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domingo, 14 de marzo de 2021

TODO PASA POR ALGO



 Todo pasa por algo

Intentar comprender la acción de Dios en nuestras vidas

Por: Martìn Michel Rojas Rojas | Fuente: Catholic.net



En estos tiempos de aparente incertidumbre ante la contingencia sanitaria que se vive en todo el mundo, en el corazón del hombre pueden surgir legítimos cuestionamientos del por qué ocurren eventos de este tipo, mismos que si no se reflexionan con una perspectiva de fe, terminan provocando desesperanza y frustración en la humanidad. Por ello, meditar acerca de lo bueno o malo que pasa en nuestras vidas a través de los ojos con los que Dios nos mira, ayuda a calmar el alma cuando todo pasa por algo.

En primer lugar, para intentar comprender la acción de Dios en nuestras vidas, en necesario reconocernos como “creaturas" limitadas por nuestra propia condición humana, la cual goza o padece de una inteligencia finita, misma que por más que se esfuerce en entender la mente de su Creador, le será imposible puesto que su naturaleza es distinta y mucho mayor; razón por la que recurrir a - un salto de “fe” - ante aquello que somos incapaces de conocer con nuestros ojos, parece ser la opción más sensata para continuar.

En segundo lugar, ayuda mucho el ejercitar la relación de amistad con Dios a través de la figura del hijo y el Padre. Tratar de acercarnos en la oración y el diálogo mental como un auténtico niño; inocente, confiado y sin ninguna preocupación porque se sabe protegido por sus padres que velan por él. Así Dios se hace presente, nos cuida de todo tropiezo que nos lastime o de cualquier camino que nos lleve al barranco, sin embargo, eso como niños que somos, no logramos verlo, no lo entendemos. Ninguna madre deja que su hijo juegue con las tijeras, aunque este haga berrinche, pues ella solo anhela verlo sano y sin peligro.


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El Padre Jorge Loring S.J., reflexiona en uno de sus populares videos, sobre la humildad que debemos ejercitar para reconocer que “Dios sabe más que nosotros”, y que cuando le pedimos algo y así no sucede, es porque Dios como buen Padre, sabe lo que es mejor, por lo que tener una actitud de confianza en su voluntad, es la mayor ganancia, “hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”, es la frase que toma de San José María Rubio, para explicar la tranquilidad que se obtiene cuando depositamos todo en Él, no empeñándonos en imponer lo que en ocasiones pensamos que es mejor.

La confianza debe partir de una fe a ciegas, sincera y de abandono total en el misterio del plan divino, conscientes de que a Dios no le somos indiferentes, que nos acompaña en todo momento y que solo busca nuestro mayor bienestar; “la salvación eterna”. Por lo que su intervención en nuestras vidas, será de diversas maneras; una palabra de aliento, una crisis, un ascenso, el beso de una madre, un pensamiento, el nacimiento de un hijo, una enfermedad, etc., a sabiendas de que tal vez nunca logremos entender “el por qué” o las “razones”, pero con la certeza de que todo fue por y para algo mejor, agradeciendo por todo aquello que nos da y lo que no nos da.

En tercer y último lugar, no dejar de tener esperanza y orar. El Padre Pío de Pietrelcina decía, “reza, espera y no te preocupes, la preocupación es inútil, Dios es misericordioso y escuchará tu oración” - porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre (Mt 7,8), - Dios pone casi todo, tu pones casi nada, pero Dios no pone su casi todo, si tu no pones tu casi nada, así obra la Divina Providencia.

“Abrazar al Señor, para abrazar la Esperanza” (Papa Francisco, Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia, 27 de marzo de 2020).

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE MARZO DE 2021- CUARTO DOMINGO DE CUARESMA


Lecturas de hoy Domingo 4º de Cuaresma - Ciclo B

Hoy, domingo, 14 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del segundo libro de las Crónicas (36,14-16.19-23):

En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»

En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia:

"El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!"»


Palabra de Dios



Salmo

Sal 136,1-2.3.4.5.6


R/. Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti


Junto a los canales de Babilonia

nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;

en los sauces de sus orillas

colgábamos nuestras cítaras. R/.


