especial ni para los cristianos ni mucho menos para los desaparecidos paganos celtas. Recordemos que algunas festividades litúrgicas son precedidas por vigilias, entre las que destacan la vigilia de Navidad (Nochebuena), la de Año Nuevo, la Vigilia Pascual y la Vigilia de Pentecostés.

Día de los Fieles Difuntos
En el año 998, San Odilón, abad del poderoso monasterio de Cluny en el sur de Francia, agregó una celebración el día 2 de noviembre. Era un día de oración para las almas de los fieles difuntos. Esta festividad llamada día los fieles difuntos, se esparció de Francia al resto de Europa.

Así pues, la Iglesia tenía festividades para aquellos que están en el Cielo y aquellos que se purifican en el Purgatorio. ¿Qué hay de aquellos que se encuentran en otro lugar, es decir, en el Infierno? Al parecer los aldeanos católicos irlandeses se preocuparon por las desafortunadas almas en el infierno. Después de todo, si hacemos a un lado las almas del infierno cuando celebramos a aquellas del Cielo y del Purgatorio, tal vez aquellas sean tan infelices que nos puedan causar problemas. Así se volvió costumbre golpear cazos y sartenes la víspera de Todos los santos para que los condenados supieran que no habían sido olvidados. Así, por lo menos en Irlanda, todos los muertos fueron recordados aunque a los obispos y presbíteros no les simpatizaba mucho el Halloween y nunca instituyeron en el calendario eclesiástico un Día de todos los condenados.


El inicio de la costumbre de disfrazarse
Pero esa no es aún la celebración de Halloween que conocemos. Las tradiciones para esta festividad se centran en vestirse con disfraces rebuscados, lo cual no es de origen irlandés. La costumbre de disfrazarse más bien nació en Francia durante los siglos XIV y XV. El Medioevo tardío sufrió ataques repetidos de la peste bubónica o peste negra, llamada la muerte negra y con ella perdió la mitad de su población. No es de sorprender que los católicos de este periodo tuvieran más interés en la otra vida.

Se decían más misas en el Día de Todos Santos y de los Fieles Difuntos, y se diseñaron representaciones artísticas para recordar a todos de su mortalidad. A estas representaciones las conocemos como la Danza de la muerte o Danza macabra, la cual era comúnmente pintada en las paredes de los cementerios y mostraban a la muerte conduciendo una cadena de gentes: papas, reyes, damas caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc., a su tumba. A veces esta danza se presentaba el propio Día de los Fieles Difuntos, como un retablo viviente con personas vestidas con las ropas de los diferentes estados de la vida.

Pero los franceses se disfrazaban el Día de los Fieles Difuntos, no en Halloween; y los irlandeses que tenían Halloween, no se disfrazaban. El cómo es que ambas celebraciones se mezclaron, probablemente ocurrió en las colonias británicas de Norteamérica durante el siglo XVIII, cuando los irlandeses y los franceses se comenzaron a casar entre sí, y se popularizó más a partir de 1845, cuando inició la inmigración más amplia de irlandeses a los Estados Unidos. El enfoque irlandés en el infierno le dio a las mascaradas francesas un giro más macabro.

Origen del “trick or treat”

Pero como todo niño y joven sabe, disfrazarse no es el punto, el punto es obtener el botín más grande posible. Entonces, ¿de donde viene la frase trick or treat? (dulce o broma).

Trick or treat es tal vez, la adición más peculiar y americana al Halloween, y es una contribución inadvertida de los católicos ingleses y aun del protestantismo británico.

Durante el periodo penal de 1500 a 1700 en Inglaterra, los católicos no tenían derechos legales. No podían tener puestos públicos, y eran sujetos de multas, cárcel y pesados impuestos. Decir misa era una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.

