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miércoles, 5 de octubre de 2022
HOY SE CELEBRA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA, APÓSTOL DE LA DIVINA MISERICORDIA
😇 5 DE OCTUBRE | Faustina nació en la aldea de Glogoviec, (Polonia) el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada con el nombre de Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro. A muy temprana edad, Elena fue llamada a hablar con el cielo: “Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios en un jardín precioso”. Muchas veces, aún antes de los siete años, la niña se despertaba durante la noche y se sentaba en la cama. Su mamá veía que estaba rezando, y le decía que regresara a dormir o terminaría perdiendo la cabeza. “Oh, no madre”, Elena le contestaba, “mi ángel guardián me debe haber despertado para rezar.”
Oración para solicitar una gracia através de sor Faustina
Oh Jesús, que hiciste de santa Faustina
una gran devota de tu infinita misericordia,
concédeme por su intercesión,
si fuese esto conforme a tu santísima voluntad.
Yo, pecador, no soy digno de tu misericordia,
pero dígnate mirar el espíritu de entrega
y sacrificio de Sor Faustina
y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas
que a través de ella te presento confiando en Ti
Padre nuestro..., Ave María..., Gloria al Padre...
ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DE MES DE OCTUBRE - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
¿SABÍAS QUE PUEDES GANAR INDULGENCIAS CON EL SANTO ROSARIO?
¿Sabías que puedes ganar indulgencias con el Santo Rosario?
POR ABEL CAMASCA | ACI Prensa
Mucho se ha escrito sobre el poder espiritual que tiene el Santo Rosario, pero tal vez algo poco conocido es la gracia de la indulgencia que se puede obtener con esta oración mariana, la favorita de San Juan Pablo II.
En su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae (Rosario de la Virgen María, 37), el Papa peregrino escribió que “para fomentar esta proyección eclesial del Rosario, la Iglesia ha querido enriquecerlo con santas indulgencias para quien lo recita con las debidas disposiciones”.
Al respecto, la Concesión 17 del Enchiridion Indulgentiarum (Manual de Indulgencias) de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, indica que se concede indulgencia plenaria al fiel que “recite devotamente el Rosario mariano en una iglesia u oratorio, o en familia, en una comunidad religiosa, en una reunión de fieles y en general, cuando varios se reúnen para un fin honesto”.
Asimismo, la indulgencia plenaria se obtiene cuando el fiel “se una devotamente a la recitación de esa misma devoción, cuando es hecha por el Sumo Pontífice y es difundida por medio de un instrumento televisivo o radiofónico. En otras circunstancias la indulgencia será parcial”.
En el caso de la oración vocal “debe añadirse la devota meditación de los misterios” y que en el rezo público, “los misterios deben enunciarse conforme a la costumbre aprobada en el lugar; pero en la recitación privada, basta que el fiel añada a la oración vocal la meditación de los misterios”.
La indulgencia plenaria se puede ganar una vez al día (excepto en peligro de muerte). Es posible obtenerla cumpliendo los requisitos generales que establece la Iglesia: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.
La indulgencia también se puede obtener para un difunto.
Sobre los rosarios bendecidos por sacerdotes u obispos
Por otro lado, el Beato Papa Pablo VI estableció en la Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina (Doctrina de las indulgencias, Norma 17), que “el fiel que emplea con devoción un objeto de piedad (crucifijo, cruz, Rosario, escapulario o medalla), bendecido debidamente por cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial”.
“Y si hubiese sido bendecido por el Sumo Pontífice o por cualquier Obispo, el fiel, empleando devotamente dicho objeto, puede ganar también una indulgencia plenaria en la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, añadiendo alguna fórmula legítima de profesión de fe”.
Al respecto el P. Jhon Phalen Csc, gran propagador de la devoción del Santo Rosario en Familia, advirtió que emplear con devoción un objeto de piedad quiere decir rezar.
“Yo digo que es como una profesión de fe llevar una cruz o hasta el Rosario. Pero el Rosario en sí, más que la cosa concreta, es la oración. Entonces hay que rezarlo”, aclaró el sacerdote. “De otra forma se presta a tener demasiada fe en el objeto y no en Dios… El objeto nos ayuda a comunicarnos, relacionarnos con Dios”, añadió.
Por lo tanto, no basta con llevar el Rosario en el cuello, el bolsillo o el bolso para ganar la indulgencia parcial, sino que se tiene que usar para la oración, para acercarnos más a Dios en la propia vida.
Traducción del latín de la ‘Enchiridion Indulgentiarum’ por P. Pablo Corante, SDB.
EL PAPA FRANCISCO INVITA A SEGUIR EL EJEMPLO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
El Papa Francisco invita a seguir el ejemplo de San Francisco de Asís
POR ALMUDENA MARTÍNEZ-BORDIÚ | ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa
Tras finalizar la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco recordó que ayer se celebró el día de San Francisco de Asís, patrón de Italia.
Como cada 4 de octubre, la Iglesia celebró a San Francisco de Asís, el santo que reconoció a Dios en la naturaleza y a quien el Señor le concedió el don de poder acompañarlo en los dolores de su Pasión.
“Invito a todos a imitar a San Francisco, patrón de Italia, cuya fiesta celebramos ayer”, dijo el Santo Padre ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Además, pidió “que su ejemplo de consagración a Dios, de servicio a los hombres y de fraternidad con las criaturas guíe vuestro camino”.