Allí los que nos deportaron

nos invitaban a cantar;

nuestros opresores, a divertirlos:

«Cantadnos un cantar de Sión.» R/.


¡Cómo cantar un cántico del Señor

en tierra extranjera!

Si me olvido de ti, Jerusalén,

que se me paralice la mano derecha. R/.


Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti,

si no pongo a Jerusalén

en la cumbre de mis alegrías. R/.



Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,4-10):

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo –por pura gracia estáis salvados–, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.


Palabra de Dios


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,14-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»


Palabra del Señor



«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)


Hoy, la liturgia nos ofrece un aroma anticipado de la alegría pascual. Los ornamentos del celebrante son rosados. Es el domingo "laetare" que nos invita a una serena alegría. «Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis...», canta la antífona de entrada.

Dios quiere que estemos contentos. La psicología más elemental nos dice que una persona que no vive contenta acaba enferma, de cuerpo y de espíritu. Ahora bien, nuestra alegría ha de estar bien fundamentada, ha de ser la expresión de la serenidad de vivir una vida con sentido pleno. De otro modo, la alegría degeneraría en superficialidad y majadería. Santa Teresa distinguía con acierto entre la "santa alegría" y la "loca alegría". Esta última es sólo exterior, dura poco y deja un regusto amargo.

Vivimos tiempos difíciles para la vida de fe. Pero también son tiempos apasionantes. Experimentamos, en cierta manera, el exilio babilónico que canta el salmo. Sí, también nosotros podemos vivir una experiencia de exilio «llorando la nostalgia de Sión» (Sal 136,1). Las dificultades exteriores y, sobre todo, el pecado nos pueden llevar cerca de los ríos de Babilonia. A pesar de todo, hay motivos de esperanza, y Dios nos continúa diciendo: «Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti» (Sal 136,6).

Podemos vivir siempre contentos porque Dios nos ama locamente, tanto que nos «dio a su Hijo único» (Jn 3,16). Pronto acompañaremos a este Hijo único en su camino de muerte y resurrección. Contemplaremos el amor de Aquel que tanto ama que se ha entregado por nosotros, por ti y por mí. Y nos llenaremos de amor y miraremos a Aquel que han traspasado (Jn 19,37), y crecerá en nosotros una alegría que nadie nos podrá quitar.

La verdadera alegría que ilumina nuestra vida no proviene de nuestro esfuerzo. San Pablo nos lo recuerda: no viene de vosotros, es un don de Dios, somos obra suya (Col 1,11). Dejémonos amar por Dios y amémosle, y la alegría será grande en la próxima Pascua y en la vida. Y no olvidemos dejarnos acariciar y regenerar por Dios con una buena confesión antes de Pascua.

MEDITACIÓN DE CUARESMA, DÍA 26, 14 DE MARZO

 



MEDITACIÓN DE CUARESMA

 Día 26º. Domingo 14 de Marzo.



Dolor de los pecados. ¿Qué crimen tan brutal ha cometido este hombre, que ha tenido que pagarlo con una muerte tan horrorosa?, preguntó un mahometano a un sacerdote refiriéndose a un crucifijo que tenía en la mesa. -Él no cometió ningún crimen -respondió éste-; era completamente inocente.

-Pues, ¿Quién lo clavó en este madero?

-Fuimos nosotros los hombres quienes lo hicimos con nuestros pecados -exclamó con tristeza el sacerdote.

-Ahora comprendo -añadió lleno de compasión el mahometano- por qué tienes siempre la imagen del crucificado.

¿Has pensado alguna vez que el pecado supone volver a crucificar al Señor? El Señor espera, una vez que nos ha redimido, que le amemos con obras. Y amar a Dios supone también decirle muchas veces: ¡lo siento! Procura, cuando vayas a preparar tu confesión, pedir mucho perdón a Jesús por los pecados, y también pídele que te dé dolor por ellos, dolor de amor.