Ocasionalmente, los católicos ingleses resistieron, a veces de formas insensatas. Uno de los actos más insensatos de resistencia fue el complot para hacer volar, usando pólvora, al rey protestante James I y a su parlamento. Se suponía que esto dispararía una insurgencia católica en contra de los opresores. El mal concebido complot de la pólvora fue sofocado el 5 de noviembre de 1605, cuando el hombre que cuidaba el polvorín, un descuidado converso llamado Guy Fawkes, fue capturado y arrestado. Fue colgado, y el complot se disolvió.

El 5 de noviembre, Día de Guy Fawkes, se convirtió en una gran celebración en Inglaterra, y así lo sigue siendo. Durante los periodos penales, bandas de celebrantes se ponían máscaras y visitaban católicos locales a la mitad de la noche, demandando cerveza y pasteles para su celebración: ¡trick or treat!

El día de Guy Fawkes llegó a las colonias americanas con los primeros colonizadores ingleses. Pero para cuando llegó la Revolución norteamericana, el viejo rey James y Guy Fawkes habían sido olvidados. Sin embargo el trick or treat era demasiada diversión como para olvidarlo, así es que eventualmente se cambió al 31 de octubre, el día de la mascarada franco irlandesa. Y en América trick or treat no se limitaba a los católicos.

La mezcla de varias tradiciones inmigrantes que conocemos como Halloween se había convertido en una tradición en los Estados Unidos para principios del siglo XIX. Hasta los años 80 del siglo XX permanecía desconocida en Europa, aún en los países en los que se originaron algunas de sus costumbres.

Por otra parte, hay otras fuentes de la práctica de pedir de casa en casa. En efecto, esta tradición se remonta al siglo IX, en el que los cristianos iban de pueblo en pueblo a mendigar “pasteles de difuntos” (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas. Mientras más grande fuera la cantidad de pasteles recibidos, mayor era el número de oraciones que rezarían por los fieles difuntos del benefactor.

Esta costumbre estaba extendida en otros países con características propias. En la tradición portuguesa a partir del siglo XV ha existido la costumbre de pedir el “pão-por-Deus” (pan en nombre de Dios). La petición la hacen los niños el 1 de noviembre y el 2 de noviembre el pan recolectado se distribuía, al finalizar la misa para pedir por los fieles difuntos, entre los pobres de la comunidad. A veces se ponía el pan convenientemente cubierto frente a la puerta de la propia casa para que pudieran tomarlo las personas que lo necesitaran para sí o para entregarlo a algún necesitado.

En México está la costumbre de pedir de casa en casa y en las calles, utilizando esta frase: “¿Me da mi calaverita?”, “¿Me da para mi calaverita?” y “¿No me da pa mi calaverita?”.

Y, ¿qué hay de las brujas?

Pues, son una de las últimas adiciones a la fiesta de Halloween. La industria de las tarjetas de felicitación las agregó a finales del siglo XIX. Halloween ya tenía ánimas, así que, ¿por que no darle un lugar a las brujas en las tarjetas de felicitación? Las tarjetas de felicitación de Halloween no tuvieron éxito, (aunque ha habido un resurgimiento reciente de popularidad), pero las brujas se quedaron como parte de la decoración y los disfraces.

Jack-o-lantern

Igualmente en el siglo XIX, folkloristas mal informados agregaron el Jack-o-lantern (la linterna hecha con una calabaza ahuecada y tallada). Pensaban que el Halloween era de origen pagano y druida. Las lámparas hechas con nabos (no calabazas) habían sido parte de los antiguos festivales celtas de las cosechas, así que fueron trasladados a la celebración americana del Halloween. Conviene recordar que el origen de la calabaza es América y fue introducida a Europa vía España hasta el siglo XVI, por lo que difícilmente pudieron utilizarla los celtas en la edad del hierro. Más tarde se sustituyeron los nabos por las calabazas por la practicidad de vaciarlas de su contenido y de hacerles los cortes necesarios para dejar pasar la luz de las velas que se colocan en su interior. Como puede notarse, no hay ningún origen satánico en este adorno clásico de Halloween.

Vampiros, hombres lobo y otros monstruos

Estos disfraces se han añadido en el siglo XX por obra y gracia del cine de Hollywood, que ha convertido la fiesta de Halloween en una noche de terror, aprovechando obras literarias como Drácula, de Abraham “Bram” Stoker (1847-1912), Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley (1797-1851), entre otros clásicos del género, y las leyendas de Europa central sobre vampiros y hombres lobos. También ha influido el énfasis en la mercantilización de la celebración de Halloween, que lleva a adornar los espacios con toda clase de motivos tenebrosos y a disfrazarse de manera tétrica.

Descubrir el verdadero significado

La próxima vez que alguien clame que Halloween es un truco cruel para atraer a los niños, adolescentes y jóvenes a la adoración satánica, sugiero que les cuente el verdadero origen del All Hallow Eve y les invite a descubrir su verdadero significado cristiano, junto con las dos fiestas católicas mayores y más importantes que le siguen: la solemnidad de Todos Santos (1 de noviembre) y la fiesta litúrgica de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).

Como hemos visto hasta ahora, los orígenes del Halloween no son satánicos, ni incluyen de suyo rituales satánicos. La costumbre de disfrazarse no implica participar en rituales satánicos, como se dice a menudo. Pedir dulces y dinero no es una costumbre satánica ni es una forma de participar en rituales satánicos, como se repite con insistencia digna de mejor causa.

¿Es lícito a un católico participar en la Fiesta de Halloween?
Es una pregunta ineludible. ¿Qué decir al respecto? Depende de las circunstancias. Los niños, adolescentes y jóvenes pueden participar en las fiestas que se organizan en los colegios, si se hacen con el debido orden, en un clima de sano esparcimiento y una convivencia adecuada.

En otros ámbitos, especialmente en los festejos que hacen los adolescentes, jóvenes y adultos, hay que tener en cuenta las recomendaciones de san Pablo, particularmente las siguientes:

Reconozcan el momento en que viven, que ya es hora de despertar del sueño: ahora la salvación está más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día se acerca: abandonemos las acciones tenebrosas y vistámonos con la armadura de la luz. Actuemos con decencia, como de día: basta de banquetes y borracheras, basta de lujuria y libertinaje, no más envidias y peleas. Revístanse del Señor Jesucristo y no se dejen conducir por los deseos del instinto. (Rom 13, 11-14)

Las acciones que proceden de los bajos instintos son manifiestas: fornicación, indecencia, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición, discordia, sectarismos, celos, borracheras, comilonas y cosas semejantes. Les prevengo, como ya los previne, que quienes hacen esas cosas no heredarán el reino de Dios. (Gal 5, 19-21)

Esto no sólo debe tenerse presente en Halloween, sino también en la forma en que se realizan las Posadas, la manera en que se celebra Navidad, Año Nuevo, la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, el Día del Amor y la Amistad, incluyendo las fiestas patronales y las fiestas familiares con motivo de bautismos, matrimonios, cumpleaños, etc., que nunca deben ser un pretexto para los más variados excesos en la bebida, la comida y el ejercicio desenfrenado de la sexualidad.

¿Entonces puede un católico participar en la celebración de Halloween? Este tema es muy controvertido por los mitos tan difundidos sobre Halloween y su supuesta conexión con el satanismo y su aparente origen en la cultura celta, una cultura pagana de la edad de hierro. Hay cristianos que celebran Halloween disfrazándose para pasar un rato de sano esparcimiento con la familia y los amigos, mientras salen a pedir dulces e, incluso, dinero.

Otros cristianos están plenamente convencidos de que Halloween es una fiesta satánica, establecida desde hace tres mil años para adorar y entrar en contacto con espíritus malignos.

Como hemos visto, hay mucha información distorsionada sobre Halloween que influye en numerosos cristianos. De ahí la importancia de difundir información veraz y oportuna que permita tener criterios de discernimiento seguros para tomar las decisiones más adecuadas. Ese es precisamente el objetivo de este folleto.

He aquí un modesto intento por presentar algunos criterios.

