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viernes, 30 de diciembre de 2016

ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA


Oración a la familia por San Juan Pablo II


Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan.

Haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.

Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.

Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias.

Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu santo.

HOY CELEBRAMOS LA FELIZ FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


Octava de Navidad: ¡Feliz fiesta de la Sagrada Familia!

 (ACI).- Hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia y la Iglesia nos invita a mirar a José, María y al Niño Jesús, quienes desde un principio tuvieron que enfrentar peligros y el exilio a Egipto, pero demostrando que siempre el amor puede más que la muerte. Ellos son reflejo de la Trinidad y modelo de toda familia.

La fiesta de la Sagrada Familia, que se celebra dentro de la Octava de Navidad, es una celebración que motiva a profundizar en el amor familiar, examinar la propia situación del hogar y buscar soluciones que ayuden al papá, la mamá y los hijos a ser cada vez más como la Familia de Nazaret.

La vida familiar no puede reducirse a los problemas de pareja, dejando de lado los valores trascendentes, ya que la familia es signo del diálogo Dios – hombre. Padres e hijos deben estar abiertos a la Palabra y a la escucha, sin olvidar la importancia de la oración familiar que une con fuerza a los integrantes de la familia.

San Juan Pablo II recomendaba mucho el rezo del Santo Rosario dentro de las familias y tenía muy presente aquella frase que dice: “la familia que reza unida, permanece unida”.


San José

Es el jefe de la familia y actúa siempre como Dios le manda, muchas veces sin comprender el porqué de lo que Dios le pide, pero teniendo fe y confianza en Él.

"Al despertarse, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa". (Mt 1, 24-25) Cuando se entera que María estaba embarazada piensa en abandonarla porque la quería mucho y no deseaba denunciarla públicamente (como era la costumbre de la época), pero el Ángel de Dios se le apareció en sueños y le dijo que lo que había sido engendrado en el vientre de María era obra del Espíritu Santo y que no temiera en recibirla.

"Ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús" (Mt 1, 25) Cuando nace el niño, él le pone el nombre de Jesús, como el Ángel le había dicho.

Luego, cuando Herodes tenía intenciones de matar al Niño Jesús y ante otro aviso del Ángel del Señor, José toma a su familia y marcha hacia Egipto.

Por último, con la muerte de Herodes y ante un nuevo aviso del Ángel de Dios, lleva a su familia a instalarse en Nazaret.

San José, Casto Esposo de Santa María, acoge a Jesús en su corazón paternal, educándolo, cuidándolo, amándolo como si fuere hijo suyo. El Niño Jesús aprende de su "santo padre adoptivo" muchas cosas, entre estas, el oficio de carpintero.


La Santísima Virgen María


Desde el momento de la Anunciación, María es el modelo de entrega a Dios.

"He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra" (Lc 1, 38) En la Anunciación, María responde con un Sí rotundo desde una libertad poseída, poniéndose en las manos de Dios.

En Santa María vemos una continua vivencia de la dinámica de la alegría-dolor: criando, educando, siguiendo de cerca a su Hijo Jesús mostrándole en todo momento un auténtico amor maternal.

"Su madre conservaba estas cosas en su corazón" (Lc 2, 52) Ella fue vislumbrando lentamente el misterio trascendente de la vida de Jesús, manteniéndose fielmente unida a Él.


El Niño Jesús

Desde chico, Jesús demuestra que es el Hijo de Dios y que cumple fielmente lo que su Padre le manda.

"Vivía sujeto a ellos" (Lc 2, 51) Como niño, Él obedecía a su madre y a su padre adoptivo, y permanecía siempre junto a ellos. María y José fueron sus primeros educadores.

"El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la Gracia de Dios estaba con Él" (Lc 2, 40) Jesús aprende el oficio de carpintero de su padre adoptivo José.

"¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?" (Lc 2, 49) Cuando Jesús se queda en el Templo, a los doce años, se puede pensar que desobedece a sus padres y que eso está mal. No es así, Jesús demuestra en este hecho su plena independencia con respecto a todo vínculo humano cuando está de por medio el Plan de su Padre y la Misión que Él le ha encomendado.

PAPA FRANCISCO REZA ANTE CUADRO ORIGINAL DE LA VIRGEN DE ROMA


Papa Francisco reza ante cuadro original de la única aparición de la Virgen en Roma
Por Diego López Marina
El Papa Francisco junto al cuadro de la Virgen del Milagro / L'Osservatore Romano






VATICANO, 29 Dic. 16 / 12:17 pm (ACI).- Ayer 28 de diciembre, durante la audiencia general en el Aula Pablo VI en el Vaticano, el Papa Francisco recibió y rezó frente al cuadro original de la Virgen del Milagro, también llamada Medalla Milagrosa, y que estará en exhibición en la Basílica de San Pedro hasta el 1 de enero de 2017.

Esta imagen, que normalmente se resguarda al interior de la Basílica San Andrés delle Frate (Roma), fue llevada hasta la Santa Sede con motivo de los 175 años de la famosa conversión del joven judío Alfonso Rastisbonne, a quien la Virgen se le apareció en el altar lateral de ese mismo templo el 20 de enero de 1842.

El cuadro estará presente este viernes 30 para la Vísperas, en el Te Deum del sábado 31 y en la Misa del 1 de enero por la Solemnidad de María Madre de Dios. Luego regresará a la Basílica San Andrés delle Frate.

Según el diario vaticano L'Osservatore Romano, el párroco de San Andrés delle Frate, P. Francesco Trabzon, detalló que la exposición será "una manera solemne para dar inicio a las celebraciones”, así como “una oportunidad para renovar la espiritualidad mariana que caracteriza a la Iglesia”.


