sábado, 21 de septiembre de 2019

QUÉ PUEDO HACER PARA FORTALECER MI FE?


¿Qué puedo hacer para fortalecer mi fe?
6 consejos prácticos para fortalecer mi fe cuando siento que flaquea


Por: Mauricio Montoya | Fuente: Catholic-link.com




En nuestro camino de vida es común encontrarnos con momentos en los que la fe flaquea. Momentos en los que todo parece ir bien y cuando menos lo pensamos, renacen las dudas. Cuando esto suceda debemos buscar los medios para afrontar el sentimiento de pérdida o confusión y poner manos a la obra.

Estos son algunos consejos que pueden ayudarnos a fortalecer nuestra fe y regresar a ella.


1. Busca respuestas a tus dudas
Muchos nos hemos encontrado con dudas, pequeñas o grandes. Acerca de aquello en lo que creemos, y no tiene nada de malo, al contrario, es totalmente natural. Hay que verlo como una oportunidad para fortalecer nuestra convicción de fe.

Lo importante aquí, no es el hecho de hacerse preguntas, sino de buscar respuestas y saber donde hacer la búsqueda, pues no todos los sitios web o libros tienen la mejor respuesta. Te recomiendo buscar en el Catecismo de la Iglesia como primera medida, también puedes acercarte a un sacerdote o guía espiritual para que te ayude a aclarar el panorama o acudir al testimonio de diversos santos.

2. Pide a Dios que aumente tu fe
Suena un poco obvio, pero en ocasiones olvidamos acudir a Dios en estos momentos, lo dejamos de lado. En los evangelios encontramos una bella aclamación dirigida a Él: ¡Señor, creo pero aumenta mi fe! (Mc 9, 14-29), es una expresión confiada en que el Señor, en su infinito amor, va a escuchar nuestro clamor y acrecentará nuestra fe.

No es tan sencillo como parece, pero Dios nunca falla. Podremos estar atravesando por duras pruebas, pero Él no nos olvida. Busca un momento del día para dedicarle estas palabras, sincerar tu corazón, reconocerte débil y pedirle ayuda. Perseverar en la oración, aunque parezca complicado, es un aspecto que no podemos dejar de lado.

3. Realiza un examen de conciencia
En aquellos momentos en que tambalea la fe, es fundamental hacer una evaluación de cómo estamos viviendo. Es necesario saber si este decaimiento espiritual se debe a alguna situación de pecado en que hayamos caído. Además, es necesario, acercarnos a la confesión conscientes de que por medio de ella, recibimos la gracia para ser cada vez más fieles al Señor.

Erróneamente se cree que realizar un examen de conciencia, se trata de ponernos en el banquillo de los acusados, pero en realidad, esta es una excelente herramienta que nos sirve como reflejo de lo que somos en determinado momento.

4. Vive la caridad
No hay mayor alegría en el corazón del hombre que la de poder demostrar su amor a los demás por medio del servicio. Te recomiendo acercarte a un centro de salud o una fundación y donar un tiempo de voluntariado,  visitar a un enfermo de tu comunidad, ayudar a alguien que esté pasando hambre, acompañar a quien se encuentra solo.

Estas son solo algunas formas de entregarnos a otros y una poderosa arma contra la desesperanza o la desilusión.


5. Busca dirección espiritual
Te recuerdo que no podemos caminar solos, es necesario que haya alguien que nos acompañe, aliente y corrija en el camino. Buscar dirección espiritual te ayudará a encontrar la luz del Espíritu Santo, refugiarse en él nos servirá de bastón en el proceso de fe y conversión.

Si estás pasando por un momento de crisis de fe, una experiencia de dolor o culpa, o incluso un momento de acción de gracias a Dios, un encuentro con tu director espiritual es totalmente enriquecedor, sentirás cómo es el mismo Señor quien te acoge, escucha y aconseja.

6. Recuerda aquellos momentos en que tu fe ha sido más firme
Es bueno recordar y volver a vivir esos momentos que han permitido que tu fe crezca y se haga más fuerte, pues en ellos encontrarás las pautas para recuperarte en este bello camino hacia Jesús. Es importantísimo que nunca olvides, que no estás solo, sino que tanto la fuerza del Espíritu como la compañía y apoyo de tus hermanos en la fe, están contigo.

