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lunes, 22 de enero de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 22 ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
22 de enero




Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Es que no basta ser pacífico; es preciso trabajar por la instauración de la paz entre los hombres, en el mundo entero.

Trabajar por la paz es establecer a aquellas condiciones de vida que hagan a cada hombre feliz, seguro de sí mismo y de su porvenir; es suavizar relaciones humanas, solucionar problemas, crear a nuestro alrededor un clima de comprensión, dar a casa uno lo suyo, respetando el derecho de todos.


* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 22 ENERO 2018


Lecturas de hoy Lunes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, lunes, 22 de enero de 2018



Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-7.10):

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos: ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tu serás el jefe de Israel."»
Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. Tenía treinta años cuando empezó a reinar, y reinó cuarenta años; en Hebrón reinó sobre Judá siete años y medio, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá. El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban el país.
Los jebuseos dijeron a David: «No entrarás aquí. Te rechazarán los ciegos y los cojos.»
Era una manera de decir que David no entraría. Pero David conquistó el alcázar de Sión, o sea, la llamada Ciudad de David. David iba creciendo en poderío, y el Señor de los ejércitos estaba con él.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 88,20.21-22.25-26

R/. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

Un dia hablaste en visión a tus amigos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.» R/.

«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso.» R/.

«Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar,
y su derecha hasta el Gran Río.» R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,22-30):

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.»
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy lunes, 22 de enero de 2018
Severiano Blanco, cmf
Queridos hermanos:

La búsqueda de causas sobrenaturales como explicación de cuanto nuestra inteligencia no puede abarcar por completo tiene todos los visos de una fe humilde, que por ese camino puede encontrar a Dios en cada rincón de la existencia. Pero tiene también sus riesgos, pues puede llevarnos a escamotear las propias responsabilidades en la marcha del mundo. Hace ya 52 años, el Vaticano II hablaba de la “autonomía de las realidades terrenas” (GS 36) y de la responsabilidad humana en conducirlas a buen fin (GS 31).

La puesta en guardia frente a un excesivo “sobrenaturalismo” no es nada nuevo. Los medievales hablaban ya de las “causas segundas”, evitando así atribuir directamente a Dios (“causa primera”), o, en negativo, a Satanás, cuanto sucede en el mundo. Es un trabajo de interpretación de la realidad que aparece ya en la Escritura. La carta de Santiago aboga por que las tentaciones no se atribuyan a Dios y ni al diablo, sino “a las propias concupiscencias de cada uno” (Sant 1,13); con ello invita al dominio propio, en vez de resignarnos a ser constante presa de poderes extraños o sobrenaturales. Y el evangelista Mateo, ante un caso de supuesta posesión diabólica (cf. Mc 9,17), habla de influjo de la luna sobre el estado de ánimo de un joven (Mt 17,15). Interesante sugerencia…

Ciertamente la mentalidad dominante en la época de Jesús era otra, no secular sino “mítica”: el mundo sería conducido por poderes extraños a él, sobrenaturales. Era la idea corriente en la antigüedad, no específicamente cristiana, y que estamos llamados a superar (sin cerrarnos a eventuales intervenciones del sobrenatural: Dios sigue siendo Dios).

No creo posible decir una palabra definitiva sobre la naturaleza de los exorcismos (=expulsión de demonios) realizados por Jesús. Se trate de posesiones diabólicas o de otras psicopatías, hay algo indiscutible: muchas personas que se acercaron a él recobraron su salud mental y su paz interior; fue cercanía sanadora. Y fue una visualización del mensaje evangélico: Dios desea el bien del hombre; cuando viene su Reino, el mal retrocede. El poder de Dios es “más fuerte” que “lo fuerte” del mal de este mundo. Jesús nos lo explica hoy con una parábola elemental, comprensible a todos.

Nuestro pasaje evangélico es, en su conjunto, un enérgico reproche a quienes optan por la ceguera, a quienes buscan explicaciones retorcidas con tal de no reconocer el poder y autoridad de Jesús. Pecan contra la luz, contra el Espíritu Santo, lo que equivale a situarse deliberadamente al margen de su acción salvífica. No es que deje de ofrecérseles el perdón, sino que, en su inmovilista y autosuficiente soberbia, huyen de la salvación.

Ojalá, sin caer en absurda credulidad (superstición) y conscientes de nuestra autonomía y responsabilidad en la marcha de la historia, tengamos al mismo tiempo un corazón humilde, siempre abierto a la sorpresa de la acción sanadora y creadora de Jesús, especialmente cuando se nos acerca en su Palabra y en sus Sacramentos.

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf