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jueves, 9 de noviembre de 2017

PAPA FRANCISCO REZA TODOS LOS DÍAS A ESTA ADVOCACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA


Papa Francisco reza todos los días a esta advocación de la Virgen María
Foto: Wikipedia y ACI Prensa






VATICANO, 09 Nov. 17 / 08:05 am (ACI).- El Papa Francisco posee un pequeño icono ucraniano de la Señora de la Ternura, de gran tradición entre los ucranianos, “que conservo con especial veneración. Le rezo todos los días”.

Así lo afirmó ante seminaristas y sacerdotes del Pontificio Colegio Ucraniano de Roma, a los cuales recibió en audiencia con motivo de los 85 años de su construcción impulsada por el Papa Pio XI.

El Santo Padre explicó que el icono fue un regalo del Arzobispo Mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana “cuando estábamos en Buenos Aires. Cuando vine aquí, a Roma, pedí que me lo trajeran”.

En su discurso, Francisco invitó a los sacerdotes y seminaristas a abrirse al Evangelio, a poner la mirada en horizonte amplios para convertirse en “verdaderos pastores de su comunidad”, y contribuir así a la paz y a la justicia en Ucrania, afectada por la guerra desde hace años, donde deberán regresar tras finalizar sus estudios.

El Santo Padre se refirió al origen del Colegio, que se construyó para “proporcionar a los fieles provenientes de zonas de sufrimiento o persecución un lugar en Roma donde sentirse como hijos amados y vivir en una casa en la que puedan crecer preparándose para la misión apostólica como diáconos y sacerdotes”.

Francisco recordó cómo “en los últimos años de su pontificado, Pío XI debió afrontar muchos desafíos, a pesar de lo cual siempre llevó su voz con fortaleza en la defensa de la fe, de la libertad de la Iglesia y de la dignidad trascendente de toda persona humana”.

“Condenó con claridad, mediante discursos y cartas, las ideologías ateas e inhumanas que ensangrentaron el siglo XX. Del mismo modo, indicó a la Iglesia el camino maestro del Evangelio, poniéndolo en práctica en la búsqueda de la justicia social, dimensión imprescindible para el rescate plenamente humano de los pueblos y de las naciones”.

En este punto, aprovechó para dirigirse a los sacerdotes presentes e invitarles a “estudiar la Doctrina social de la Iglesia y mantener el discernimiento y el juicio sobre la realidad social en la cual estarán llamados a trabajar”.

“También en nuestros días el mundo está herido por las guerras y la violencia. En particular, en vuestra querida nación ucraniana, de la cual proceden y a la cual regresarán tras finalizar vuestros estudios en Roma, se experimenta el drama de la guerra que generan grandes sufrimientos, sufrimientos que, sobre todo en las zonas afectadas por el conflicto, se agravarán con la llegada del invierno”.

En Ucrania, señaló Francisco, “es fuerte la aspiración de justicia y paz que ponga fin a toda forma de prevaricación, corrupción social o política de las cuales los pobres son siempre los principales perjudicados”.

A los sacerdotes y seminaristas les recordó que “amando y anunciando la Palabra se convertirán en verdaderos pastores de la comunidad que se os ha confiado, y esa será la lámpara que ilumine vuestro corazón y vuestra casa”.

“Desde la colina del Gianicolo, donde se encuentra el Colegio, podéis disfrutar de un bellísimo panorama de Roma, y tal vez, hace unos días, pudisteis contemplar el arcoíris tras el temporal, cuando el sol atravesaba las nubes más espesas. De ese modo os invito a actuar, de modo que vuestro corazón se abra siempre hacia horizontes más amplios hasta abarcar el mundo entero, por donde muchos hijos e hijas de Ucrania se han esparcido en el transcurso de los siglos”.

“Amen y custodien sus tradiciones, pero siempre evitando toda forma de sectarismo –exhortó–. Custodien siempre, en vuestro país y fuera, el sueño de la Alianza entre Dios y la humanidad, los puentes que, como el arco de luces sobre las nubes, reconcilien el cielo con la tierra y reclamen a los hombres que no paren nunca de aprender a amarse y a respetarse, abandonando las armas, las guerras y toda forma de abusos”, concluyó.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 9 NOVIEMBRE


Los cinco minutos de María
Noviembre 9





La Virgen María vivió en profundidad la palabra recibida en el corazón y estuvo siempre iluminada por el Espíritu Santo. Pero fue una mujer lúcida y libre que realizó un discernimiento permanente de la voluntad de Dios. Así lo podemos entrever en la anunciación del ángel, en la profecía de Simeón, en la búsqueda angustiosa de Jesús en Jerusalén, en la huida a Egipto, en la escucha de las palabras de su Hijo cuando anuncia el Reino, en la inmolación de sí misma unida al sacrificio de la cruz, y en la espera orante de la venida del Espíritu después de la resurrección.

