miércoles, 1 de junio de 2016

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN MARÍA



      Querida y tierna Madre mía,

      María, ampárame, cuida de mi inteligencia,

      de mi corazón y mis sentidos

      para que no cometa nunca el pecado.

      Santifica mis pensamientos,

      afectos, palabras y acciones

      para que pueda agradarte a ti

      y a tu Jesús y Dios mío

      y contigo llegue al Paraíso.

      Jesús y María

      denme su santa bendición:

      En el nombre del Padre,

      y del Hijo

      y del Espíritu Santo. Amén.

      (P.Alberione)

DIOS TE BENDIGA!!!!

martes, 31 de mayo de 2016

PAPA FRANCISCO: LA IGLESIA NECESITA MUJERES VALIENTES Y ALEGRES COMO LA VIRGEN MARÍA


Papa Francisco: La Iglesia necesita mujeres valientes y alegres como la Virgen María
Por Alvaro de Juana

 (ACI).- ¿Cómo cambiar el mundo? Con el servicio y yendo al encuentro de los demás como hizo la Virgen María y como hacen muchas mujeres en la Iglesia, señaló el Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa Santa Marta.

El Pontífice dedicó la reflexión de este martes a la Virgen por ser el último día del mes de mayo, dedicado siempre a Ella.

Francisco comentó el Evangelio del día en el que se narra la visita de María a su prima Santa Isabel, un episodio “lleno de alegría” que es como un soplo de “aire fresco” que llena “nuestra vida”.

Por eso, no dudó en alertar contra los cristianos tristes: “Son feos los cristianos con la cara ‘torcida’, los cristianos tristes. Es feo, feo, feo. No son plenamente cristianos. Creen serlo, pero no lo son de verdad”.

“Este es el mensaje cristiano. Y en esta atmósfera de alegría, que la liturgia de hoy nos da como un regalo, yo querría subrayar solo dos cosas: primero, una actitud; segundo un hecho. La actitud es el servicio”.


El Papa destacó cómo María fue corriendo a ver a Isabel a pesar de estar encinta y tener apenas 16 o 17 años. “Era valiente. Se levanta y emprende camino”, destacó

“Coraje de mujer. Las mujeres valientes que están en la Iglesia son como la Virgen. Estas mujeres que llevan adelante la familia, estas mujeres que llevan adelante la educación de los hijos, que hacen frente a tantas adversidades, tanto dolor, que curan a los enfermos… Valientes: se levantan y sirven, sirven. El servicio es signo cristiano. Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

El Papa continuó diciendo que se trata de un “servicio en la alegría, esta es la actitud que querría subrayar hoy. Hay alegría y también servicio. Siempre para servir”.

El segundo punto en el que se detuvo el Santo Padre fue el del encuentro. “Estas dos mujeres se encuentran y se encuentran con alegría” y ese momento se convierte en “toda una fiesta”.

“Si nosotros aprendiéramos esto, servicio y andar al encuentro de los otros”, “cómo cambiaría el mundo”, sostuvo.

“El encuentro es otro signo cristiano. Una persona que dice ser cristiana y no es capaz de ir al encuentro de los demás, de encontrar a los otros, no es totalmente cristiana”.

Francisco destacó que tanto el servicio como el encuentro “requieren salir de sí mismos: salir para servir y servir para encontrar, para abrazar a otra persona”.

“Y con este servicio de María, con este encuentro, se renueva la promesa del Señor, se hace presente”, afirmó el Papa. 

