viernes, 9 de diciembre de 2016

HOY 9 DE DICIEMBRE SE CELEBRA A SAN JUAN DIEGO, VIDENTE DE LA VIRGEN DE GUADALUPE


Hoy 9 de diciembre se celebra a San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe


 (ACI).- “¡Amado Juan Diego, ‘el águila que habla’! Enséñanos el camino que lleva a la Virgen Morena del Tepeyac, para que ella nos reciba en lo íntimo de su corazón”, dijo San Juan Pablo II en la canonización de San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe, y cuya fiestase celebra cada 9 de diciembre.

Según la tradición, San Juan Diego nació en 1474 en Cuauhtitlán, entonces reino de Texcoco, perteneciente a la etnia de los chichimecas, y hoy territorio mexicano. Su nombre era Cuauhtlatoatzin, que en su lengua materna significaba “Águila que habla” o “El que habla con un águila”.

Siendo adulto y padre de familia, se sintió atraído por la doctrina de los sacerdotes franciscanos que llegaron a México en 1524 y recibió el bautismo con su esposa María Lucía. Los dos se casaron cristianamente, pero tiempo después falleció su esposa.


El 9 de diciembre de 1531 se le apareció, en un lugar denominado Tepeyac, la Virgen María, quien se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”. La Virgen le encomendó que en su nombre le pidiese al Obispo Capitalino, el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una Iglesia en el lugar de la aparición.

El Obispo no aceptó la idea y la Virgen le pidió que insistiera. Al día siguiente, Juan Diego volvió a encontrar al Prelado, quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas objetivas del prodigio.

El martes 12 de diciembre, la Virgen se le presentó y lo consoló, invitándolo a subir a la cima de la colina del Tepeyac para que recogiera flores y se las trajera. A pesar de la estación invernal y la aridez del lugar, San Juan Diego encontró flores muy hermosas y la colocó en su “tilma”. La Virgen luego le mandó que se las presentara al Obispo.

Estando frente al Prelado, el Santo abrió su “tilma” y dejó caer las flore. En el tejido apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe, que desde ese momento se convirtió en el corazón espiritual de la Iglesia en México y en una de las mayores devociones marianas que permanece con fuerza hasta nuestros días.


San Juan Diego, con el permiso del Obispo, pasó a vivir en una pobre casa junto al templo de la “Señora del Cielo”. Limpiaba la capilla y acogía a los peregrinos que visitaban el lugar, donde hoy se eleva un gran templo.

El laico San Juan Diego partió a la Casa del Padre en 1548 y gozó de tanta estima que sus contemporáneos solían decir: “Que Dios te haga como Juan Diego”. Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1990 y canonizado por el Papa peregrino en el 2002.




San Juan Diego
9 de Diciembre



San Juan Diego nació en 1474 en el "calpulli" de Tlayacac en Cuauhtitlán, estaba localizado a 20 kilómetros al norte de Tenochnitlán, México; establecido en 1168 por la tribu nahua y conquistado por el jefe Azteca Axayacatl en 1467. Cuando nació recibió el nombre de Cuauhtlatoatzin, que quiere decir "el que habla como águila" o "águila que habla".

Juan Diego perteneció a la más numerosa y baja clase del Imperio Azteca; según el Nican Mopohua, era un "macehualli", o "pobre indio", es decir uno que no pertenecía a ninguna de las categorías sociales del Imperio, como funcionarios, sacerdotes, guerreros, mercaderes, etc., ni tampoco formaba parte de la clase de los esclavos. Hablándole a Nuestra Señora él se describe como "un hombrecillo" o un don nadie, y atribuye a esto su falta de credibilidad ante el Obispo.

Se dedicó a trabajar la tierra y fabricar matas las que luego vendía. Poseía un terreno en el que construyó una pequeña vivienda. Más adelante, contrajo matrimonio con una nativa sin llegar a tener hijos.

Opción por Jesucristo Juan Diego antes de su conversión era un hombre muy devoto y religioso, -como lo testifica las Informaciones Guadalupanas de 1666-, esto lo ayudó a poder estar mejor preparado para que, entre los años de 1524 y 1525, realice una opción total por el Señor Jesús, bautizándose junto a su esposa; él recibió el nombre de Juan Diego y ella el de María Lucía. Fueron bautizados por el misionero franciscano Fray Toribio de Benavente, llamado por los indios "Motolinia" o " el pobre", por su extrema gentileza y piedad y las ropas raídas que vestía. De acuerdo a la primera investigación formal realizada por la Iglesia sobre los sucesos -las Informaciones Guadalupanas de 1666-, Juan Diego parece haber sido un hombre muy devoto y religioso, aún antes de su conversión.

Hombre de Dios

Desde el siglo XVI, existen documentos en donde se sabe de la vida y fama de santidad de Juan Diego, uno de los más importantes fue, sin lugar a dudas, las llamadas Informaciones Jurídicas de 1666, importante Proceso Canónico, aprobado después por la Santa Sede y constituido como Proceso Apostólico, cuando se pidió la aprobación para celebrar la Fiesta de la Virgen de Guadalupe los días 12 de Diciembre. Estas Informaciones están constituidas por testimonios de ancianos vecinos de Cuauhtitlán (alguno de ellos de más de cien años de edad); quienes testificaron y confirmaron la vida ejemplar de Juan Diego.