Como telón de fondo debemos tener esta convicción: Halloween no es una fiesta de origen pagano ni tiene necesariamente en sus orígenes una conexión con el satanismo. Es una festividad de orígenes cristianos que debemos recuperar, dándole su sentido auténtico.

Disfrazarse no implica participar en rituales satánicos.

Hay que evitar el consumismo inmoderado, sin dejarse arrastrar por los vaivenes de la moda.

Hay que tener cuidado con el gusto por lo tenebroso, por lo tétrico, como son los disfraces de vampiros, brujas, demonios, hombres-lobo…

Se puede motivar el uso de disfraces que no sean tétricos. Se está difundiendo en el mundo secular la costumbre de disfrazarse con trajes de princesa, payasos, vaqueros, superhéroes, etc. Y en el mundo cristiano está cada vez más extendida la práctica de vestirse de ángeles, personajes bíblicos y santos.

Hay que recordar que uno de los eventos que los niños más esperan cada otoño es el Halloween. Como hemos visto, se trata de una celebración que, aunque no inició en nuestro entorno cultural, muchos mexicanos la han adoptado sólo como una noche divertida por la facilidad con que se consiguen todo tipo de dulces y golosinas y porque es posible utilizar disfraces.


Recomendaciones prácticas
Si sales con tus hijos a pedir golosinas, asegúrate de que vayan en grupos y acompañados por adultos responsables.

Es oportuno llevar una linterna y ponerle cinta reflejante a los tenis, a la espalda del disfraz y a la bolsita en donde recibirán los dulces. Así resultará más fácil identificarlos entre la multitud.

Hay que caminar solamente sobre las aceras o banquetas.

Decirle a los niños lo importante que es no correr para no perderlos de vista.

Usar máscaras y disfraces que no arrastren ni bloqueen la visión.

No tocar en casas muy oscuras. Más bien, hay que elegir las casas que están decoradas, pues quiere decir que ellos están preparados para la llegada de los niños.

No entrar a las casas.

Determinar un número específico de cuadras por caminar.

Una vez en casa, los padres deberán examinar los dulces para desechar los que no se vean seguros y racionar el número de golosinas que los pequeños se comerán por día.

DIOS QUE ME ESPERA EN LA COMUNIÓN


Dios que me espera en la Comunión
Es pan que se ofrece en el altar y se transforma en un verdadero alimento en las manos de cada sacerdote.


Por: P. Marcelo Ribas | Fuente: mensajespanyvida.org 




El domingo, día del Señor, pude saborear y hasta tocar la grandeza de la Eucaristía. Claro, era más que un descubrimiento, era la presencia de Dios que se revela a pesar de ese estar tan cerca había estado celebrando sin haber caído en la cuenta. Perdonen, era automatismo, repetición, simple celebración. Ese valor eucarístico me cayó con tal fuerza que me hizo despertar y valorar. Era un Jesús, lleno de la luz de aquella cena con sus discípulos, que me estaba gritando: “Este es mi Cuerpo… Esta es mi Sangre”

En ese momento, “Consagración” se abrió el postigo de la verdad en la presencia real de Cristo que se ofrece por todos, sin excepción. Era Él mismo y Único Jesús que tomaba el pan en sus manos y al tomarlo, no solamente se ofrecía, sino que se consagraba al mundo para ser alimento y sustento. Es una acción por todos donde nadie, sin excepción, queda fuera. Jesús se da todo porque lo tiene todo. El ama y al amar puede donarse, regalarse y darse para siempre.

En este momento, tan sublime, cuando las manos sacerdotales trazaban la cruz y ofrecían al mundo las ofrendas bañadas por las palabras de consagración, brotaba quizás saltaba la gracia de la presencia amorosa y silenciosa de Dios para la salvación de la humanidad. Se contempla un Dios que se ofrece sin tener en cuenta nuestra debilidad y lejanía.

Es la toma de conciencia la que me hace abrir o caer en la cuenta de la conciencia clara y fervorosa de la presencia augusta de Jesús en la Hostia Consagrada. Es algo que va creciendo, jamás disminuyendo. Es como si Dios en medio de la tragedia de la cruz se abraza más a ella para no soltarla y dejarse vencer por la tentación del abandono. La respuesta es cada día mayor y más fuerte, aunque esto suponga mucho sacrificio, incluso la propia muerte.

