viernes, 11 de noviembre de 2016

ES MALO CREER EN LOS HORÓSCOPOS?

¿Es malo creer en los horóscopos?
Comienza hoy a hacer las cosas que harías si supieras tu futuro. Nuestros actos no están dirigidos por las estrellas... 


Por: Alejandro García del Olmo | Fuente: Catholic.net 



Es muy normal que tengamos curiosidad por saber qué pasará en el futuro, pero dime ¿qué harías si supieras qué va a ser de ti mañana?

Quizá si supieras que vas a ser un gran empresario, empezarías a ver de qué manera manejar mejor tu dinero; o si supieras que te enfermarás, comenzarías con poner todos los medios para prever dicha enfermedad y, si en el peor de los casos, te dicen que morirás, seguramente comenzarías de inmediato a dejar listos esos pendientes que tienes, y sobre todo te acercarías a la confesión para estar en gracia.

¡Cuántas cosas haríamos, ¿verdad?! Nosotros, cristianos, no consultamos horóscopos o personas que supuestamente dicen el futuro, porque ello contradice el honor y el respeto que debemos a Dios.

Querer saber el futuro es querer ser iguales a Dios, pretensión tan soberbia como absurda. Debemos confiar a la Providencia divina nuestra vida, confiar en Dios como Padre que es.

Así que olvídate de andar por ahí con consultas a los astros, horóscopos y adivinos.

Lo que te recomiendo es que comiences hoy por hacer todas esas cosas que harías si supieras tu futuro. No te preocupes del mañana, mejor ocúpate del presente.

La ciencia que responde a los interrogantes que nos provocan las estrellas es la astronomía. Esta disciplina nació entre los caldeos hace unos treinta o cuarenta siglos y sigue progresando hoy gracias a los programas espaciales de Estados Unidos y Rusia.

Junto a este saber, como hongo nacido en medio de un hermoso jardín, apareció la astrología, ficción que pretende determinar una supuesta influencia sobre nuestras vidas por parte de los cuerpos celestes.

La palabra "horóscopo" se utilizaba en los siglos pasados para designar a los sacerdotes encargados de observar el curso de las estrellas. Luego pasó a significar la influencia que los astros habrían de tener sobre nuestras vidas. Esta creencia tan absurda, sigue influyendo en algunas personas de nuestro nuevo siglo XXI.

El zodiaco es una franja imaginaria del firmamento donde aparecen doce constelaciones que se pueden observar a simple vista. Las doce constelaciones del zodiaco son Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.

Estos doce nombres provienen de palabras latinas que indican diversas divinidades mitológicas veneradas entre los antiguos caldeos. Los horóscopos dicen que nuestra vida depende de la constelación zodiacal que hace sentir su influencia en el mes de nuestro nacimiento. Si nací en enero soy Acuario; si nací en agosto, soy Leo... etc.

La creencia en los horóscopos es peligrosa. Casi es como creer en otra religión. Porque intentan hacernos creer que no somos libres sino que estamos determinados en todo por nuestro signo zodiacal. No sería yo quien realiza su propia vida, sino que todo mi obrar estaría dirigido por una extraña fuerza proveniente de las estrellas. Pero nada de lo que dicen los horóscopos está científicamente fundado. Lo que afirman sobre Sagitario hoy, lo dirán mañana de Piscis y viceversa. Es un triste problema que los horóscopos sigan haciéndose y, peor aún, que haya quienes se creen todo lo que leen.

No es lícito ni conveniente, pues puede robar nuestra confianza en Dios.

Por otra parte, el que verdaderamente confía , cree y ama a Dios no busca símbolos o signos del cielo ni de la tierra, como bien lo explica Nuestro Señor: ¿Sabéis interpretar el aspecto del cielo y de la tierra y no sabéis distinguir los signos de los tiempos...? (Mt. 16, 1-4).

A veces nos puede ganar la curiosidad de saber lo que dirán de nuestro futuro; pero lo único que conseguimos es poner nuestro mayor tesoro, la vida, en manos de suposiciones tan genéricas y ambiguas que le podrían pasar a cualquiera.

Dios te cuida y te ama personalmente, ¿por qué quieres encerrarte en 12 símbolos?, que si los dividimos entre la población mundial, 6 mil millones de habitantes, a 500 millones de personas les pasaría lo mismo, lo cual no sólo es aburrido sino incluso contrario a nuestra experiencia ¿no crees?

Los cristianos debemos más bien dedicar nuestro tiempo a pedir a Dios que nos aumente la fe y que nos ayude a evitar todo lo que nos aparte de Él.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 11 DE NOVIEMBRE

LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
 NOVIEMBRE 11



Es una buena costumbre iniciar el día ofreciendo a Dios todas las obras; te propongo esta sencilla oración, que puede resumir tus sentimientos más profundos: 

"Señor, al comenzar este nuevo día te ofrezco las penas y alegrías, los trabajos y dificultades, las horas de diversión y de trabajo. 
Acéptalas, Señor, por los oprimidos, por los que sufren, por los que tienen hambre y frío. Sobre todo, Señor, por aquellos que de una u otra manera necesitan ser liberados de la opresión de sus propias pasiones. 

Danos a todos un corazón noble y generoso, grande como el horizonte, indómito para la injusticia y la mentira, sediento de infinito, a fin de colaborar en la construcción de un mundo mejor." 
Sencilla oración que puede tener la virtualidad de hacerte pasar tu día con más fecundidad.

"Deben los fieles conocer la íntima naturaleza de todas las criaturas, su valor y su ordenación a la gloria de Dios. Incluso en las ocupaciones seculares deben ayudarse mutuamente a una vida más santa, de tal manera que el mundo se impregne del espíritu de Cristo y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la caridad y en la paz" (LG, 36). 


Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  
de Alfonso Milagros
Meditaciones para cada día del año
Editorial Claretiana .