Gracias a muchas personas que lo conocieron, sabemos cómo era el joven modélico. Uno de estos testigos, Marcos Pacheco, sintetizó la personalidad y la fama de santidad de Juan Diego: "Era un indio que vivía honesta y recogidamente y que era muy buen cristiano y temeroso de Dios y de su conciencia, de muy buenas costumbres y modo de proceder"; en tanta manera que, en muchas ocasiones, le decía a este testigo su Tía: "Dios os haga como Juan Diego y su Tío", porque los tenía por muy buenos indios y muy buenos cristianos"; otro testimonio es el de Andrés Juan quien decía que Juan Diego era un "Varón Santo"; en estos conceptos concuerdan, unánimes, los otros testigos en estas Informaciones Jurídicas, como por ejemplo: Gabriel Xuárez, doña Juana de la Concepción, don Pablo Xuárez, don Martín de San Luis, don Juan Xuárez, Catarina Mónica, etc.

Juan Diego, efectivamente, era para el pueblo "un indio bueno y cristiano", o un "varón santo"; ya sólo estos títulos bastarían para entender la fortaleza de su fama; pues los indios eran muy exigentes para atribuir a alguno de ellos el apelativo de "buen indio" y mucho menos atribuir que era tan "bueno" que llegaba a considerarse ya "santo" como para pedirle a Dios que a sus propios hijos o familiares los hiciera igual de buenos y santos como a Juan Diego.

Ardor por la santidad

San Juan Diego era muy reservado y de un místico carácter, le gustaba el silencio y realizaba frecuentes penitencias, solía caminar desde su poblado hasta Tenochtitlán, a 20 kilómetros de distancia, para recibir instrucción religiosa. Tras la muerte de su esposa María Lucía en 1529, Juan Diego se fue a vivir con su tío Juan Bernardino en Tolpetlac, a sólo 14 kilómetros de la iglesia de Tlatilolco, Tenochtitlán.

El caminaba cada sábado y domingo a la iglesia, partiendo a la mañana muy temprano, antes que amaneciera, para llegar a tiempo a la Santa Misa y a las clases de instrucción religiosa. Caminaba descalzo, como la gente de su clase macehualli, ya que sólo los miembros de las clases superiores de los aztecas usaban cactlis, o sandalias, confeccionadas con fibras vegetales o de pieles. En esas frías madrugadas usaba para protegerse del frío una manta, tilma o ayate, tejida con fibras del maguey, el cactus típico de la región. El algodón era solo usado por los aztecas más privilegiados.

Milagroso encuentro

El Sábado 9 de Diciembre de 1531, muy de mañana, durante una de sus caminatas camino a Tenochtitlán, -recorridos que solían tomar unas tres horas y media a través de montañas y poblados-, Juan Diego se dirigía a la Misa Sabatina de la Virgen María y al catecismo, a la "doctrina" en Tlatelolco, atendida por los franciscanos del primer convento que entonces se había erigido en la Ciudad de México.

Cuando el humilde indio llegó a las faldas del cerro llamado Tepeyac, -en donde actualmente se le conoce como "Capilla del Cerrito"-, de repente escuchó cantos preciosos, armoniosos y dulces que venían de lo alto del cerro, le pareció que eran coros de distintas aves que se respondían unos a otros en un concierto de extraordinaria belleza, observó una nube blanca y resplandeciente, y que se alcanzaba a distinguir un maravilloso arco iris de diversos colores.

Juan Diego quedó absorto y fuera de sí por el asombro y "se dijo ¿Por ventura soy digno, soy merecedor de lo que oigo? ¿Quizá nomás lo estoy soñando? ¿Quizá solamente lo veo como entre sueños? ¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso allá donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de nuestro sustento, acaso en la tierra celestial? Hacia allá estaba viendo, arriba del cerrillo, del lado de donde sale el sol, de donde procedía el precioso canto celestial."

Estando en este arrobamiento, de pronto, cesó el canto, y oyó que una voz como de mujer, dulce y delicada, le llamaba, de arriba del cerrillo, le decía por su nombre, de manera muy cariñosa: "Juanito, Juan Dieguito". Sin ninguna turbación, el indio decidió ir a donde lo llamaban, alegre y contento comenzó a subir el cerrillo y cuando llegó a la cumbre se encontró con una bellísima Doncella que allí lo aguardaba de pie y lo llamó para que se acercara.

Cuando llegó frente a Ella se dio cuenta, con gran asombro, de la hermosura de su rostro, su perfecta belleza, "su vestido relucía como el sol, como que reverberaba, y la piedra, el risco en el que estaba de pie, como que lanzaba rayos; el resplandor de Ella como preciosas piedras, como ajorca (todo lo más bello) parecía: la tierra como que relumbraba con los resplandores del arco iris en la niebla. Y los mezquites y nopales y las demás hierbecillas que allá se suelen dar, parecían como esmeraldas.

Como turquesa aparecía su follaje. Y su tronco, sus espinas, sus aguates, relucían como el oro". Todo manifestaba la presencia divina.

Ante Ella, Juan Diego se postró, y escuchó la voz de la dulce y afable Señora del Cielo, en idioma Mexicano, "le dijo: 'Escucha, hijo mío el menor, Juanito. ¿A dónde te diriges? ' Y él le contestó: 'Mi Señora, Reina, Muchachita mía, allá llegaré, a tu casita de México Tlatilolco, a seguir las cosas de Dios que nos dan, que nos enseñan quienes son las imágenes de Nuestro Señor, nuestros Sacerdotes'".

