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lunes, 10 de julio de 2017

HISTORIA SOBRE LAS VISIONES DE LA VIRGEN MARÍA


Historia sobre las Visiones de la Virgen María





Las Sagradas Escrituras, el Magisterio y la Tradición de la Iglesia Católica constituyen la única revelación obligatoria para los cristianos.

El fenómeno de las apariciones en la historia de la Iglesia se viene dando desde épocas muy antiguas.

El más antiguo que conocemos corresponde a la visión de la propia Virgen María (La Virgen del Pilar), aún viva, del apóstol Santiago en el año 40 d.c. junto a otros ocho testigos, a las orillas del Río Ebro, cerca de Zaragoza.

En el siglo III, San Gregorio Taumaturgo, obispo de Neocesarea, Asia Menor (+270), se le apareció la Virgen María para instruirlo en algunos misterios de la fe que él desconocía.

En el siglo IV (+397) San Martín de Tours y en el siglo VI, San Idelfonso de Toledo (+567), ambos explican que habían experimentado manifestaciones de la Madre de Dios, durante sus vidas.

En el siglo VII, el Papa San Gregorio Magno, nos cuenta que María se le apareció a una niña, para anunciarle su muerte próxima.

En el siglo VIII, San Juan Damasceno (+749) recobró la mano derecha por la intercesión de la Virgen María que se le apareció.

En 1208, la Madre de Dios en persona, le enseño a Sto. Domingo de Guzmán a rezar el Rosario y le exhortó a propagar esta devoción y a utilizarla como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe.

En 1251, la Virgen María se le aparece a San Simón Stock en Cambridge, como respuesta a las súplicas de auxilio a la oprimida orden del carmelo.

Durante la Edad Media, surge una proliferación de visiones y profecías. Grandes santas recibieron la visita de la Santísima Virgen:

Santa Gertrudis, fueron muy aceptadas y leídas sus profecías (+1302).

Santa Ángela de Foligno (+1309).

Santa Brígida (+1373), sus revelaciones fueron de gran trascendencia.

Santa Catalina de Siena ( +1380).

Santa Juana de Arco con sus voces y visiones (+año 1431).

El día 12 de diciembre de 1531, se produce la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe al indio San Juan Diego.

En el siglo XVI los abusos relacionados con las apariciones y fenómenos extraordinarios eran realmente numerosos. Frente a este panorama, se propugnaron dos posiciones contrapuestas:

Los defensores, como San Ignacio de Loyola ( +1556), en cuya vida los fenómenos extraordinarios serán fundamentales.
Los oponentes, como San Juan de la Cruz (+1591) y Santa Teresa de Jesús(+1582).

La Iglesia decidió tratar el asunto en el V Concilio de Letrán, celebrado en el año 1512. El concilio investigó, analizo y decidió que correspondía al Papa decidir si una aparición de la Virgen, se consideraba auténtica o no, así como autorizar su culto. Si alguna circunstancia urgente lo requería, podía permitirlo el obispo del lugar.

Será el cardenal Lambertini, más tarde nombrado papa con el nombre de Benedicto XIV, quién dará la respuesta definitiva a este problema. En 1783, dos años antes de ser nombrado papa, publicó un tratado titulado “ La Beatificación de los Siervos de Dios”. En él distinguía dos clases de revelaciones: la Revelación Pública,a la que Dios hizo al pueblo de Israel a lo largo de su historia, comenzando por Abraham y finalizando con la muerte de Jesucristo y la de sus apóstoles. Esta revelación duró unos 1900 años y ya ha concluido. Actualmenteestá recogida en la Biblia y se la considera obligatoria e imprescindible para la vida y la salvación de cualquier creyente cristiano.

Pero además puede darse que Dios, la Virgen María o algún Santo, quieran revelarle a un creyente algún mensaje personal. Estas son las denominadas Revelaciones Privadas, de las que Benedicto XIV, dice que aunque sean aprobadas por la Iglesia, no se les debe atribuir asentimiento obligatorio. Por lo tanto uno puede rechazarlas y negarse a aceptarlas. También el papa Pío X asumía y afirmaba esta misma actitud en la Encíclica Pascendi, del 8 de septiembre de 1907.

A partir del siglo XIX, entramos en la época de las grandes apariciones marianas, cuyas devociones son autorizadas por los obispos locales y recomendados por los Pontífices. Son ejemplo de ellas: La devoción a la medalla milagrosa (Sta. Catalina Labouré), La Salette, La Virgen de Lourdes (Sta. Bernardette Soubirous) y en el siglo XX: la Virgen de Fátima.

La Iglesia no se pronuncia oficialmente en el 90% de las veces que ocurre una aparición de este tipo, pues conserva extremada prudencia.

El número 67 del Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nos advierte varias cosas:

1.Que no todo lo que dice recibir revelaciones sobrenaturales las recibe realmente, ni todos los mensajes vienen necesariamente de Dios.
2.Que los fieles deber saber discernir, guiados por el Magisterio de la Iglesia, entre las que son auténticas y las que no lo son.
3.No debemos esperar que la Iglesia se pronuncie sobre cada mensaje de la Virgen María, sino que somos los laicos quienes debemos aprender a diferenciar lo verdadero de lo falso.

