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domingo, 3 de mayo de 2020

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 3 DE MAYO


Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
3 de mayo



A Jesús le agradó presentarse repetidas veces como el Buen Pastor que se preocupa por su ovejas, se desvela y aún muere por ellas.
La piedad cristiana acostumbró también representar a la Virgen María como "la divina Pastora", porque ella también se preocupa por todos los cristianos, que somos "el rebaño" de Jesucristo.
Deja que la divina Pastora te cuide, te busque y te proporcione el alimento espiritual que necesitas; deja que vele por ti y te defienda de los lobos de tus enemigos espirituales; no te alejes de ella, de su protección; incluso no está mal que aspires a ser una de las ovejas regalonas de la divina Pastora.

Madre piadosa, cuida de mi vida y apártala de todo peligro.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY 4° DOMINGO DE PASCUA 3 DE MAYO DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 4º de Pascua - Ciclo A
Hoy, domingo, 3 de mayo de 2020





Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2,14a.36-41):

EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 22,1-3a.3b-4.5

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.



Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (2,20-25):

QUERIDOS hermanos:
Que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien,
eso es una gracia de parte de Dios.
Pues para esto habéis sido llamados,
porque también Cristo padeció por vosotros,
dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.
Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca.
Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban;
sufriendo no profería amenazas;
sino que se entregaba al que juzga rectamente.
Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño,
para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia.
Con sus heridas fuisteis curados.
Pues andabais errantes como ovejas,
pero ahora os habéis convertido
al pastor y guardián de vuestras almas.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 3 de mayo de 2020
Fernando Torres cmf


La puerta del Reino

      La comparación que nos ofrece el Evangelio de hoy nos sitúa ante dos realidades bien diferentes, opuestas y separadas. De un lado está el aprisco. Es el lugar donde se guarda a las ovejas. Allí encuentran refugio frente al frío y el alimento necesario además de protección contra los animales dañinos. Fuera del aprisco es precisamente el lugar donde están esos animales. Fuera del aprisco no hay comida. Fuera del aprisco el frío puede ser mortal. Fuera del aprisco las ovejas están a la intemperie. El lobo amenaza. Nada hay seguro ahí afuera. Pero la comparación de Jesús no se centra ni en los peligros de fuera ni en las comodidades de dentro sino en la puerta. La puerta es el paso obligado por el que las ovejas han de pasar para entrar en el aprisco. Jesús afirma que él es la puerta o, también, que es el dueño de las ovejas. Conoce a cada una por su nombre. Las cuida, las alimenta, las protege. En oposición al ladrón, que salta la valla y sólo entra para robar y matar, Jesús ofrece a las ovejas vida y vida abundante. 

      Toda la comparación se basa, más allá de la imagen concreta, en la contraposición entre vida y muerte. Seguir a Jesús, acercarse a él, la puerta, es encontrarse con la vida. No entrar por esa puerta es quedarse afuera, aislado en medio de los peligros y amenazas. No entrar supone quedarse del lado de la muerte.

      Pero, ¿qué significa para nosotros hoy entrar por la puerta que es Jesús? Alguno podría pensar que la única solución para alejarse de los peligros de los que, según dicen algunos,está lleno el mundo sería pasar todo el día metido en la Iglesia. Ese sería el lugar seguro. Pero se equivoca el que piensa así. Jesús deja bien claro que “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”. 

      Parece claro que entrar por la puerta que es Jesús, encontrarse con él, dejar que sea nuestro único señor, cambia la vida de la persona. No es que cambie el lugar donde la persona tiene que vivir. Lo que cambia es la persona y su forma de relacionarse con el mundo. Tras pasar por la puerta que es Jesús, la persona puede entrar y salir. El mundo ya no es un lugar amenazador y lleno de peligros. Todo el mundo se ha convertido en un aprisco seguro donde puede encontrar pastos y vida. Teniendo a Jesús como pastor, podemos salir del aprisco con confianza, podemos mirar la realidad de otra manera. Sin miedo. La presencia del Resucitado llena el mundo y hace que las personas tengan vida y vida abundante. Con Jesús el cristiano no tiene miedo a nada ni a nadie y su misma presencia en medio del mundo es portadora de salvación para ese mundo.



Para la reflexión

      Somos comunidad cristiana en medio del mundo. ¿Salimos a la calle atemorizados porque el mundo es malo? ¿O contemplamos el mundo como creación de Dios y lugar de la presencia de Jesús? ¿Hemos pasado por la puerta de Jesús? ¿Qué significaría en concreto para mí pasar por la puerta que es Jesús?

HOY 3 DE MAYO SE CELEBRA LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES


Hoy se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
 Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)



Este 03 de mayo, Domingo del Buen Pastor, la Iglesia celebra la 57° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.




Aunque en este año no sea posible celebrarlo en las parroquias de forma pública, los cristianos vuelven a estar llamados a rezar por todas las vocaciones, para que el Señor siga llamando, y los jóvenes puedan decir sí a la llamada.

En su mensaje para la Jornada Mundial de las Vocaciones 2020, el Papa Francisco pidió una Iglesia al servicio de las vocaciones, “abriendo brechas en el corazón de los fieles, para que cada uno pueda descubrir con gratitud la llamada de Dios en su vida, encontrar la valentía de decirle ‘sí’”.

El Papa hace referencia en su mensaje a las cuatro palabras clave “dolor, gratitud, ánimo y alabanza” que, con motivo del 160 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, empleó para expresar el agradecimiento del Pueblo de Dios a los sacerdotes.

A partir del pasaje evangélico de la tempestad en el lago de Tiberíades, el Pontífice reflexionó sobre la primera palabra de la vocación: gratitud. “Navegar en la dirección correcta no es una tarea confiada sólo a nuestros propios esfuerzos, ni depende solamente de las rutas que nosotros escojamos”.