Fiel hijo de María

Así se inició el diálogo filial que Juan Diego tuvo con Nuestra Señora de Guadalupe. A partir de entonces y hasta su muerte, el santo indígena se encargó de anunciar el milagroso encuentro, viviendo y sirviendo en la ermita recién construida, según la voluntad de Nuestra Señora de Guadalupe, a los pies del cerro del Tepeyac, y en donde fue colocada la sagrada Imagen, que fuera la prueba contundente para Mons. Juan de Jumárraga, Obispo de México en aquel entonces, creyera en aquel relato por el que infinidad de veces Juan Diego lo visitaba. Según cuenta la historia, el santo mexicano, insistía "por orden de un muchacho" que se le reveló como "la siempre virgen santa María".

El prudente obispo Zumárraga, se manifestó escéptico al relato del visitante. Pero el 12 de diciembre de 1531 había que creer o reventar. El indio se apareció nuevamente en el despacho de su Excelencia con su poncho repleto de rosas. Ya ahí la cosa cambió. Rosas milagrosas en pleno invierno que sellaron para la eternidad la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe.

FELIZ JUEVES!!!


jueves, 8 de diciembre de 2016

A MARÍA INMACULADA


A  María Inmaculada 



San Francisco de Asís decía: “Cuando digo el Avemaría, los cielos sonríen, los ángeles cantan y los demonios tiemblan y huyen”. Don Bosco recordaba a los chicos: “María nos asegura que, si somos devotos suyos, nos tendrá como hijos suyos, nos cubrirá con su manto, nos colmará de bendiciones en este mundo, para obtenernos después el Paraíso”. Te presento hoy una sencilla y hermosa oración para celebrar a nuestra Madre Inmaculada.

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Concluye esta breve plegaria con un acto de gran confianza: la entrega y abandono en su poderosa protección e intercesión maternal. ¿Por qué no memorizarla y decirla al menos una vez cada día? “Que el nombre de María sea alegría para tu corazón, miel para tus labios y melodía para tus oídos”, como decía san Antonio de Padua.


* Enviado por el P. Natalio 

VIRGEN DESATANUDOS, ADVOCACIÓN MARIANA, 8 DE DICIEMBRE


Hoy 8 de diciembre celebramos a la Virgen Desatanudos, la advocación preferida del Papa Francisco


 (ACI).- Hoy 8 de diciembre, la Iglesia celebra a la Virgen Desatanudos, una de las advocaciones marianas más populares de Argentina y la más querida por el Papa Francisco.

Esta imagen se venera desde 1706 en Augsburgo (Alemania) y su nombre original es Nuestra Señora de Knotenlöserin. El icono fue pintado alrededor de 1700 por Johann Melchior Georg Schmidttner y fue instalado en la antigua iglesia Saint Peter Am Perlach.

Con esta advocación, los fieles le rezan a la Virgen María para resolver dificultades y desatar los nudos que impide a los hombres unirse con Dios.


El título "desatanudos" o "knotenlöserin" se explica así: "Knot" significa nudo, "Löser" o "Löserin" deshacer, desatar, desarmar, borrar.

La imagen, de estilo barroco, muestra a un ángel que le alcanza una cinta con nudos, que representa el pecado original con todas sus consecuencias, grandes y pequeñas.

El entonces Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Mons. Jorge Mario Bergoglio llevó la devoción de la Virgen Desatanudos de Alemania a Argentina.

El 8 de diciembre de 1996 la parroquia San José del Talar en Agronomía, Buenos Aires (Argentina), recibió una copia de la pintura original, que fue pintada por la doctora Ana Betta de Berti. Desde entonces miles de peregrinos acuden a la parroquia para venerar a la imagen y pedir su intercesión para resolver sus problemas.

Durante la visita apostólica del Papa Francisco en julio del 2015, los obispos de ese país le obsequiaron al Pontífice un hermoso báculo, hecho por los artesanos de Don Bosco, donde estaba la imagen de la Virgen Desatanudos. El Papa lució este regalo en la Misa que presidió en la Plaza del Cristo Redentor en Santa Cruz.

ORACIÓN A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA


Oración a la Inmaculada Virgen María


“Santísima Virgen, yo creo y confieso vuestra Santa e Inmaculada Concepción pura y sin mancha. ¡Oh Purísima Virgen!, por vuestra pureza virginal, vuestra Inmaculada Concepción y vuestra gloriosa cualidad de Madre de Dios, alcanzadme de vuestro amado Hijo la humildad, la caridad, una gran pureza de corazón, de cuerpo y de espíritu, una santa perseverancia en el bien, el don de oración, una buena vida y una santa muerte. Amén"

FELIZ SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, 8 DE DICIEMBRE


¡Feliz Solemnidad de la Inmaculada Concepción!
8 de diciembre 





 (ACI).- Cada 8 de diciembre la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. El dogma de fe según el cual la Madre de Jesús fue preservada del pecado desde el momento de su concepción. Es decir, desde el instante en que comenzó su vida humana.

A mediados del siglo XIX, el Papa Pío IX, después de recibir numerosos pedidos de obispos y fieles de todo el mundo, ante más de 200 cardenales, obispos, embajadores y miles de fieles católicos, declaró con su bula “Ineffabilis Deus”:


“Que la doctrina que sostiene que la Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."

