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domingo, 16 de septiembre de 2018

DAMIANA NATALI NOS HABLA SOBRE SU ESPECIAL DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA

Damiana Natali nos habla sobre su especial devoción a la Virgen
Damiana Natali cuenta su experiencia cercana a la muerte y cómo influye la fe en su vida


Por: Javier Lozano | Fuente: Carri Filli News 



Damiana Natali es una mujer que ha dedicado su vida a la música, una pasión que desarrolló junto a la fe que le transmitieron y de la que ahora hace gala orgullosa. Esta italiana del Piamonte es una de las pocas directoras de orquesta que hay en el panorama italiano e internacional, a lo que hay que sumar su vertiente como compositora.
“Cuando dirijo las notas que me llegan de lo Alto, pasan por mis manos y las devuelvo como si fuera un instrumento que coordina algo ya presente en la inmensidad”, explica esta mujer, que además es la fundadora de Ars Armónica una orquesta formada por profesionales de la música y que tiene un fin social.
Una composición dedicada a la Virgen
Para Damiana, música y fe son prácticamente una unidad desde que con cinco años en la sala de estar de su abuela imitara a los directores de orquesta. Ahí empezó el germen de lo que es ahora, donde da gracias a Dios, y también a la Virgen por la vida que ha tenido. Y eso que no lo ha tenido nada fácil.
En una entrevista con el semanario Credere, Damiana Natali afirma que “tengo en el corazón el deseo de componer un Ave María para voz solista y orquesta, dedicada a la figura de la amada Virgen María. Espero estar inspirada y que sea digna de ser ejecutada”.
Este, confiesa, es un deseo que viene de lejos, y para el que necesita tiempo y paz interior, pues no quiere componer cualquier cosa. Para ella, la Virgen María es algo más que una figura de la historia, sino que la une un vínculo profundo y personal desde que intercedió para curarla de una grave enfermedad.
El día que la Virgen la rescató de la muerte
Esta directora y compositora recuerda que “a los 18 años me dieron unos pocos meses de vida, debido a que nací con una malformación a nivel cardiovascular, un síndrome raro. Fui operada en Lyon, la cirugía fue un éxito, pero entonces mi corazón se detuvo, me sentí privada de la vida y que descendía a una velocidad indescriptible e introduciéndome un túnel negro. Fue entonces cuando apareció una mujer con la silueta de la Virgen, revestida de un blanco cegador que extendió su mano, y dijo: ‘ahora no’. Me envió de vuelta mucho más rápido de lo que estaba cayendo”.
Mientras relata este testimonio explica que en la ciudad francesa de Lyon “se encuentra la estatua dorada de la Virgen en la gran colina en la que se encuentra la basílica de Nuestra Señora de Fourvière”.
Precisamente, cuando Damiana despertó de la operación días después asegura que “cuando abrí los ojos, me encontré colgada en la pared, cerca de mi cama en el hospital una imagen de aquella Virgen y de la basílica. Más tarde me di cuenta también de que era visible desde la ventana, iluminada por el sol y el blanco de la nieve”.
Una segunda oportunidad 
Debido a la operación, perdió la movilidad de un brazo, aunque después de un duro año  pudo volver a moverlo y a hacer vida normal. Ella tiene claro que “me dieron una segunda oportunidad que iba más allá de cualquier expectativa que había sobre mí, sólo pude darle la bienvenida con gratitud y dar gracias por esta nueva vida”.
“Nunca me habría imaginado poder volver a la música y más aún a la dirección, pero aquí estoy”, asegura esta música italiana.
Desde entonces, la vida de Damiana ha sido una continuación de retos, metas y éxitos fruto del sacrificio, la pasión y todo ello combinado con la capacidad de confiar en el Señor. Para ella, “la música es la voz de Dios, un instrumento con el que nos habla y muestra la belleza del universo”.
Con la pasión que muestra por la música insiste en que “es el lenguaje universal, utilizado en todo el mundo con los mismos símbolos. Es el alfabeto más corto que existe, pero puede expresar cada emoción, sin limitaciones sociales, de lugar y tiempo, nacionalidad, raza o sexo”.
Influencia religiosa en su obra
Y con estas simples siete notas, Damiana Natali ha compuesto ya varias piezas de inspiración religiosa, como Dona Pacem, donde muestra su deseo de paz para toda la humanidad, el bien universal y la comunión. En 2001 también compuso Soffio di luce, dedicado a San Juan Pablo II, escrito para flauta, solista de violín y orquesta de cuerda. “Está dedicado a un hombre que trajo luz al mundo, incluso si su vida fue corta, como un soplo, en comparación con la eternidad. Es una oración breve”.
Entre concierto y concierto, y sus clases en el Conservatorio de Milán, esta italiana siempre ha tenido una especial dedicación a los más jóvenes. En su opinión, “la música, a menudo, se acerca a los niños, especialmente a los de más talento, sin que ellos lo busquen. El talento es algo que tienes que cultivar y hacer fructificar, tal vez con dificultad, como enseña la parábola de los talentos. Nuestra tarea como profesionales y docentes es encontrar aquellos talentos que a menudo están bajo tierra y ayudar a quienes lo poseen para hacerlos crecer”.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 16 SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
16 septiembre