Repite diariamente en tu oración personal: ¡Señor, creo pero aumenta mi fe! No temamos pedirle con urgencia a Dios que nos socorra. La fe es una gracia, una gracia que transforma nuestras vidas y la forma en que vemos el mundo. Como gracia que es, es necesario pedírsela a Dios continuamente.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 21 DE SEPTIEMBRE 2019 - SAN MATEO, APÓSTOL Y EVANGELISTA


Lecturas de hoy San Mateo, apóstol y evangelista
Hoy, sábado, 21 de septiembre de 2019


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
 (4,1-7.11-13):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 18,2-3.4-5

R/. A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy sábado, 
21 de septiembre de 2019
CR


Queridos hermanos:

Celebramos hay la fiesta de San Mateo, apóstol. El Evangelio nos recuerda su vocación. Ahí está Mateo, sentado a la mesa de los impuestos, alguien que se dedica a sangrar a la gente en nombre de los romanos. Quizá no hubiera nadie más despreciable a los ojos de los judíos contemporáneos de Jesús. Pero Jesús no pasa de largo frente a aquella mesa, se detiene, le mira a los ojos y le llama: “Ven y sígueme”, y le convierte en discípulo.

Pero la cosa no queda ahí, Mateo y sus amigos (publicanos y pecadores) se sientan a la misma mesa con el Maestro. Si hubiéramos sino nosotros fácilmente hubiéramos dicho que no resulta conveniente para la “causa” que nos vieran en compañía de personas de tan mala fama, no habríamos ahorrado la crítica, los dimes y diretes. Pero Jesús lo tiene claro, y así quiere mostrarlo, y por eso llama a Mateo y va a comer con sus amigos: Jesús no ha venido a buscar a los sanos, sino a los pecadores, y les echa en cara a los fariseos su falta de misericordia, su falta de compasión para con aquellos que reconociendo su pecado quieren tomar un nuevo rumbo a sus vidas.

Cuantas veces nosotros actuamos así… emitimos un juicio sobre las personas, y ya es un juicio para toda la eternidad. Nunca nos acusarán de ingenuos porque no nos fiamos fácilmente de los otros. Esa es la distancia entre Jesús y nosotros, mientras que Él siempre mantiene la esperanza en las personas y por eso suspende todo juicio, nosotros condenamos eternamente, basados en nuestra mirada superficial y mezquina.

Cuándo aprenderemos el significado de la palabra misericordia?

HOY LA IGLESIA CATÓLICA CELEBRA A SAN MATEO APÓSTOL, 21 SEPTIEMBRE

Hoy la Iglesia Católica celebra a San Mateo el Evangelista
Redacción ACI Prensa




Cada 21 de septiembre la Iglesia Católica recuerda la figura de San Mateo, Apóstol y Evangelista, que vivió en Cafarnaún junto al lago de Galilea, y fue elegido por el mismo Señor para ser uno de los Doce que lo acompañó durante su vida pública. 

El Evangelista fue un publicano que recolectaba los impuestos para los romanos y quien al encontrarse realizando esta función, pasó Jesús y lo llamó, este sin dudarlo siguió el llamado de Dios.


Al subir el Señor a los cielos Mateo predicó durante años en Judea y en países cercanos.

A San Mateo se le atribuye ser patrono de los banqueros y se le representa con un libro. San Jerónimo fijó la figura de un hombre alado como símbolo de su Evangelio.

En una fecha como hoy en el año 1953, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco,  tenía 17 años de edad, y experimentó después de la confesión la llamada a la vida religiosa en la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, incluso su escudo pontificio lleva el lema "Lo miró con misericordia y lo eligió" como se describe el encuentro de Jesús con el Apóstol.



Biografía de San Mateo



San Mateo, hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaún, en el lago de Galilea. Es llamado Leví por los evangelistas San Marcos y San Lucas. Fue un publicano, es decir, un colector de impuestos para los romanos. Cuando Jesús lo ve sentado a la mesa de recaudación de impuestos lo llama para que sea uno de los Doce (Mt 9,9ss). El mismo episodio lo narran también los otros Evangelios sinópticos (Mc 2, 14ss, Lc 5, 27ss). San Mateo es el octavo en la enumeración de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1, 13) y en la del mismo Mateo (Mt 10,3), que cuando se nombra a sí mismo se llama "Mateo, el publicano", y el séptimo en la lista de San Marcos y San Lucas (Mc. 3, 13; Lc 6, 12). Debido a su profesión provienen los atributos con los cuales se le representan: una bolsa de dinero o un tablero de contar.

