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lunes, 14 de noviembre de 2016

EN TIEMPO DE ENFERMEDAD


En tiempo de enfermedad


Los infortunios y enfermedades traen siempre algún valioso mensaje que puedes aprovechar con sabiduría. Pero hay que reflexionar con calma para atesorar la experiencia que dejan, porque las desgracias descubren al alma luces que en la prosperidad no llegas a percibir. 

Señor tú conoces mi existencia, conoces mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi rostro triste, mi cuerpo doliente y mi alma atribulada. Seguiré tus pasos, Señor, porque “tu yugo es suave y tu carga es ligera”. Hazme comprender tus sufrimientos, tu amor hacia los hombres. Sé que estoy cumpliendo en mi vida lo que falta a tu dolorosa pasión. Ayúdame a sufrir, con paz y alegría, sin quejarme. Ayúdame a sufrir con amor. Te pido por todos los que sufren, los pobres, los que no reciben ni siquiera un poco de cariño. Señor, sé que transformarás en rosas todas mis espinas, sé que todo, también el dolor, lo dispones para el bien de los que te aman. Te amo Jesús mío. Amén.

La lección más importante que puedes aprender en tu vida no es que en el mundo hay dolor, sino que depende de ti sacar provecho de él, pues se te ha permitido cambiarlo en gozo (R. Tagore). He leído: Tus dolores son como astillas de la cruz de Cristo. No está bien que adorando esa cruz, maldigas sus astillas.


* Enviado por el P. Natalio 

LA MUDANZA


La mudanza
Debemos entender que la conversión es un don de Dios y que debe de estar unida a una gran fe y humildad. Esta debe de ser nuestra oración continua el señor. 


La mudanza 

Conversión. Esta es una palabra que hemos dicho en repetidas ocasiones en el transcurso de nuestra vida y quizá también todos sepamos su significado, pero para no errarle como de dicen por ahí, consulte un diccionario y éste  es su significado literal. 

Conversión: acción de convertirse; transformación de ideas, de valores etc. 

Creo que estas son las acepciones  que de esta palabra más nos interesa. La conversión cristiana es deja la oscuridad por la luz, es darse cuenta que se ha caminado por el camino equivocado, es abrir el corazón, el entendimiento y la voluntad para dejarse llevar y  llenar por Jesús. 

Es mudarse de mi soberbia a la humanidad. Es mudarse de mi egoísmo a la generosidad, mudarme de mi autosuficiencia para entender que sin Dios no soy nada, que él es y debe ser el principio y mi fin y volverse hacia Dios y entender y comprender en toda su riqueza que lo único y verdadero que valen la pena en este mundo es seguir a Cristo.


Cuando una conversión se da, siempre existe una historia detrás; una historia de comportamientos erróneos, de ideas falsas, de dudas, de lucha interior, de vació de inquietud, y después de un tiempo de oscuridad y de caídas, pero también te busqué búsqueda guiados por la gracia de Dios.

Esa gracia que el señor siempre, siempre nos está dando, pero para que si eficaces necesario abrir el corazón de par en par y también nuestro entendimiento para que penetre hasta lo más profundo de nuestro ser. De no ser así esa gracia será vana como el choque de una espada contra el escudo, como choque contra un muro de acero impenetrable.

Como dice San Agustín " Dios que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti".

Dios siempre nos llama y quiere que lo encontremos, que lo descubramos a veces detrás de pequeños detalles, de una plática a la cual asistimos, en medio de la enfermedad o de la salud, de los éxitos y de los fracasos; pero también en medio de las alegrías y de todas las cosas buenas y amables que tenemos en nuestra vida.

Como el caso verídico de una amiga mía que se casó con un verdadero ateo, y se casaron por el rito católico pero él no era practicante; de verdad era un ateo confeso, no creía en nada.

Sin embargo a través de los años de matrimonio y de testimonio de entrega, de paciencia, de trabajo por Dios, de oración y de amor se dio la lo inevitable: la conversión de este hombre; se acercó a la iglesia, se confesó y comulgó, se encontró íntimamente con Jesús.

Se mudó del vacío de la nada hacia un todo verdadero capaz de satisfacer completamente el corazón humano. En la conversión se da un encuentro íntimo de Dios con el hombre.

Hasta ahora hemos hablado de la conversión de aquellos que no creen en nada y se vuelven hacia el ser supremo, sin embargo que hay de aquellos que se dicen, católicos, apostólicos, romanos y demás Marianos y ¡a mucha honra!  y cuidado y se atreven a decirles lo contrario porque se ofende; y sin embargo no va a Misa  en meses sino en  años; que critican sin piedad, que toman alcohol sin medida, que maltratan a su familia, que no permite que nadie les diga nada pues ellos lo saben todo.  No tienen idea de lo que dicen.

Todo nosotros debemos de trabajar diariamente por nuestra conversión personal y verdadera a Dios N. S. Pues la conversión sea de manifestar en nuestra forma de ser, lo que decimos, lo que pensamos, lo que hacemos, en nuestras actitudes. Conversión es mucho más que un reacomodo superfluo nuestro comportamiento; afecta en lo más profundo de nuestro ser.