Puedes advertir, pues, que la fe de María incluyó una colaboración consciente y activa a la persona y a la obra de Jesús y que no fue un instrumento pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con obediencia y libertad de corazón.
María, Madre de Jesús, aumenta nuestra fe, ilumina nuestra libertad y renueva nuestra colaboración activa en el plan de salvación de Dios.



* P. Alfonso Milagro

NUESTRA SEÑORA DE LA ALMUDENA, 9 NOVIEMBRE


Nuestra Señora de la Almudena
9 Noviembre


Información recopilada por SCTJM



HISTORIA

La Virgen María es la clave de la historia universal por ser la Madre del Redentor, Jesucristo nuestro Señor. 
Su cuidado maternal nunca nos falta y se hace particularmente prodigioso en momentos de crisis. La Virgen ha sido el instrumento divino para proteger a sus hijos cuando humanamente parecía que estaban perdidos. Así fue en España en tiempos de la ocupación musulmana.


En el año 712 el español rey godo Don Rodrigo fue derrotado en la batalla de Guadalete. Los capitanes musulmanes Muza y Tariks establecieron su dominación sobre Toledo y casi toda la Península tras una rápida conquista. Solo quedaban algunos reductos de resistencia en el norte y estos parecían estar perdidos.

Madrid, la actual capital de España y la que llegara a ser capital del gran imperio español, era en el siglo VIII una insignificante villa. Ni siquiera se conoce su antiguo nombre: Mantua, Miacum, Ursaría...

Pero los musulmanes entendieron que Madrid era un lugar estratégico y decidieron establecer allí una gran fortaleza. Grande fue la consternación de los cristianos de aquel lugar al saber del inminente ataque musulmán. Fue así que pensaron en como salvar a la venerada imagen de la Virgen María, que según la tradición, había sido traída a esta villa por un discípulo del Apóstol Santiago en el año 38 de nuestra Era. Recordemos que dicho apóstol evangelizó la península, se la apareció la Virgen en Zaragoza y sus restos mortales se encuentran en Santiago de Compostela. Todo el pueblo se reunió en la iglesia para pedir la protección de la Virgen, dispuestos a defender su querida y venerada imagen contra todos los infieles.


Un venerable sacerdotes subió al altar, y con gran emoción, habló así a los madrileños: 
"Hijos míos: Los enemigos de nuestra fe han invadido todas las ciudades, villas y aldeas de España. ¡Es inútil la resistencia! ¡Dios así lo quiere! Es preciso que acatemos su santa voluntad, pidiendo de rodillas perdón por nuestras culpas. El que se encuentre con fuerzas para pelear, que pelee hasta morir en defensa de nuestra sacrosanta religión. Y aquel que sobreviva al duro combate, en el que sin duda seremos vencidos, que corra hacia las montañas donde se reúnen las huestes de los soldados de la Cruz, al mando de don Pelayo, para hostigar cuanto puedan a los invasores y trabajar por la libertad de la Patria. (Ver: Virgen de Covadonga)

Muza está en Toledo; conquistada esta ciudad, pronto el infiel caudillo se hallará delante de nuestros muros; antes de que esto suceda, antes de que Madrid caiga en sus manos, es preciso que pensemos en salvar los objetos que nos son más queridos. La Virgen Santísima, a quien tanto veneramos, que siempre ha sido nuestra abogada y protectora, que siempre ha oído clemente nuestras preces, no ha de caer en manos de nuestros enemigos, no hemos de permitir que su preciosa imagen sea profanada por los infieles. Ocultémosla, mientras peleamos contra ellos, en el cubo de esta muralla contigua a este santo templo. Si vencemos, todos sabemos dónde la hallaremos para darle gracias por la victoria, y si, por desgracia, somos vencidos, líbrese, oculta en la muralla, del furor de los mahometanos".

El pueblo escuchó con religioso silencio la emocionante plática del anciano sacerdote y quedó aprobada en el mismo instante su proposición. (La Virgen de Guadalupe fue ocultada por las mismas razones). Fue bajada la imagen del camarín y conducida en procesión hasta la muralla donde se le construyó un nicho en el que fue colocada, "dejando dos luces para que la alumbrasen". Acto seguido, se tapió el nicho y se dejó el muro en la misma forma que estaba. Más de tres siglos y medio sufrió Madrid, que recibió el nombre de "Magerit", el yugo de los árabes. No fue sino en el 1085, tres siglos después de que la Virgen fuese escondida, que llegó el añorado día de la liberación de "Magerit". Don Alfonso VI de Castilla, llamado "El Bravo", reconquistó Toledo, y poco tiempo después el estandarte de Cruz hondeaba sobre las torres de Madrid.

Don Alfonso en seguida dispuso la purificación del antiguo templo dedicado a la Virgen María que los infieles habían profanado al convertirlo en mezquita. Sabedor de que se había ocultado la imagen de la Virgen para protegerla, mandó realizar pesquisas para averiguar el sitio donde se encontraba. Pero ya no quedaba nadie que supiese su paradero. Ordenó entonces Don Alfonso que se hicieran rogativas por espacio de nueve días para que el Cielo les concediese el tesoro que se hallaba oculto; para que la misma Virgen María los iluminase y encaminase sus pasos hacia el lugar donde se encontrara su sagrada imagen.


La Virgen escuchó sus ruegos: el día 9 de noviembre de 1085, último del novenario, organizóse una solemne procesión, después de la misa celebrada en el templo de Santa María, que recorrió todos los lugares donde se creyó que pudiera esconderse la imagen de la Señora...

Cuentan las crónicas que en esta procesión iban, además de don Alfonso VI de Castilla, el rey don Sancho de Aragón y de Navarra, el infante don Fernando y el famoso Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar.

Al llegar la comitiva al sitio denominado hoy Cuesta de la Vega, y al pasar por delante de un trozo de la vieja muralla que por dicha parte de la villa se levantaba, permitió Dios que se produjera uno de los muchos prodigios con que el Todopoderoso muestra a los mortales su infinito poder y su bondad sin límites... Ante el asombro de todos los presentes, se derrumbó por sí mismo el trozo de muralla donde estaba la hornacina en la que ocultaron la sagrada imagen de María, apareciendo ésta, a la vista de los fieles, en la misma forma en que fue colocada, incluso con las dos velas encendidas que, para alumbrarla, habíanla puesto aquellos fervorosos cristianos, un día del año 712. Habían transcurrido trescientos setenta y tres años.

Ante el milagro, cayeron todos de rodillas, prorrumpiendo en exclamaciones de júbilo, y no quedó una persona en la villa que no pasase por aquel lugar para venerar con respeto filial a la Santísima Virgen María, que, de modo tan ostensible, había demostrado su amor a los madrileños. Al otro día fue trasladada la milagrosa imagen con gran pompa a su primitiva mansión, en cuyo camarín fue colocada con el título de la Virgen de la Almudena, por haber estado oculta en el lugar llamado por los moros "Almudín", o depósito del trigo.


Desde entonces la Virgen de la Almudena es considerada Patrona de Madrid. La iglesia parroquial de Santa María, venerable por su antigüedad e historia, era un templo mezquino en su forma y dimensiones, y se asegura que en él se predicó por primera vez el Evangelio en Madrid. Albergó el culto de la Patrona y tuvo la categoría de catedral, siendo colegiata de canónigos seglares en tiempos del conquistador, el piadoso rey don Alfonso VI. Luego pasó a la categoría de parroquia, hasta su demolición, a fines del año 1870, pasando la milagrosa imagen a la iglesia del Sacramento, de donde fue trasladada a la cripta de la Catedral. Después pasó al Altar Mayor de la referida iglesia del Sacramento.

El día 9 de noviembre de 1941, tras la devastadora Guerra Civil Española, inauguró solemnemente el ilustrísimo señor Obispo de Madrid-Alcalá, una imagen de la Virgen de la Almudena, esculpida en piedra, en el mismo sitio de la Cuesta de la Vega donde se supone que apareció el año 1085. A ambos lados de la hornacina, dos monumentales faroles de hierro y cristales alumbr


aban la imagen, en recuerdo de aquellas milagrosas velas que lucieron durante trescientos setenta y cinco años, en honor a la Virgen María... El 8 de septiembre de 1945 se otorga a la Imagen de la ALMUDENA la Medalla de oro de la ciudad de MADRID. El 10 de noviembre de 1948 se efectúa en la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, la coronación canónica.

El 2 de febrero de 1954 la imagen de la Virgen fue trasladada desde la Iglesia del Sacramento, a un altar de la Catedral de Madrid-Alcalá, que por entonces era el Templo de San Isidro. Allí permaneció hasta junio 1993, en que en una solemne procesión (después de una acertada restauración de la imagen) fue trasladada a la nueva Catedral de Santa María la Real de la Almudena, donde desde entonces permanece en un magnifico altar gótico, en el lado derecho del Altar Mayor. Al día siguiente S. S. Juan Pablo II consagro la nueva Catedral Metropolitana de Madrid, siendo la única catedral española consagrada por un pontífice.


