Papa Francisco: Cuaresma es tiempo de apagar la televisión y abrir la Biblia
Antoine Mekary | ALETEIA
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Hoy, miércoles de cenizas, el Pontífice instó en Cuaresma a buscar el silencio del corazón
El papa Francisco pidió a los fieles apagar el celular y conectarse con el Evangelio, pues, recordó Cuaresma es un tiempo para guardar silencio en el corazón. Lo dijo durante la audiencia general de este miércoles, 26 de febrero de 2020, en la Plaza de San Pedro.
Hoy, en el comienzo de la Cuaresma, el Papa predicó sobre el significado “espiritual del desierto” e invitó seguir a Jesús en este itinerario de oración, de ayuno, silencio y donde fue “tentado por el diablo”.
En su predicación, el Papa recordó que en la Biblia, de hecho, al Señor le encanta hablarnos en el desierto. En el desierto le da a Moisés las “diez palabras”, los diez mandamientos”.
Silencio en el corazón
En el desierto – insistió – se encuentra la intimidad con Dios. “A Jesús le gustaba retirarse todos los días a lugares desiertos para orar (cf. Lc 5:16). Nos enseñó a buscar al Padre, que nos habla en silencio. No es fácil estar en silencio en el corazón, siempre tratamos de ir y hablar con los demás, pero, necesitamos silencio en el corazón”.
La Cuaresma – rememoró – es el momento propicio para hacer sitio a la Palabra de Dios. Es el momento de apagar el televisor y abrir la Biblia. Es el momento de desconectarnos del móvil y conectarnos al Evangelio”.
Desconectarse del móvil para conectar con Dios
Francisco, insistió, es el momento de renunciar a las palabras inútiles, a la charla, a los rumores, a los chismes, y hablar con “tú” Señor. “Es el momento de dedicarnos a una ecología sagrada del corazón. Vivimos en un ambiente contaminado por demasiada violencia verbal, por tantas palabras ofensivas y dañinas, que la red amplifica”.
Francisco, lamentó, que hoy sea tan normal insultar. “Hoy se insultan como si dijeran: ¡buenos días! Estamos inundados de palabras vacías, publicidad, mensajes furtivos. Estamos acostumbrados a escuchar todo sobre todos y nos arriesgamos a caer en una mundanidad que atrofia nuestros corazones. Y no hay un bypass para curar esto, sólo silencio”.
Distinguir la voz del Señor
El Pontífice que insiste en el discernimiento espiritual entre el bien y el mal, afirma, que se trata de una lucha por distinguir la voz del Señor que nos habla, la voz de la conciencia, del bien. “Jesús, llamándonos al desierto, nos invita a escuchar lo que importa, lo importante, lo esencial”.
Volver a lo esencial, instó Francisco. “Al diablo que lo tentó le respondió: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). Como el pan, más que el pan necesitamos de la Palabra de Dios, necesitamos hablar con Dios: necesitamos rezar”.
“Porque sólo ante Dios salen a la luz las inclinaciones del corazón y cae la duplicidad del alma. Aquí está el desierto, un lugar de vida, no de muerte, porque dialogar en silencio con el Señor nos devuelve la vida”.
Desierto, lugar de lo esencial
Francisco propone el desierto como un lugar de lo esencial para mirar la propia vida: “¡cuántas cosas inútiles nos rodean! Perseguimos mil cosas que parecen necesarias y en realidad no lo son. ¡Qué bien nos haría deshacernos de tantas realidades superfluas, redescubrir lo que importa, encontrar los rostros de los que están a nuestro lado!”
“Jesús – continuó- también nos da un ejemplo de esto al ayunar. Ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, a lo superfluo, para ir a lo esencial. Ayunar no es sólo para perder peso, es ir a lo esencial. Es buscar la belleza de una vida más simple”.
Desierto nos lleva a escuchar personas silenciadas
Finalmente, sostuvo, “el desierto es el lugar de la soledad. Incluso hoy, cerca de nosotros, hay muchos desiertos. Son las personas solitarias y abandonadas. ¡Cuántos pobres y ancianos están a nuestro lado y viven en silencio, en silencio, marginados y descartados!”.
El desierto, lleva a la realidad de las personas abandonadas y necesitadas. El “desierto nos lleva a ellos, a aquellos que, silenciados, piden silenciosamente nuestra ayuda. ¡Tantas miradas silenciosas que piden nuestra ayuda!”.
Así, invitó hacer un viaje espiritual por el desierto de Cuaresma. El viaje en el desierto de Cuaresma es un viaje de caridad hacia los más débiles. “Oración, ayuno, obras de misericordia: este es el camino en el desierto de Cuaresma”.
Desierto florecerá
Por último, el papa Francisco citó al profeta Isaías, cuando Dios hizo esta promesa: “He aquí que hago algo nuevo, abriré caminos en el desierto” (Is 43,19). “En el desierto se abre el camino que nos lleva de la muerte a la vida. Entramos en el desierto con Jesús, saldremos de él saboreando la Pascua, el poder del amor de Dios que renueva la vida”.
“Nos pasará como a esos desiertos que florecen en primavera, haciendo que los brotes y las plantas broten repentinamente “de la nada”. Coraje, entremos en este desierto de Cuaresma, sigamos a Jesús: con Él nuestros desiertos florecerán”, concluyó.
Estaba en programa un viaje a Iraq…
Por otro lado, el Papa dirigió su bienvenida cordial a los peregrinos venidos a Roma desde Oriente Medio, Siria, y Egipto, especialmente aquellos venidos desde Iraq. “A ustedes, ciudadanos de Iraq, les digo que les estoy muy cerca, Ustedes son un campo de batalla, ustedes sufren una guerra, de un lado y del otro, yo rezo por ustedes, y rezo por la paz en vuestro país, el cual estaba programado que yo visitará este año. Rezo por ustedes”.
El miedo al coronavirus y el uso de las mascarillas también llegó al Vaticano
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