Debemos entender que la conversión es un don de Dios y que debe de estar unida a una gran fe y humildad. Esta debe de ser nuestra oración continua el señor. 

Mudamos, mudamos de una casa (nuestra alma) vieja, sucia, llena de vicios, de malos hábitos, de lastres, de soberbia, de comodidad, de egoísmos, hacia una casa limpia, generosa de la entrega, fiel  perseverante y sobre todo, llena de un inmenso  amor a Dios  humilde y confiada limpia, generosa en la entrega, fiel perseverante y sobre todo  llena de un inmenso amor a Dios humilde y confiada en Él. Mudanza  del corazón.

San Agustín maestro en la escuela del amor y un ejemplo de una verdadera conversión nos dice que el vacío que experimenta el nombre de un corazón no puede llenarse con cualquier cosa y que el centro de gravedad sólo tiene un nombre: Dios

"Nos hiciste señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse  en ti"



Fuente: Tiempos de Fe

ESTE DOMINGO 22 ES EL DÍA DE CRISTO REY


Este domingo es el día de Cristo Rey
Jesús, un Reino que los hombres no entendemos, porque lo que tu viniste a enseñar no está en el exterior sino en lo más profundo de nuestro corazón.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Ante ti, Señor una vez más. Ante ti, que siempre estás ahí para escucharme para infundir calor a mi corazón muchas veces indiferente y frío. Más frío que estas tardes del ya cercano invierno. Pero hoy quiero que hablemos, no del cercano invierno, sino del cercano día en que vamos a festejar tu Día. Señor, el DÍA DE CRISTO REY.

El Padre Eterno, como tu nos enseñaste a llamarle a Dios, es el Rey del Universo porque todo lo hizo de la nada. Es el Creador de todo lo visible y de lo invisible, pero...¿cómo podía este Dios decírselo a sus criaturas, cómo podría hacer que esto fuese entendido?.... pues simplemente mandando un emisario.

No fue un ángel, no fue un profeta, fuiste tu, su propio HIjo, tu, Jesús.

Como nos dice San Pablo : - "Fue la propia imagen de Dios, mediador entre Este y los hombres y la razón y meta de toda la Creación. Él existe antes que todas las cosas y todas tienen su consistencia en Él. Es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia católica. Es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero en todo". Así se expresa San Pablo de ti, Jesús mío y en esa creencia maravillosa vivimos.

Cuando fuiste interpelado por Pilato diste tu respuesta clara y vertical : - "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos... PERO MI REINO NO ES DE AQUÍ". Entonces Pilato te dijo :-" Luego..Tu eres rey". Y tu Jesús, respondiste : - "Si, tu lo dices, SOY REY. Para esto he nacido yo y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la Verdad, escucha mi voz. (Jn 18,36-37).

Jesús... tu hablabas de un Reino donde no hay oro ni espadas, donde no hay ambiciones de riquezas y poder. Tu Reino es un reino de amor y de paz.

Un Reino que los hombres no entendieron y seguimos sin entender porque lo que tu viniste a enseñar no está en el exterior sino en lo más profundo de nuestro corazón.

Pertenecer a este Reino nos hace libres de la esclavitud del pecado y de las pasiones. Pertenecer a este Reino nos hace súbditos de un Rey que no usa la ley del poder y del mando sino del amor y la misericordia.

Diariamente pedimos "venga a nosotros tu Reino".... y sabemos que en los hombres y mujeres de bien, ya está este Reino, pues el "Reino de Dios ya está con nosotros" (Lc.17, 20-21).

Este domingo 22 de noviembre la Iglesia celebra a "CRISTO REY". A ti, Jesús, que pasaste por la Tierra para decirnos que " Reinar es poder servir y no servirse del poder" Que viniste para ayudar al hombre y bajar hasta él, morir con él y por él, mostrándonos el camino hacia Dios.

¡VENGA TU REINO, SEÑOR!

¡Viva Cristo Rey!

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 14 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Noviembre 14



La vida está llena de secretos.
Hoy han nacido unos, y otros se despidieron de la vida; unos cerraron sus ojos, y otros los abrieron a la luz.
Hoy han reído y gozado muchos, mientras otros sufrieron a gritos o en silencio; todo está mezclado en este mundo; penas y glorias; guerra y paz.
Pero no todo pasa; no es todo como el ave, que no deja ni el rastro de sus alas en el aire.
Hay algo que no pasa; son las obras que cada uno de nosotros realiza; sean ellas buenas o malas, quedan en nuestro recuerdo, en lo profundo de la conciencia, en la presencia de Dios.
Y de cada una de esas cosas deberemos dar cuentas al Creador, para nuestra vergüenza o para nuestro consuelo.
Dicen que la mortaja no tiene bolsillos; pero es que las obras no nos siguen en la mortaja sino en nuestra conciencia.
“La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado” (GS 18). “No busques la muerte viviendo extraviadamente; ni se atraigan la ruina con las obras de sus manos; porque no fue Dios quien ha hecho la muerte, ni se complace en la perdición de los vivientes…” (Sab 1,12-13)


* P. Alfonso Milagro