domingo, 5 de julio de 2015

JULIO, MES DE LA VIRGEN DEL CARMEN


Julio, mes de la Virgen del Carmen
P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.




Hoy empieza julio, el mes de la Virgen del Carmen. En todos los conventos carmelitanos del mundo se celebran numerosos actos en su honor. Hace dos o tres años tuve el gozo de celebrar las fiestas del Carmen y de San Elías en el Monte Carmelo. Este año predicaré un triduo de preparación y el día de la fiesta de la Virgen en Frosinone, una ciudad cercana a Roma. A finales de julio, si Dios quiere, volveré a visitar el Monte Carmelo, guiando una peregrinación a Tierra Santa.

 Benedicto XVI ha escrito cosas muy hermosas sobre el Carmelo y la Virgen del Carmen: «El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los “Carmelitas”, familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, “llegó felizmente a la santa montaña” (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de la Orden Carmelitana. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración».

1. El Monte Carmelo, situado en la Alta Galilea, es una cadena montañosa de 26 Km. de largo, con forma triangular. Por el Sud-Este llega a tener 7 kilómetros de ancho y una altura de 550 metros; mientras que por el Nor-Oeste se estrecha en un promontorio de 170 metros de altura, que se adentra en el Mar Mediterráneo como la proa de un barco, y que los musulmanes del lugar llaman “anf el-jebej” (la nariz de la montaña) y los judíos “ro’sh hakkarmel” (cabeza del Carmelo). En la parte oriental, dominando la llanura de Esdrelón (también llamada de Yezrael), se encuentra nuestro convento del Mu-Hra-Ka (lugar del sacrificio de Elías). En la parte occidental, sobre el promontorio, dominando la bahía de Haifa (la antigua ciudad de Porfirio) se encuentra nuestra casa madre, el santuario Stella Maris, en honor de la Virgen del Carmen, que es también casa de acogida para peregrinos. Muy cerca se encuentra también el monasterio de las Carmelitas Descalzas. La montaña se halla perforada por varios vallecillos, a modo de gargantas o cañones, por los que discurre hacia el mar el agua de los torrentes que se forman cuando llueve. Estos valles son llamados “wadis”. Para nosotros el más importante es el “wadi ‘ain es-Siah” (o “Nahal Siah”), porque allí nació la Orden carmelitana. En la ciudad de Haifa también tenemos un convento, que es al mismo tiempo escuela y parroquia (la más antigua parroquia latina de Tierra Santa).

A pesar de encontrarse en un país semidesértico, el Monte Carmelo se conserva verde todo el año. El rocío proveniente del mar se posa cada noche sobre la montaña, refrescando los pinos, algarrobos, higueras, laureles, romeros, retamas y rosales silvestres, que crecen abundantemente. Además, el torrente Quijón y otras fuentes permiten el cultivo de plantaciones de olivos, almendros, viñedos y campos de cereales a sus pies (en la antigüedad, el valle de Esdrelón era llamado “el granero de Galilea”, así como Castilla fue denominada “el granero del Imperio”). Hoy la fauna se reduce a algunos felinos, roedores, reptiles, aves e insectos; pero, en tiempos pasados, había abundantes conejos, jabalíes, gamos, osos, lobos, e incluso panteras. La presencia de fuentes y la posibilidad de alimentarse con los frutos de la tierra y la caza de animales, ha favorecido el establecimiento de grupos humanos en el Carmelo desde antiguo. La montaña contiene numerosas cuevas, algunas de ellas habitadas desde el Paleolítico.

Tradicionalmente, se ha hecho derivar la palabra “Carmelo” del hebreo “Karem El”, que significa “jardín de Dios” o “viña de Dios”, aunque también se puede traducir sencillamente por “huerto” o “vergel”. La Biblia lo describe como un paraje hermoso y rico de frutos. Las traducciones de la Biblia al griego (los LXX) y al latín (la Vulgata), conservan la palabra “Carmelo” en los pasajes que hablan de un lugar verde y ameno, aunque las ediciones contemporáneas traduzcan por jardín, huerta, vergel… según el contexto.

2. Significado religioso del Monte. Al menos desde hace 3.000 años tenemos documentada la presencia ininterrumpida en el Carmelo de santuarios en honor de las divinidades cananeas y fenicias. El filósofo sirio Yamblico (Iamblichus), del siglo IV a. C., en su libro “vida de Pitágoras” explica que éste se retiró a vivir en la soledad del Carmelo antes de su viaje a Egipto. También escribió que el Monte Carmelo era «el más santo de todos los montes, por lo que el acceso está prohibido a la mayoría». En el siglo III a. C. fue un importante centro de culto en honor de Zeus (en el convento de Stella Maris se conserva un pie de mármol de esta época, exvoto a “Zeus Carmelus Heliopolitanus”). Vespasiano acudió al Carmelo a consultar el oráculo de la montaña (“Oraculum Carmeli Dei”) antes de emprender su campaña contra los judíos. Los testimonios arqueológicos y bibliográficos sobre la persistencia de cultos paganos en distintos lugares de la montaña son muy numerosos.

