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domingo, 24 de noviembre de 2019

EL MUNDO HA DE SABER QUE CRISTO ES REY


El mundo ha de saber que Cristo es el Rey
Hoy festejamos a Cristo Rey


Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net




Último Domingo de Calendario Litúrgico, dedicado a celebrar la festividad de Jesucristo Rey.

Instituida por la Iglesia precisamente en los tiempos de la democracia, para demostrar que la soberanía de Jesucristo no tiene condicionamientos humanos, ni es Jesucristo un Jefe elegido por votación popular, ni va a ser un día echado de su trono o suplantado por otro rival que le venga a privar de sus derechos.

Empezamos por escuchar al mismo Jesús, que reivindica su condición real ante una autoridad civil, la cual le puede hacer pagar caro su atrevimiento de proclamarse Rey.

Condenado ya como blasfemo por la Asamblea del pueblo judío, Jesús es llevado al tribunal de Roma, que no se va a meter en cuestiones religiosas sino en asuntos civiles.

Y empieza Pilato por la pregunta clave:
- ¿Tú eres el rey de los judíos?
Jesús sabe muy bien que esto no lo puede decir Pilato por cuenta suya, sino por otros que se los han ido a contar para prevenirlo en contra del acusado. Así que Jesús le pregunta a su vez:
- ¿Lo dices esto por ti mismo, o porque otros te lo han dicho de mí?
Pilato se molesta un poco, aunque le muestra a Jesús respeto y temor:
- ¿Acaso yo soy judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús le contesta, porque la pregunta es sincera, y, además, se la hace la autoridad:
- Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuese de este mundo, mis vasallos hubiesen luchado por mí, para no ser entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí abajo.
Hay mucha dignidad en estas palabras de Jesús, de modo que Pilato, pagano y que nada sabe de la religión judía, sospecha algo misterioso. Por eso vuelve a la primera pregunta, haciéndosela más concreta:
- Entonces, ¿tú eres rey?
Jesús sigue el diálogo con Pilato en un plano de mucha seriedad y sinceridad:
- Sí; yo soy rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Quien es de la verdad, escucha mi palabra.
Pilato no entiende. Pero se da cuenta de que tiene delante de sí a una persona muy especial. De ahí sus esfuerzos por salvarlo de las iras y del griterío que le viene de la calle, azuzada como está la gente por los jefes del pueblo. Su pecado, como le insinuará después el mismo Jesús, es estar haciendo caso a los enemigos personales de este reo en vez de atender los gritos de su conciencia. Jesús le deja como palabra última a Pilato esta confesión:
- Yo soy rey. Aunque mi reino no es de este mundo.
Y Pilato, que quede tranquilo... Jesús no causará ningún problema a los romanos, desde el momento que le asegura que su reino no es político sino espiritual, no de este mundo sino del otro...

Juan escribe su Evangelio para los cristianos, y más que narrar con taquigrafía el dialogo de Jesús con Pilato, quiere hacer ver que aquella calumnia lanzada contra Jesús --de que había sido condenado por revoltoso contra Roma--, carecía de todo fundamento.

La Iglesia de nuestros días ha reflexionado mucho sobre este hecho de la realeza de Jesucristo. Y ha mantenido y mantiene una fiesta que para muchos es inoportuna.

El mundo -que se aleja de Dios con un laicismo y una secularización tan peligrosos, ha de saber que por encima de los acontecimientos humanos y sobre los gustos de la sociedad hay un Rey que reivindica los derechos de Dios.

Ese mundo debe rendirse a Dios, y Jesucristo se proclama Rey para ser el primer testigo de la verdad.

A su Iglesia la constituye signo visible de esta autoridad que Él mantiene sobre el Reino de Dios en el mundo, y le encarga transformar las estructuras sociales de un modo conforme con el querer de Dios.

Jesucristo es Rey, y por eso hace de nosotros los cristianos un pueblo real, libre de toda esclavitud.

En particular nosotros los seglares --instruidos por el Concilio--, sabemos que participamos de la realeza de Jesucristo; somos reconocidos como encargados de promocionar a la persona humana; y se nos encarga meter el Evangelio en la sociedad como el fermento en la masa, llenando del espíritu de Jesucristo todas las realidades sociales, ya que estamos metidos dentro de todas las vicisitudes del pueblo.

Esta nuestra vocación dentro del Pueblo de Dios es un testimonio de la realeza de Cristo.

Porque, si Jesucristo no fuera Rey y no tuviera el dominio y la soberanía sobre todos los hombres y sobre todas las cosas, ¿con qué derecho y autoridad, o con qué título legítimo, nos presentaríamos nosotros ante los demás para hacerles cambiar de opinión, para mudar sus estructuras y modos de ser, para transformar el mundo conforme a nuestro parecer y nuestros gustos?... Aunque este parecer y estos gustos no son nuestros --afortunadamente--, sino del mismo Jesucristo y de su Iglesia.
¡Jesucristo es Rey!

Lo proclamamos nosotros a los cuatro vientos con humildad gozosa.
Lo proclamaron con valentía ante las balas muchos mártires modernos.

