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viernes, 13 de abril de 2018

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 13 ABRIL 2018

Lecturas de hoy Viernes de la 2ª semana de Pascua
Hoy, viernes, 13 de abril de 2018




Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,34-42):

EN aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 26,1.4.13-14

R/. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

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Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

EN aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy viernes, 13 de abril de 2018
José M. Vegas cmf


El pan que ha bajado del cielo

Tras el ciclo del bautismo, por el que nos incorporamos a la comunidad de los discípulos del Resucitado, la Palabra de Dios se adentra en el ciclo de la eucaristía, como lugar privilegiado donde ver al Señor y encontrarse con él. El evangelista Juan, que no recoge en su Evangelio la institución de la Eucaristía, la presenta, en cambio, en el gran discurso del Pan de vida, que se va a prologar durante toda la tercera semana de Pascua.

Una situación de necesidad sirve como introducción a este discurso y sus consiguientes diálogos. Cerca ya de la Pascua (en alusión a la Pasión de Cristo), una multitud de discípulos se encuentran con Jesús en un lugar alejado, lo que plantea un problema logístico. ¿Cómo alimentar a una multitud en descampado? La situación evoca la situación de Israel en el desierto, milagrosamente alimentado por Dios con el maná. Jesús, nuevo Moisés, alimenta a la muchedumbre a partir de los escasos medios de que disponían. Jesús toma, bendice y reparte los panes, con una fórmula eucarística evidente. Jesús es superior a Moisés, porque este fue un mediador entre Dios y el pueblo, mientras que es Jesús mismo quien da de comer a la multitud.

El carácter eucarístico de la situación, que se irá revelando en los diálogos posteriores, no niega sino que se basa en el remedio de una necesidad física, de un hambre de pan. No se pueden separar demasiado radicalmente las necesidades materiales y las espirituales. La atención a las primeras es señal y testimonio de un espíritu nuevo. El que come el pan de la eucaristía no puede no abrir sus ojos con misericordia a las necesidades de los hambrientos (de tantas y diferentes hambres). La sabiduría de la fe pide actuar positivamente a favor de los necesitados. Va más allá de esa otra sabiduría humana, reconocida por Lucas en el fariseo Gamaliel, que con respeto a los insondables planes de Dios, se limita a abstenerse de hacer mal. 

Pero actuar y remediar estas hambres no es suficiente: el pan que Jesús distribuye, el nuevo y definitivo maná, está destinado a saciar también otras hambres más profundas y definitivas: el hambre de bien y de salvación, el hambre de verdad y de justicia, el hambre de Dios. No se puede reducir el mensaje cristiano a un discurso de solidaridad social o económica, aunque ésta sea también una exigencia  de la verdadera fe. Si se produce ese reduccionismo, es fácil caer en la tentación de “usar”, de manipular a Dios, para hacer de Él el talismán de nuestros deseos y nuestros planes, como aquella multitud que, viendo el signo poderoso de Jesús, quiso llevárselo y proclamarlo rey a la fuerza. Cuando hacemos así, en realidad ya estamos abandonado a Cristo, estamos rechazando su mensaje, el significado verdadero de sus signos, y lo forzamos a alejarse de nosotros, a quedarse solo, como se quedó sólo ante los que decidieron matarlo. 

Saludos cordiales.

José M. Vegas cmf.

JOVEN PAKISTANÍ QUE SE HIZO SELFIE VIRAL CON EL PAPA FRANCISCO, SERÁ SACERDOTE


Joven pakistaní que se hizo selfie viral con el Papa, será sacerdote
Redacción ACI Prensa
Foto: Facebook Daniel Bashir





Daniel Bashir es un joven pakistaní que representó a su país en las reuniones previas al sínodo de los jóvenes que tuvieron lugar en el Vaticano el pasado mes de marzo. Allí se hizo un selfie con el Papa Francisco que fue viral en las redes sociales.

Según afirmó el joven a AFP, el Papa le pidió que rezara a diario por la paz en Pakistán. En su breve encuentro durante las reuniones previas al Sínodo, Daniel obsequió al Papa con un chal estampado, tradicional de la provincia paquistaní de Sindh.

Pero este joven también fue protagonista de una curación sorprendente. “Decidí entregar mi vida al servicio de Dios porque Él me ha salvado”, explicó Daniel Bashir, de 26 años a Asia News.

Según cuenta, durante sus años de niñez, Daniel no podía hablar bien, un defecto que lo llevó a aislarse. Sin amigos y avergonzado por sus problemas de habla, se sentía enfadado.


Sin embargo, todo cambió en el año 2003 cuando entró junto a su madre en una iglesia. “Ante Cristo Eucaristía, me confié a Él para que me sanara. Y sin la ayuda de doctores, poco a poco comencé a hablar de nuevo”, explicó el joven.

Sus problemas con el habla venían de nacimiento. Según recuerda, se comunicaba con su madre a través de gestos. “Pero no tenía amigos, estaba totalmente desesperanzado. Me sentía avergonzado y dolido en mi corazón”, precisa.

El día que fue con su madre a la iglesia, Daniel escuchó a un sacerdote que explicaba cómo antes de Pentecostés los discípulos estaban solos junto con la Virgen María, y el Espíritu Santo descendió sobre ellos.

“Yo me sentía en esa misma situación: no tenía amigos, estaba solo y tenía miedo en mi corazón. Así que me dirigí a Cristo Eucaristía y le dije: ‘Yo soy un instrumento en tus manos. Por favor, úsame’. Desde ese día comencé a mejorar poco a poco. Fue un gran milagro en mi vida”.

Según explica a Asia News la llamada al sacerdocio la descubrió el 2 de diciembre de 2012 cuando tuvo que hablar ante más de 300 jóvenes y se dio cuenta de todo lo que había conseguido desde que su problema con el habla desapareció.


“Comencé a llorar porque sabía que había sido obra de Cristo. Sentí la gracia de Dios sobre mí y entendí que quería servirle y ser sacerdote. Mi familia apoyó mi decisión, a pesar de que me exigieron que terminara mis estudios primero. Ahora, gracias a Dios, soy médico y puedo ser sacerdote para servir a los enfermos”, recuerda.

Daniel es el responsable en Pakistán de Jesus Youth, movimiento de misioneros laicos. Y como misionero ha visitado numerosas ciudades de Pakistán, Tailandia, Sri Lanka y los Emiratos Árabes donde organizaba grupos de oración con la Biblia.

“En la Tierra tenemos tres tareas: conocer, amar y servir a Dios. Y es a través de la Biblia donde encontramos respuestas a nuestras preguntas”, apunta.   

A pesar de las dificultades que puede encontrar en la evangelización en un país mayormente musulmán como es Pakistán, Daniel asegura que “como católicos paquistaníes, debemos respetar el país y la religión oficial de la nación en la que vivimos. Debemos respetar las religiones de los demás y exigir respeto por la nuestra”.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 13 ABRIL

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
13 abril




Hay momentos de zozobra para los apóstoles; a veces parece que no se consigue fruto, incluso a veces se da un claro fracaso; esto siempre sucederá, cuando hayamos confiado en nuestras propias fuerzas; sin Jesús y su gracia, todo es ruido de hojas secas.

En cambio, al obrar en nombre de Jesús, ¡Cómo cambia el panorama! Con él se consigue hasta lo que parecía imposible.

Es, pues, cuestión de saber confiar en el Señor, actuar como él y con él y esperar el fruto, aunque quizá nosotros no lo podamos ver. Sé optimista en tu apostolado, pero no planees nunca nada, sin contar con el Señor Jesús.



P. Alfonso Milagro