FELIZ VIERNES!!


jueves, 10 de noviembre de 2016

EL SAGRARIO ES COMO UN IMÁN



EL SAGRARIO ES COMO UN IMÁN




 ¿Han visto ustedes un imán? ¿Qué hace un imán? Atrae el hierro. Pues así como el imán atrae al hierro, así el Sagrario atrae los corazones de quienes aman a Jesús. Y es una atracción tan fuerte que se hace irresistible. No se puede vivir sin Cristo eucaristía.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando un imán no atrae al hierro? ¿De quién es la culpa, del imán o del hierro? Del imán ciertamente no.

San Francisco de Sales lo explicaba así: "cuando un alma no es atraída por el imán de Dios se debe a tres causas: o porque ese hierro está muy lejos; o porque se interpone entre el imán y el hierro un objeto duro, por ejemplo una piedra, que impide la atracción; o porque ese pedazo de hierro está lleno de grasa que también impide la atracción".

Y continúa explicando San Francisco de Sales:

- "Estar lejos del imán significa llevar una vida de pecado y de vicio muy arraigada". 
- "La piedra sería la soberbia. Un alma soberbia nunca saborea a Dios. Impide la atracción". 
- "La grasa sería cuando esa alma está rebajada, desesperada, por culpa de los pecados carnales y de la impureza".

Y da la solución: 

- "Que el alma alejada haga el esfuerzo del hijo pródigo: que vuelva a Dios, que dé el primer paso a la Iglesia, que se acerque a los Sacramentos y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es misericordia". 
- "Que el alma soberbia aparte esa piedra de su camino, y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es dulzura y bondad". 
- "Que el alma sensual se levante de su degradación y se limpie de la grasa carnal y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es pureza y santidad".

Así es también Cristo eucaristía: un fuerte imán para las almas que lo aman. Es una atracción llena de amor, de cariño, de bondad, de comprensión, de misericordia. Pero también es una atracción llena de respeto, de finura, de sinceridad. No te atrae para explotarte, para abusar de ti, para narcotizarte, embelesarte, dormirte, jugar con tus sentimientos. Te atrae para abrirte su corazón de amigo, de médico, de pastor, de hermano, de maestro. Si fuésemos almas enamoradas, siempre estaríamos en actitud de buscar Sagrarios y quedarnos con ese amigo largos ratos, a solas.

Si fuésemos almas enamoradas, no dejaríamos tan solo a Jesús eucaristía. Las iglesias no estarían tan vacías, tan solas, tan frías, tan desamparadas. Serían como un continuo hormigueo de amigos que entran y salen.

Tengamos la costumbre de asaltar los Sagrarios, como decía San Josemaría Escrivá. Es tan fuerte la atracción que no podemos resistir en entrar y dialogar con el amigo Jesús que se encuentra en cada Sagrario.

Y para los que trabajan en la iglesia, pienso en los sacristanes, esta atracción por Jesús eucaristía les lleva a poner cariño en el cuidado material de todo lo que se refiere a la eucaristía: Limpieza, pulcritud, brillantez, gusto artístico, orden, piedad, manteles pulcros, vinajeras limpias, purificadores relucientes, corporales almidonados, pisos como espejos, nada de polvo, telarañas o suciedades. Estas delicadezas son detalles de alguien que ama y cree en Jesús eucaristía.

Pero, ¿por qué a veces el Sagrario, que es imán, no atrae a algunos? Siguen vigentes las tres posibilidades ya enunciadas por san Francisco de Sales, y yo añadiría algunas otras.

No atrae Cristo eucaristía porque tal vez hemos sido atraídos por otros imanes que atraen nuestros sentidos y no tanto nuestra alma. Pongo como ejemplo la televisión, el cine, los bailes, las candilejas de la fama, o alguna criatura en especial, una chica, un chico. Lógicamente, estos imanes atraen los sentidos y cada uno quiere apresar su tajada y saciarse hasta hartarse. Y los sentidos ya satisfechos embotan la mente y ya no se piensa ni se reflexiona, y no se tiene gusto por las cosas espirituales.

A otros no atrae este imán por ignorancia. No saben quién está en el Sagrario, por qué está ahí, para qué está ahí. Si supieran que está Dios, el Rey de los cielos y la Tierra, el Todopoderoso, el Rey de los corazones. Si supieran que en el Sagrario está Cristo vivo, tal como existe - glorioso y triunfante - en el Cielo; el mismo que sació a la samaritana, que curó a Zaqueo de su ambición, el mismo que dio de comer a cinco mil hombres....todos irían corriendo a visitarlo en el Sagrario.

Naturalmente echamos de menos su palabra humana, su forma de actuar, de mirar, de sonreír, de acariciar a los niños. Nos gustaría volver a mirarle de cerca, sentado junto al pozo de Jacob cansado del largo camino, nos gustaría verlo llorar por Lázaro, o cuando oraba largamente. Pero ahora tenemos que ejercitar la fe: creemos y sabemos por la fe que Jesús permanece siempre junto a nosotros. Y lo hace de modo silencioso, humilde, oculto, más bien esperando a que lo busquemos.

Se esconde precisamente para que avivemos más nuestra fe en Él, para que no dejemos de buscarlo y tratarlo. ¡Que abajamiento el suyo! ¡Qué profundo silencio de Dios! Está escondido, oculto, callado. ¡Más humillación y más anonadamiento que en el establo, que en Nazaret, que en la Cruz!

Señor, aumenta nuestra fe en tu eucaristía. Que nos acostumbremos a visitarte en el Sagrario. Que seas Tú ese imán que nos atraiga siempre y en todo momento. Quítanos todo aquello que pudiera impedirnos esta atracción divina: soberbia, apego al mundo, placeres, rutina, inconsciencia e indiferencia.

¡El Sagrario!

"El Maestro está aquí y te llama", le dice Marta a su hermana.

Nuestra ciudad está rodeada de la presencia Sacramental del Señor. Tomen en sus manos un mapa de la ciudad y vean cuántas iglesias tienen, señaladas con una cruz. Esas cruces están señalando que ahí está el Señor, son como luceros o como constelaciones de luz, visibles sólo a los ángeles y a los creyentes, diría Pablo VI.

¡Seamos más sensibles, menos indiferentes! ¡Visitemos más a Cristo Eucaristía en las iglesias cuando vamos de camino al trabajo o regresamos! Asomemos la cabeza para decirle a Jesús: ¡hola! Dejemos al pie del Sagrario nuestras alegrías y tristezas, nuestras miserias y progresos.