En Roma se envió una gran cantidad de palomas mensajeras en todas las direcciones llevando la gran noticia. Y en los 400 mil templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Poco más de tres años después, en una de sus apariciones en Lourdes, la Virgen María se presentó ante la humilde pastorcita Santa Bernardita Soubirous con estas palabras: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.

Actualmente son miles las iglesias dedicadas a esta advocación en todo el mundo y millones de fieles le tienen una particular devoción. La Inmaculada Concepción es patrona de España, es conocida como “La Purísima” en Nicaragua, a través de la imagen de Nuestra Señora de “El Viejo”, y venerada como la “Virgen de Caacupé” en Paraguay.



La Inmaculada Concepción
8 de diciembre 


Cada 8 de diciembre, la Iglesia celebra el dogma de fe que nos revela que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción, es decir desde el instante en que María comenzó la vida humana.

El 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX proclamó este dogma:

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."

(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

María es la "llena de gracia", del griego "kecharitomene" que significa una particular abundancia de gracia, es un estado sobrenatural en el que el alma está unida con el mismo Dios. María como la Mujer esperada en el Protoevangelio (Gn. 3, 15) se mantiene en enemistad con la serpiente porque es llena de gracia.

Las devociones a la Inmaculada Virgen María son numerosas, y entre sus devotos destacan santos como San Francisco de Asís y San Agustín. Además la devoción a la Concepción Inmaculada de María fue llevada a toda la Iglesia de Occidente por el Papa Sixto IV, en 1483.

El camino para la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María fue trazado por el franciscano Duns Scotto. Se dice que al encontrarse frente a una estatua de la Virgen María hizo esta petición: "Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).

Y luego el franciscano hizo estos cuestionamientos:

1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? 
Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.

2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original?
Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.

3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? 
Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó:

Luego

1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.

2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha

3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

La Virgen María es Inmaculada gracias a Cristo su hijo, puesto que Él iba a nacer de su seno es que Dios la hizo Inmaculada para que tenga un vientre puro donde encarnarse. Ahí se demuestra cómo Jesús es Salvador en la guarda de Dios con María y la omnipotencia del Padre se revela como la causa de este don. Así, María nunca se inclinó ante las concupiscencias y su grandeza demuestra que como ser humano era libre pero nunca ofendió a Dios y así no perdió la enorme gracia que Él le otorgó.

La Inmaculada Virgen María nos muestra la necesidad de tener un corazón puro para que el Señor Jesús pueda vivir en nuestro interior y de ahí naciese la Salvación. Y consagrarnos a ella nos lleva a que nuestra plegaria sea el medio por el cual se nos revele Jesucristo plenamente y nos lleve al camino por el cual seremos colmados por el Espíritu Santo.

ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO


Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo
De los sermones de san Sofronio, obispo, patriarca de Jerusalén


Por: San Sofronio de Jerusalén | Fuente: Schola Veritatis 




En la solemnidad litúrgica de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen, no falte la enamorada alabanza de la comunidad Schola veritatis a la Santa Madre de Dios. Pero como no hallamos palabras que expresen su gloria y belleza con una elocuencia suficiente, recurrimos a un sermón del Obispo San Sofronio. Nació en Damasco, Siria (560-638), desde su juventud fue monje y en 634 fue nombrado patriarca de Jerusalén. Hagamos nuestro su canto a la Llena-de-gracia.



De los sermones de San Sofronio, obispo, patriarca de Jerusalén

Sermón 2, en la Anunciación de la Santísima Virgen

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. ¿Y qué puede ser más sublime que este gozo, oh Virgen Madre? ¿O qué cosa puede ser más excelente que esta gracia, que, viniendo de Dios, tú sólo has obtenido? ¿Acaso se puede imaginar una gracia más agradable o más espléndida? Todas las demás no se pueden comparar a las maravillas que se realizan en ti. Todas las demás son inferiores a tu gracia; todas, incluso las más excelsas, son secundarias y gozan de una claridad muy inferior.



El Señor está contigo. ¿Y quién es el que puede competir contigo? Dios proviene de ti; ¿quién no te cederá el paso, quién habrá que no te conceda con gozo la primacía y la precedencia? Por todo ello, contemplando tus excelsas prerrogativas, que destacan sobre las de todas las creaturas, te aclamo con el máximo entusiasmo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Pues tú eres la fuente del gozo no sólo para los hombres, sino también, para los ángeles del cielo.

Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues has cambiado la maldición de Eva en bendición; pues has hecho que Adán, que yacía postrado por una maldición, fuera bendecido por medio de ti.

Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues por medio de ti la bendición del Padre ha brillado para los hombres y los ha liberado de la antigua maldición.

Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues por medio de ti encuentran la salvación tus progenitores; pues tú has engendrado al Salvador, que les concederá la salvación eterna.

Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues sin concurso de varón has dado a luz aquel fruto que e bendición para todo el mundo, al que ha redimido de 1a maldición que no producía sino espinas.

Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues a pesar de ser una mujer, creatura de Dios como todas la demás, has llegado a ser, de verdad, Madre de Dios. Pues lo que nacerá de ti es, con toda verdad, el Dios hecho hombre, y, por lo tanto, con toda justicia y con toda razón, te llamas Madre de Dios, pues de verdad das a luz a Dios.

Tú tienes en tu seno al mismo Dios, hecho hombre en tus entrañas, quien, como un esposo, saldrá de ti para conceder a todos los hombres el gozo y la luz divina.