Después de la ascensión del Señor, San Mateo predicó varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Poco antes de esta dispersión escribe su Evangelio, siendo el primero de los cuatro, tal como lo atestigua Papías, obispo de Hierápolis, el cual es citado en la Historia Eclesiástica por Eusebio: "Mateo ordenó (compuso) las palabras (logia) del Señor en lengua hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego como pudo". Su Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los judíos. El Apóstol San Bartolomé llevó una copia a la India y la dejó ahí.

Según varias fuentes apócrifas, que no siempre coinciden en todos los detalles, luego de predicar en Judea, fue a predicar entre los partos y los persas, pero sobre todo en Etiopía, donde venció a dos magos que se hacían adorar como dioses y a los dragones que los acompañaban. Después resucitó a la hija del rey Egipo (o Hegesipo). Fue martirizado por oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, la cual se había convertido al cristianismo por la predicación del Apóstol. Fue muerto a filo de espada cuando estaba orando al pie del altar después de misa, lo cual le vale otro de los atributos de su iconografía: la espada, que a veces se cambia por alabarda o hacha.

San Mateo, en cuanto evangelista, es representado con un libro o rollo de modo genérico. Pero cada uno de los cuatro evangelistas tiene un símbolo especial, inspirado en la visión de los "Cuatro Vivientes" que nos trae el profeta Ezequiel (Ez. 1, 5ss) y que recoge el Apocalipsis (Ap. 4, 6-11) en el Nuevo Testamento. Por comenzar a narrar la genealogía humana de Jesús, a Mateo le corresponde el "rostro humano" del tercer Viviente (Ap. 4, 7), por ello un hombre alado es el símbolo de su Evangelio. Este simbolismo fue fijado por San Jerónimo.

La Liturgia aplica a San Mateo las siguientes palabras del libro de Esdras: "Este maestro, muy instruido en la Ley dada a Moisés por Yavé, Dios de Israel (...) sobre él estaba la bondadosa mano de su Dios. (...) se había dedicado con todo su corazón a poner por obra la Ley de Yavé y a enseñar a Israel sus mandamientos y preceptos." (cfr. Esd. 7, 6-10).

El hecho de haber tenido como invitado al Señor a su mesa, y el trabajo al que se dedicaba cuando fue llamado por el Señor se aluden en la liturgia de su fiesta. En la oración colecta se señala que Dios, "inexpresable misericordia", se dignó "elegir a san Mateo para convertirlo de recaudador de impuestos en un apóstol". En la oración postcomunión se hace referencia al "gozo salvífico que experimentó san Mateo cuando recibió en su casa como comensal al Salvador". Y en el himno de Laudes, "Præclara Qua", rezamos: "Oh Mateo, ¡qué riquezas tan grandes te prepara el Señor, que te llamó cuando estabas (...) apegado a las monedas! / A impulsos de tu amor ardiente te apresuras a recibir al Maestro (...)".

San Mateo es patrono de los banqueros, y su fiesta se celebra el 21 de septiembre.




Oración a San Mateo 
por la prosperidad en el negocio



Glorioso San Mateo,
miembro de la santa familia de los Apóstoles,
que con la ayuda de la Misericordia del Altísimo 
lograste ganar paz en la tierra y gloria el cielo;
tu que siendo recaudador de impuestos 
no dudaste en abandonar todo
y seguiste al Maestro hasta el final de tu vida terrena;
que inspirado por el Espíritu Santo
después de la Ascensión del Señor a los Cielos
proclamaste la Buena Nueva de su Palabra
y nos dejaste escrito en los Evangelios:
"según sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán",
(Mt. 8, 15)
te pido de corazón intercedas por mí y ruegues a Dios que todo lo puede
me ayude en mi negocio.......
(nombrar el negocio que ya se tiene o que se va a emprender),
yo pongo toda mi fe en ti,
deposito mis esperanzas e ilusiones 
y confío en la misericordia del Señor, 
para que fructifiquen pronto las inversiones que he realizado.

Yo sé que es posible salir de esta mala situación,
para ello necesito que aumente la clientela y las ventas
para acrecentar los ingresos de dinero
y así poder hacer frente a los pagos que se acumulan,
solucionar los problemas económicos de mi familia
y generar otros empleos para personas que lo precisan.

