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sábado, 12 de mayo de 2018

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 12 MAYO 2018


Lecturas de hoy Sábado de la 6ª semana de Pascua
Hoy, sábado, 12 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,23-28):

PASADO algún tiempo en Antioquía, Pablo marchó y recorrió sucesivamente Galacia y Frigia, animando a los discípulos.
Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. Lo habían instruido en el camino del Señor y exponía con entusiasmo y exactitud lo referente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan.
Apolo, pues, se puso a hablar públicamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más detalle el camino de Dios. Decidió pasar a Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Una vez llegado, con la ayuda de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, pues rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 46,2-18-9.10

R/. Dios es el rey del mundo

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,23b-28):


EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 12 de mayo de 2018
 Aristóbulo Llorente cmf


      Cuando nos ponemos en la presencia de Dios, parece que es inevitable que nos surjan del corazón y de la boca montones de peticiones. Tenemos muchos problemas. Hay mucha gente a la que queremos que sufre, que pasa por pruebas, que está enferma, que están sin trabajo, que tiene un examen o un trabajo que presentar o... Y Dios es, por definición, todopoderoso. Es grande, inmenso. Es creador de este mundo. Y dice que nos ama. ¿Cómo no presentarle humildemente nuestras necesidades y ponerlas en sus manos? 

      Esto que pensamos naturalmente se confirma cuando leemos evangelios como el de este día: “Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis.” Parece que el mismo Jesús nos anima a ponerle como intermediario. Nosotros se lo pedimos a Jesús, Jesús se lo pide a su Padre y, ¡zas! Cómo no vamos a conseguir esos pequeños dones que nos harían la vida más feliz y cómoda y tranquila. Claro que puestos a pedir, ¿por qué no pedir que nos toque la lotería o que nos aumenten el sueldo? 

      Cuando pienso en estas cosas, me da la impresión de que el mal que más nos ataca es el de la cortedad de vista, la miopía. Parece que todos estamos aquejados de la enfermedad de no ver más allá de nuestra nariz. Terminamos convirtiendo la oración en un “yo”, “yo y los míos”, “yo y mis angustias”. 

      Tenemos que ponernos en la perspectiva del reino del que habló Jesús. No sólo habló de él. También nos invitó a participar activamente en su construcción. Con Jesús en medio de nosotros, la fraternidad, la justicia, el amor mutuo, son responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. No somos destinatarios pasivos de una medicina, la religión, que nos hace felices. Jesús nos invita a dar un paso al frente y convertirnos en responsables activos, con él y en él, de construir un mundo mejor, más humano, más hermano, más justo, donde nadie quede excluido. 

      Es muy fácil que, puestos en esa perspectiva, nuestra oración cambie. Y dejemos de pensar en lo que tiene que hacer Dios para solucionar nuestros problemas y comencemos a pensar en lo que tenemos que hacer para construir el reino. En esa oración descubriremos, ¡seguro!, la fuerza y la gracia de Dios que nos anima e inspira en cada momento del día. Por decir algo concreto: no basta con pedir la curación de mi hermano, tan importante o más es acompañarlo, estar con él, quererlo. Y de esa manera, la enfermedad que forma parte inevitable de la vida, se hace más llevadera, más humana, más compartida.

MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 12


Décimo segundo día: Explicación de las letanías



Mater amabilis

Madre amable. Sólo cuando se pronuncia el nombre de María con devoción, se siente en el corazón la dulzura y los atractivos del amable nombre de la Madre de Dios, que es, como decía David de Jonathás, amable por encima de todas las mujeres. Que alegría pura, qué suave placer no se debe experimentar, por consecuencia, considerando el mérito y la bondad de quien elegida desde la eternidad. ¿Se osaría, después de esto, poner en paralelo bondad de María con los encantos de Rebeca o los atractivos de Raquel, la figura de Esther o el noble caminar de Judith? Ciertamente no; hay que convenir que María, por su calidad de Madre de Dios las supera en gracias, en belleza y en perfecciones. Es lo que la Iglesia reconoce cuando, considerando la augusta calidad de Madre de Dios en María, declara que no sabe qué expresiones emplear para publicar todas sus alabanzas.

Mater admirabilis

Madre admirable.  Las grandezas de María están por encima de todo lo que podamos concebir; nos hacen convenir que ella es lo más admirable que hay en la creación. Igualmente se le puede aplicar en verdad las palabras del profeta Isaías que dijo de Jesucristo: Su nombre será llamado admirable; porque, considerando que ella fue el fruto milagroso de una madre estéril que concibió del Espíritu Santo y que se convirtió en Madre de Dios ¿no se impone declarar que todo es admirable en María?

Ejemplo

Roma expresa a María un reconocimiento que el tiempo no puede debilitar y la Madre de misericordia favorece con milagros a su ciudad bienamada. En 1842, un pobre mendigo, reumático de las dos piernas, conocido por la ciudad entera, iba regularmente a pedir su curación delante de la Madonna del palacio Cenci. Cansado de no conseguir nada, dijo un día a su divina Madre, en un lenguaje familiar a la piedad italiana: Hace tiempo que vengo y no he sido curado; pues bien, ésta es la última vez que vengo. Toma mis muletas, ya no quiero servirme de ellas, y me quedo aquí, a menos que me devuelvas las piernas. La oración de la piedad penetró el cielo. El enfermo fue curado, y no cabía en sí de gozo. La multitud que lo rodeaba grita, llora, canta, la felicidad era general. La Madonna fue magníficamente iluminada durante tres días y tres noches; las orquestas se sucedieron para celebrar las alabanzas de aquella a la que no se invoca en vano

El poder de María delante de su divino Hijo es admirable, todos podemos pedirlo.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 12 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 mayo




Si somos discípulos de Jesús, será imprescindible que estemos al sufrimiento, pues todos tendremos que llevar la cruz, como la llevó el Maestro.

Sufriremos por nuestros propios defectos, que en no pocas ocasiones nos dolerán y nos humillarán; nos harán sufrir el prójimo, las enfermedades, los disgusto, sinsabores y molestias del trabajo y de la vida diaria, las humillaciones en el trato con los demás y en cien mil otras ocasiones.

Sufriremos dolores en el cuerpo y penas en el alma; sufriremos en nosotros mismos y en las personas que queremos; sufrimientos de parte de Dios, que nos quiere probar y purificar, y de parte del demonio que pretende hacernos perder la paciencia y rebelarnos contra la Providencia de Dios.

Pues bien, por muchos y dolorosos que sean nuestros sufrimientos, Jesucristo sufrió más que nosotros y está junto a nosotros, sobre todo cuando sufrimos.


P. Alfonso Milagro