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domingo, 24 de septiembre de 2017

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LAS MERCEDES


Preces a la Virgen de las Mercedes
“MARIA DE LAS MERCEDES
REINA DE CIELOS Y TIERRA


Tú me levantas caído
si triste, tú me consuelas
si estoy enfermo me sanas
y si débil, me das fuerzas,
porque eres maná del alma
que todo sabor encierra

 EN LA VIDA Y EN LA MUERTE
AMPARANOS MADRE NUESTRA”

Amén

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, PATRONA DEL PERÚ, 24 SEPTIEMBRE


Nuestra Señora de la Merced - Patrona de Perú
24 Septiembre 


La devoción a Nuestra Señora de las Mercedes en el Perú se remonta a los tiempos de la fundación de Lima. Consta que los Padres Mercedarios, que llegaron al Perú junto con los conquistadores, habían edificado ya su primitiva iglesia conventual hacia 1535, templo que sirvió como la primera parroquia de Lima hasta la construcción de la Iglesia Mayor en 1540.

Los Mercedarios no sólo evangelizaron a la región sino que fueron gestores del desarrollo de la ciudad al edificar los hermosos templos que hoy se conservan como valioso patrimonio histórico, cultural y religioso.

Junto con estos frailes llegó su celestial patrona, la Virgen de la Merced, advocación mariana del siglo XIII.

Esta Orden de la Merced, aprobada en 1235 como orden militar por el Papa Gregorio IX, logró liberar a miles de cristianos prisioneros, convirtiéndose posteriormente en una dedicada a las misiones, la enseñanza y a las labores en el campo social. Los frailes mercedarios tomaron su hábito de las vestiduras que llevaba la Virgen en la aparición al fundador de la orden.

La imagen de la Virgen de la Merced viste totalmente de blanco; sobre su larga túnica lleva un escapulario en el que está impreso, a la altura del pecho, el escudo de la orden. Un manto blanco cubre sus hombros y su larga cabellera aparece velada por una fina mantilla de encajes. En unas imágenes se la representa de pie y en otras, sentada; unas veces se muestra con el Niño en los brazos y otras los tiene extendidos mostrando un cetro real en la mano derecha y en la otra unas cadenas abiertas, símbolo de liberación. Esta es la apariencia de la hermosa imagen que se venera en la Basílica de la Merced, en la capital limeña, que fue entronizada a comienzos del siglo XVII y que ha sido considerada como patrona de la capital.

Fue proclamada el 20 de septiembre de 1730 "Patrona de los Campos del Perú"; "Patrona de las Armas de la República" el 22 de septiembre 1823; y al cumplirse el primer centenario de la independencia de la nación, la imagen fue solemnemente coronada y recibió el título de "Gran Mariscala del Perú" el día 24 de septiembre de 1921, solemnidad de Nuestra Señora de la Merced, desde entonces declarado fiesta nacional, ocasión en que cada año el ejército le rinde honores a su alta jerarquía militar de "Mariscala del Ejército del Perú" nombrada el día  22 de setiembre de 1923. La imagen porta numerosas condecoraciones otorgadas por la república de Perú y sus gobernantes e instituciones nacionales. El 09 de diciembre de 1954 el Presidente de la República Manuel A. Odría impone la condecoración: Gran Cruz de la Orden Militar de Ayacucho a la imagen de la Virgen de las Mercedes y el 23 de Setiembre de 1969 el Gobierno oficializa el Título honorifico de Gran Mariscala del Perú de la Virgen de las Mercedes

En 1970 el cabildo de Lima le otorgó las "Llaves de la ciudad" y en 1971 el presidente de la República le impuso la Gran Cruz Peruana al Mérito Naval, gestos que demuestran el cariño y la devoción del Perú a esta advocación considerada por muchos como su Patrona Nacional.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 24 SEPTIEMBRE

Los cinco minutos de María
Setiembre 24



El Evangelio nos muestra cómo María afrontó situaciones que no podía comprender.

Algunas de esas situaciones -su concepción virginal y la glorificación de Dios mediante la cruz- eran del todo inauditas y sin precedente alguno.

Sin embargo, la reacción de la Virgen en todo momento fue confiar en Dios incondicionalmente y prestar decidida colaboración a planes tan desconcertantes.

Nuestra Señora, educadora de la fe, aumenta nuestra confianza y nuestra fidelidad a Dios.


* P. Alfonso Milagro