Imaginen unos novios que se aman. Trabajan los dos. El trabajo de uno está a dos calles del otro. ¿Qué no haría el amado para buscar ocasiones para ver a la amada, llamarla por teléfono, saludarla, aún cuando fuera a distancia?

¿Pequeñeces? Son cosas que solamente entienden los enamorados. Con el Señor hemos de hacer lo mismo. Si hace falta, caminamos dos, tres o más calles para pasar cerca de Él y tener ocasión de saludarlo y decirle algo. Con una persona conocida, pasamos y la saludamos brevemente. Es cortesía. ¿Y con el Señor no?

En cada Sagrario se podría poner un rótulo "Dios está aquí" o "Dios te llama". Es el Rey, que nos concede audiencia cuando nosotros lo deseamos. Abandonó su magnífico palacio del Cielo, al que tú ni yo podíamos llegar, y bajó a la tierra y se queda en el Sagrario y ahí nos espera, paciente y amorosamente.

El mismo que caminó por los senderos de Palestina, el que curó, el que fundó la iglesia, es el mismo que está en el Sagrario.

¿Para quién y para qué está ahí? Para nosotros, para hacer compañía al solo, para fortalecer al débil, para iluminar al que duda, para consolar al triste, para llenar la vida de jugo, de alegría, de sentido.

Autor: P. Antonio Rivero LC

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES


Oración por los sacerdotes


Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus Sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres
y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso
y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pido por tu Madre Santa María:
Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amen

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 10 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
10 DE NOVIEMBRE 



¿Conoces la canción de la alegría? Está hecha para aquellos que se dejan abrumar por la tristeza. 
Pero la canción te advierte sabiamente que si no encuentras la alegría en esta tierra, búscala más allá de las estrellas. 
Si en tu camino sólo existe la tristeza y el llanto amargo de la soledad completa, canta la canción de la alegría, búscala sobre tu cabeza, en lo alto de los cielos. 
El que espera un nuevo día más lleno de sol, más diáfano y puro, no podrá menos que entonar la canción alegre del que espera la felicidad, por más que en estos momentos deba sufrir el peso del camino. 
Sueña cantando, vive no tanto soñando cuanto pregustando el nuevo día, el nuevo sol, la nueva vida; si la música espanta las penas, y el canto hace olvidar la tristeza, la alegría de tu espíritu producirá en ti mayor optimismo y te comunicará mayores deseos de vivir.

"Mientras toda la imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, aleccionada por la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz, situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre"(CS, 18). Esta esperanza en un más allá feliz no inhibe al cristiano para que asuma su responsabilidad del presente, matiza su presente con una energía desconocida para el que no tiene fe. 

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros
Meditaciones para cada día del año
Editorial Claretiana .

CÓMO HACE EL PAPA FRANCISCO CON SUS HOMILÍAS?


¿Cómo hace el Papa con sus homilías? Esta y otras curiosidades las revela en nuevo libro
Por Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




Roma, 10 Nov. 16 /  (ACI).- En una nueva conversación con Antonio Spadaro, director de la revista de los jesuitas “La Civiltà Cattolica”, contenida en el libro “En tus ojos está mi palabra”, explica esta y otras cuestiones relacionadas con sus homilías y discursos.

“Las homilías para mí son algo tan ligado a la historia concreta del momento que después puede ser olvidada”, afirma Francisco al ser preguntado si recuerda la primera homilía que pronunció como sacerdote. “No es hecha para ser recordada por el predicador, que en su lugar es siempre empujado a avanzar”, añade a continuación.

La nueva publicación –publicada en Italia por Rizzoli– recoge además las homilías y los discursos del Papa Francisco como Arzobispo de Buenos Aires de 1999 a 2013, año en el que fue elegido Pontífice.

No obstante, Francisco hace memoria y explica que “cuando en el seminario nos enseñaban homilética yo ya tenía una cierta aversión hacia los folios escritos en los que estaba todo. Y esto lo recuerdo bien. Estaba y estoy convencido de que entre el predicador y el pueblo de Dios no debe haber nada en medio. No puede haber un papel. Algún apunte escrito sí, pero no todo”. “Y lo he dicho también en la escuela, en ese tiempo. El profesor se sorprendió. Me preguntó por qué era así contrario a preparar toda la homilía y yo le respondí: ‘Si se lee no se puede mirar a la gente a los ojos’”. “Esto –añade– lo recuerdo como si fuese hoy y sucedió antes de que fuese ordenado sacerdote”.


Mirar a la gente

Él mismo afirma que este pensamiento continúa presente como Papa y subraya que “lo que busco hacer todavía hoy es buscar los ojos de la gente. También aquí en la plaza de San Pedro”. Preguntado sobre cómo hace con tanta gente que le espera siempre en la plaza, Francisco explica que “cuando saludo hay una masa de gente, pero yo no la veo como masa: busco mirar al menos a una persona, un rostro preciso. A veces es imposible por la distancia. Es feo cuando estoy demasiado lejos. A veces lo intento sin conseguirlo, pero lo intento”. Y “si miro a uno después quizás también los demás se sientes observados, no como ‘masa’, sino como personas individuales”.

Para explicar mejor este aspecto, el Pontífice pone de ejemplo la Misa de clausura en Filipinas ante millones de personas, la cual “quizás no fue calurosa como hubiese querido”. “Amo mucho a aquella gente que era mucha”, sin embargo “en Taclobán (una isla de Filipinas hasta la que se desplazó), en medio de la lluvia, en esa situación de verdad difícil, sentí que podía mirar a las personas y hablarles al corazón. Era una comunicación directa. Las situaciones son imprevisibles, la comunicación es una cosa que acontece en el momento en el que acontece”.

A pesar de todo esto, “aquí debo leer a menudo las homilías” y “entonces me acuerdo de eso que decía cuando era estudiante. Por eso muchas veces me salgo del texto escrito que está preparado, añado palabras, expresiones que no están escritas. De esta manera miro a la gente. Cuando hablo debo hacerlo a alguno. Lo hago como puedo, pero tengo esta profunda necesidad”.