Se motiva la propia vida a esa pertenencia al Señor que ya no puede retroceder, sino aceptar, vivirla y darla a conocer. Ya no es simple pan que se ofrece por la mano del campesino o del vino sacrificio del mejor viñero, es la Iglesia, que como enviada, ofrece y hace posible para que se pueda contemplar la presencia de Jesús con toda su presencia, su amor y el poder de sanar a todo el que lo acepte como el Salvador y Señor de la historia.

Se nos impone con finura de tallador que a cortes delicados hace aparecer la verdad y la mejor figura. Es un acontecimiento milagroso que despierta, golpea y quita el sueño para que no se nos olvide que es Dios y no otro. Su presencia nos deja sin aliento, pero no mudos porque en palabras humanas se actualiza la presencia y el amor de los amores.

Es pues el sacerdote quien, debidamente ordenado, pronuncia aquellas palabras dichas por Jesús en la Cena con sus discípulos y al hacerlo, como regalo de amor, Jesús se ofrece y se da para bien de todos. Cada sacerdote se hace instrumento ofrecido por Dios para entregar lo que Él había prometido. Es hacerse, cada sacerdote, manos, ojos, presencia de Dios para alimentar y bendecir a la humanidad.

Ese pan que se ofrece en el altar se transforma en un verdadero alimento que en las manos de cada sacerdote se comparte y se entrega como sacramento de amor y sustento. Es la fuerza de la vida propia de Dios que penetra y hace mover la vida del sacerdote para que se convierta en dador de todo ese bien para la vida de la humanidad.

En cada sacerdote está la presencia de un Dios en la libertad de la aceptación y el compromiso a la llamada. Ya lo importante no es el puesto, la bolsa, la comida o la persecución, es y debe ser, la respuesta en el servicio desinteresado para llegar a todos. Por eso al vivir este acontecimiento “tan grande” los demás, se inspiran y viven, en su compañía, con la grandeza del amor que dentro de un altar que alimenta y da vida.

La experiencia del acontecimiento eucarístico despierta, al estilo los caminantes de Emaús, para caer en la cuenta que Jesús se revela y explica su verdadero amor. Caen las escamas de los ojos; los tapones de los oídos; la parálisis de las extremidades y el silencio del testimonio para lanzarse a la vivencia del Dios del pan y el sustento. Es un Dios que en la Sagrada Comunión se da y punto. Es un pan que es capaz de partirse para que alcance a todos. Todo porque ese compartir es la señal más hermosa y expresiva de todo cristiano. Ese partirse define a Dios.

Darse, entonces, es el acto más sublime y real que Jesús realiza permitiendo la mezcla de la pobreza de quien necesita y de la riqueza de quien se ofrece sin poder detenerse, pues esa es la esencia “natural” de Dios para con nosotros. Por eso comulgar es tan necesario y tanto para nosotros que ninguno puede negarse.

Por eso cuando alguien se da por enterado y lo vive ya no puede negarse, todo lo contrario, se une más porque lo hace parte de su camino. Todo caminante necesita de pan y sin ese pan no puede subsistir.

HALLOWEEN: EL PROBLEMA NO ESTÁ EN DISFRACES O DULCES SINO EN GLORIFICAR EL MAL



Halloween: El problema no está en disfraces o dulces sino en glorificar el mal



 (ACI).- El P. Vincent Lampert, exorcista y párroco en la Arquidiócesis de Indianápolis, afirmó en diálogo con ACI Prensa que los padres deben recordar los orígenes cristianos de Halloween y hacer una celebración consecuente en la Víspera de Todos los Santos “en vez de glorificar al mal”.

"En última instancia, no creo que haya nada malo con que los niños se pongan un traje, se vistan de vaquero o Cenicienta y pasen por el barrio pidiendo dulces. Es una diversión sana”, dijo el P. Lampert.