“Es el Señor quien nos concede en primer lugar la valentía para subirnos a la barca y nos indica la orilla hacia la que debemos dirigirnos. Es Él quien, cuando nos llama, se convierte también en nuestro timonel para acompañarnos, mostrarnos la dirección, impedir que nos quedemos varados en los escollos de la indecisión y hacernos capaces de caminar incluso sobre las aguas agitadas”.

La vocación, subrayó el Papa Francisco “llegaremos a descubrirla y a abrazarla cuando nuestro corazón se abra a la gratitud y sepa acoger el paso de Dios en nuestra vida”.

La segunda palabra es ánimo. “Cuando los discípulos vieron que Jesús se acercaba caminando sobre las aguas, pensaron que se trataba de un fantasma y tuvieron miedo. Pero enseguida Jesús los tranquilizó con una palabra que siempre debe acompañar nuestra vida y nuestro camino vocacional: ‘¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!’”.

“El Señor sabe que una opción fundamental de vida –como la de casarse o consagrarse de manera especial a su servicio– requiere valentía. Él conoce las preguntas, las dudas y las dificultades que agitan la barca de nuestro corazón, y por eso nos asegura: ‘No tengas miedo, ¡yo estoy contigo!’”.

Sobre la tercera palabra, dolor, el Papa la reinterpretó como “fatiga”. Afirmó que “toda vocación implica un compromiso”. “Pero nosotros somos como el Apóstol: tenemos deseo y empuje, aunque, al mismo tiempo, estamos marcados por debilidades y temores”.

“A pesar de nuestras fragilidades y carencias, la fe nos permite caminar al encuentro del Señor resucitado y también vencer las tempestades. En efecto, Él nos tiende la mano cuando el cansancio o el miedo amenazan con hundirnos, y nos da el impulso necesario para vivir nuestra vocación con alegría y entusiasmo”.

La acción de Jesús en la vida de las personas queda descrita en ese fragmento evangélico sobre la tempestad en el lago de Tiberíades. “Finalmente, cuando Jesús subió a la barca, el viento cesó y las olas se calmaron”.

“Es una hermosa imagen de lo que el Señor obra en nuestra vida y en los tumultos de la historia, de manera especial cuando atravesamos la tempestad: Él ordena que los vientos contrarios cesen y que las fuerzas del mal, del miedo y de la resignación no tengan más poder sobre nosotros”, dijo el Santo Padre.

La última palabra empleada por el Papa para describir la población es “alabanza”. “Esta es la última palabra de la vocación, y quiere ser también una invitación a cultivar la actitud interior de la Bienaventurada Virgen María. Ella, agradecida por la mirada que Dios le dirigió, abandonó con fe sus miedos y su turbación, abrazó con valentía la llamada e hizo de su vida un eterno canto de alabanza al Señor”.

PAPA FRANCISCO EN DOMINGO DEL BUEN PASTOR RESALTA EJEMPLO DE SACERDOTES Y MÉDICOS


Papa Francisco en Domingo del Buen Pastor resalta ejemplo de sacerdotes y médicos
Redacción ACI Prensa
Crédito: Captura de video / Vatican Media.



Al presidir la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta en el Vaticano en el Cuarto Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor, el Papa Francisco exhortó a que el testimonio de sacerdotes y médicos, muchos de ellos fallecidos atendiendo enfermos de coronavirus COVID-19, “nos ayude a cuidar del santo pueblo fiel de Dios”.

De acuerdo a Vatican News, el Santo Padre señaló que recordar a Jesús el Buen Pastor “me hace pensar en tantos pastores que en el mundo dan su vida por los fieles, incluso en esta pandemia, muchos, más de 100 aquí en Italia han fallecido. También pienso en otros pastores que se preocupan por el bien de la gente, los médicos. Se habla de los médicos, de lo que hacen, pero hay que tener en cuenta que, sólo en Italia, han fallecido 154 médicos, en un acto de servicio”.

Reflexionando sobre las lecturas y el Evangelio del día, el Papa Francisco subrayó que Jesús no solo es el pastor, “sino la ‘puerta’ por la que se entra en el rebaño. Todos los que vinieron y no entraron por esa puerta eran ladrones o bandidos o querían aprovecharse del rebaño: los falsos pastores”.


“Y en la historia de la Iglesia ha habido muchos de estos que explotaron el rebaño. No les interesaba la grey, sino solo hacer una carrera o la política o el dinero. Pero el rebaño los conocía, siempre los conoció e iba a buscar a Dios en sus caminos”, dijo.

“Pero cuando hay un buen pastor, hay un rebaño que sigue adelante, que continúa. El buen pastor escucha al rebaño, conduce al rebaño, cura al rebaño. Y la grey sabe distinguir entre los pastores, no está mal: el rebaño confía en el buen pastor, confía en Jesús”, añadió.

El Papa subrayó que “el estilo de Jesús debe ser el estilo del pastor, no hay otro”.

“Uno de los signos del buen pastor es la mansedumbre, es la mansedumbre. El buen pastor es manso. Un pastor que no es manso no es un buen pastor. Tiene algo escondido, porque la mansedumbre se muestra tal cual es, sin defenderse”, dijo.

“Por el contrario, el pastor es tierno, tiene esa ternura de la cercanía, conoce a las ovejas una a una por su nombre y cuida de cada una como si fuera la única, hasta el punto de que cuando llegan a casa después de un día de trabajo, cansados, se da cuenta de que le falta una, sale a trabajar otra vez para buscarla y la lleva consigo, la lleva sobre sus hombros. Este es el buen pastor, este es Jesús, este es quien nos acompaña en el camino de la vida, a todos”, aseguró.