“Es cierto que a San Pedro se necesita ir con algo bien preparado, pero yo siempre tengo este deseo profundo que va más allá de los contextos formales. A veces no lo consigo por las circunstancias, y entonces no estoy contento. Tengo este impulso de salir del  texto y mirar a los ojos".

Los 3 puntos característicos

Por otro lado, el Santo Padre también revela cómo se siente cuando en sus viajes debe ser traducido a la lengua del país para que la gente le pueda entender. “Querría no ser traducido y hablar el idioma, pero me he acostumbrado”.

Cuestionado sobre si hay diferencias entre sus homilías como Arzobispo y como Papa, afirma que “no lo sé”. “No, yo advierto diferencias. Es verdad que en algunos casos de Arzobispo y de Papa la preparación es más formal y compleja”.

Francisco también confiesa por qué muchas veces en sus homilías o discursos habla de 3 puntos: “Me viene de los Ejercicios (de San Ignacio): es la formación jesuita”. “Los Ejercicios me vienen a la mente rápidamente, siempre. Me han formado. Desde entonces, desde el inicio, no noto una actitud radicalmente distinta respecto a cuándo predicaba como párroco”. Pero, “lo importante es tener el corazón de pastor tanto de párroco como de obispo o de Papa”, afirma.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 9 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
9 DE NOVIEMBRE 




Se van pasando los días; se va acercando el fin del año. Esto nos debe hacer pensar que nuestro destino final no puede ser este mundo de aquí abajo. 
Los hombres somos peregrinos de este mundo; somos ciudadanos de otra patria, hacia la cual vamos yendo y en la cual moraremos definitivamente. 
Hay una estrella en nuestro camino y esa estrella es la que debe guiamos no solamente hacia la patria definitiva, sino para seguir la ruta mientras vamos peregrinando. 
Mientras vamos caminando debemos construir un nuevo mundo, anticipo de aquel reino de Dios venidero que será reino de justicia, de verdad y de amor. 
De nuestra vida terrenal, sembrada de justicia y de amor, surgirá el nuevo mundo, empapado de felicidad y de paz. 
Somos caminantes, somos peregrinos, dejemos una estela de verdad y de bien.

"La semilla de eternidad que el hombre lleva en si, por ser irreducible a la sala materia, se levanta contra la muerte"(GS, 18).
 No es, pues, la muerte lo definitivo; después de la muerte se abren unas puertas de luz y de nueva vida; que ya no será sucedida por ninguna otra muerte: plenitud de vida y plenitud de realización. 



Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros
Meditaciones para cada día del año
Editorial Claretiana .

FELIZ JUEVES!!!


miércoles, 9 de noviembre de 2016

GRACIAS


Gracias



Gracias por haberme brindado tu amistad
Gracias por darme tu mano cuando mas la necesité
Gracias por ser quien eres
Gracias por la sonrisa que me has brindado
Gracias por darme la alegría
Gracias por el abrazo necesitado
Gracias por abrirme el corazón
Gracias por el consejo oportuno
Gracias por tu cariño
Gracias por tu comprensión
Gracias por tu apoyo incondicional
Gracias por las palabras de aliento
Gracias por todo lo que me has podido dar
Gracias por ser mi amigo
Gracias por no defraudarme
Gracias por el amor que tú me das
Gracias por decirme la verdad
Gracias por lo bello y grato que me has dado
Gracias por los momentos felices y agradables que me has dado
Gracias por ser tú quien me ha enseñado a llamar por su nombre a las cosas...Gracias

Pero sobre todo te doy las GRACIAS POR HACERME MUY FELIZ.

LA ROSA


LA ROSA
Como tratar a una rosa.



Juan se sentía solo, volvía a su departamento, y el silencio era el único que lo esperaba. Juan estaba triste, Juan estaba solo, muy solo. Y Juan tuvo una brillante idea:
- Compañía, eso lo que necesito, compañía. Y alegre se puso a pensar que tipo de compañía.
De chico le habían dicho que lo ideal para compañía era una rosa. También le habían advertido que las rosas tenían espinas y que si uno no era cuidadoso, en vez de disfrutar el placer de mirarlas, tocarlas y oler el perfume que emitían, podían terminar lamentándose todo el día de que la rosa era mala, que cada vez que uno se acercaba lo pinchaba a propósito con sus espinas, y otras tantas advertencias del mismo género.
Pero para Juan el riesgo valía la pena. Quería una rosa y salió a buscarla. Y cuando uno busca mucho siempre encuentra lo que busca.
Así Juan salió decidido a la calle y, oh casualidad, a la vuelta de la oficina donde trabajaba la vio, estaba ahí delante de sus ojos, como había estado ella durante meses esperándolo y mirándolo cada vez que él pasaba, pero nunca se habían cruzado miradas. Pero esta vez Juan estaba decidido a ser feliz y se acerco directamente a ella, tan directamente que la hizo temblar.
Juan la miró, y quedó totalmente embriagado y envuelto por su perfume. Juan estaba enamorado. Luego de un rato de pleno éxtasis Juan se decidió. Dio media vuelta y encaró al padre de la dama. 
- ¿Cuánto cuesta?, preguntó con voz firme.
- Veinte pesos, contestó el Vendedor de Flores, sorprendido por la pregunta tan imprevista, pues ni siquiera le había dicho buen día, y agregó ya recompuesto.
- Con diez pesos más se lleva esta maceta hermosa, señalando una roja de cerámica.
A los pocos minutos Juan salía feliz del negocio con María, pues así le había puesto de nombre a la rosa. María salió alegre a la calle, en los brazos de Juan y vestida con su hermoso vestido de maceta roja.

