Los cinco minutos de María
Marzo 24
Cuando el Espíritu Santo desciende sobre los apóstoles el día de Pentecostés, los encuentra arracimados en torno de María; todos ellos con María eran el racimo, unido y compenetrado por Dios para salvarlo; eran la espiga integrada por todos aquellos granos destinados a formar la hostia de la Eucaristía.
María era el elemento de cohesión, la que apretaba los granos e impedía su disgregación. Hoy como ayer ¿María sigue siendo elemento de unión? No te alejes de ella y no te alejarás de tus hermanos, seguirás formando ese racimo y esa espiga en que hallarás tu salvación.
Madre, protégenos de planear sin realizar, de hablar sin vivir, de rezar sin orar.
* P. Alfonso Milagro
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