Te pido ayuda para que pueda obtener:
(decir lo que se quiere conseguir para el negocio)

San Mateo, glorioso Evangelista,
en tus manos dejo la buena marcha de mi negocio,
devuélveme la alegría de verlo prosperar,
yo me esforzaré en todo lo que de mi dependa,
y pondré todo mi esfuerzo y entusiasmo
para que funcione perfectamente,
ofreceré muy buena calidad en mis productos,
seré animoso, atento, paciente y cortes
con los que vengan a comprar
para que se vayan satisfechos y regresen pronto.

San Mateo, dame tus bendiciones,
despeja y abre mis caminos laborales al progreso,
haz que la suerte me acompañe,
aleja de mi negocio las envidias y los problemas,
haz que no haya disgustos ni reclamaciones,
que toda persona que en él entre
se sienta bien atendido y dichoso de su compra,
y sientan la necesidad de volver a mi negocio;
haz que prospere y tenga buenos beneficios
para salir de la ruina, vivir dignamente
y tener tranquilidad y sosiego
y para que pueda dar una parte a los más necesitados.

Te lo pido por Jesucristo, nuestro hermano y Señor.

Amén.

Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.



Oración a San Mateo


Dios, que por la boca de tu bendito Hijo llamaste a Mateo del banco de los tributos, para que de publicano se convirtiese en apóstol y evangelista, danos gracia para renunciar a toda avaricia y desordenado deseo de riquezas y para seguir al mismo Jesucristo, tu Hijo, que en unidad del Espíritu Santo, vive y reina contigo eternamente.

Amén.

NO TE AVERGÜENCES DE REZAR EL ROSARIO


No te avergüences de Rezar el Rosario. 
Es la mejor arma contra el demonio 



El rosario es una poderosa arma contra el mal. Sigamos usando esta poderosa arma para contrarrestar las fuerzas malignas  


Cerca de un millón de polacos se reunieron el 7 de Octubre de 2017, en la frontera polaca para rezar el Rosario por la salvación de Polonia y del mundo. El evento atrajo la atención del New York Times, así como el sitio web de la BBC, que vio el evento como "polémico".

Esta manifestación del rosario, organizada por laicos pero respaldada por la jerarquía, tuvo lugar en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y el primer sábado de este mes, en el centenario de las apariciones de Fátima.

Con todas estas cosas viniendo juntas, era una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar. Además, el simbolismo de la oración en la frontera, mostrando a Polonia rodeada de oración y mirando al mundo, era también algo poderoso.

Siempre se nos dice que debemos mantenernos al margen, ¿no? Bueno, allí se encontraba un grupo de personas que hicieron precisamente eso.

¿Un evento polémico?
¿Hasta qué punto debe considerarse este evento como "polémico" para que la BBC utilizara esta hermosa palabra? ¿Era esto una especie de manifestación nacionalista? ¿Fue islamofóbico? Para muchos de los participantes, las preocupaciones nacionales no eran algo de lo que no estuvieran al tanto, ni mucho menos la cuestión de migración musulmana.

Por lo tanto, realmente debemos examinar estas dos cuestiones, y ver si estas preocupaciones son legítimas o no, y ver también si estas preocupaciones son coherentes con la caridad cristiana o no.

Supervivencia de Polonia.
Polonia es un país bastante diferente de, digamos, Gran Bretaña. En la memoria reciente, se ha borrado del mapa en varias ocasiones. En 1939, fue dividida entre los alemanes y los soviéticos, los cuales hicieron todo lo posible para asegurarse de que el país nunca volvería a levantarse.

Una generación antes, después de la Primera Guerra Mundial, Polonia luchó una guerra de supervivencia contra la Unión Soviética. Y nadie, al menos en Polonia, ha olvidado las Particiones, en las que los austriacos, los prusianos y los rusos tallaron efectivamente el país en el siglo XVIII.

Si los polacos parecen más apegados a la soberanía nacional que a la mayoría, ¿quién puede culparlos? Su soberanía ha sido muy disputada. Además, la cuestión de la nacionalidad polaca está profundamente conectada con la fe católica.

Tanto en cuestiones de origen étnico y religión, los polacos han sido firmes en la resistencia a la rusificación. ¿Puedes culparlos?