Dada la presencia multisecular de estos centros de culto pagano, no es extraño que el profeta Elías retara allí a los profetas de los falsos dioses y eligiera el Carmelo para afirmar la divinidad de Yahvé, el único Dios verdadero. Una vez que el Carmelo fue purificado por la presencia de Elías, se convirtió en un punto de referencia para el judaísmo posterior, que veía en él un reclamo perenne a la pureza de la fe y a la práctica sincera de las cláusulas de la Alianza. La relación entre Elías y el Carmelo es tan fuerte, que los habitantes del lugar llaman a la montaña “Jebel Mar Elías” (montaña de San Elías) y numerosos lugares conservan la referencia a Elías en su nombre (“jardín de Elías”, “cueva de Elías”, “fuente de Elías”, “lugar del sacrificio de Elías”, etc.). Incluso unas plantas que crecen en la zona son llamadas “barbas de Elías” y unas piedras redondeadas y huecas, con cristales de cuarzo en su interior (las “geodas”), bastante comunes en la zona, son llamadas “melones de Elías” o “ciruelas de Elías”, dependiendo del tamaño.

La importancia religiosa de las gestas de Elías sobre el Carmelo, hizo que el pueblo mirara con especial simpatía todo el monte y lo asoció a significados nuevos, siempre positivos. A esto ayudó también la abundante flora y fauna. En una tierra tan árida, se convirtió en símbolo de la hermosura y de la fertilidad. Su belleza sirve para piropear a la esposa en el Cantar de los Cantares: «Tu cabeza es como el Carmelo, ¡qué hermosa eres!» (Cant 7,6-7), e incluso para cantar la belleza de la Jerusalén futura, a la que se dará la hermosura del Carmelo (Cf. Is 35,1ss).

Con el pasar del tiempo, el Carmelo se convirtió en el arquetipo de toda la historia de la salvación: es la imagen del jardín que Dios plantó para el hombre, al principio de los tiempos, cargado de todo tipo de frutos apetitosos. Mientras Adán vive en comunión con Dios, puede habitar en el jardín y comer sus frutos. Cuando rompe la comunión, es expulsado del jardín y sus frutos le son vedados. Si el hombre obedece a Dios, el Carmelo florece y le regala sus frutos. Por el contrario, si el hombre desobedece, el Carmelo se seca y se transforma en desierto. Esto se ve perfectamente en un texto del profeta Jeremías, en el que Dios llama a juicio a su pueblo, recordándole las gestas de su amor: lo ha sacado de la esclavitud de Egipto y lo ha conducido a través del desierto para introducirlo en “la tierra del Carmelo”, concretización de las promesas hechas por medio de Moisés: «Os daré una tierra buena, tierra de torrentes y de fuentes, que produce trigo y cebada, viñas, higueras y ganados…» (Dt 8,7ss). Pero Israel ha traicionado a Yahvé, adorando a los dioses falsos, aliándose a los pueblos poderosos y actuando como ellos, abandonando la Alianza, profanando el jardín de Dios (el Carmelo), que ya no puede ofrecer sus frutos al pueblo traidor: «Yo os traje a la tierra del Carmelo (la versión griega traduce “al Carmelo”, sin más) y os di a comer sus frutos y sus bienes, pero vosotros profanasteis mi tierra y la habéis convertido en un lugar aborrecible» (Jr 2,7). Por eso, los profetas anuncian en numerosas ocasiones la devastación del Carmelo como castigo por las infidelidades de Israel, como llamada apremiante a volver al Señor: «Oíd cómo lloran amargamente… La tierra está de luto, el Carmelo está pelado…» (Is 33,9); «Por las maldades de su corazón… el Carmelo se ha convertido en un desierto» (Jr 4,26); «Ruge el Señor desde Sión; los campos de pastoreo están desolados y reseca la cumbre del Carmelo» (Am 1,2); «El Señor se venga de sus enemigos… El Carmelo languidece» (Nah 1,4). Si el hombre persiste en sus pecados y pone su confianza en sus propias fuerzas y no en Dios, el Carmelo no puede ofrecerle sus frutos ni ser para él lugar de descanso. La devastación del Carmelo es la mejor imagen para explicar las graves consecuencias del pecado. Por el contrario, cuando el hombre se arrepiente de sus faltas, Dios envía su lluvia fecunda sobre el Carmelo, que vuelve a ser lugar de bendición y de promesa de plenitud para el creyente. El Carmelo florecido es la mejor imagen para explicar la bendición de Dios.

