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jueves, 4 de junio de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 4 DE JUNIO DE 2020


Lecturas de hoy Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Hoy, jueves, 4 de junio de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (31, 31-34):

Ya llegan días – oráculo del Señor – en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será un alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor – oráculo del Señor -.

Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días – oráculo del Señor – : Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo:

«Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor – oráculo del Señor -, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.

Palabra de Dios


Salmo
Salmo: Sal 109, 1bcde. 2.3

R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.

Desde Sion extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora». R. R/.



Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (14, 12a. 22-25):

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:

«Tomad, esto es mi cuerpo».

Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:

«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 4 de junio de 2020
Óscar Romano, cmf


A la paz de Dios:

Equiparar sacerdocio y sacramentos tiene sus peligros. Porque Jesucristo no fue sacerdote de sacramentos.

Bautismo. Que se sepa el suyo; parece que no bautizo a nadie. Era lo que recibió un bautismo de conversión. Si acaso quiere de nosotros un bautismo de Espíritu.

Confirmación. Cuando la llegada del Espíritu en Pentecostés él ya se había ido.

Eucaristía. La primera que fue la última (cena). Una eucaristía que vale toda una vida: cuerpo que se entrega, sangre que se derrama.

Reconciliación. De esto sí que tuvo varias: su vida fue abrir puertas de perdón y misericordia. Aunque los puristas dirán que la fórmula no estaba completa.

Unción. Grande fue su preocupación por la salud de los que peor lo pasaban. Era frecuente oírle decir cuando preguntaba por alguien: que se mejore. Y el caso era que mejoraban.

Orden. Lo suyo iba en otro orden de cosas.

Matrimonio. Que se sepa sí estuvo en una boda, pero nada hace indicar que fuera el testigo cualificado. Lo que sí sabemos es que estuvo en el banquete (hizo un Hannover).

Y entonces, ¿sacerdote?

El sacerdocio de la cercanía. Leer el comentario del lunes.
El sacerdocio del agradecimiento. Leer el comentario del martes.
El sacerdocio de la vida. Leer el comentario del miércoles.
El sacerdocio de la escucha. Leer el comentario del viernes.
El sacerdocio de la generosidad. Leer el comentario del sábado.

Vuestro hermano y amigo
Óscar Romano

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