Si tienes a mano un crucifijo ahora, puedes hablar con Jesús en la Cruz comentando esto; Jesús, que no me acostumbre a verte crucificado; cada vez que vea un crucifijo trataré de acordarme de decirte: ¡Te amo!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 14 DE MARZO 2021

 



Año de San José


San José, hombre justo y modelo de virtudes,

es el Patrono Universal de la santa Iglesia,

y por lo tanto de todos nosotros.

Es el santo que tuvo en la tierra

la misión más grande y noble:

proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.

 

Marzo 14

Haz glorioso San José que todos los cristianos seamos como dijo Jesús, sal y luz. Sal del mundo que nos Revenga de la corrupción del pecado, y luz que a todos ilumine el camino del cielo. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf) 

PAPA FRANCISCO: DIOS ES EL FUNDAMENTO DE NUESTRA ALEGRÍA, NO UNA TEORÍA SOBRE CÓMO SER FELIZ


 

Papa: Dios es el fundamento de nuestra alegría, no una teoría sobre cómo ser feliz

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco celebró una emotiva Misa en el Vaticano este 14 de marzo, cuarto domingo de Cuaresma,  en la que explicó que “Dios es el fundamento de nuestra alegría, no es una teoría bella sobre cómo ser feliz”.

La Eucaristía se realizó con ocasión de los 500 años de la evangelización de Filipinas en el altar de la cátedra de la Basílica de San Pedro.

La procesión al inicio de la ceremonia eucarística fue presidida por un grupo de fieles filipinos que vestían trajes tradicionales, entre ellos, una mujer que llevaba una pequeña estatua del Santo Niño de Cebú, mientras que un hombre llevaba una reproducción de la Cruz de Magallanes que recuerda la que los evangelizadores llevaron a Filipinas el 21 de abril de 1521.

La Misa fue animada por un coro filipino que entonó canciones tradicionales en inglés y tagalo. Concelebraron con el Pontífice, el vicario del Papa para la Diócesis de Roma, Cardenal Angelo De Donatis y el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos y ex arzobispo de Manila (Filipinas), Cardenal Luis Antonio Tagle.

Durante su homilía, el Papa destacó que “han pasado 500 años desde que el anuncio cristiano llegó por primera vez a Filipinas. Han recibido la alegría del Evangelio: que Dios nos ha amado tanto que dio a su Hijo por nosotros” y añadió que “esta alegría se ve en su pueblo, se ve en sus ojos, en sus rostros, en sus canciones y en sus oraciones. La alegría con la cual ustedes llevan su fe en otras tierras”.

“Muchas veces he dicho que aquí en Roma las mujeres filipinas son ‘contrabandistas’ de fe, porque donde van a trabajar, trabajan, pero siembran la fe, esta es una ‘enfermedad’ generacional, pero ‘bendita enfermedad’, consérvenla. Llevar la fe, aquel anuncio que han recibido hace 500 años y lo llevan ahora”, improvisó el Papa.

En esta línea, el Santo Padre les agradeció “por la alegría que traen al mundo entero y a las comunidades cristianas. Pienso en muchas experiencias hermosas en familias romanas, pero así es en todo el mundo, donde su presencia discreta y trabajadora también ha podido convertirse en testimonio de fe. Con el estilo de María y José: Dios ama traer la alegría de la fe con un servicio humilde y oculto, valiente y perseverante”.

Al reflexionar en la frase del Evangelio de San Juan “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito” el Pontífice destacó que se trata del “corazón del Evangelio, aquí está el fundamento de nuestra alegría” y agregó “el contenido del Evangelio, de hecho, no es una idea ni una doctrina, el contenido del Evangelio es Jesús, el Hijo que el Padre nos ha dado para que tengamos vida”.

De este modo, el Papa indicó que “Dios es el fundamento de nuestra alegría no es una teoría bella sobre cómo ser feliz, sino experimentar ser acompañado y amado en el camino de la vida… ‘Tanto amó al mundo que dio a su Hijo’. Cuanto más se ama, más se es capaz de dar. Esta también es la clave para comprender nuestra vida” y añadió “es lindo encontrar personas que se aman, que se aman y comparten la vida; podemos decir de ellos como de Dios: se aman tanto que dan la vida. No importa solo lo que podemos producir o ganar, lo que importa es sobre todo el amor que sabemos dar”.