Los profetas anuncian el reverdecer del Carmelo, o la transformación del desierto en un gran “Carmelo” (vergel), como imagen del perdón de Dios y de los tiempos mesiánicos: «Dentro de muy poco tiempo el Líbano se convertirá en Carmelo y el Carmelo será un bosque, los sordos oirán, los ciegos verán, los humildes se alegrarán con Yahvé y los pobres serán felices…» (Is 29,17). Este Carmelo transfigurado por el poder de Dios, donde reinará la paz y la justicia, será el gran regalo de Dios a su pueblo, que tiene que poner la confianza sólo en Él. Los dones de la Salvación definitiva y del Espíritu Santo también van unidos al Carmelo: «El derecho habitará en la soledad y la justicia en el Carmelo. La paz será obra de la justicia… Mi pueblo descansará en la hermosura de la paz y de la confianza» (Is 32,16-18). Después de cumplir su condena, los desterrados de Israel podrán regresar a una Sión renovada y embellecida con la gloria del Carmelo: «Se alegrará el desierto y la tierra árida, la estepa se regocijará y florecerá como un narciso, dará gritos de alegría, porque le darán la gloria del Líbano y la hermosura del Carmelo y del Sarón; y verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios...» (Is 35,1ss). El regreso de la esclavitud desde Babilonia a la Tierra Prometida se identifica con el regreso al Carmelo, donde se disfrutará de sus frutos: «Haré volver a Israel a su pradera y pacerá hasta saciarse en el Carmelo» (Jr 50,19). Así, en el Carmelo se reúnen las tradiciones sobre la Creación, la Alianza, el pecado del pueblo, el Exilio, las promesas de los profetas… hasta la llegada del Mesías. Un apócrifo del s. IV cuenta que María fue llevada en sueños hasta la gruta del profeta Elías en el Carmelo. Desde allí vio el mar, la montaña, las fértiles huertas… Al contemplar la belleza del lugar, se dijo: «Estoy en el Paraíso». Entonces, el Ángel del Señor le dijo: «No estás en el Paraíso, pero si quieres colaborar con Dios, ofreciéndole tu vida, la tierra entera se convertirá en el Paraíso».

3. El escapulario de la Virgen del Carmen. Desde el s. IV después de Cristo, numerosos ermitaños de lengua griega y de rito bizantino se retiraron a vivir en grutas y monasterios sobre el Monte Carmelo, siguiendo el ejemplo del profeta Elías. En el s. XII, algunos caballeros europeos, que habían participado en las cruzadas, se dan cuenta de que con las armas no se construye el Reino de Dios y se establecen en el Carmelo, donde se consagran a vivir en obsequio de Jesucristo, imitando a la Virgen María. No sabemos cómo se produce la fusión entre griegos y latinos, pero muy pronto encontramos que S. Alberto de Jerusalén escribe una regla de vida para los ermitaños del Carmelo, que empezarán a llamarse «Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo».

Ante la presión musulmana, a lo largo del siglo XIII regresan a Europa y se establecen en Malta, Inglaterra, Francia, España..., donde se transforman en Orden Mendicante, al estilo de los Franciscanos y Dominicos, que surgieron por aquellos años. Los conventos se multiplican y se comienzan a escribir las páginas de una larga y gloriosa historia, llena de Santos, que continúa hasta nuestros días.

Los inicios no fueron fáciles. El Concilio IV de Letrán había prohibido en 1215 la creación de nuevas Órdenes Religiosas. Numerosos obispos no aceptaban la presencia de los Carmelitas en sus diócesis, alegando que eran una Orden nueva y desconocida. De nada servía que los Carmelitas les recordaran sus orígenes antiguos en el Monte Carmelo y que su Regla había sido promulgada por el Patriarca de Jerusalén. Las persecuciones se sucedían, llegando al encarcelamiento de los religiosos. Muchos amigos de la Orden les sugerían que buscaran la ayuda de algún señor feudal, según las costumbres de la época, pero ellos se negaron, afirmando siempre que la única Señora a la que servían y que había de defenderlos era la Virgen María.

Por entonces, la gente normal no disponía de mucho ropa. Sólo tenía una túnica, que se protegía con una especie de bata o gran delantal durante los trabajos. A esta prenda protectora se llamaba «escapulario», porque caía desde las «escápulas» (los hombros). Los siervos de cada señor feudal llevaban estos escapularios de un determinado color y tamaño, con lo que se podían distinguir en las guerras, a la hora de pagar peajes por atravesar las tierras del señor o participar en el mercado, etc. Como los Carmelitas se negaron a tener ningún señor que les protegiera en la tierra, adoptaron el hábito y el escapulario de color pardo, de la lana de oveja sin teñir, que es el que llevaban los pobres y desheredados. Mientras tanto, insistían en que María les protegería.

Un general de la Orden, de origen inglés y de nombre Simón Stock, especialmente devoto de la Virgen, rezaba cada día para que acabaran las persecuciones con la siguiente oración:

Flor del Carmelo,

Viña florida,

Esplendor del cielo,

Virgen singular.

¡Oh, Madre amable!

