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sábado, 24 de noviembre de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 24 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
24 de Noviembre



Seguir a Jesucristo es caminar con Cristo, al lado de él; sintiendo su mano sobre la nuestra es mucho menos penosos. Ir en pos de Jesucristo significa seguirlo, imitarlo, copiar en nuestra vida las virtudes del Señor Jesús.

El discípulo ha de seguir al Maestro en todo; seguirá sus pasos con una imitación fiel y ferviente de la vida de Jesús, dejándose impregnar de los sentimientos de Jesús, valorando las cosas con el criterio de Jesús, buscando siempre y en todo la voluntad del Padre que está en los cielos, lo mismo que hizo Jesús, que no vino para hacer su voluntad, sino la voluntad del Padre que lo envió.


P. Alfonso Milagro

EL PAPA FRANCISCO ANIMA A LOS COROS DE LAS IGLESIAS A QUE EL PUEBLO PARTICIPE EN LOS CÁNTICOS


El Papa anima a los coros de las iglesias a que el pueblo participe en los cánticos
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media




El Papa Francisco animó a los coros y músicos que ayudan a la oración y a la liturgia a no dar la espalda al pueblo, y a ayudar a los fieles a la participación activa en la oración: “a veces me da pena cuando, en algunas ceremonias, se canta muy bien, pero la gente no puede cantar esas cosas”.

Con vuestro canto “¡habéis despertado al Vaticano!”. Con estas palabras, el Papa Francisco saludó a los más de 8 mil músicos y cantantes en el Aula Pablo VI del Vaticano, presentes del 23 al 25 de noviembre en Roma para participar en el III Encuentro Internacional de Coros, organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

“Es hermoso escuchar vuestras melodías y sentir la alegría y la seriedad con que todos juntos dais voz a la belleza de nuestra oración”, aseguró el Pontífice.

Durante su discurso, animó a los músicos a ser “animadores del canto de toda la asamblea y no lo reemplacéis, privando al pueblo de Dios de cantar con vosotros y de dar testimonio de una oración eclesial y comunitaria”.

Por ello, les pidió no caer “en la tentación de un protagonismo que eclipsa vuestro compromiso y humilla la participación activa del pueblo en la oración”.

“Vosotros que habéis comprendido más profundamente la importancia del canto y de la música, no menoscabéis las otras expresiones de la espiritualidad popular: las fiestas patronales, las procesiones, las danzas y los cantos religiosos de nuestro pueblo también son un verdadero patrimonio de la religiosidad que merece ser valorado y sostenido porque  es siempre  una acción del Espíritu Santo en el corazón de la Iglesia”.

En su discurso, el Santo Padre recordó que “hace pocos días tuvo lugar el Sínodo de los Obispos, dedicado a los jóvenes, y un tema que se trató con interés fue precisamente el de la música”.

Francisco recordó, en este sentido, el contenido del punto 47 del Documento Final del Sínodo: “Es muy peculiar la importancia de la música, que representa un verdadero y propio entorno en el que los jóvenes están constantemente inmersos, así como una cultura y un lenguaje capaces de despertar emociones y moldear la identidad. El lenguaje musical también representa un recurso pastoral, que interpela en particular la liturgia y su renovación”.

Destacó la importancia de la música en la evangelización: “vuestra música y vuestros cantos son un verdadero instrumento de evangelización en la medida en que os hacéis testimonio de la profundidad de la Palabra de Dios que toca los corazones de las personas, y permite una celebración de los sacramentos, especialmente de la Sagrada Eucaristía, que deja entrever la belleza del Paraíso”.

Así, pidió a los presentes que no cedan nunca “n este compromiso tan importante para la vida de nuestras comunidades; de esta manera, con el canto dais voz a las emociones que están en lo profundo del corazón de todos”.