En la actualidad, Polonia no ha seguido el mismo camino que la República Federal de Alemania en lo que se refiere a la admisión de migrantes. Muchas personas se burlan de esto, mucho menos en Bruselas, pero los polacos tienen derecho a tomar su propia decisión sobre este asunto.

En las sociedades liberales el consentimiento es primordial. Los polacos no han consentido en este asunto. (Muchos alemanes tampoco lo han hecho, pero eso es un asunto diferente). Todo el mundo tiene que respetar su derecho a denegar el consentimiento en este y otros asuntos.

Orar por la salvación es admirable.
Dado lo anterior, todavía no está bien vincular la oración del rosario exclusivamente a estas preocupaciones explícitamente seculares. Uno ora el Rosario por una intención, más que por algo en general. Orar por la salvación de Polonia y del mundo (los dos necesariamente van de la mano) es admirable.

El ejemplo polaco debe estimular a otros a hacer lo mismo. En cuanto al aniversario de Lepanto, esto debe ser visto como algo positivo, en lugar de algo negativo. El estado otomano ya no existe, por lo que marcar el aniversario no está dirigido a otro país.

La victoria de Lepanto contribuyó a la liberación de los pueblos sujetos del Imperio Otomano (aunque esto se tomó bastante tiempo), liberándolos de un régimen cruel, despótico y atrasado. La batalla misma llevó a la liberación inmediata de numerosos esclavos de la galera cristiana. ¿Qué hay que celebrar al respecto?

El Rosario es un arma contra el mal.
El Rosario está íntimamente ligado a la victoria de Lepanto, porque San Pío V animó a los fieles a orar por la victoria de esta manera. Orar por la victoria en la guerra ha sido desde hace mucho tiempo el camino cristiano, ciertamente se hizo bastante entre los años 1939 y 1945, también he visto tarjetas de oración con las palabras: "Den paz y victoria a Gran Bretaña y su Imperio, y a su sirviente George V, nuestro Rey".

Por otra parte, incluso hoy los obispos en Nigeria están instando a la gente a rezar el Rosario en la cara de Boko Haram, que está completamente de acuerdo con la tradición católica. Mucha gente ha estado diciendo lo mismo sobre ISIS.

¿Polémico? No lo creo. Los católicos han estado haciendo estas cosas durante siglos. Esperemos que sigamos haciéndolas durante muchos siglos más. Como nos recuerda el sitio web de los organizadores del evento polaco:

"El rosario es una poderosa arma contra el mal".

¡Sigamos usando esta poderosa arma!

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Información vía: Catholic Herald

FELIZ FIN DE SEMANA





domingo, 15 de septiembre de 2019

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES - 15 AL 23 DE SEPTIEMBRE


Novena a Nuestra Señora de las Mercedes
Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad 
(15 al 23 de septiembre)


Por: n/a | Fuente: devocionario.com




Por la señal de la Santa Cruz...

Señor mío, Jesucristo...

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana Virgen María, Reina de los Ángeles, Emperatriz de los cielos, elegida Madre de Dios, concebida en gracia, a quien rinden veneración todos los coros de los Ángeles y Santos del cielo. A Ti me acerco para rogarte que, puesto que bajaste del cielo a la tierra declarando que eres Madre de Merced y de las Misericordias, usa tu piedad con este humilde devoto tuyo. Y para más obligarte, Madre de pecadores, consuelo de los afligidos, socorro de todas las necesidades, me consagro una vez más a ti, como esclavo y servidor tuyo. Dirígeme, encamíname y ampárame, Señora y Madre mía, para que acierte a servirte y logre lo que en esta novena pido y deseo, si es del agrado de tu precioso Hijo Jesús, que vive y reina con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:


DÍA PRIMERO

Señor, Dios Omnipotente y Misericordioso, que así para librar a tu pueblo escogido de la esclavitud de Egipto hablaste a Moisés en el monte Horeb, desde una zarza que ardía sin consumirse, así mismo hablaste en Barcelona al Patriarca San Pedro Nolasco para que rescatase a los cautivos cristianos, siendo la mensajera tu Santísima Madre, la Virgen María, que bajó del cielo y desde el primer instante de su vida fue como zarza milagrosa, pues jamás la tocó la llama de la culpa, ni perdió la hermosura de la gracia, ni su original pureza; te ruego que por la intercesión de la misma Santísima Madre tuya, no se abrase mi cuerpo en las llamas de la impureza, ni se manche mi alma con el pecado de la sensualidad, para que, a imitación de esta celestial Señora, exhale mi corazón fragancias de pureza.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA SEGUNDO