Y esta fe que profesan nuestros labios, la queremos proclamar, sobre todo, con la fidelidad diaria a nuestros deberes cristianos.

EL PAPA FRANCISCO HONRA A MÁRTIRES DE JAPÓN Y CLAMA POR RESPETO A LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EL MUNDO



El Papa honra a mártires de Japón y clama por respeto a la libertad religiosa en el mundo
Redacción ACI Prensa






Este domingo 24 de noviembre a las 10:45 a.m., hora de Japón, el Papa Francisco visitó el Monumento de los Mártires de Nagasaki, desde el cual llamó a levantar la voz para que se garantice la libertad religiosa en todo el mundo y no se manipulen las religiones.

Francisco llegó a este lugar luego de pronunciar en el Atomic Bomb Hypocenter Park un mensaje contra el uso de las armas nucleares. El Pontífice llegó a Nagasaki en horas de la mañana directamente de Tokio, a donde arribó ayer en la tarde tras culminar su visita a Tailandia.

El Monumento de los Mártires de Nagasaki fue inaugurado en 1962, a cien años de la canonización de San Pablo Miki y sus 25 compañeros mártires asesinados durante la persecución religiosa el 5 de febrero de 1597 luego de haber caminado en la nieve unos mil kilómetros desde Kioto. Entre los mártires hubo tres jesuitas, seis franciscanos y laicos, entre extranjeros y japoneses. Todos fueron crucificados. Desde su cruz, San Pablo Miki predicó su último sermón.

Aunque el monumento está dedicado a ellos, no se trata de los únicos mártires de la Iglesia en Japón. El 24 de noviembre de 2008 fueron beatificados otros 188 mártires, asesinados entre 1603 y 1639, pues el cristianismo había sido prohibido al ser considerado un "elemento de influencia occidental y un peligro para el orden social y religioso". Entre estos mártires hay laicos, mujeres, niños y unos cuantos religiosos. El que encabezó la lista fue el sacerdote jesuita Pierre Kibe.

Francisco llegó al museo en una mañana lluviosa. Fue recibido por el director del museo, un sacerdote y hermano jesuita. Además, recibió de una familia un arreglo floral que depositó frente al memorial donde están las reliquias de los 26 mártires.


Asimismo, luego de incensar las reliquias, el Pontífice encendió una vela entregada por un descendiente de los cristianos perseguidos.

“En este lugar también nos unimos a los cristianos que en diversas partes del mundo hoy sufren y viven el martirio a causa de la fe”, expresó el Papa ante los asistentes.

“Mártires del siglo XXI –afirmó– que nos interpelan con su testimonio a que tomemos, valientemente, el camino de las bienaventuranzas. Recemos por ellos y con ellos, y levantemos la voz para que la libertad religiosa sea garantizada para todos y en todos los rincones del planeta”.

Asimismo, citó el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en Abu Dabi en febrero de 2019 para pedir que también se levante la voz “contra toda manipulación de las religiones ‘por políticas integristas y de división y por los sistemas de ganancia insaciables y las tendencias ideológicas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres’”.

Sobre el santuario construido en Nagasaki, el Santo Padre aseguró que es un lugar que, “más que de muerte, nos habla del triunfo de la vida”. Recordó que San Juan Pablo II en su visita de 1981 “vio este lugar no sólo como el monte de los mártires, sino como un verdadero Monte de las Bienaventuranzas, donde podemos tocar el testimonio de hombres invadidos por el Espíritu Santo, libres del egoísmo, de la comodidad y el orgullo. Porque aquí la luz del Evangelio brilló en el amor que triunfó sobre la persecución y la espada”.

Asimismo, dijo que este lugar anuncia la Pascua al recordar que la última palabra “no pertenece a la muerte sino a la vida” con la resurrección prometida por Cristo. “Su testimonio nos confirma en la fe y ayuda a renovar nuestra entrega y nuestro compromiso, para vivir el discipulado misionero que sabe trabajar por una cultura, capaz de proteger y defender siempre toda vida, a través de ese ‘martirio’ del servicio cotidiano y silencioso de todos, especialmente hacia los más necesitados”, señaló.

“Que la Iglesia en el Japón de nuestro tiempo, con todas sus dificultades y promesas, se sienta llamada a escuchar cada día el mensaje proclamado por San Pablo Miki desde su cruz, y compartir con todos los hombres y mujeres la alegría y belleza del Evangelio, Camino, Verdad y Vida”, añadió.

En ese sentido, Francisco invitó a pedir “Nuestra Señora, Reina de los Mártires, a San Pablo Miki y a todos sus compañeros que a lo largo de la historia anunciaron con sus vidas las maravillas del Señor, que intercedan por vuestra tierra y por la Iglesia toda, para que su entrega despierte y mantenga viva la alegría por la misión”.

Antes de retirarse, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus dominical.

A las 2:00 p.m. hora de Japón, el Pontífice presidirá la Misa en el estadio de béisbol y a las 4:35 p.m. partirá en avión hacia Hiroshima, la otra ciudad que sufrió la bomba atómica en 1945, para tener un encuentro por la paz. En horas de la noche Francisco regresará a Tokio.