Lo que pesa en la ofrenda que se presenta a Dios no es lo material, sino la espiritualidad del que ofrece lo material. Dicho con palabras de San Juan de la Cruz: "Dios no mira lo que le ofrecemos, sino el amor con que se lo ofrecemos".

A ejemplo del Señor, que se nos dio todo entero, nosotros debemos darnos íntegros, sin reservarnos nada para nosotros mismo. Eso es, precisamente una consagración: una entrega total, absoluta, sin excepciones ni limitaciones de ninguna clase.


P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO A JÓVENES: DIGAN NO A LA RESIGNACIÓN Y RECUERDEN QUE TODO PUEDE CAMBIAR


El Papa a jóvenes: Digan no a la resignación y recuerden que todo puede cambiar
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media


En la Plaza Politeama en Palermo (Italia), el Papa Francisco resaltó que los jóvenes deben decir siempre “no” a la resignación, siendo creadores de esperanza y de futuro, recordando además que “¡Todo puede cambiar!”

Ante miles de jóvenes presentes y en medio de un gran ambiente de fiesta, el Santo Padre respondió a tres preguntas que los jóvenes le hicieron a su llegada: ¿Cómo escuchar al Señor?, ¿Cómo acoger a los demás? Y ¿Cómo ser joven en esta tierra?

En sus respuestas, el Papa recordó a los jóvenes que “tienen en el corazón y en las manos la posibilidad de hacer nacer y crecer esperanza”.

“Por favor, no a la resignación. Escuchen bien, un joven no puede ser resignado. Todo puede cambiar. ¿Dónde debo llamar? A tu corazón, a tus sueños. Generen una civilización nueva, acogedora, fraterna, del amor. ¡Todo puede cambiar!”, continuó.

Respondiendo a la primera pregunta, el Santo Padre cuestionó: “¿Cómo se escucha al Señor? ¿Dónde habla el Señor? ¿Tienen el número de teléfono del Señor para llamarlo? Les diré esto y esto es en serio: Al Señor no se le escucha estando en un sillón. ¿Entienden? Con una vida cómoda, sin hacer nada, te aseguro que escucharás cualquier cosa menos al Señor”.

El Pontífice indicó que “quedarse sentados crea interferencia con la Palabra de Dios que es dinámica. Si estás estático, no puedes escucharla. A Dios se le descubre caminando, no esperando que en la vida mágicamente algo ocurra”.


“Lo vemos en esa fascinante historia de amor que es la Biblia. Aquí el Señor llama continuamente a la gente joven y ama hablar a los jóvenes mientras están en camino –por ejemplo, piensen en los dos discípulos de Emaús– o mientras hacían sus cosas: piensen en David que pastoreaba a su grey, mientras sus hermanos estaban en la casa tranquilos”.