Juan llegó a su casa, puso a María en el mejor lugar, donde podía recibir la luz de la mañana, luego guardó el comprobante de compra de la rosa y finalmente se sentó a su lado. El resto de la tarde se deleitó mirándola y sintiéndola.
Los primeros días fueron realmente una "Luna de Miel".
A la noche Juan se llevaba a María al dormitorio para tenerla al alcance de su mano.
La luna de miel entre ellos duró poco.
Una noche Juan entre sueños acercó su mano para acariciar a María y de pronto el dolor intenso y una gota de sangre salió de su dedo índice. María, con sus espinas lo había lastimado. Juan sintió que el dolor pasaba pero volvieron a su mente las advertencias: cuidado con las rosas, cuando tu quieres brindarles amor ellas te lastiman intencionalmente con sus espinas.

Al día siguiente Juan se olvidó de ponerle agua en la maceta a la Rosa, también se olvidó de ponerla al sol, y así hizo los siguientes tres días.
Fue el sábado que Juan al entrar al dormitorio la vio.
María estaba triste, sus pétalos que antes eran hermosos, estaban caídos sobre la mesita de luz.
Su tierra reseca.
Juan sorprendido por la actitud de María, buscó la factura de compra, pues tenía anotado en teléfono del negocio de plantas y llamó para reclamar.
- ¿Qué problema tiene con la planta que le vendí? preguntó el vendedor.
-¿Qué no la riega, ni la pone al sol desde hace tres días? preguntó el vendedor indignado.
Juan cortó, medio disculpándose por su ignorancia y se puso a regar a la rosa, pero no podía evitar recordar con bronca lo que ella le había hecho: lo había lastimado cuando el se acercó, y seguramente lo había hecho con intención.
Y comenzó a regarla hasta inundarla de agua, mientras pensaba...
- Voy a inundarla bien, así no la riego por siete días.
- Voy a dejarla al sol así no necesito moverla.
Y luego Juan se fue a hacer otras cosas, sus cosas, las que eran realmente importantes para él.
Y María siguió perdiendo pétalos. Ya no emitía ningún perfume, ya no sentía la energía y la palabra de Juan, y María se dejaba morir.

Pasaron otros tres días y Juan fue a un cine solo. Durante la película vio una escena que lo conmovió, y de pronto apareció la imagen de María ante sus ojos con sus pétalos caídos. Juan sintió en el fondo de su ser que María se moría de pena, y se dio cuenta que la amaba, que extrañaba sus formas, su tersura, su perfume, y Juan salió a las corridas del cine y volvió a su casa.
Encontró a María desfalleciente, la tomó entre sus brazos, le sacó el agua en exceso de la maceta, y le habló del amor que le tenía, durante toda la noche. A la mañana la puso al sol, le agregó un poco de fertilizante, y así la cuidó en su convalecencia que duró casi un mes.

Al mes María estaba radiante y enamorada como siempre. 
Y ese día Juan tomó el comprobante de compra y rompiéndolo en mil pedacitos le dijo a María
- Alguna vez creí, equivocadamente, que porque te había comprado y puesto el comprobante de compra bajo la maceta podía decirte - " soy tu dueño, y no te riego".
- Hoy me doy cuenta que nuestra relación se sustenta en cambio en el amor diario que nos podamos dar, en que yo te riegue todos los días con mi amor, mientras tu me llenas con tu hermoso perfume, tu tersura, tu compañía y y tu hermoso perfume.
Que todos los cuidados que yo te haya dispensado en el pasado, vivirán siempre como un maravilloso recuerdo, pero que no son suficientes para el día de hoy.
Y que a partir del día de hoy, para poder disfrutarte te seguiré regando día tras día. 
Y además tendré presente que si me encuentro con tus espinas puede ser, que parte de la culpa sea mía por no saber acercarme a ti.




Autor: Dr. Dino Ricardo Deon
Extraído del libro "Los cuentos de Dino"

PAPA FRANCISCO: CONOCES ALGÚN ENFERMO? ESTO ES LO QUE DEBES HACER


Papa Francisco: ¿Conoces algún enfermo? Esto es lo que debes hacer para mostrarle a Dios
Por Álvaro de Juana
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 09 Nov. 16 / (ACI).- En la catequesis de la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco continuó hablando de las obras de misericordia y en concreto de visitar a los enfermos y a los que se encuentran privados de su libertad, como los presos.

“Los hospitales son hoy verdaderas ‘catedrales del dolor’ donde se hace evidente también la fuerza de la caridad que ayuda y lleva compasión”, subrayó en su intervención.

“No puede faltar, entre las obras de misericordia, la de visitar y asistir a las personas enfermas” porque de esta manera "podemos incluir la de ser cercanos a las personas que se encuentran en prisión”.  

Francisco recordó que “la vida de Jesús, sobre todo en los 3 años de su ministerio público, fue un incesante encuentro con las personas. Entre estas, tuvieron un lugar especial los enfermos”.


“Tanto los enfermos como los reclusos viven una condición que limita su libertad” y “cuando nos falta, nos damos cuenta de cuán preciosa es”, destacó añadiendo después: “Jesús nos ha donado la posibilidad de ser liberados no obstante los límites de la enfermedad y de las restricciones”.

“Él nos ofrece la libertad que proviene del encuentro con Él y del sentido nuevo que este encuentro lleva a nuestra condición personal”.

El Papa afirmó que esta obra de misericordia invita “a un gesto de gran humanidad: el compartir” y “no podemos esconder que, sobre todo en nuestros días, en la enfermedad se tiene una experiencia profunda de la soledad que atraviesa gran parte de la vida”.

Francisco explicó que “una visita puede hacer sentir a la persona enferma y sola un poco en compañía” y esto es “una muy buena medicina”.

“Una sonrisa, una caricia, estrechar la mano, son gestos sencillos, pero muy importantes para quien se siente abandonado a sí mismo”.

El Obispo de Roma agradeció también la “obra impagable” de aquellos que “se dedican a visitar a los enfermos en los hospitales o en sus casas” y cuando “se hace en nombre del Señor se convierte en expresión elocuente y eficaz de misericordia”.

El Santo Padre tuvo también palabras para los reclusos, a los que “Jesús no ha olvidado”, y señaló que nos invita “a no hacernos jueces de ninguno”. “Si uno está en la cárcel es porque se ha equivocado, no ha respetado la ley y la convivencia civil” pero “a pesar de lo que haya hecho siempre es amado por Dios”.