Dios ha puesto en ti, oh Virgen, su tienda como en un cielo puro y resplandeciente. Saldrá de ti como el esposo de su alcoba e, imitando el recorrido del sol, recorrerá n su vida el camino de la futura salvación para todos los vivientes, y, extendiéndose de un extremo a otro del cielo, llenará con calor divino y vivificante todas las cosas.

IMÁGENES DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN










BENDITA SEAS, MADRE INMACULADA, RUEGA POR NOSOTROS

Bendita seas , Madre Inmaculada .... ruega por nosotros
Madre de Dios y Madre nuestra, tenemos la certeza que nos escuchas y atiendes... ¡Cómo una madre no va a oír a sus hijos!


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Ya estamos en el mes de diciembre.

Este mes, Señor, vamos a conmemorar en la Noche del 24 tu llegada al mundo como el Hijo de Dios.
Tanto nos amó Dios que nos entrega a su único Hijo para que nazca y muera como hombre sin dejar de ser Dios por la remisión de todos los pecados de la Humanidad, los pasados, los presentes y los futuros.....

Y para que sucediera esto no lo hace presentándonos un Hijo lleno de esplendor y poderío sino de una manera natural y ligada a una "concepción" en una joven virgen por medio del amor del Espíritu Santo.

Va en busca de ti, María. Y Tu, le dices... : QUE SI.

Era necesario buscarte limpia, pura, sin mancha, fresca y serena como la misma mañana en que naciste porque habías tenido una inmaculada concepción en el seno de tu madre Ana y por eso te conocemos y veneramos como la Inmaculada Concepción.

La Iglesia y los católicos del mundo entero, hoy día 8 de diciembre, haremos fiesta para implorar tu protección y decirte con las palabras del P. Ignacio Larrañaga: ....hoy queremos decirte "muchas gracias", Señora, por tu "Fiat", por tu completa disponibilidad de esclava, por tu pobreza y por tu silencio, por el gozo de tus siete espadas, por el dolor por todas tus partidas que fueron dando la paz a tantas almas. Muchas gracias por haberte quedado con nosotros a pesar del tiempo y la distancia.....

Inmaculada Virgen María, Madre purísima, Madre sin mancha, Madre Virgen, Reina concebida sin pecado original, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.... así decimos cuando nos dirigimos a Ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y tenemos la certeza que nos escuchas y atiendes... ¡Cómo una madre no va a oír a sus hijos!.
Tu, que supiste ser la madre más amorosa pero también supiste de renuncias y dolores. Por eso tu corazón está abierto a todas nuestra llamadas y súplicas.

Tu quisiste que te conociéramos con este bendito y glorioso nombre al decirle a la pequeña Bernardita . - " YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN", ella nada sabía de estas palabras pero dichas por Ti fueron toda una revelación.

¡Bendita seas, Madre Inmaculada! Ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte y por todos tus hijos sin distinción de razas, credos y colores, tan necesitados de tener una Madre, en este mundo tan desorientado y convulso, como Tu, Puerta del Cielo, Salud de los enfermos y Refugio de los pecadores.

No nos dejes, Madre y se nuestra compañía a lo largo de nuestro camino por esta vida. Que siempre tengamos tu apoyo y tus brazos amorosos si llega a nosotros el desalient. Junto a la alegría de sabernos tan amados por Ti.
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EL EVANGELIO DE HOY 8 DE DICIEMBRE 2016, INMACULADA CONCEPCIÓN


Hoy, jueves, 8 de diciembre de 2016



Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (3,9-15.20):

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?»
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.»
El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.»
El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?»
Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.»
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.»
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 97,1.2-3ab.3c-4

R/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas

Cantad al Señor un cántico nuevo, 
porque ha hecho maravillas: 
su diestra le ha dado la victoria, 
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria, 
revela a las naciones su justicia: 
se acordó de su misericordia y su fidelidad 
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado 
la victoria de nuestro Dios. 
Aclama al Señor, tierra entera; 
gritad, vitoread, tocad. R/.



Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 
(1,3-6.11-12):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.


Palabra de Dios



Lectura del santo evangelio según san Lucas (1.26-38):


En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy jueves,
 8 de diciembre de 2016


Querido amigo/a:

La Virgen María, la Madre de Dios, nuestra Madre, es otra de las protagonistas del Adviento, como no podía ser menos. Nos volveremos a encontrar con ella el próximo día 12 de este mes, bajo la advocación de Ntra. Sra. de Guadalupe, muy venerada en el continente americano. Hoy la contemplamos bajo el misterio de su Inmaculada Concepción, recordando su disponibilidad a Dios, su sí a Él, y la puerta que esta aceptación y entrega supuso y supone para todos los creyentes: nada más y nada menos que el nacimiento de nuestro Salvador, que dentro de poco celebraremos.

Dos ideas por si te ayudan a vivir esta jornada de la mano de María.

1ª Si el cristianismo fuera una ideología, una ideología no necesita de una madre. Pero como el cristianismo es fundamentalmente el encuentro con la persona de Jesucristo, para dicho encuentro sí necesitamos de la Madre de “ese” con quien nos queremos encontrar, porque ella nos lleva a su encuentro. Por eso, cada vez que oramos a Dios con María, le estamos diciendo: “María, muéstranos a tu Hijo”. Pídeselo hoy. Pídele a nuestra Madre que te ayude a conocer más a Jesús, para amarlo más y seguirle mejor.