Es oportuno aplicar siempre la siguiente regla de oro:

“Una revelación privada nunca puede contradecir a la Biblia,
la Revelación pública”.
(Fuente: De Jesús Aguliar, P. José, Artículo : Las apariciones marianas ¿creer o  no creer?)

EL CAMINO DE JUDY LANDRIEU KLEIN HACIA LA FE

El camino de Judy Landrieu Klein hacia la fe
Feminista radical, odiaba a los hombres, hija de la revolución sexual... hasta que conoció a María


Por: Javier Lozano | Fuente: CariFilii.es 



Judy Landrieu Klein es ahora una madre de cinco hijos y una incansable divulgadora católica pero su camino hasta aquí estuvo lleno de sufrimientos, de idas y venidas de la Iglesia así como una gran incomprensión hacia el catolicismo pese a pertenecer a él.

Pero fue la Virgen María la que le abrió las puertas de la Iglesia y de su interior, lo que provocó en ella un cambio radical en su vida pues todo cobró sentido y pudo reconciliarse con un pasado que no aceptaba.

Todo ello gracias a su consagración a la Virgen María que hizo según el método deSan Luis María de Montfort que dura 33 días y así “llegar a Jesús a través de María”. En ese momento, había vuelto a la Iglesia Católica tras un paso por grupos evangélicos y tras una juventud marcada por el feminismo y la revolución sexual pero seguía llena de heridas sin curar.
Esta experiencia la cuenta Judy en su libro Mary´s Way. Una amiga suya llamada Peggy había hecho esta consagración a María y le contó entusiasmada el impacto que le había producido y cómo le había cambiado. Con más curiosidad que convicción, Judy decidió también realizarla a ver qué pasaba. Pero nunca se imaginó que le cambiara la vida.
Influenciada por el feminismo y la revolución sexual
Recuerda que “habiendo vivido mi juventud en los años sesenta y setenta, adquirí muchas ideas inculcadas en nuestra cultura por los movimientos e ideologías de aquella época tales como que los hombres eran ‘cerdos machistas chovinistas’, que la ‘igualdad’ como mujer significaba vencer al hombre o que la ‘liberación sexual’ era la clave para la libertad y la felicidad personal”.

Ese poso quedó en ella incluso cuando volvió a la Iglesia pues tenía una herida muy grande que le marcó su feminidad: en el pasado había sido víctima de abusos, motivo por el cual odiaba a los hombres.


Por ello, tampoco aceptaba la idea de ser “sierva” como María.
Lo primero que experimentó fue el perdón al que abusó de ella
Pero lo primero que le pasó tras consagrarse a la Virgen fue experimentar “el perdón hacía los hombres que me habían dañado en mi vida, especialmente el que abusó de mí. Aunque había rezado durante años para perdonarle en obediencia a las palabras de Jesús todavía sentía ira hacia el agresor”.

Pero un día, recuerda, “me invadió de forma espontánea un sentido enorme de misericordia y perdón hacia él que me hizo caer de rodillas llorando, fue como si un río de dolor acumulado hubiera sido liberado de mi corazón”. Este hecho se produjo inmediatamente después de su consagración a María.

“Poco después comenzaron a darse en mí frutos inesperados y los bloqueos y distorsiones que había en mi mente y mi corazón comenzaron a caer como fichas de dominó”, cuenta Judy.
De este modo, esta estadounidense relata que “lo primero que desapareció fue mi fuerte resistencia a la autoridad de la Iglesia, y por extensión a los hombres que componen su jerarquía. Luego, la práctica de la anticoncepción, y con ella mis objeciones a estar abierta a la vida”. Y fue así como pudo ir aceptando de corazón los sacramentos y los dogmas.
“El ejemplo de María nos humaniza”
“Casi milagrosamente, lo que antes me parecía ridículo comenzó a tener un perfecto sentido, y empecé a notar un cambio interior respecto a la consideración de mí misma como mujer, un cambio que conllevó una profunda sanación de mis heridas y mis pecados sexuales”, afirma Judy Landrieu.

A su vez, se produjo en ella otro cambio importante: “se modificó mi percepción de María, a la que comencé a ver no sólo como una formidable mujer de fe, esperanza y amor, sino también como la mujer a la que todas las mujeres estamos llamadas a imitar, el ideal de feminidad al que deberíamos adherirnos”.
Por último, Judy asegura que “necesitamos a María porque su amor y ejemplo nos humaniza, nos ablanda y nos hace acoger mejor a Cristo. Ella nos enseña en carne y hueso lo que significa ser un portador de Cristo”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 10 DE JULIO


Los cinco minutos de María
Julio 10




Según santa Catalina el demonio se define de esta manera: “Yo soy el que no ama”. Y Santo Tomás de Aquino dice que el infierno es el reino del odio y el cielo es el reino del amor.

Por eso el cielo está en el Corazón de María y su Corazón maternal es el reino del amor: ella es “la que siempre amó”.

Imítala, desterrando de tu corazón cuanto se opone al amor; fomenta en cambio en ti cuanto contribuya a la vivencia del amor.
Virgen amable, que yo llegue a amar con pureza de corazón.


* P. Alfonso Milagro