Francisco subrayó también que “Dios detesta la pereza y ama la acción. Métanse bien esto en el corazón y en la cabeza. Los perezosos no podrán escuchar la voz del Señor. ¿Entendido?”

“No se trata de moverse para ponerse en forma, se trata de mover el corazón, de poner el corazón en camino”. “Si quieres escuchar la voz del Señor ponte en camino y vive a la búsqueda. Aquí el Señor habla a quien está en búsqueda. Quien busca, camina”.

El Pontífice alertó luego: “Estar en camino es siempre sano. Sentir que ya has llegado, sobre todo para ustedes, es trágico. No se sientan nunca que ya han llegado. Nunca”.

“Me gusta decir, retomando lo del sillón, me gusta decir que es feo ver a un joven jubilado. Es feo. El joven debe estar en camino. La juventud es esto. Si te jubilas a los 22 años, te has envejecido muy rápido”.

Tras explicar que a Dios no se le encuentra en el teléfono, ni en la televisión, ni en “la música ensordecedora que atonta”, el Papa subrayó que “el Señor te hará sentir qué cosa quiere de ti, pero si estás en camino y buscando a los otros, buscando diálogo y comunidad con los otros. Sobre todo en la oración. Reza con tus palabras”.

“Hay otra cosa que les puede ayudar. Sueñen en grande, a lo grande, porque en los grandes sueños encontrarás muchas palabras del Señor que dice algo. Caminar, buscar, soñar. Y un último verbo que ayuda para escuchar la voz del Señor es servir, hacer algo por los otros, no replegado sobre uno mismo”.

Sobre la segunda pregunta, el Santo Padre dijo a los jóvenes que “su vocación será ser hombres y mujeres de encuentro, porque el mundo de hoy es un mundo de desencuentros, de guerra, la gente no se entiende”.

“Dios nos quiere salvados juntos, no solos. Que seamos felices juntos, no solos. Que seamos un pueblo. Ustedes son un pueblo con una identidad grande y deben estar abiertos a los pueblos que vienen a ustedes. Un cristiano que no es solidario no es cristiano. La solidaridad es la marca del cristiano”.


“Yo les diré a ti y a todos: ¿Cómo va tu amor? ¿Cómo está el termómetro de tu amor? A veces olvidamos la simplicidad del amor. Dios ama y da con amor. Es necesario involucrarse. Es necesario ensuciarse las manos. Si no son capaces de ensuciarse las manos nunca podrán ser acogedores, nunca podrán pensar en los otros”.

Francisco dijo luego que si un joven está triste, es posible que sea porque no está amando: “La tristeza es la medida de que esto es bajo. Sin eso no podrán ser constructores de futuro. El futuro está en sus manos. El futuro deben hacerlo ustedes con sus manos, con sus sueños, con los otros, siendo acogedores en el servicio a los otros”.

En cuanto a la tercera pregunta, Francisco refirió que actualmente el mundo vive en crisis, y ante ella es necesario descubrir las propias raíces.

“Padre, ¿dónde puedo encontrar las raíces? En su cultura, en el diálogo con los otros, pero sobre todo, y esto lo quiero subrayar, hablen y escuchen a los viejos. Pero, padre, siempre dice lo mismo. Ellos deben darte las raíces, ellos te pueden ayudar con la esperanza. No se puede andar y crear esperanza sin raíces. Lo que el árbol ha florecido, viene de lo que está enterrado, de las raíces”.

En el mundo actual, refirió el Pontífice, “hay desorientación La palabra crisis significa que te hacen bailar en la incertidumbre. No puedes estar firme porque todo se cae y todo se pierde”.

Ante este panorama, el Papa destacó: “Ustedes son la esperanza, y la tienen en sus manos hoy. Les pregunto, en este tiempo de crisis, ¿tienen raíces? Cada uno responde en su corazón, ¿cuáles son mis raíces? ¿Soy un joven con raíces o un joven desenraizado?”