Mujer sin mancilla

Protege siempre

A los Carmelitas

Estrella del mar.

Entonces sucedió el prodigio. Corría el año de 1251. La Virgen María vino a su encuentro con el escapulario marrón en sus manos, el mismo que los religiosos habían escogido, porque no querían señores feudales que les protegieran, ya que sabían que la Virgen era su Señora y protectora. Y la Virgen le dijo: «Éste escapulario es el signo de mi protección. Quien muera con él no padecerá las penas del infierno». Desde entonces cesaron las persecuciones y el escapulario se convirtió en signo de consagración a María y de su protección continua.

En estos 759 años de historia son innumerables los Fieles que han llevado el Escapulario como signo de su amor a María. También son numerosísimos los prodigios y conversiones que la Virgen Santísima ha realizado entre los que llevan con fe y devoción esta prenda tan humilde. Pío XII escribió: «La devoción al Escapulario ha hecho correr sobre el mundo un río inmenso de gracias espirituales y temporales». Y Pablo VI: «Entre las devociones y prácticas de amor a la Virgen María recomendadas por el Magisterio de la Iglesia a lo largo de los siglos, sobresalen el Rosario mariano y el uso del Escapulario del Carmen». Juan Pablo II lo llevaba siempre consigo y lo recomendó en muchas ocasiones.

Que las celebraciones en honor de la Virgen del Carmen renueven nuestro amor a María y a su Divino Hijo, sabiendo que ellos nunca nos abandonan.

sábado, 4 de julio de 2015

EL SANTO ROSARIO


El SANTO ROSARIO




Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vio pasar un alma que no resplandecía tanto como las demás... y luego vio otra... y una más... De inmediato fue a reclamarle a San Pedro...Oye, Pedro, ¿por qué andan por ahí algunas almas que luego se ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás? Pedro le contestó un tanto nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía costar. ¿Dime por dónde, Tomás? Por todos lados, indicó el quejoso. Vamos a ver -dijo Pedro-, y saliendo de la portería se dirigieron a los jardines.

En efecto, por doquier se veían almas que no resplandecían tanto. Sin embargo se veían felices de estar ahí.

Pues mira, esos no han pasado por la puerta. Yo no los hubiera dejado entrar... puntualizó Pedro. Pues entonces aquí está pasando algo raro, y más nos vale que investiguemos -dijo con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación. Decidieron recorrer las vallas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en una de las vallas, la que quedaba más cerca de la Tierra.

¡ Caramba ! Es por aquí por donde se están colando -dijo con aire triunfal Tomás-. El que hizo esto, lo va a pagar caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo... sentenció Pedro. Se acercaron ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.

Ambos apóstoles se giraron con cara de sorpresa y consternación... Tras un silencio, Pedro dijo: Ay, María no ha cambiado nada. Desde que la conocí en Caná supe que era de esas personas que no dejan de ayudar... (Jn 2, 1-11) Tomás resignado dijo: Si ni su Hijo se le escapa. ¿Te acuerdas de que no quería hacer el milagro de las bodas de Caná y con una sola mirada de Ella accedió? Pedro concluyó diciendo: Mira, Tomás, tú y yo no hemos visto nada... .

¿Vosotros también?, resonó una voz que los sobresaltó... Con cara de asustados se volvieron hacia el Señor y percibieron una grata sonrisa. Él les dijo: "No os preocupéis... Son cosas de Mamá".

Este es un simple cuentecillo, pero que sin duda refleja una gran verdad. Una vida Espiritual sólida se debe basar en el rezo diario del Rosario. Es habitual escuchar frases como "Tengo mucho que hacer, no tengo tiempo para el Rosario, etc." Nuestro principal deber es alcanzar la vida eterna... ¿De qué nos serviría ganar el mundo entero si perdemos nuestra alma?

LA BUENA MADRE, LA VIRGEN MARÍA


LAS LETANÍAS SON ALABANZAS, PIROPOS DE AMOR, DE TERNURA


Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura
Rosario. Letanías

Las Letanías del Rosario. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. Sólo quien ama a María las entiende. 


Por: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net 




Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. ¿Te gustan? Sí amas, sí comprendes.

El que las inventó sí amaba, sí comprendía. Son, en definitiva, un poema de amor; sólo quien ama a María lo entiende. Dile a los enamorados que son aburridos porque repiten con frecuencia frases de amor.

Santa María
Es el nombre de la mujer más maravillosa... ¡Cuantas iglesias dedicadas a su nombre!¡Cuantas mujeres llevan este nombre de María! Por algo será. Yo me llamo Mariano y me alegro de llevar ese nombre. Cuanta gente canta, reza, dice ese nombre que a los mismos ángeles impresiona y enternece el corazón de Dios. Los ángeles obedecen a Dios y luego a su Reina, a una mujer, una criatura humana, a María.

Nosotros le hemos puesto un sobrenombre llamándola Santa María de Guadalupe. Cuanto significa este nombre para los mexicanos.

