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lunes, 26 de junio de 2017

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 26 DE JUNIO


Nardo del 26 de Junio
!Oh Corazón Sagrado, amado reposo de las almas!

Meditación: ¿Sabes, Señor?, cuando te miro Tu sabes que sonrío, pues veo Tu Dulzura y Poder. Yo sé que eres mi Rey, sé cuánto me conoces y me quieres, que estás junto a mi y me sigues, que evitas que caiga, y que consuelas mi alma. Cuando tengo dolor, cuando la oscuridad me quiere atrapar, Te me acercas y Tu mano me das, y es entonces cuando siento cuánto me cuidas. Y me dices: "descansa ya, pues Yo, el Amor, estoy junto a vos". Es allí cuando se disipa mi aflicción y siento Tu calor, me siento dichoso y mi alma goza. Y el dolor y la noche ya no están, pues Tú lo permitiste para que vea mi debilidad y conozca Tu Fortaleza. El sufrimiento que purifica, la oscuridad que hace ver la Luz, porque allí siempre estas Tú.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Preparemos y seamos un Altar a Jesús, tanto físico como espiritual, para agradecer cuánto nos da.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 26 DE JUNIO


Los cinco minutos de María
Junio 26



Quien se acerca al fuego, siente calor; quien se acerca a María, se santifica, pues María es tan santa que no solamente lo es para sí, comunica santidad a cuantos se le acercan.

Nos acercamos a María pensando en ella, leyendo lo que de ella se ha escrito, invocándola con nuestras plegarias, amándola con filial ternura, tratando de imitarla en sus virtudes.

También el cristianismo debe cristianizar a cuantos lo rodean, pues el Evangelio es un fuego que abrasa donde pasa.

Santa María de la respuesta generosa a los designios de Dios, que yo también responda afirmativamente a su llamado.


* P. Alfonso Milagro