2º. De las lecturas de hoy, me quedo con el imperativo que el Arcángel le dice a María de parte de Dios: ¡alégrate! Es la primera palabra, es el saludo, es el resumen de todo su mensaje. Alégrate porque eres llena de Gracia, porque el Señor está contigo. El pueblo cristiano tiene la bonita costumbre, que mucha gente mantiene, de rezar el Ángelus a las doce del mediodía, en silencio, interiormente, en medio del trabajo. Y esta bella oración  recoge esta secuencia de la Anunciación que hoy meditamos de la mano del evangelista San Lucas. Deberíamos recordar más a menudo, cuando rezáramos el Ángelus y oráramos con María lo que el Arcángel le mandó: ¡alégrate!; y lo que ella supo vivir incluso en medio de la oscuridad de la incomprensión en el momento más duro de su vida al pié de la cruz. Una alegría interna que la ayudó a esperar y no desesperar, a mantenerse en pié.

Celebrar a María es recordarnos que tenemos una Madre en el camino del seguimiento de Jesús, que no estamos solos. Es recordarnos que la fe es un camino de alegría, porque el Señor está con nosotros. Y cuando lo olvidemos, basta con mirar a la Madre, cómo ella lo vivió; su sí fue plenificado, su confianza no quedó defraudada. Ella nos recuerda que este camino, que esta apuesta es, incluso cuando todo parece perdido en medio de la noche, de ganadores.

¡Inmaculado Corazón de María, aviva nuestra esperanza!

Vuestro hermano en la fe. 
Juan Lozano, cmf.

PAPA FRANCISCO EN SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA


Papa Francisco en Solemnidad de la Inmaculada: Si damos un 'sí' a Dios Él viene a nosotros
Por Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibañez / ACI Prensa




VATICANO, 08 Dic. 16 / 06:52 am (ACI).- Al tratarse de un día especial, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus este jueves 8 de diciembre con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.

Antes de rezar con miles de personas que se congregaron en la Plaza de San Pedro, Francisco recordó que Jesús ha nacido de María, quien no ha conocido el pecado, e invitó a dar un "sì" incondicional a Dios porque si no se cierra “la puerta al bien”.

Como es habitual, el Papa comentó las lecturas de la liturgia del día que “presentan dos pasajes cruciales en la historia de las relaciones entre el hombre y Dios: podemos decir que nos conducen a los orígenes del bien y del mal”.

Por un lado, “el Génesis nos muestra el 'no' de los orígenes, cuando el hombre ha preferido mirarse a sí mismo más que a su Creador, ha querido hacerlo todo según él, ha elegido ser autosuficiente”.

Así “saliendo de la comunión con Dios, se ha perdido y ha comenzado a tener miedo, a esconderse y a acusar a quien le estaba cerca”. “Esto hace el pecado”, aseguró.

Sin embargo, “el Señor no deja al hombre abandonado en su mal” sino que “rápidamente lo busca y le dirige una pregunta llena de aprensión: ‘¿dónde estás’?”. “Es la pregunta de un padre y una madre que buscan a su hijo perdido”, dijo. Francisco recordó que esto “el Señor lo hace con mucha paciencia”.


“El segundo pasaje crucial, narrado hoy en el Evangelio, es cuando Dios viene a habitar entre nosotros, se hace hombre como nosotros” y “esto se ha hecho posible por medio de un gran ‘sí’, el de María en el momento de la Anunciación”.

“Por eso Jesús ha comenzado su camino sobre los senderos de la humanidad; lo ha comenzado en María, transcurriendo los primeros meses de vida en el vientre de la madre: no ha aparecido ya adulto y fuerte, sino que ha seguido todo el recorrido de un ser humano”.

Por tanto, “se ha hecho en todo igual a nosotros, menos en una cosa: el pecado”. “Por eso ha elegido a María, la única criatura sin pecado, inmaculada”.

Francisco explicó que María es la “llena de gracia” y esto quiere decir que “en Ella no hay espacio para el pecado”.

“Su sí es un ‘sí’ pleno, sin condiciones. Y como el 'no' de los orígenes había cerrado el paso del hombre a Dios, ahora el ‘sí’ de María ha abierto el camino a Dios entre nosotros”.

“Es el ‘sí’ más importante de la historia, el ‘sí’ humilde que derrota el 'no' del soberbio de los orígenes, el ‘sí’ fiel que sana la desobediencia”.

El Pontífice explicó a los fieles que “también para cada uno de nosotros hay una historia de salvación hecha de un ‘sí' y de un ‘no’ a Dios”.

“A veces somos expertos en decir a medias ‘sí’: somos buenos en hacer como si no entendiésemos bien lo que Dios quiere y lo que nos sugiere”.


“Somos también astutos –continuó– para no decir un ‘no’ verdadero y a Dios le decimos: ‘no puedo’; ‘no hoy, sino mañana’; ‘mañana será mejor, mañana rezaré, mañana haré el bien, mañana’”.

“Así cerramos la puerta al bien, y el mal aprovecha de esta falta de decir ‘sí’”.

Por el contrario, “cada ‘sí lleno de Dios da origen a una nueva historia: decir ‘sí’ a Dios es verdaderamente ‘original’, no el pecado, que nos hace viejos por dentro”.

“Cada 'sí' a Dios origina historias de salvación para nosotros y para los demás”, añadió el Papa.