María es amor, toda amor; es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios para nosotros.

Santa Madre de Dios
Esta es su grandeza incomparable, Nos merece un respeto tremendo. Pero su amor y humildad la convierten en una Madre incomparable, única. Podía el Hijo de Dios habérsela quedado. Era suya, solo suya y toda suya. Pero el amor es donación y entrega. Y por amor -¡qué grande amor!- nos la regaló. Cristo nos dio el derecho de ser sus hijos.
La sangre que Cristo derramó en el Calvario esa la sangre de una mártir,, era su propia sangre. Dios lleva en sus venas la sangre de María.

Santa Virgen de las vírgenes
Es la inmaculada, la llena de gracia, La hicieron las manos del tres veces santo para ser digna morada del Hijo de Dios.
Está a la cabeza de todas las vírgenes, es reina de todas ejemplo para cada una de ellas.

Madre de Cristo
La sangre que derramó en el Calvario era la sangre de una mártir, María, la Corredentora. Madre del Niño Jesús que nació de Ella en Belén. Madre del Cristo que predicó en Palestina. Madre del Cristo del Calvario: Madre mártir.

Madre de la Iglesia
Pablo VI le otorgó ese título durante el Concilio Vaticano II. Madre de Cristo Cabeza, Madre de su cuerpo, la Iglesia. Madre de todos nosotros: madre tuya, madre mía. Una prueba de que Jesús nos ha tomado en serio como hermanos es que nos ha dado a su Madre, y para siempre.
Te cuida y te ama como si fueras el único. Pero María no puede besar al hijo que la rechaza, no puede curar al hijo que no la quiere, no puede ayudar al hijo que la rehuye. No puede ser Madre de quien no quiere ser su hijo. Y es más madre de quien desea con toda su alma ser hijo suyo.
Madre que cuida de una manera especial a sus hijos enfermos, pecadores, tristes... Madre de las almas consagradas. Para Jesús son sagrados, para María también.
Mexicano, si alguna vez has sentido en tu corazón un algo de ternura por la Morenita del Tepeyac, ten cuidado, te la quieren arrebatar. Te habrán quitado mucho. Ya solo nos falta que nos quiten la fe en Dios y en la Virgen de Guadalupe. Y a ver qué nos queda de mexicanos.

Madre de la divina gracia
No en el sentido de productora de la gracia, sino distribuidora, medianera de la misma. Todas las gracias que recibes pasan por las manos de una Madre, por voluntad de Dios. Al ser la Madre de Cristo m de alguna manera es la madre de esa gracia que Cristo nos dio. Porque el sí de María pondría en marcha la Redención de los hombres, la redención que nos otorgaría la gracia.

Madre purísima. Castísima, virginal, inmaculada
Un abismo de pureza. La Mujer con mayúscula fue una mujer purísima. Cualquier mujer que quiera conservar su grandeza, no puede menospreciar esta virtud. La impureza te hace menos mujer y te acerca al reino inferior de la naturaleza. Las mujeres, las muchachas que hoy aman la pureza y la tratan de vivir tienen el beneplácito de Dios y la sonrisa de la Mujer ideal.
Con ello no quiero decir que las caídas en este campo no se puedan reparar. Como nadie dice que un vestido manchado no se puede lavar.
Los gustos del cielo tan distintos a los del mundo. ¿Qué han hecho de la mujer? Hoy la mujer ideal es totalmente distinta. Si eres mujer, escoge el perfil del cielo o el de la tierra.
La pureza no roba belleza a una persona, al contrario, la realza. El rostro más bellos y los ojos más hermosos son aquellos en los que se refleja Dios. La mujer pura tiene un encanto adicional, un toque de cielo azul, aunque hoy no se le quiera tener en cuanta. Si se quiere rescatar al mundo debe ser desde la mujer, Y gran parte del recate de la mujer se llama castidad.

Madre amable
Digna de todo nuestro amor.
Por lo buena que es
Por lo santa
Por ser mi Madre
Por todo lo que le debo
Porque, después de Dios, nadie me quiere tanto
Por su encantadora sencillez.
María es digna de todo nuestro amor. Totus tuus. Todo tuyo y para siempre.
Te quiero, madre dela cielo, como quiero al mismo cielo, como quiero los bellos paisajes, los mares, los ríos, las montañas... Te quiero en los amaneceres y puestas de sol, en las flores de la pradera. Lo mismo que siento a Dios, te siento a Ti en cada rosa, en el canto del jilguero, en las estrellas de la noche. Algo de tu hermosura ha quedado en la naturaleza. Y por eso te veo en todas partes.




LA VIRGEN MARÍA, UNA MUJER INMENSAMENTE FELIZ


María, una mujer inmensamente feliz
Tenía a Dios, y, a quien tiene a Dios, nada la falta. Tu también puedes ser como Ella.