En el día de San Francisco de Asís, el Papa Francisco publicó un mensaje a través de su perfil oficial de Twitter donde explicó que el santo “se sentía hermano del sol, del mar y del viento”.
“Sembró paz por todas partes y caminó junto a los pobres, los abandonados, los enfermos, los descartados, los últimos ¡Sigamos su ejemplo!”, exclamó el Papa.
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 5 DE OCTUBRE DE 2022
Miércoles 27 del tiempo ordinario
Miércoles 5 de octubre de 2022
Ver 1ª Lectura y Salmo
1ª Lectura (Gál 2,1-2.7-14): Transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén en compañía de Bernabé, llevando también a Tito. Subí por una revelación. Les expuse el Evangelio que predico a los gentiles, aunque en privado, a los más representativos, por si acaso mis afanes de entonces o de antes eran vanos. Al contrario, vieron que Dios me ha encargado de anunciar el Evangelio a los gentiles, como a Pedro de anunciarlo a los judíos; el mismo que capacita a Pedro para su misión entre los judíos me capacita a mí para la mía entre los gentiles. Reconociendo, pues, el don que he recibido, Santiago, Pedro y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de solidaridad, de acuerdo en que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos.
Una sola cosa nos pidieron: que nos acordáramos de sus pobres, esto lo he tomado muy a pecho. Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible. Antes de que llegaran ciertos individuos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquéllos, se retrajo y se puso aparte, temiendo a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron en esta simulación, tanto que el mismo Bernabé se vio arrastrado con ellos a la simulación. Ahora que cuando yo vi que su conducta no cuadraba con la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, siendo judío, vives a lo gentil y no a lo judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a las prácticas judías?».
Salmo responsorial: 116
R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.
Versículo antes del Evangelio (Rom 8,15): Aleluya. Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar: ¡Padre! Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 11,1-4): Sucedió que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».
«Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos»
Fr. Austin Chukwuemeka IHEKWEME
(Ikenanzizi, Nigeria)
Hoy vemos cómo uno de los discípulos le dice a Jesús: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos» (Lc 11,1). La respuesta de Jesús: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación» (Lc 11,2-4), puede ser resumida con una frase: la correcta disposición para la oración cristiana es la disposición de un niño delante de su padre.
Vemos enseguida que la oración, según Jesús, es un trato del tipo “padre-hijo”. Es decir, es un asunto familiar basado en una relación de familiaridad y amor. La imagen de Dios como padre nos habla de una relación basada en el afecto y en la intimidad, y no de poder y autoridad.
Rezar como cristianos supone ponernos en una situación donde vemos a Dios como padre y le hablamos como sus hijos: «Me has escrito: ‘Orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?’. —¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: ¡tratarse!’» (San Josemaría).
Cuando los hijos hablan con sus padres se fijan en una cosa: transmitir en palabras y lenguaje corporal lo que sienten en el corazón. Llegamos a ser mejores mujeres y hombres de oración cuando nuestro trato con Dios se hace más íntimo, como el de un padre con su hijo. De eso nos dejó ejemplo Jesús mismo. Él es el camino.
Y, si acudes a la Virgen, maestra de oración, ¡qué fácil te será! De hecho, «la contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial (...). Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo» (Juan Pablo II).
5 de octubre: Santa Faustina Kowalska, religiosa
Texto del Evangelio (Jn 15,1-8): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».
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«Si permanecéis en mí (…), pedid lo que queráis y lo conseguiréis»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
Hoy es la fiesta de santa Faustina Kowalska (Polonia, 1905-1938), canonizada por san Juan Pablo II el año 2000. Jesucristo la eligió como su “secretaria” para la difusión de la devoción a la Divina Misericordia.
«Permaneced en mí, como yo en vosotros» (Jn 15,4), nos pide Jesucristo. Santa Faustina permaneció muy unida a Nuestro Señor, particularmente asociada a su Pasión. Fiel reflejo de la misericordia de Dios, sor Faustina ofreció generosamente su propia vida en expiación por los pecados de la Humanidad y por la salvación de las almas. Dios aceptó su ofrecimiento y, de hecho, santa Faustina murió afectada por muchos dolores que llevó durante años con paciencia y discreción. Hacia el final de su vida escribía: «Oh Jesús mío, haz conmigo lo que Te agrade. Dame solamente la fuerza para sufrir. Si me sostiene Tu fuerza, aguantaré todo. Oh almas, cuánto las amo».
Jesús no se deja ganar en generosidad: «Si permanecéis en mí (…), pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,7). El amor de santa Faustina a Jesús era tan grande que con sus sufrimientos “ataba las manos” del Señor: «Una vez el Señor me dijo: ‘Hija Mía, tu confianza y tu amor impiden Mi justicia y no puedo castigar porque Me lo impides. Oh, cuánta fuerza tiene el alma llena de confianza». Incluso, naciones enteras deben su existencia a la intercesión de sor Faustina: «El día de hoy lo ofrecí por Rusia, todos mis sufrimientos y mis oraciones los ofrecí por este pobre país. Después de la Santa Comunión, Jesús me dijo: ‘No puedo soportar este país más tiempo, no Me ates las manos, hija Mía’».
Dios nos ha dado a conocer su infinita Misericordia: Él nos la brinda, pero no puede imponérnosla. Por eso, necesita pregoneros de su Amor misericordioso. Hoy el Señor también nos dice a cada uno, como a santa Faustina: «Necesito tus sufrimientos para salvar las almas. Une tus sufrimientos a Mi Pasión y ofrécelos al Padre Celestial por los pecadores».