“En los momentos de alegría y de tristeza, la Iglesia está llamada a estar siempre cerca de las personas, para ofrecerles la compañía de la fe. ¡Cuántas veces la música y el canto hacen que esos momentos sean únicos en la vida de las personas, porque los conservan como un recuerdo precioso que ha marcado su existencia!”.

El Papa destacó “las muchas tradiciones de nuestras comunidades dispersas por todo el mundo, que muestran las formas más arraigadas en la cultura popular, y que se convierten en una oración verdadera y propia”.

Además, destacó que “vuestra presencia, al tiempo que resalta la internacionalidad de vuestros respectivos países, nos hace comprender la universalidad de la Iglesia y sus diferentes tradiciones. Vuestro canto y vuestra música, especialmente en la celebración de la Eucaristía, evidencian que somos un solo Cuerpo y cantamos con una sola voz nuestra única fe”.

“Incluso si hablamos diferentes idiomas, todos pueden entender la música con la que cantamos, la fe que profesamos y la esperanza que nos aguarda”, afirmó para subrayar la importancia que la música tiene en la liturgia.

Finalmente, pidió que la música “sea un instrumento de unidad para hacer eficaz el Evangelio en el mundo de hoy, a través de la belleza que aún fascina y hace posible creer confiándose al amor del Padre”.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 24 NOVIEMBRE 2018


Lecturas de hoy Sábado de la 33ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 24 de noviembre de 2018



Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (11,4-12):

Me fue dicho a mí, Juan:
«Aquí están dos testigos míos, estos son los dos olivos y los dos candelabros que están ante el Señor de la tierra. Y si alguien quiere hacerles daño, sale un fuego de su boca y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, es necesario que muera de esa manera. Estos tienen el poder de cerrar el cielo, para que no caiga lluvia durante los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas siempre que quieran.
Y cuando hayan terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado. Y gentes de los pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplan sus cadáveres durante tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en un sepulcro. Y los habitantes de la tierra se alegran por ellos y se regocijan y se enviarán regalos unos a otros, porque los dos profetas fueron un tormento para los habitantes de la tierra».
Y después de tres días y medio, un espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y un gran temor cayó sobre quienes los contemplaban. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía:
«Subid aquí».
Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos se quedaron mirándolos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 143,1.2.9-10

R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!

V/. Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.

V/. Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio,
que me somete los pueblos. R/.

V/. Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-40):

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 
24 de noviembre de 2018
CR


Al final de una tarea realizada, miramos atrás para saborearla. Nos gusta recrearnos en lo bien hecho, analizar cada paso y corregir algún posible error. Al final de la vida, nuestra gran tarea a saborear, a analizar, no será otra cosa que nuestra propia vida.

Muchos de nosotros hemos puesto todo nuestro empeño en una cosa: ser testigos del Señor, es decir, que nuestra vida, palabras y acciones muestren a Jesús.

No sabemos cómo será el cielo que se nos ha prometido, sólo sabemos que en aquél día se nos dirá: “mi siervo, amado, fiel”. Y podremos ver al Señor cara a cara.

Mi corazón se estremece tan sólo de pensarlo.

No obstante esa misión que se nos ha encomendado, no es un añadido en nuestra vida. O es el centro que determina todo cuanto somos o hacemos o simplemente no somos testigos.

Hoy celebramos la memoria de a San Andrés Dung-Lac junto con los otros 116 mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX (ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos, hombres y mujeres de diferentes edades y condiciones , todos los cuales prefirieron el destierro, las cárceles, los tormentos y finalmente la muerte a renunciar a su fe. Su fortaleza es la fortaleza de los millones de católicos vietnamitas que a pesar del acoso y la discriminación que sufren, todavía en nuestros días, permanecen fieles, siendo testigos de la paz y la reconociliación.

Para ser testigo como ellos se necesita mucha audacia y mucha fe. Pidámosle al Señor, el testigo fiel, que nos enseñe y ayude a ser en verdad sus testigos en todas las situaciones de nuestra vida.