Rey soberano, Padre de Misericordia y Dios de todo consuelo, que con la virtud de la vara de Moisés diste a conocer al Faraón la eficacia de tu Divino Poder, pues con ella fue quebrantada la dureza de aquel perverso corazón y consiguió la libertad tu pueblo escogido; humildemente te rogamos, por la intercesión de la virgen Santísima de la Merced, refrenes mis pasiones y ablandes la dureza de mi pobre corazón, para que, logrando con tu gracia quebrantar las cadenas de mis culpas, me vea libre de la esclavitud del pecado; y concediéndome la merced de tu caridad y justicia, me des también el don de la perseverancia final, para merecer y lograr la gloria eterna. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA TERCERO

Poderosísimo Señor y Padre compasivo que después de librarlos del cautiverio, diste a los israelitas una columna de esperanza y consuelo, pues durante el día, en forma de nube los defendía de los rayos y ardores del sol, y por la noche, en figura de fuego, les iluminaba para librarlos de todo riesgo y peligro; humildemente te suplico por mediación de María Santísima de la Merced, que consigamos vernos libres de los rigores de tu justicia y merezcamos, por tu piedad, el fuego del divino amor que abrase siempre nuestros corazones y sirva de luz que disipe las sombras de nuestra ignorancia para que no perdamos nunca el camino del cielo. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA CUARTO

¡Dulcísimo Jesús, Dios infinito, hijo Unigénito de María!; pues manifestaste a los hombres que te es agradable el título de la Merced con que veneramos a tu Santísima Madre: haz, Señor, que experimentemos el Poder de este celestial nombre y singular devoción, y que la Reina del cielo y tierra nos defienda del enemigo infernal y de todas sus asechanzas y tentaciones, para que acertemos a servirte en esta vida y después podamos cantarte himnos de alabanza por toda la eternidad. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA QUINTO

Clementísimo Señor, Padre amoroso y benignísimo creador nuestro, somos pecadores y por ellos merecedores de castigo en este mundo y en el otro, más por tu infinita misericordia, nos concedes un refugio seguro en la protección de tu Santísima Madre; continúa derramando sobre cuantos la veneramos como a Madre de Merced y Misericordia tus divinas bendiciones, para que, libres de los peligros de este mundo, lleguemos con su protección, al Puerto seguro de la Gloria. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA SEXTO

Señor, Dios de la Misericordia, que por medio de la reina Esther libraste a los israelitas de la sentencia de muerte dictada por Asuero; te rogamos, piadoso dueño de nuestras almas, que por la intercesión de la Santísima Virgen María de la Merced, nos libres de la muerte del pecado, concediéndonos la libertad de los Hijos de Dios y vivir en gracia hasta que podamos gozar eternamente en la gloria. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA SÉPTIMO

Eterno y Omnipotente Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que coronaste a la Santísima Virgen María de estrellas y la vestiste de Gloria y Majestad, dándole poder contra todos nuestro enemigos; te suplicamos con la mayor confianza, nos otorgues el favor de considerarnos como devotos y esclavos de tan esclarecida Señora, pues la invocamos como Madre de la Merced y Misericordia, para que así nos veamos libres de las asechanzas del enemigo infernal ahora y en la hora de nuestra muerte y podamos conseguir la Gloria eterna. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA OCTAVO

Amantísimo Dios y piadoso Señor, que para librar del castigo de la muerte a tu siervo Nabal, dispusiste que bajara del monte la prudente Abigail, para postrarse ante el Rey David; te suplicamos rendidamente que por los ruegos de la hermosísima y prudente Virgen María de la Merced, tu Madre, que bajó del monte de la gloria a la ciudad de Barcelona para dar consuelo a todos los afligidos y libertad a los cautivos cristianos, nos libres de todo peligro de cuerpo y alma y nos concedas entrada segura en la gloria celestial. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.