La aparición de la Virgen en Roma

La historia de esta aparición se remonta a 1842 cuando el abogado y banquero, Alfonso Rastisbonne, llegó a Roma en medio de un viaje de placer. Pese a ser judío, era libertino y solía mofarse de la religión, especialmente de la católica, luego de que su hermano Teodoro se convirtiera y fuera ordenado sacerdote.

Sin embargo, durante una visita a San Andrés delle Frate mientras hacía los preparativos de un funeral, se le apareció una mujer bellísima y llena de luz, en la cual reconoció a la Virgen María con el mismo aspecto con el que aparece en la advocación de la Medalla Milagrosa. Luego se arrodilló y se convirtió.

Él mismo escribió, refiriéndose a los hechos: “Una fuerza irresistible me llevó hacia ella. Ella me pidió que me arrodillara. Ella no dijo nada pero yo lo entendí todo”.

Años más tarde, en 1848, Alfredo recibió el bautismo e inmediatamente ingresó a la Compañía de Jesús, donde fue ordenado sacerdote.

Posteriormente fundó la Congregación Nuestra Señora del Sión, un grupo de sacerdotes católicos, hermanos laicos y religiosas dedicadas a trabajar por la conversión de los judíos al catolicismo.

En 1860 erigió el Convento de San Juan en la montaña Ain Karim, ubicado en las afueras de la actual Jerusalén. Allí, Alfonso trabajó con unos compañeros por la conversión de judíos y mahometanos hasta el día de su muerte, el 6 de mayo de 1884.

DESEO DORMIR EN PAZ LA ÚLTIMA NOCHE DEL AÑO


Deseo dormir en paz la última noche del año
Quiero asomarme a la ventana de mi casa y mirar hacia atrás, hacia ese camino que he recorrido durante todo el año.


Por: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net 




Se fue un año más.

Al final del año es conveniente hacer un balance de los 365 días, para ver qué se hizo con ese año de vida. Conviene también saldar todas las deudas que se tienen con Dios y con los demás.

Quiero asomarme a la ventana de mi casa y mirar hacia atrás, hacia ese largo camino que he recorrido durante todo el año.

Si algo puedo ver, es que cada día de ese año transcurrido estuvo lleno del amor de Dios. Estoy en deuda con Él; por eso mi primera palabra al final del año es: ¡Gracias!.

Pero, al lado de tantas bondades de ese Dios, está la triste historia de la ingratitud y la mediocridad para con ese gran amigo. Por eso la segunda palabra tiene que ser: "¡Perdóname todos los errores, todas las mediocridades!. ¡Yo sé que me perdonas!"

Pero hay una tercera palabra que quiero decir: "Te pido un gran año para hacer con el una gran tarea, ayúdame a que este año que empieza sea mejor, que valga la pena vivir. Conviértelo en un gran año. Que aquello de "próspero año nuevo" no se quede en una ironía, sino en una verdad.

También quiero, al final del año, saldar cuentas con mi prójimo, quiero sacar de mi espíritu, arrancar, tirar todos los rencores, odios, resentimientos hacia mis hermanos. Quiero terminar el año bien con todos. Quiero poder decir que no tengo malos sentimientos hacia ningún ser humano.

Es hora de pedir perdón a todos los que en el camino he herido, molestado, desairado. A los que tenían derecho a esperar una respuesta y no se la di, a los que necesitaban una palabra de aliento y me quedé con ella. A los que encontré tirados en el camino de la vida, desesperados, tristes, vacíos de Dios y de ilusión, y pasé de largo porque tenía mucha prisa. Quiero pedirles perdón.

Deseo dormir en paz la última noche del año y despertar con el alma renovada para emprender la nueva jornada de este año que comienza.

Es importante recordar que este año será lo que cada uno haga con él. ¿Será el mejor o será el peor? ¿Será uno de tantos, ni bueno ni malo, sino todo lo contrario? De cada uno de nosotros depende.

Dios que te da ese año nuevo es el que más ardientemente te dice: ¡FELIZ AÑO 2017!

Al Dios que me dio la vida, ¡gracias!.
Al Dios de mis días felices, ¡gracias!.
Al Amor de mis amores, ¡gracias!.
Puesto que al final de la vida me examinarán del amor, perdóname por no haber amado lo suficiente, y concédeme morir de amor.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 30 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
DICIEMBRE 30



Se va terminando este año. Es que todo pasa...
En realidad, no es un año menos, sino un año más; un año más, del que tendremos que dar cuenta; un año más, que debemos añadir a nuestra responsabilidad.

Este año no ha pasado; ha quedado en cada una de las acciones que en él hemos realizado; buenas o malas, han dejado en nosotros una marca imborrable.

Quizá sintamos la tentación de catalogar este año como bueno o malo para nosotros, según nos haya ido en él en el asunto negocios; pero no es ése el valor supremo.

Habrá sido año bueno si en él hemos mejorado en nuestra vida, si nos hemos perfeccionado, si nos hemos cultivado espiritualmente; si hemos vivido con amor y para el amor de Dios y de los hermanos.

No estará mal que nos detengamos unos momentos, antes de terminar el año, para hacer el balance de nuestra conciencia y delante de Dios.

"Cercano estaba nuestro fin, cumplidos nuestros días" (Lam. 4, 18). "Haznos volver a Ti, oh Yahvéh, y volveremos; renueva nuestros días como antaño" (Lam, 5, 21). Dios es el Dios de

la vida; a nuestra muerte sucederá la verdadera Vida," a estos días perecederos que pasan como la sombra, sucederá la Vida eterna, que nunca pasará y nunca disminuirá en la intensidad de su felicidad.


P. Alfonso Milagro