EL EVANGELIO DE HOY 16 SEPTIEMBRE 2018


Lecturas de hoy Domingo 24º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
 Hoy, domingo, 16 de septiembre de 2018


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (50,5-9a):

El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios


Salmo
Sal 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9
R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, 
porque inclina su oído hacia mí 
el día que lo invoco. R/.

Me envolvían redes de muerte, 
me alcanzaron los lazos del abismo, 
caí en tristeza y angustia. 
Invoqué el nombre del Señor: 
«Señor, salva mi vida.» R/.

El Señor es benigno y justo, 
nuestro Dios es compasivo; 
el Señor guarda a los sencillos: 
estando yo sin fuerzas, me salvó. R/.

Arrancó mi alma de la muerte, 
mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. 
Caminaré en presencia del Señor 
en el país de la vida. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (2,14-18):

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.»

Palabra de Dios


Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-35):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus díscípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decirselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad. 
Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy domingo, 
16 de septiembre de 2018
 Fernando Torres cmf


Es tiempo de decidirnos por Jesús

      En la vida hay tiempos y momentos que exigen decisiones serias, que luego deben ser asumidas con todas sus consecuencias. Jesús puso a los apóstoles ante una de esas decisiones en aquel diálogo que tuvo con ellos cerca de Cesarea de Filipo. Les pidió, ni más ni menos, que se definieran ante él. Hoy la pregunta resuena también para nosotros. “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” No es baladí la cuestión. Pedro da la impresión de que es capaz de responderla casi de golpe. A bote pronto. Pero no es difícil darse cuenta de que su respuesta no tiene mucho peso. En realidad no había entendido nada o casi nada. Cuando Jesús les comienza a explicar lo que significa que él es el Mesías, entonces Pedro se empeña en tratar de disuadirlo. Pero Jesús se desentiende de él y sigue planteando lo que va a ser su vida y la vida de sus seguidores. “El que quiera venirse conmigo...”



      Es que el cristiano puede ser que encuentre resistencia en los que le rodean o en la sociedad. El ambiente le puede hacer más difícil ser cristiano. Es verdad. Pero hay otra resistencia que proviene de dentro de la persona. Es la resistencia a la Palabra de Dios. A ella alude la lectura del profeta Isaías: “El Señor me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia”. El profeta no la opuso pero nosotros quizá sí. Quizá nos da miedo asumir las consecuencias de seguir a Jesús, de comportarnos como cristianos en nuestra familia o en nuestro barrio, de acercarnos a los más débiles y necesitados y compartir con ellos nuestro tiempo o nuestros bienes, de perdonar con generosidad como Dios nos perdona. Hay que ser fuertes a veces para ser cristiano y amar a todos como Dios nos ha amado en Cristo. En nuestros oídos vuelven a resonar las palabras de Jesús: “El que quiera venirse conmigo...”

      Porque ser cristiano no es cuestión de pegar un grito en un momento determinado, decir “Sí, yo quiero seguir a Jesús”, y luego olvidarse de lo dicho y seguir como si nada hubiese cambiado en nuestra vida. Ser cristiano significa comportarse como tal no sólo los domingos sino también los días de entre semana. No vaya a ser que se nos presente el apóstol Santiago y nos pregunte (segunda lectura): “¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras?” Se puede decir más alto pero no más claro. Además, sabemos que es verdad. La fe se demuestra en las obras, en la forma de relacionarnos con nuestros hermanos y hermanas, en nuestra capacidad para compartir la vida y lo que tenemos, en nuestra capacidad de amar sin medida y perdonar con generosidad. Decidirnos por Jesús no sólo es confesar como Pedro en Cesarea que es el “Mesías”. Decidirnos por Jesús es vivir las consecuencias cada día de nuestra vida. 



Para la reflexión

      ¿Qué creemos que nos pide Jesús que hagamos para seguirle? ¿Nos cuesta escuchar su Palabra? ¿Nos comportamos siempre como cristianos? ¿En que podríamos mejorar para ser más coherentes entre nuestro ir a misa los domingos y lo que hacemos el resto de los días?