DÍA NOVENO

Dios y Señor de todo el Universo, que compadecido de nuestras miserias te dignaste bajar a redimirnos de la esclavitud del pecado haciéndote hombre en las purísimas entrañas de María; te rogamos por ese infinito amor tuyo, que pues elegiste a la Virgen Madre tan pura y tan misericordiosa, hagas que ella derrame sobre todos tus devotos la lluvia de sus bondades, para que mereciendo subir pro la senda de las virtudes, logremos, por la intercesión de la virgen María de la Merced, gozar de la Bienaventuranza Eterna, adorándote en tus moradas celestiales, donde vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.





ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Salutaciones. Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios te salve, María...

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve, María...

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María...

Oración. ¡Oh, Bendita Virgen María de la Merced! ¿Quién podrá darte las debidas gracias y alabanzas por la solicitud tan maternal con que siempre has atendido a todas las almas? ¿Qué alabanzas podrá tributarte el frágil mortal que no haya aprendido de ti, Madre mía?

Dígnate aceptar nuestras plegarias que con todo fervor te dirigimos para agradecerte tantos y tan grandes favores que hemos recibido de tu maternal bondad. Son pobres y desproporcionadas a tus beneficios, pero no pongas tus ojos en ellos, piensa más bien que somos tus hijos y que, como hijos muy amantes te las dirigimos. A recibirlas alcánzanos el perdón de nuestros pecados y redímenos del castigo por ellos tenemos merecido. Escucha propicia nuestras plegarias y haz que consigamos la dicha eterna.

Recibe nuestras ofrendas, accede a nuestras súplicas, disculpa nuestras faltas, pues eres la única esperanza de los pecadores. Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros pecados y en ti, oh Madre celestial, tenemos toda nuestra esperanza. Virgen excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados, fortalece a los débiles, consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por los Obispos, por los Sacerdotes, por los presos y sus familias; que experimenten tu protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devoción y confianza. Está siempre dispuesta a escuchar las oraciones de los que acuden a tus plantas, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos. Ruega sin cesar por todo el pueblo cristiano tú, oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, 15 DE SEPTIEMBRE


Nuestra Señora, 
Virgen de los Dolores
15 de septiembre
Fuente: EWTN


Los siete dolores de la Santísima Virgen que han suscitado mayor devoción son: la profecía de Simeón, la huida a Egipto, los tres días que Jesús estuvo perdido, el encuentro con Jesús llevando la Cruz, su Muerte en el Calvario, el Descendimiento, la colocación en el sepulcro.

Simeón había anunciado previamente a la Madre la oposición que iba a suscitar su Hijo, el Redentor. Cuando ella, a los cuarenta días de nacido ofreció a su Hijo a Dios en el Templo, dijo Simeón: "Este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán y a ti misma una espada te atravesará el alma" (Lc 2,34).

El dolor de María en el Calvario fue más agudo que ningún otro en el mundo, pues no ha habido madre que haya tenido un corazón an tierno como el de la Madre de Dios. Cómo no ha habido amor igual al suyo. Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de la Redención. Sufrió voluntariamente para demostrarnos su amor, pues el amor se prueba con el sacrificio.

No por ser la Madre de Dios pudo María sobrellevar sus dolores sino por ver las cosas desde el plan de Dios y no del de sí misma, o mejor dicho, hizo suyo el plan de Dios. Nosotros debemos hacer lo mismo. La Madre Dolorosa nos echará una mano para ayudarnos.

La devoción a los Dolores de María es fuente de gracias sin número porque llega a lo profundo del Corazón de Cristo. Si pensamos con frecuencia en los falsos placeres de este mundo abrazaríamos con paciencia los dolores y sufrimientos de la vida. Nos traspasaría el dolor de los pecados.

La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reservas al amor de María y llevar con paciencia nuestra cruz acompañados de la Madre Dolorosa. Ella quiere de verdad ayudarnos a llevar nuestras cruces diarias, porque fue en le calvario que el Hijo moribundo nos confió el cuidado de su Madre. Fue su última voluntad que amemos a su Madre como la amó Él.



La Palabra de Dios

"Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.

Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. 
Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. 

Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca." Lc 2, 34-45

"Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando." Lc 2, 48

"Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta," Lam 1, 12



Oraciones

Oración propia de la Novena

¡Santísima y muy afligida Madre, Virgen de los Dolores y Reina de los Mártires! Estuviste de pie, inmóvil, bajo la Cruz, mientras moría tu Hijo.
Por la espada de dolor que te traspasó entonces, por el incesante sufrimiento de tu vida dolorosa y el gozo con que ahora eres recompensada de tus pruebas y aflicción, mírame con ternura Madre, ten compasión de mí que vengo a tu presencia para venerar tus dolores. Deposito mi petición con infantil confianza en el santuario de tu Corazón herido.
Te suplico que presentes a Jesucristo, en unión con los méritos infinitos de su Pasión y Muerte, lo que sufriste junto a la Cruz, y por vuestros méritos me sea concedida esta petición (Mencione el favor que desea).
¿A quién acudiré yo en mis necesidades y sufrimientos sino a ti, Madre de misericordia? Tan hondo bebiste del cáliz de tu Hijo que puedes compadecerte de los sufrimientos de quienes están todavía en este valle de lágrimas.

Ofrece a nuestro divino Salvador lo que Él sufrió en la Cruz para que su recuerdo le mueva a compadecerse de mí, pecador. Refugio de pecadores y esperanza de la humanidad, acepta mi petición y escúchala favorablemente, si es conforme a la voluntad de Dios.
Señor Jesucristo, te ofrezco los méritos de María, Madre tuya y nuestra, que ganó bajo la Cruz. Por su amable intercesión pueda yo obtener los deliciosos frutos de tu Pasión y Muerte.


Ofrecimiento

María, Virgen Santísima y Reina de los Mártires, acepta el sincero homenaje de mi amor infantil. Recibe mi pobre alma dentro de tu corazón, traspasado por tantas espadas. Tómala por compañera de tus dolores al pie de la Cruz, donde Jesús murió para redimir al mundo.
Contigo, Virgen de los Dolores, quiero sufrir gustosamente todas las pruebas, sufrimientos y aflicciones que Dios se complazca en mandarme. Los ofrezco en memoria de tus dolores. Haz que todos mis pensamientos y latidos del corazón sean un acto de compasión y amor por ti.
Madre amadísima ten compasión de mí, reconcíliame con Jesús, tu divino Hijo, manténme en su gracia y asísteme en mi última agonía, para que pueda yo encontrarte en el Cielo juntamente con el Hijo.



Himno – Stabat Mater

Ante el hórrido Madero
Del Calvario lastimero,
Junto al Hijo de tu amor,
¡Pobre Madre entristecida!
Traspasó tu alma abatida
Una espada de dolor.

¡Cuan penoso, cuán doliente
Ver en tosca Cruz pendiente
Al Amado de tu ser!
Viendo a Cristo en el tormento,
Tú sentías el sufrimiento
De su amargo padecer.

¿Quien hay que no lloraría
Contemplando la agonía
De María ante la Pasión?
¿Habrá un corazón humano
Que no compartiese hermano
Tan profunda transfixión?
Golpeado, escarnecido,
Vio a su Cristo tan querido
Sufrir tortura tan cruel,
Por el peso del pecado
De su pueblo desalmado
Rindió su espíritu El.

Dulce Madre, amante fuente,
Haz mi espíritu ferviente
Y haz mi corazón igual
Al tuyo tan fervoroso
Que al buen Jesús piadoso
Rinda su amor fraternal.

Oh Madre Santa, en mi vida
Haz renacer cada herida
De mi amado Salvador,
Contigo sentir su pena,
Sufrir su mortal condena
Y su morir redentor.

A tu llanto unir el mío,
Llorar por mi Rey tan pío
Cada día de mi existir:
Contigo honrar su Calvario,
Hacer mi alma su santuario,
Madre, te quiero pedir.

Virgen Bienaventurada,
De todas predestinada,
Partícipe en tu pesar
Quiero ser mi vida entera,
De Jesús la muerte austera
Quiero en mi pecho llevar.

Sus llagas en mi imprimidas,
Con Sangre de sus heridas
Satura mi corazón
Y líbrame del suplicio,
Oh Madre en el día del juicio
No halle yo condenación.

Jesús, que al llegar mi hora,
Sea María mi defensora,
Tu Cruz mi palma triunfal,
Y mientras mi cuerpo acabe
Mi alma tu bondad alabe
En tu reino celestial.
Amén, Aleluya.La Piedad

Oración

Padre, Tu quisiste que la madre de tu Hijo, llena de compasión, estuviese junto a la Cruz donde Él fue glorificado. Concede a tu Iglesia, que comparte la Pasión de Cristo, participar de su Resurrección. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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