Por: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net 




María fue una mujer inmensamente feliz... Su presupuesto era de dos reales. No tenía dinero, coche, lavadora, televisor ni computadora, ni títulos académicos. No era directora del jardín de niños de Nazareth. Tampoco presumía de nombramientos, como Miss Nazareth. María a secas. No salió en la televisión ni en los periódicos.

Pero poseía una sólida base de fe, esperanza y caridad y de todas las virtudes. Tenía gracia y santidad...Tenía a Dios, y, a quien tiene a Dios, nada la falta.

Tú puedes ser, deberías ser, una mujer inmensamente feliz, aunque no tengas muchas cosas materiales. Aunque no seas famosa, rica, artista o cosas del género. Pero, si tienes a Dios, las virtudes teologales, la santidad a la mano.

No debes pretender, aspirar, ansiar demasiadas cosas materiales... La grandeza de un alma está en su interior, va por dentro. Lo de fuera es ruido, música, bombo y platillo, viento, humo, oropel, incienso, hojarasca, apariencia, nada. Por dentro va la santidad, la fe, el amor.

La Virgen no se quejaba: de ir a Egipto, de que Dios le pidiera tanto. La sonrisa de la Virgen era lo mejor de su rostro. ¿Cómo reaccionaría ante las adversidades, dificultades, cólera de los vecinos?

No te quejes: del tiempo, de la comida, del trabajo, de tus compañeras, de tus limitaciones, de tu falta de lujo. Trata de sonreír como Ella.

María veía la Providencia en todo: en los lirios del campo, en los amaneceres... en la tormenta. Cuando no había dinero. Cuando tenía que ausentarse. Cuando alguna vecina se ponía necia y molestaba.

Lo más admirable de María era el amor. Lo más grande de la mujer debe ser el amor. El amor es un talismán, una varita mágica que transforma todo en maravilla. Dios te ha dado este don en abundancia. Si lo emplearas bien, haría de ti una gran mujer, una ferviente cristiana, una esposa y madre admirable. Pero, si dejas que el amor se corrompa en ti, ¡pobre mujer!

María Magdalena tenía una gran capacidad de amar. La empleó mal, y se convirtió en una mujer de mala vida. Pero, después de encontrarse con Jesucristo, utilizó aquella capacidad para amar apasionadamente a Dios y a los demás, y hoy es una gran santa y una gran mujer.



viernes, 3 de julio de 2015

ORACIÓN A DIOS PARA VIVIR EN PAZ EN LA FAMILIA


ORACIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



PENSAMIENTOS MARIANOS EN IMÁGENES




SALUTACIONES A LA VIRGEN DEL CARMEN


PRIMER VIERNES DEL MES DE JULIO: VIERNES 3 DE JULIO DEL 2015 - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMER VIERNES DEL MES DE JULIO
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Viernes 3 de Julio del 2015


Breve Consideración: Jesús a Santa Margarita María de Alacoque: " Sabes, hija mía, que soy un Maestro santo, y que enseño la santidad; soy puro y no podría soportar la más leve mancha. De ahí que aborrezca las almas tibias y cobardes. Aquí tienes, en mi Sagrado Corazón, un divino  purgatorio de amor, en el que te puedes purificar de toda las miserias del camino; entra en ese edén delicioso y coge, como te agrade, que ha de ser tu tabernáculo de santidad."


ORACIÓN
Plegaria de Reparación.

!Oh Sagrado Corazón! Bien debido tienes el tributo de amor de todos los corazones, a quienes has querido y obligado hasta lo infinito. !Ay!, y no recibes de ellos más que ingratitudes y desvíos, sobre todo del mío, que tan merecido tiene tus enojos. Pero como eres un Corazón todo bondad, de esa misma bondad quiero valerme para mi perdón... !Oh dulcísimo Corazón! Si el dolor y la confusión de un alma que reconoce su error es capaz de satisfacerte, perdona a este mi corazón, confundido por sus propias infidelidades y sinceramente arrepentido de ellas.
Corazón de mi Dios, a quien sólo agrada el perdonar, perdona a este pobre y miserable corazón...Todas mis potencias se juntan en una para ofrecerte humildemente este homenaje de reparación.

!Oh Corazón de Jesús! Yo te entrego y consagro, en este instante, todo mi amor, en su propio manantial, que es mi corazón y te lo entrego con irrevocable voluntad, aunque con viva confusión, pues menosprecié por tanto tiempo la riqueza de tus bienes.
Suplico a los más ardientes serafines que ofrezcan al Señor las llamas en que se abrasan, y reparen con ellas la poquedad del amor de todas las criaturas, y en especial del mío. Amén.

(De Santa Margarita María de Alacoque)




SÉPTIMA PROMESA: 
Las almas tibias se enfervorizarán por esta devoción.


(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)

LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.