Francisco concluyó afirmando que “en este camino de Adviento, Dios desea visitarnos y atiende nuestro ‘sí’, con el cual decimos: ‘Creo en Ti, espero en Ti, Te amo; que se haga en Ti mi voluntad de bien’”. 

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 8 DE DICIEMBRE, LA INMACULADA CONCEPCIÓN


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 8




En toda la cristiandad se celebra hoy el día de María Inmaculada. Son millones los cristianos que tomaron su primera comunión en un día como éste.
María es la madre de los cristianos. Madre quiere decir ternura plena; cuando el padre castiga, la madre se esconde; cuando el padre se ausenta, la madre queda al frente del hogar; cuando el hermano hiere, la madre cura; cuando el hijo llora, la madre besa; y cuando el hijo se aparta del buen camino, la madre llora; la falda de la madre siempre está dispuesta para recibir la cabeza arrepentida del hijo.
Todo eso es la Virgen María para el cristiano: brazos maternales, abiertos como las playas del mar. Madre Inmaculada, poema de luz y de ternura. La que no conoció menguantes como la luna ni ocasos como el sol.
San Bernardo sintetizó cuanto se puede decir de María: "Dios pudo hacer un mundo mejor y un cielo más grande, pero no una madre de mayor grandeza que María"
“Al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje” (Mt 10,11). Los Magos encontraron a Cristo con María, y todos los cristianos encontrarán a Cristo por medio de María. Tú la invocas como Madre de la divina gracia; si quieres vivir la gracia del Señor, vívela de la mano de María; no olvides que peregrinar es caminar por Cristo al Padre, a impulso del Espíritu Santo y con la ayuda de María.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ JUEVES!!! INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


miércoles, 7 de diciembre de 2016

MARÍA NOS SALVA


María nos salva



Mientras Santo Domingo predicaba el Rosario cerca de Carcasona, le presentaron un albigense poseído del demonio. El Santo lo exorcizó en presencia de una gran muchedumbre. Se cree que estaban presentes más de doce mil hombres. Los demonios que poseían a este infeliz fueron obligados a responder, a pesar suyo, a las preguntas del Santo y confesaron:

1. Que eran quince mil los que poseían el cuerpo de aquel miserable, porque había atacado los quince misterios del Rosario.

2. Que con el Rosario que Santo Domingo predicaba causaba terror y espanto a todo el infierno y que era el hombre más odiado por ellos a causa de las almas que arrebataba con la devoción del Rosario.

3. Revelaron, además, muchos otros particulares.

Santo Domingo arrojó su Rosario al cuello del poseso y les preguntó que de todos los santos del cielo, a quién temían más y a quién debían amar más los mortales.

A esta pregunta los demonios prorrumpieron en alaridos tan espantosos que la mayor parte de los oyentes cayó en tierra, sobrecogidos de espanto. Los espíritus malignos, para no responder, comenzaron a llorar y lamentarse en forma tan lastimera y conmovedora, que muchos de los presentes empezaron también a llorar movidos por natural compasión. Y decían en voz dolorida por la boca del poseso: “¡Domingo! ¡Domingo! ¡Ten piedad de nosotros! ¡Te prometemos no hacerte daño! Tú que tienes compasión de los pecadores y miserables, ¡ten piedad de nosotros! ¡Mira cuánto padecemos! ¿Por qué te complaces en aumentar nuestras penas? ¡Conténtate con las que ya padecemos! ¡Misericordia! ¡Misericordia! ¡Misericordia!”

El Santo, sin inmutarse ante las dolientes palabras de los espíritus, les respondió que no dejaría de atormentarlos hasta que hubieran respondido a sus preguntas. Dijeron los demonios que responderían, pero en secreto y al oído, no ante todo el mundo. Insistió el Santo, y les ordenó que hablaran en voz alta. Pero su insistencia fue inútil: los diablos no quisieron decir palabra. Entonces, el Santo se puso de rodillas y elevó a la Santísima Virgen esta plegaria: “¡Oh excelentísima Virgen María! ¡Por virtud de tu salterio y rosario, ordena a estos enemigos del género humano que respondan a mi pregunta!” Hecha esta oración, salió una llama ardiente de las orejas, nariz y boca del poseso. Los presentes temblaron de espanto, pero ninguno sufrió daño. Los diablos gritaron entonces: “Domingo, te rogamos por la pasión de Jesucristo y los méritos de su Santísima Madre y de todos los santos, que nos permitas salir de este cuerpo sin decir palabra. Los ángeles, cuando tú lo quieras, te lo revelarán. ¿Por qué darnos crédito? No nos atormentes más: ¡ten piedad de nosotros!”

“¡Infelices sois e indignos de ser oídos!”, respondió Santo Domingo. Y, arrodillándose, elevó esta plegaria a la Santísima Virgen: “Madre dignísima de la Sabiduría, te ruego en favor del pueblo aquí presente –instruido ya sobre la forma de recitar bien la salutación angélica–. ¡Obliga a estos enemigos tuyos a confesar públicamente aquí la plena y auténtica verdad al respecto!”

Había apenas terminado esta oración, cuando vio a su lado a la Santísima Virgen rodeada de multitud de ángeles que con una varilla de oro en la mano golpeaba al poseso y le decía: “¡Responde a Domingo, mi servidor!” Nótese que nadie veía ni oía a la Santísima Virgen, fuera de Santo Domingo.