En este sentido, “un cristiano está llamado ante todo a hacerse cargo para que quien se haya equivocado comprenda el mal realizado y vuelva en sí mismo”. “La falta de libertad es sin duda una de las privaciones más grandes para el ser humano”, agregó.

Por tanto, “visitar a las personas que están en prisión es una obra de misericordia que sobre todo hoy asume un valor particular por las diversas formas de justicia a las que están sometidos”.

“Que ninguno apunte con el dedo a nadie”, sino “seamos instrumentos de misericordia, con actitudes de fraternidad y de respeto”, dijo también.

NO LE TENGAS MIEDO A DIOS


No le tengas miedo a Dios
Nos asegura que nuestra vida es preciosa y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo?


Por: P. José Luis Richard | Fuente: Catholic.net 




Cristo aparece en el Evangelio como el gran exorcista del miedo. Se hace hombre para librarnos de él. Nos enseña con el ejemplo de su vida, luminosa y sin angustias. Nos asegura que nuestra vida es preciosa a los ojos del Padre y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo, entonces? ¿Del mundo? El lo ha vencido (Jn 16, 23). ¿A quiénes temer? ¿A los que matan, hieren, injurian o roban? Tranquilos: no tienen poder para más; al alma ningún daño le hacen (Mt 10, 28). ¿Al demonio? Cristo nos ha hecho fuertes para resistirle (1 Pe 5, 8) ¿Quizás al lujurioso o al déspota latente en cada uno de nosotros? Contamos con la fuerza de la gracia de Cristo, directamente proporcional a nuestra miseria (2 Cor 12, 10).

En el pasaje en el que camina sobre agua, Cristo avanza un paso más: tampoco debemos tenerle miedo a Dios.

Jesús se acercó caminando sobre las aguas a la barca de los discípulos. ¿Para darles un susto o con la intención de asombrarles? No. Se proponía solamente manifestarles su poder, la fuerza sobrenatural del Maestro al que estaban siguiendo.

Pero su milagro, en vez de suscitar una confianza ciega en el poderoso amigo, provoca los gritos de los aterrados apóstoles. Es un fantasma -decían temblando y corriendo seguramente al extremo de la barca-.

San Pedro es el único que domina su papel. Escucha la voz de Cristo: Soy yo, no temáis, comprende y aprovecha para proponerle un reto inaudito: caminar él también sobre las aguas. Y de lejos, traída por el fuerte viento, le llega claramente la inesperada respuesta: Ven.

Muy similar a aquella que todos los cristianos escuchamos en algunos momentos de nuestra vida. Después de haber conocido un poco a Cristo -aun entre brumas-, comenzamos a seguirle y, de repente, recibimos boquiabiertos la invitación de Cristo: Ven.

Ven: sé consecuente, sé fiel a esa fe que profesas.
Ven: el mundo está esperando tu testimonio de profesional cristiano.
Ven: tu hermano necesita tu ayuda, tu tiempo... tu dinero.
Ven: tus conocidos desean, aunque no te lo pidan, que les des razón de tu fe, de tu alegría.

Y la petición de Cristo sobrepasa, como en el caso de Pedro, nuestra capacidad. No vemos claramente la figura de Cristo. O dirigimos la mirada hacia otro sitio. El viento sopla. Las dificultades se agigantan... y estamos a punto de hundirnos o de regresar a la barca. Sentimos miedo de Cristo.

¡Miedo de Cristo! Sin atrevernos a confesarlo abiertamente, ¿cuántas veces no lo hemos sentido?
¡Miedo de Cristo! Esa sensación de quererse entregar pero sin abandonarse por temor al futuro...
¡Miedo de Cristo! Ese temor a afrontar con generosidad mi pequeña cruz de cada día.
¡Miedo de Cristo! Esa fuente de desazón y de intranquilidad porque, claro, el tiempo pasa, y ni realizo los planes de Dios ni llevo a cabo los míos.

¿Cómo se explica ese miedo de Dios? ¿Dónde puede estar nuestra vida y nuestro futuro más seguros que en sus manos? ¿Es que la Bondad anda maquinándonos el mal cuando nos pide algo? ¿Es que Él no es un Padre? ¿Por qué, entonces, le tememos? ¿De dónde proviene ese miedo?

Sólo hay una respuesta: de nosotros mismos. El miedo no es a Dios. Es a perdernos, a morir en el surco. Amamos mucho la piel como para desgarrarla toda en el seguimiento completo de Cristo.

Y Cristo no es fácil. Duro para los amigos de la vida cómoda y para quienes no entienden las duras paradojas del Evangelio: morir para vivir, perder la vida para ganarla, salir de sí mismo para encontrarse.

No todos lo entienden. Se requiere sencillez, apertura de espíritu y, como Pedro, pedir ayuda a Cristo.

Quiero confiar en Ti, Señor, para estar seguro de que en Ti encontraré la plenitud y felicidad que tanto anhelo. Deseo esperar en Ti, estar cierto de que en Ti hallaré la fuerza para llegar hasta el final del camino, a pesar de todas las dificultades. Aumenta mi confianza para que esté convencido de que Tú nunca me dejarás si yo no me aparto de Ti.

EL AMOR BUSCA EL BIEN DEL SER AMADO


EL AMOR BUSCA EL BIEN DEL SER AMADO


El amor busca el bien del ser amado. ¿Qué amor sería el de Dios hacia nosotros si Él no buscara hacernos bien? Y a veces, para hacernos bien, Dios tiene que emplear castigos, que siempre son amorosos, porque a Dios nunca, jamás, lo puede mover el odio, sino siempre el amor y la misericordia. Por eso aunque a veces nos sintamos tristes porque Dios nos ha castigado, saltemos de alegría en medio de nuestra pena, porque es señal de que Dios nos ama, pues bien dice la Escritura que Dios corrige y castiga a quienes ama.


¡Ay de nosotros si todo nos fuera bien en este mundo! Sería la prueba cabal de que Dios nos ha olvidado y que no se interesa de nosotros, porque no permite que tengamos pruebas que nos hacen ejercitar en la santificación y nos hacen alcanzar el Cielo.
Recordemos esta gran verdad: que todo lo que Dios quiere o permite en nuestra vida es por amor, siempre por amor.