Una palabra de Margarita María de Alacoque a sus hermanos asociados: "Gocen todos los que no tienen vuestra vocación con subir al Tabor; en cuanto a nosotros, considerémonos predestinados de no conocer otro camino que el del Calvario, avalorado con los azotes y las espinas del Maestro, y sin más iruición que la de haber perdido la vida en su Corazón, que es la fuente de vida"

Un Padre Nuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.


ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (tres veces)
Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

miércoles, 1 de julio de 2015

LAS CUATRO VELAS


LAS CUATRO VELAS



Las cuatro velas se quemaban lentamente.

En el ambiente había tal silencio que se podía oír el diálogo que mantenían.

La primera dijo: – ¡YO SOY LA PAZ! Pero las personas no consiguen mantenerme. Creo que me voy a apagar.

Y, disminuyendo su fuego rápidamente, se apagó por completo.

Dijo la segunda: – ¡YO SOY LA FE! Lamentablemente a los hombres les parezco superflua. Las personas no quieren saber de mí. No tiene sentido permanecer encendida. 

Cuando terminó de hablar, una brisa pasó suavemente sobre ella y se apagó.

Rápida y triste, la tercera vela se manifestó: – ¡YO SOY EL AMOR! No tengo fuerzas para seguir encendida. Las personas me dejan a un lado y no comprenden mi importancia. Se olvidan hasta de aquellos que están muy cerca y les aman. Y, sin esperar más, se apagó.

De repente… entró un joven y vio las tres velas apagadas. -Pero, ¿qué es esto?. Deberíais estar encendidas hasta el final. 

Entonces, la cuarta vela habló: – No tengas miedo: mientras yo tenga fuego, podremos encender las demás velas. ¡YO SOY LA ESPERANZA!

El joven, con los ojos brillantes, agarró la vela que todavía ardía… y encendió las demás.

¡QUE LA ESPERANZA NUNCA SE APAGUE DENTRO DE NOSOTROS!

¡…y que cada uno de nosotros sepamos ser la herramienta que los jóvenes necesitan para mantener la Esperanza, la Fe, la Paz y el Amor !!!

Dios hecho hombre en la persona de Jesús, vino al mundo y vivió entre nosotros y él nos anunció. 

Yo soy el camino, la verdad, y la vida. (Juan 13,6) 

Si ponemos nuestra esperanza en Jesús, el mundo cambiará, porque él nunca nos fallará. 

Aunque parece que el mundo está autodestruyéndose y que las cosas van mal, tened en cuenta que Jesús nos dijo: En el mundo tendreis tribulaciones, pero ánimo, que yo he vencido el mundo. Juan 16, 33. 

Esta es nuestra esperanza. Amigos, ¡¡¡mantened siempre esta llama encendida!!!

EL SANTO ROSARIO - MEDITACIÓN


El SANTO ROSARIO



Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vio pasar un alma que no resplandecía tanto como las demás... y luego vio otra... y una más... De inmediato fue a reclamarle a San Pedro...Oye, Pedro, ¿por qué andan por ahí algunas almas que luego se ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás? Pedro le contestó un tanto nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía costar. ¿Dime por dónde, Tomás? Por todos lados, indicó el quejoso. Vamos a ver -dijo Pedro-, y saliendo de la portería se dirigieron a los jardines.

En efecto, por doquier se veían almas que no resplandecían tanto. Sin embargo se veían felices de estar ahí.

Pues mira, esos no han pasado por la puerta. Yo no los hubiera dejado entrar... puntualizó Pedro. Pues entonces aquí está pasando algo raro, y más nos vale que investiguemos -dijo con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación. Decidieron recorrer las vallas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en una de las vallas, la que quedaba más cerca de la Tierra.

¡ Caramba ! Es por aquí por donde se están colando -dijo con aire triunfal Tomás-. El que hizo esto, lo va a pagar caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo... sentenció Pedro. Se acercaron ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.

Ambos apóstoles se giraron con cara de sorpresa y consternación... Tras un silencio, Pedro dijo: Ay, María no ha cambiado nada. Desde que la conocí en Caná supe que era de esas personas que no dejan de ayudar... (Jn 2, 1-11) Tomás resignado dijo: Si ni su Hijo se le escapa. ¿Te acuerdas de que no quería hacer el milagro de las bodas de Caná y con una sola mirada de Ella accedió? Pedro concluyó diciendo: Mira, Tomás, tú y yo no hemos visto nada... .

¿Vosotros también?, resonó una voz que los sobresaltó... Con cara de asustados se volvieron hacia el Señor y percibieron una grata sonrisa. Él les dijo: "No os preocupéis... Son cosas de Mamá".

Este es un simple cuentecillo, pero que sin duda refleja una gran verdad. Una vida Espiritual sólida se debe basar en el rezo diario del Rosario. Es habitual escuchar frases como "Tengo mucho que hacer, no tengo tiempo para el Rosario, etc." Nuestro principal deber es alcanzar la vida eterna... ¿De qué nos serviría ganar el mundo entero si perdemos nuestra alma?

martes, 30 de junio de 2015

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: MARTES 30 DE JUNIO DEL 2015


Nardo del 30 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Camino, Verdad y Vida!