Entonces los demonios comenzaron a gritar: 

“¡Oh enemiga nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué viniste del cielo a atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que por ti, ¡oh abogada de los pecadores, a quienes sacas del infierno; oh camino seguro del cielo!, seamos obligados –a pesar nuestro– a confesar delante de todos lo que es causa de nuestra confusión y ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de las tinieblas!
¡Oíd, pues, cristianos! Esta Madre de Cristo es omnipotente, y puede impedir que sus siervos caigan en el infierno. Ella, como un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno que persevere en su servicio se condena con nosotros. Un solo suspiro que Ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos. La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus fieles servidores.
Tened también en cuenta que muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan gracias a su intercesión. ¡Ah! Si esta Marieta –así la llamaban en su furia– no se hubiera opuesto a nuestros designios y esfuerzos, ¡hace tiempo habríamos derribado y destruido a la Iglesia y precipitado en el error y la infidelidad a todas sus jerarquías! Tenemos que añadir, con mayor claridad y precisión –obligados por la violencia que nos hacen–, que nadie que persevere en el rezo del Rosario se condenará. Porque Ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos.”

Entonces, Santo Domingo hizo rezar el Rosario a todos los asistentes muy lenta y devotamente. Y a cada avemaría que recitaban –¡cosa sorprendente!– salía del cuerpo del poseso gran multitud de demonios en forma de carbones encendidos. Cuando salieron todos los demonios y el hereje quedó completamente liberado, la Santísima Virgen dio su bendición –aunque invisiblemente– a todo el pueblo, que con ello experimentó sensiblemente gran alegría.

Este milagro fue causa de la conversión de muchos herejes, que llegaron hasta ingresar en la Cofradía del Santo Rosario.
(De “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario” – S. Luis M. Grignion de Montfort)

EL MEJOR REGALO EN ESTA NAVIDAD: DARNOS A NOSOTROS MISMOS


El mejor regalo en esta Navidad: Darnos a Nosotros Mismos
Este concepto no nos es extraño, pero, ¿por qué es tan difícil vivirlo?


Por: Solange Paredes | Fuente: Catholic-link.com 




Poco a poco las luces de navidad comienzan a llenar las calles, las decoraciones navideñas se pueden ver en puertas y ventanas y, por supuesto, las ofertas navideñas ya salieron hace varios días. En efecto, es diciembre. Llegó otra vez esa época del año en que nos afanamos en organizar la comida, las celebraciones de navidad con los amigos o en el trabajo y en conseguir el mejor regalo para amigos y familiares. 

El video publicitario de Heathrow Airport que veremos hoy, nos muestra de forma muy tierna y sencilla que en realidad el mejor regalo que podemos ofrecer es darnos a nosotros mismos. En el video vemos a dos abuelitos (los ositos de peluche) que llegan de visita por Navidad, y es su sola presencia el mejor regalo para sus nietos. Claro, este concepto no nos es extraño, ya todos lo hemos escuchado y probablemente estemos de acuerdo con él, pero, ¿por qué es tan difícil vivirlo? ¿Será que es más fácil dejarnos envolver en la corriente consumista que dar un poco de nosotros mismos?



Personalmente diría que muchos de nosotros hemos perdido la brújula. Ya no sabemos de qué se trata todo esto de la Navidad. Lo grave es que, aun sabiendo (pero tal vez no entendiendo su significado), decidimos simplemente ignorarlo porque nos resulta más fácil conseguir un regalo bonito que nos haga quedar bien, que invertir nuestra vida sirviendo a los demás todos los días. Nuestro Papa emérito Benedicto XVI lo explica así:

«En esa noche santa de Dios, haciéndose carne, quiso hacerse don para los hombres, se entregó por nosotros, asumió nuestra humanidad para donarnos su divinidad. Este es el gran don. Incluso en nuestro dar no es importante que un regalo sea caro o no; quien no es capaz de donar un poco de sí mismo, da siempre muy poco; a veces incluso se intenta reemplazar el corazón y el compromiso de donación de uno mismo con el dinero, con cosas materiales. El misterio de la Encarnación significa que Dios no lo ha hecho así: no ha dado cualquier cosa, sino que se entregó a sí mismo en su Hijo Unigénito. Aquí encontramos el modelo para nuestro dar, para que nuestras relaciones, sobre todo las más importantes, sean impulsadas con la generosidad y el amor».



Creo que este concepto de darse es más fácil de entender si asimilamos primero que en Navidad se celebra lo inaudito: que todo un Dios se ha encarnado, se ha hecho hombre con el fin de redimirnos y ser nuestro modelo de santidad: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí » (Mt 11, 29). «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6). 

El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 519 comenta: «Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros, desde su Encarnación “por nosotros los hombres y por nuestra salvación” hasta su muerte “por nuestros pecados” (1 Co15, 3) y en su Resurrección “para nuestra justificación” (Rm 4,25). Todavía ahora, es “nuestro abogado cerca del Padre” (1 Jn 2, 1), “estando siempre vivo para interceder en nuestro favor” (Hb 7, 25)».

Para terminar, los insto a que nos detengamos por un momento y pensemos que un Rey se nos ha sido dado. Es Él mismo que se donó por completo a nosotros y de esa forma nos salvó y dejó el camino abierto para aquellos que quisieran seguirlo. Nos dejó su ejemplo, su amor y su forma de amar. Aprovechemos pues este Adviento para regresar a los sacramentos y pidamos la gracia de celebrar una Navidad bien vivida, amando como Él y dándonos como Él.
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