El sacerdote aseguró que el peligro radica en los trajes que glorifican el mal deliberadamente e infunden miedo, o cuando las personas pretenden “obtener poderes especiales” a través de la magia y brujería, inclusive por mero entretenimiento.

"En el libro de Deuteronomio, en el capítulo 18, se habla de no intentar consultar a los espíritus de los muertos, tampoco a los que practican magia, brujería o actividades afines. Aquello sería una violación de un mandamiento de la Iglesia, al colocar otras cosas por delante de la relación con Dios".

"Y ese sería el peligro de Halloween. Que de alguna manera Dios se pierde en todo esto, que la connotación religiosa se pierda y finalmente la gente glorifique el mal", añadió.


También dijo que es importante recordar que el diablo y los espíritus malignos no tienen ninguna autoridad adicional en Halloween, aunque lo parezca.

"El diablo actúa por lo que la gente hace, no porque este haga algo por sí mismo. Tal vez por la forma en que se celebra ese día, en realidad se invita a que el mal entre a nuestras vidas", dijo.

Finalmente el P. Lampert aseguró que una de las mejores cosas que los padres pueden hacer es utilizar Halloween como un momento de aprendizaje y explicar a los niños “por qué ciertas prácticas no conducen a nuestra fe e identidad católica”.

Por otro lado, Anne Auger, una madre católica de tres niños proveniente del estado de Winsconsin en Estados Unidos, dijo a ACI Prensa, que si bien deja que sus niños se disfracen y pidan dulces, siempre verifica las casas por donde pasarán y así evitar aquella que están decoradas “con cosas temibles”.

"El año pasado una persona llegó a la puerta vestido como un lobo demoníaco. A veces las personas se visten como brujas y puedo entender eso, pero esto fue un nivel completamente nuevo, tan diferente a cuando éramos pequeños".

También aseguró que los padres deben enseñar a sus hijos el significado de Halloween, siempre en relación al día de Todos los Santos.

"Les decimos que estamos teniendo una fiesta porque celebraremos a los santos en el cielo, y es por ello salimos a pedir dulces”, añadió.

Kate Lesnefsky, otra madre católica, con niños entre las edades de 3 y 16 años, también les permite que elijan sus trajes para pedir dulces, siempre y cuando no infundan miedo o tengan aspecto demoníaco.

Al día siguiente lleva a sus hijos a la Misa por Todos los Santos, y la familia lo usa como una oportunidad para hablar sobre lo que significa la muerte y la santidad.

"Tengo una hermana que murió cuando tenía 19 años. Entonces hablamos de diferentes personas que sabemos que están en el cielo, de mis abuelos o de los diferentes santos" dijo Lesnefsky.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 27 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 27



El trigo va granando en la espiga; pero solamente se llegará a convertir en hostia que se ofrece cuando sea puesto sobre la patena, para llegar a ser Eucaristía.

Cada uno de los actos de tu día podrá llegar a ser transformado en vida, en acción, en fecundidad, en Dios.
Pero antes deberás ponerlo en la patena de tu ofrecimiento, a fin de que se eleve sobre la materialidad de la vida y se llegue a convertir en espíritu.

Y así toda tu vida será una verdadera Misa que transforme y cambie tu existir, que te acerque a Dios y te haga comunión y sacrificio.

Un sacrificio redentor y transformador; desaparecerás tú y, en cambio, en lugar tuyo aparecerá Dios.

Y cuando Dios aparece, todo se ve de otra forma y de otro color, a todo se le da otro significado y otra dimensión; en todo se descubre una proyección más dilatada y promisoria.

“Nuestra angustia, que es leve y pasajera, nos prepara una gloria eterna, que supera toda medida; porque no tenemos puesta la mirada en las cosas visibles, sino en las invisibles: lo que se ve es transitorio, lo que no se ve es eterno” (2 Cor 4,17-18). Todo pasa y pasamos nosotros con todo; solamente permanece Dios y lo que es de Dios.



* P. Alfonso Milagro