Nunca acusemos a Dios de ser malo. En todo caso el malo es el demonio, que es quien nos atormenta y nos causa todas las desgracias, y que Dios a veces permite para hacernos mejores y más santos.

Dios ve el futuro, nosotros no, y lo que hoy puede ser una solución perfecta y deseable, tal vez en el futuro sea algo desastroso, y para la eternidad peor aún.

Entonces dejemos hacer a Dios, y en cuanto a nosotros recemos mucho, porque la voluntad de Dios es condicionada a nuestras oraciones, y hay gracias y dones que Dios nos quiere dar, pero a condición de que se los pidamos en la oración, de lo contrario jamás los recibiremos. 



(Sitio Santísima Virgen)

NUESTRA SEÑORA DE LOS TREINTA Y TRES, PATRONO DE URUGUAY


Treinta y Tres, Nuestra Señora de los
En América


El Papa Juan XXIII la declara patrona principal de Uruguay. Ese nombre nos recuerda la profunda devoción de los treinta y tres héroes uruguayos.


Por: P. Sergio Rosiles | Fuente: Catholic.net 



En Florida, Uruguay, se venera la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres.

"La noble tierra de los uruguayos, hermosa por el verdor de sus praderas y por sus cuchillas suavemente onduladas, se ufana de ser antigua sede de piedad mariana, la que, así como sugiere a los cristianos sentimientos religiosos, de la misma manera lleva con facilidad a todos los ciudadanos al recuerdo de la libertad conquistada y a los comienzos de la Patria naciente."

Con estas palabras comienza el Papa Juan XXIII la bula con la que declara patrona principal de Uruguay a la Virgen de los Treinta y Tres. Un poco más adelante, después de hablar del origen de esta devoción continua diciendo: "Finalmente en nuestros días -lo que nos causa gran alegría- todo el pueblo de la República venera con amor ardiente a la misma Virgen, la cual, si de veras ocupa el centro del templo, con razón mayor se debe afirmar que vive en los ánimos y en las mentes de todos."

Esta pequeña imagen de la Virgen, tan querida por todos los uruguayos, mide tan solo treinta y seis centímetros de alto. Está tallada en madera de cedro y procede, según la tradición, de las misiones de los padres Jesuitas. La sagrada imagen fue colocada en la iglesia de Florida Blanca e inmediatamente sus habitantes le rindieron un culto filial.

El nombre de la Virgen podría parecer un poco extraño a quien no conoce su historia. El título de "los Treinta y Tres" no es que tenga mucha relación con la Sma. Virgen. Además, teniendo en cuenta que esta imagen está dedicada a la Inmaculada Concepción, el nombre de "los Treinta y Tres" parece aún más extraño. Alguno podría pensar que quizás se debe a los treinta y tres años de la vida de Cristo sobre la tierra. Podría ser una buena explicación, pero no es así. El origen del nombre es muy sencillo y, como veremos, sí tiene mucha relación con la Virgen.

Sucede que a inicios del siglo XIX los pueblos latinoamericanos estaban luchando por su independencia. Y en Uruguay ocurría lo mismo. Era el año de 1825. La lucha por la libertad estaba encabezada por un valeroso grupo de patriotas; todos ellos, al igual que su pueblo, católicos y devotos fervorosos de la Virgen María.

Como es natural, al iniciar la arriesgada campaña para alcanzar la libertad de la Patria, quisieron poner el éxito de su empresa en manos de María. Así que los caudillos acudieron a la parroquia, participaron en la santa misa y, al terminar, inclinaron su bandera tricolor delante de la imagen de la Sma. Virgen pidiéndole su bendición.

El número de los caudillos era precisamente treinta y tres, y desde entonces el pueblo uruguayo ha designado con el nombre de "Virgen de los Treinta y Tres" a la pequeña imagen de la Iglesia parroquial de Florida. Como pueden ver el nombre sí tiene que ver con la Virgen. Ese nombre nos recuerda la profunda devoción de los treinta y tres héroes uruguayos hacia nuestra madre María, y nos recuerda también la protección materna de María hacia sus hijos. "Así, a la Virgen de los Treinta y Tres está unido el hilo conductor de las diversas etapas históricas y culturales del noble pueblo uruguayo que lleva en lo más profundo de su alma el amor a María".

El Papa Juan Pablo II acudió como peregrino a este santuario mariano y en su ángelus del 28 de junio de 1992 nos compartió su experiencia de ese lugar: "Recuerdo con emoción mi visita a Nuestra Señora de los Treinta y Tres, el 8 de mayo de 1988, durante el viaje apostólico a aquella querida Nación: contemplando la santa imagen rece por América Latina, pues -como había subrayado aquel mismo día, al recitar el Regina Coeli- "la Virgen María, Reina de los Apóstoles, la que con su fe y ejemplo de vida, precede a los heraldos del Evangelio, nos hace sentir la hermandad de todos los pueblos que en esas tierras benditas han acogido la palabra y el bautismo de Cristo..."

En estas palabras del Papa podemos descubrir el mensaje que la Virgen de los Treinta y Tres nos ofrece. Ella nos repite, como en las bodas de Caná: "haced lo que Él os diga", acoged las palabras de mi Hijo. No basta que nuestros pueblos latinoamericanos tengan una profunda tradición cristiana. Es necesario que cada uno de nosotros acepte ese mensaje con fe y lo viva en su vida diaria. No basta llamarnos cristianos. Estamos llamados a ser cristianos, a vivir como cristianos.

Ha llegado el momento de despedirnos por el día de hoy. Les esperamos en nuestra próxima peregrinación por América, la tierra de María, en la que visitaremos el santuario de Nuestra Señora de Suyapa, en Honduras.

FELIZ MIÉRCOLES!!!


martes, 8 de noviembre de 2016

DOS CAMINANTES Y EL HACHA


Dos caminantes y el hacha


Existe una inmensa alegría en poder alegrar a otros a pesar de nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la tristeza, pero cuando la alegría es compartida, se duplica. Si deseas sentirte feliz y realizado, basta compartir tus bendiciones, esas que no se pueden comprar con dinero.