“¡Ésta es la fuente de la alegría! Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo… Pienso en lo que vivimos hace una semana en Irak: un pueblo golpeado se regocijaba de alegría; gracias a Dios, a su misericordia”, recordó el Papa.

En este sentido, el Santo Padre advirtió que “a veces buscamos la alegría donde no está, en las ilusiones que se desvanecen, en los sueños de grandeza de nuestro yo, en la aparente seguridad de las cosas materiales, en el culto a nuestra imagen, en muchas cosas. Pero la experiencia de la vida nos enseña que la verdadera alegría es sentirse amado gratuitamente, sentirse acompañado, tener a alguien que comparta nuestros sueños y que, cuando naufragamos, venga a ayudarnos y llevarnos a un puerto seguro”.

“Si escuchar el Evangelio y practicar nuestra fe no ensancha nuestro corazón para hacernos comprender la grandeza de este amor, y quizás nos deslizamos hacia una religiosidad seria, triste, cerrada, entonces es señal de que debemos detenernos y escuchar de nuevo el anuncio de la Buena Noticia: Dios te ama tanto que te da toda su vida”, afirmó.

Por ello, el Santo Padre explicó que “no es un dios que nos mira con indiferencia desde arriba, sino un Padre, un Padre amoroso que se involucra en nuestra historia; no es un dios que se complace en la muerte del pecador, sino un Padre preocupado de que nadie se pierda; no es un dios que condena, sino un Padre que nos salva con el abrazo de su amor que bendice”.

Finalmente, el Papa invitó a “no detener la obra de evangelización, que no es proselitismo. Ese anuncio cristiano que han recibido siempre debe llevarse a los demás; el evangelio de la cercanía de Dios pide expresarse en el amor a los hermanos; el deseo de Dios de que nadie se pierda pide a la Iglesia que ocuparse de los heridos y los marginados” y agregó que “si Dios ama tanto que se entrega a nosotros, la Iglesia también tiene esta misión: no es enviada a juzgar, sino a acoger; no a imponer sino a sembrar; no a condenar, sino a traer a Cristo que es la salvación”, dijo el Papa.

“Nunca se desanimen al recorrer este camino. No tengan miedo de anunciar el Evangelio, de servir y de amar. Y con su alegría podrán asegurar que la Iglesia también diga: “¡Tanto amó al mundo!”. Una Iglesia que ama al mundo sin juzgarlo y que se entrega por el mundo es bella y atractiva. Queridos hermanos y hermanas, deseo que así sea, en Filipinas y en todas las partes de la tierra”, concluyó el Papa.

Antes de finalizar la Misa, el Cardenal Tagle dirigió un conmovedor discurso de agradecimiento de parte de los migrantes filipinos en Roma en el que destacó que “cuando llegan los momentos de soledad, los migrantes filipinos encontramos fuerza en Jesús que viaja con nosotros, Jesús que se hizo niño (Santo Niño) y se dio a conocer como el Nazareno (Jesús Nazareno), cargó la Cruz por nosotros. Estamos seguros del abrazo de nuestra Madre María y de la protección de los santos”.

“Cuando extrañamos a nuestras familias, recurrimos a la parroquia, nuestro segundo hogar. Cuando no hay nadie con quien hablar, abrimos nuestro corazón a Jesús en el Santísimo Sacramento y meditamos en su Palabra. Cuidamos de los niños que se nos confían como si fueran nuestros hijos y de los ancianos como si fueran nuestros padres. Cantamos, sonreímos, reímos, lloramos y comemos”, dijo el Purpurado mientras que el Papa lo escuchaba con mucha atención.

Al finalizar la Misa el Santo Padre recibió de regalo un cuadro y acudió a rezar ante la imagen mariana junto a dos pequeños vestidos con trajes coloridos que entregaron flores a la Virgen mientras que el coro y los asistentes entonaban en tagalo la canción “María, Reina de Filipinas”.