CATEDRAL DE SANTA MARIA LA REAL DE LA ALMUDENA DE MADRID

La catedral de Santa María la Real de La Almudena es la catedral católica de Madrid (España). Se trata de un templo de 102 metros de longitud y 73 de altura con una mezcla de diferentes estilos: neoclásico en el exterior, neogótico en el interior y neorrománico en la cripta. La fachada de la catedral, de órdenes superpuestos entre dos torres, da a la plaza de la Armería, enfrente del Palacio Real de Madrid. Sobre el crucero del templo se levanta una cúpula doble, exterior e interior, con tambor octogonal en el que se abren cuatro grandes ventanas. A diferencia de otras catedrales, con una orientación este-oeste, la de la Almudena tiene una orientación norte-sur, fruto de su concepción como parte integrante del conjunto del Palacio Real de Madrid. La catedral está construida en piedra de Novelda (Alicante) y granito de las canteras de Colmenar Viejo.

Los deseos por construir una catedral en Madrid se remontan al siglo XVI, al reinado de Felipe II (según un informe de 1567 por el bien universal de la villa y su tierra, importa y tiene gran necesidad que se haga en ella una iglesia catedral y cabeza de Obispado). Sin embargo, volcado como estaba el monarca en el proyecto del Monasterio de El Escorial, no se llevó a cabo ninguna acción. Otra razón poderosa era la ausencia de obispado en Madrid. En efecto, la capital pertenecía a la diócesis de Toledo, cuyo arzobispo siempre se opuso a la segregación de la capital de la diócesis toledana. Siempre bajo patrocinio real, hubo varios intentos posteriores. Por ejemplo, durante el siglo XVIII, se plantearon varios proyectos, entre ellos los de Sachetti y Ventura Rodríguez. Sin embargo, no fue hasta el 4 de abril de 1883 cuando el rey Alfonso XII puso la primera piedra de la futura catedral de Madrid (entonces simplemente una parroquia heredera de la de Santa María, la más antigua de Madrid, derribada en 1868) en unos terrenos que, por mediación de la reina Mercedes, devota de la Virgen de la Almudena, son cedidos por el Patrimonio Real en 1879, junto a la plaza de la Armería, enfrente del Palacio Real. Espaldarazo definitivo sería la creación de la diócesis de Madrid-Alcalá mediante bula dada por León XIII (mientras se construyera la catedral, la antigua iglesia jesuítica del Colegio Imperial, que en aquel momento tenía la consideración de colegiata, bajo la advocación de san Isidro, pasó a ser el templo catedralicio de la nueva diócesis). Detalle de la escena representada en el portón.


El marqués de Cubas, a cargo del proyecto, reformó su proyecto inicial para la iglesia parroquial proponiendo una imponente catedral neogótica (siguiendo la moda neogótica imperante en Europa por influencia de Viollet-le-Duc). Los trabajos comenzaron por la cripta, construida en estilo neorrománico, con acceso por la Cuesta de la Vega y que no se abrió al culto hasta 1911, una vez concluida por Enrique María Repullés. En esa misma época se levantaron los primeros pilares de la catedral, pero los trabajos quedaron prácticamente abandonados hasta 1950, año en el que Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro ganan el concurso convocado para la terminación de las obras.

El carácter del templo cambia entonces, puesto que, aunque se mantiene el estilo gótico del proyecto primitivo para el interior de la catedral, el exterior es neoclásico, siendo éste el aspecto que tiene actualmente. De esta forma, la catedral se integraría con el entorno, también neoclásico, del Palacio Real. Las obras continuaron hasta su paralización en 1965, ante la falta de fondos y de apoyo del ayuntamiento de la capital. Transcurrieron casi veinte años hasta que, en 1984, se creó un patronato que consiguió el apoyo de instituciones públicas (que incluían el ayuntamiento y el gobierno de la nación, ambos en manos de políticos de izquierda) y privadas para finalizar las obras. La catedral fue consagrada por el papa Juan Pablo II el 15 de junio de 1993, tomando el relevo de la colegiata de San Isidro, que había sido la catedral provisional de Madrid desde 1885.

ORACIÓN

Santa María de la Almudena, Hija Predilecta del Padre, Madre entrañable del Hijo y Esposa del Espíritu Santo. Tú eres nuestra Madre y Patrona. Tú, por designio de Dios y tu sí incondicional al ángel, eres nuestra intercesora y nuestro modelo a imitar. Por eso, Madre, te pedimos que seas siempre nuestro auxilio en la tribulación y el espejo en quien mirarnos, para, siguiendo tu ejemplo, lograr la imagen del Señor en nuestra vida y ser, a la vez, manifestación suya por el testimonio. Amen.