Con más de 126 millones de habitantes, los católicos en Japón son 536 mil, es decir el 0,42% de la población. 

La Iglesia cuenta con 16 circunscripciones eclesiásticas, 859 parroquias, 102 centros pastorales de diversa naturaleza, 29 obispos, 511 sacerdotes diocesanos, 896 sacerdotes religiosos, 29 diáconos permanentes, 173 religiosos no sacerdotes, 4.976 religiosas, 174 miembros de institutos seculares, 5 misioneros laicos, 1.307 catequistas y 80 seminaristas.

¿QUÉ ES LA SOLEMNIDAD DE CRISTO REY?



Jesucristo, Rey del Universo.



Y ese Universo es nuestro corazón. Jesús, es un rey que ejerce su poder únicamente con la fuerza del amor, del perdón, de la humildad... del acompañamiento, porque no nos quiere abandonar.

 Él está allí, siempre esperándonos, para abrazarnos y decirnos que todo saldrá bien. Según este Mundo, para ser rey has de nacer bajo unas condiciones de recursos materiales y económicos suficientes, pero su reinado es diferente, nace de la debilidad que comparte con nosotros, de ser humano con sentimientos y afectos. 

Y al final del Año litúrgico, este evangelio (Lc 23, 35-43) nos invita a preguntarnos: ¿Cuál es la enseñanza de Cristo para mi vida?

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE DE 2019 - JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO, SOLEMNIDAD


Lecturas de hoy Domingo 34º del Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo - Ciclo C
Hoy, domingo, 24 de noviembre de 2019


Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):

En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebron y le dijeron:
«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».
Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 121,1-2.4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. Qué alegría cuando me dijeron:
¡«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 
(1,12-20):

Hermanos:
Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 
24 de noviembre de 2019

Fernando Torres cmf


¿Jesús Rey? ¿Está usted seguro?

      La lectura del Evangelio que la Iglesia nos propone para este día nos deja un poco confusos. Es el último domingo del año y la liturgia lo dedica a Cristo Rey. La Iglesia quiere que le veamos en triunfo, como aquel en quien llegan a plenitud todas las cosas. Con él, el Reino de Dios dejará de ser un sueño para empezar a ser realidad plena. ¿Cómo es posible que el Evangelio nos presente a Jesús en la cruz? Los condenados a muerte no han triunfado nunca a lo largo de la historia. Como mucho han conseguido que algunos nostálgicos derramaran algunas lágrimas por ellos. Pero nada más. Los gobernantes de cualquier país saben que lo mejor que se puede hacer con la oposición es eliminarla.

      Pero el caso de Jesús es diferente. Da la impresión de que su reinado no es exactamente igual que los gobiernos y reinos de este mundo. Jesús es un hombre que, a punto de morir en la cruz, todavía despierta pasiones opuestas. Unos se ríen de él y otros afirman su inocencia. Más todavía. En el momento de la cruz el mismo Jesús es capaz de prometer el paraíso al hombre que está crucificado a su lado. 

      Es que su reino no es de este mundo. Su reino es el reinado de Dios que junta y recoge a todos sus hijos e hijas dispersos para convertirlos en una familia. En el reino de Dios no somos súbditos. Tampoco somos ciudadanos. Somos hijos. Absolutamente diferente. 

      Desde esa perspectiva entendemos mejor la plenitud a que se refiere la lectura de la carta a los Colosenses. Cuando ahí se afirma la superioridad de Jesús sobre todas las cosas y sobre todas las personas, cuando se nos dice que en él el Reino de Dios va a llegar a su plenitud, no significa que en su tiempo ese reino vaya a ser próspero económicamente. Tampoco significa que se vayan a hacer unas grandiosas obras y monumentos como acostumbran a hacer nuestros gobernantes para perpetuar su memoria. Ni siquiera que vaya a tener el mejor y más poderosos ejército del mundo. Ninguna de esas cosas. En un reino donde todos somos hermanos y Dios, el centro y origen de todo, es nuestro padre, la plenitud se verá al realizarse de verdad la fraternidad, la solidaridad y la justicia entre todos y todas. La plenitud llegará porque, como en una buena familia, todos pondremos nuestra confianza en el padre de quien procedemos y en quien encontramos el amor que nos hace falta para vivir y llegar a nuestra propia plenitud. Y todo eso sin fronteras, sin divisiones por razón de raza, cultura, religión o nacionalidad, porque toda la humanidad, junto con toda la creación, está llamada a participar de esa plenitud. Jesús es el rey de ese reino. Precisamente por eso murió en la cruz. Precisamente por eso, Dios, el Padre que ama la vida, lo resucitó y hoy mantenemos viva la esperanza del Reino. 



Para la reflexión

      ¿Estamos todos los que formamos nuestra comunidad al servicio unos de otros? ¿Nos esforzamos para que entre nosotros reinen la fraternidad, la solidaridad y la justicia? ¿Mantenemos la esperanza a pesar de las dificultades que nos encontramos en el camino?