Caminaban dos hombres juntos, cuando uno de ellos encontró un hacha. El otro dijo: —¡Hemos encontrado un hacha! —No digas -repuso el primero- "hemos encontrado", sino: "has encontrado". Instantes después fueron alcanzados por el hombre que había perdido el hacha; y el que la llevaba, al verse perdido, dijo a su compañero:
—¡Estamos perdidos! —No digas -replicó éste- "estamos perdidos", sino: "estoy perdido", porque cuando encontraste el hacha no me hiciste partícipe de tu hallazgo (Esopo).

Ser solidario es sentirte una sola cosa con los demás: “Todos para uno y uno para todos”. Esta actitud llena el corazón de seguridad, estímulo y paz. El interés por la gente debe ser auténtico, sin intereses ocultos. La persona solidaria es comprensiva, disponible, y colabora. Te lleva a involucrarte y compartir. Ánimo, inténtalo.


* Enviado por el P. Natalio 

IMAGEN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE ES EMBLEMA DE LA LUCHA PRO VIDA EN ESTADOS UNIDOS


Imagen de Virgen de Guadalupe es emblema de la lucha pro vida en Estados Unidos




DAKOTA DEL NORTE, 07 Nov. 16 / (ACI).- Numerosas personas han sido tocadas por el arte de Nellie Edwards, conocida en Estados Unidos por su dedicación al arte sacro, especialmente por una pintura de la Virgen Guadalupe denominada “Madre de la Vida”, que ha servido para la conversión de muchas almas y como ayuda visual para diversas comunidades pro-vida.


"A menudo, una obra de arte evocadora sirve como un trampolín para la conversión, encendiendo un anhelo para relacionarte con Cristo, para aprender más sobre Él y su Iglesia. Quiero que todos los sacerdotes y los grupos pro vida sepan que estoy haciendo banderas y lienzos de la ‘Madre de la Vida’ con la esperanza de que puedan mover los corazones y las mentes de aquellos que hasta ahora, piensan en el aborto como un derecho", dijo Edwards al National Catholic Register.

“La Iglesia, desde sus inicios, empleó ayudas visuales para enseñar e inspirar a los fieles a la gran devoción a Dios”, añadió.

En los últimos años, el trabajo de Edwards ha traído esperanza a la comunidad católica de su país, ya que muchos centros de ayuda para embarazos, grupos pro vida y personas han encontrado en ‘Madre de la Vida’ una evocadora ayuda visual.

Un ejemplo de estos es el ministerio National LIFE Runners, quienes oran, concientizan y recaudan fondos en favor de la vida.

“‘Madre de la Vida’ nos recuerda el ‘Sí’ de María a Dios, su don de vida y nos inspira a hacer lo mismo que ella", expresó Pat Castle, fundador de National LIFE Runners.

Nellie Edwards también narró al Register la historia de una joven que concibió un hijo luego de recibir de obsequio la imagen “Madre de la Vida”, pese a no haber tenido éxito durante su tiempo de matrimonio.

“La mujer se me acercó en un evento diocesano y me contó que su marido le regaló un día una impresión de la ‘Madre de la Vida’ y, después de recibirlo, sintió una gran paz sobre ella. De alguna manera, dijo, se sentía segura de que tendría un niño, y pronto lo tuvieron”, aseguró.

Además, recordó que un señor llamado Steve Gignac la llamó recientemente de Connecticut (Estados Unidos) y dijo haber sentido el llamado a obsequiar impresiones de la pintura “a personas que llevan cruces muy pesadas”.

“Steve me dijo que cuando le regaló la imagen a una mujer que había sufrido un aborto espontáneo, ella la sostuvo cerca de su corazón y lloró, sintiendo el amor de Jesús y María de una manera que la llenó de paz”, dijo.

Edwards, madre de ocho hijos y activista pro vida de larga trayectoria, comenzó a dedicarse al arte sacro a comienzos de los años ‘50.

El Apostolado Mundial de Fátima aceptó un libro suyo dirigido a niños que trataba sobre la Eucaristía, a fin de conmemorar el centenario de Fátima. Además, otra pintura suya de Nuestra Señora frente a Santo Domingo de Guzmán también aparece en un nuevo libro sobre el Rosario del P. Donald Calloway.

“Desde la infancia, Dios puso una chispa en mí, el sueño de un día ser pintora de bellas artes. Como madre de ocho hijos, pensé tomar lecciones una vez que los niños crecieran, pero eso nunca sucedió”, lamentó.

Sin embargo, una noche del 2007 se le ocurrió la idea de “hacer un retrato de la Beata Catalina Tekakwitha”, ahora santa. “Mientras lo pintaba un sacerdote llamó para pedirme que diera una charla pro vida en un congreso anual en la India. Él no tenía manera de saber en qué estaba trabajando, pero yo pensé que la obra debía tener una misión pro vida”.

"Cuando di la charla cinco meses después, percibí que Dios quería que la comunidad indígena tuviera una presencia más visible en la causa de la vida. Me sentí tan bendecida cuando la Conferencia Nacional de Tekakwitha aprobó inmediatamente el retrato, el cual titulé Holding to Faith (Sosteniendo a la fe)”, agregó.

Otros seguidores de la obra de Edwards, como el Obispo de la Diócesis de Fargo, en Dakota del Norte, Mons. John Falda, dicen que es “una bendición”.

“He tenido el privilegio de conocer a Nellie Edwards y he visto algunas de sus obras. Su arte tiene una cualidad meditativa y transmite la belleza de la persona humana. Creo que necesitamos artistas pro-vida como Nellie porque las artes forman parte de nuestra cultura”, aseguró el Prelado.

Mons. Folda dijo que si realmente se desea construir una cultura de vida en este tiempo “entonces nuestras artes deben reflejar la santidad de la vida”.

“Mucho de lo que vemos hoy en los medios de comunicación y las artes degrada el valor de la vida, por lo que es una bendición encontrar artistas como Nellie que puedan expresar visualmente la gracia de Dios y la belleza de la vida", aseguró.


Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente National Catholic Register.
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