Meditación: Sabes, Señor, me parece verte en una colina de la hermosa Galilea. Vestido de blanco estás, el manto no llevas, Tus discípulos están descansando y el cielo se está pintando de un rojo tornasolado. Se levanta un rico olor a tierra mojada, y sobre la colina en que pones Tu mirada un trigal se alza, parece como que el campo se ha vestido de dorado para alabar al Dios de lo alto. En la otra colina, sencillas flores multicolores esparcidas la tapizan, y sonríen al nuevo día. Más allá hay un campo ralo en el que no crece ningún sembrado. Señor, me parece que me quieres decir que el mundo así está. A pesar de que toda la tierra fue regada con la Santísima Sangre de Mi Señor, en muchos lugares la semilla no germinó pues no se trabajó con fe y amor. Fue entonces que la planta murió y la tierra en desierto se convirtió. La otra colina en la que germinan flores sencillas son las que han luchado en un campo no tan trabajado, pero donde los talentos a Dios se han presentado y El los ha premiado. El trigal del cual se saca el Pan son todos aquellos a quienes el Señor eligió para ser Sus testigos, y que se vistieron de dorado, abrazándose con nardos pues junto a El su vida han entregado.
Señor, que en la Santa Llaga de Tu Corazón nos abrazas a todos con el Fuego del Amor, escóndenos allí hoy, para evitar que caigamos en el mal. Purifícanos cual metal, para que alcancemos la Verdadera Vida en la Tierra Prometida.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Llenemos el altar que hemos preparado de flores físicas y espirituales, y cantemos en alabanza al Corazón del Amor, que es Jesús, Nuestro Redentor.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.


SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN TI CONFÍO, MÁS AUMENTA MI FE

BENDITA SEA TU PUREZA


ESTAMPA CON ORACIÓN DEL AVE MARÍA



lunes, 29 de junio de 2015

A TI TE DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS


A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos
Solemnidades y fiestas


Mateo 16, 13-19. Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Ellos encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra. 


Por: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». 

Oración introductoria
Cristo, san Pedro y san Pablo, y muchos otros, dieron su vida porque creían en el amor, en la locura de tu amor que te llevó al extremo de morir en la cruz. Dame la gracia de comprender, en esta oración, que debo buscar vivir, transmitir y ser testigo de ese amor.

Petición
Dios mío, que este tiempo de oración sea una expresión de mi amor.

Meditación del Papa Benedicto XVI
Pedro responde: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Acto seguido, Jesús pronuncia la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (...). A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos". Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy claras: Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; tendrá las llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno; por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo. Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Así queda descrito con imágenes muy plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con el término: "primado de jurisdicción". Benedicto XVI, 7 de junio de 2006.

Reflexión
Cristo pregunta a sus apóstoles: ¿quién dice la gente que soy yo? Pone esta pregunta sólo después de haber llevado a término su misión de enseñar lo que el Padre le ha dicho. Podría decirse que el caso ya está expuesto y ahora llega el momento de pronunciar el juicio. Sin embargo, la gente que ha visto y oído todas las pruebas necesarias para reconocerlo como Mesías, no termina por comprender sus signos. Es como si un velo cubriera sus ojos y les impidiese dar una respuesta segura y convincente: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo."

Para Pedro, al igual que para Pablo tiempo después, Cristo fue un auténtico enigma difícil de descifrar. Por ejemplo, ¿qué pensaría Pedro al ver a su maestro caminando sobre las aguas? O ¿cuáles sentimientos fluirían es su corazón cuando escucha de Cristo "sobre ti edificaré mi Iglesia" y más tarde le dice "apártate de mí Satanás."

Este misterio sobre Cristo lo comprenderíamos mejor con los ojos de la fe que nos da el Padre. Mientras la fe no sea le oxígeno de nuestra vida, no seremos capaces de reconocer a Cristo como el Mesías. Por esto Cristo le dice a Pedro "dichoso Tú, Pedro, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre sino mi Padre que está en el cielo."

El don de la fe se lo dona el Padre a Pedro no por mérito de Pedro ni por sus cualidades personales -era pescador- sino por su propia bondad Dios. Es el don más precioso, el de reconocer a Dios como Mesías, como la auténtica luz que guiará nuestros pasos hacia la felicidad eterna. Y gracias a la fe Pedro y Pablo encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra.

Propósito
Haré una oración especial por el Papa Francisco, pidiendo a Dios lo ilumine y lo fortalezca en su misión.

Diálogo con Cristo
Señor, siendo fiel a la Iglesia, estoy seguro que te soy fiel. Estar en comunión con el Papa es estar en comunión contigo. Por eso hoy te quiero confirmar mi amor y mi deseo de caminar siempre al paso de la Iglesia, sin poner límites a mi servicio ni a mi amor.
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