Evangelio comentado por el Papa:

Lucas 1:39-56
39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;
40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»
56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

SIETE HERMOSAS REPRESENTACIONES NO TRADICIONALES DE LA VIRGEN MARÍA

7 hermosas representaciones no tradicionales de la Virgen María













(ACI).- La Virgen María era judía; no obstante, diferentes culturas y etnias han retratado a menudo a la Madre de Dios, Jesús y otros personajes bíblicos como si pertenecieran a su lugar de procedencia.
Debido a que por muchos siglos el cristianismo se desarrolló en Europa, estos personajes importantes de la historia de la salvación fueron representados como europeos de piel blanca. Sin embargo, otras culturas los han representado también de acuerdo a sus propias apariencias.
Aquí hay 7 hermosas representaciones no europeas de la Virgen María: 
1. Virgen de Tailandia

via pccholyland.wordpress.com
2. Nuestra señora de Haile Selassie (Etiopía)
Miko Stavrev / Wikimedia Commons


















3. La Virgen y el Niño estilo nativo americano (Estados Unidos)

Karla Solorzano / Pinterest
4. La Virgen Negra de Czestochowa (Polonia)

Public Domain / Wikimedia Commons
5. Virgen de Pekín (China)

DR
6. Nuestra Señora de Akita (Japón)

via pccholyland.wordpress.com
6. Asian Madonna (Korea)
7. Virgen de Guadalupe (México)

Public Domain / Wikimedia Commons

IMÁGENES DE LA VISITACIÓN DE MARÍA A SANTA ISABEL




MEDITACIÓN Y EL EVANGELIO DE HOY MARTES 31 DE MAYO - LA VISITACIÓN DE MARÍA


Día litúrgico: 31 de Mayo: La Visitación de la Virgen
Texto del Evangelio (Lc 1,39-56): 


En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.





«Saltó de gozo el niño en mi seno»
Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida 
(Lleida, España)



Hoy contemplamos el hecho de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel. Tan pronto como le ha sido comunicado que ha sido escogida por Dios Padre para ser la Madre del Hijo de Dios y que su prima Isabel ha recibido también el don de la maternidad, marcha decididamente hacia la montaña para felicitar a su prima, para compartir con ella el gozo de haber sido agraciadas con el don de la maternidad y para servirla.

El saludo de la Madre de Dios provoca que el niño, que Isabel lleva en su seno, salte de entusiasmo dentro de las entrañas de su madre. La Madre de Dios, que lleva a Jesús en su seno, es causa de alegría. La maternidad es un don de Dios que genera alegría. Las familias se alegran cuando hay un anuncio de una nueva vida. El nacimiento de Cristo produce ciertamente «una gran alegría» (Lc 2,10).

A pesar de todo, hoy día, la maternidad no es valorada debidamente. Frecuentemente se le anteponen otros intereses superficiales, que son manifestación de comodidad y de egoísmo. Las posibles renuncias que comporta el amor paternal y maternal, asustan a muchos matrimonios que, quizá por los medios que han recibido de Dios, debieran ser más generosos y decir “sí” más responsablemente a nuevas vidas. Muchas familias dejan de ser “santuarios de la vida”. El Papa San Juan Pablo II constata que la anticoncepción y el aborto «tienen sus raíces en una mentalidad hedonista e irresponsable respecto a la sexualidad y presuponen un concepto egoísta de la libertad, que ve en la procreación un obstáculo al desarrollo de la propia personalidad».

Isabel, durante cinco meses, no salía de casa, y pensaba: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor» (Lc 1,25). Y María decía: «Engrandece mi alma al Señor (...) porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,46.48). La Virgen María e Isabel valoran y agradecen la obra de Dios en ellas: ¡la maternidad! Es necesario que los católicos reencuentren el significado de la vida como un don sagrado de Dios a los seres humanos.

HOY ES LA FIESTA DE LA VISITACIÓN DE MARÍA: BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERE


Hoy es la Fiesta de la Visitación de María: “¡Bendita tú entre las mujeres!”


 (ACI).- Cada 31 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel, y con este mensaje de caridad de la Madre de Dios es que se concluye el mes mariano.

Según narran los evangelios, el ángel Gabriel le dijo a María que así como ella iba a ser la Madre de Jesús, su prima Isabel también estaba encinta de Juan el Bautista y la Virgen fue en ayuda de su pariente durante tres meses.

De este relato evangélico surgen dos importantes oraciones: la segunda parte del Avemaría y el canto del Magníficat.

Cuando Isabel oyó el saludo de María, “el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno’”.

María, la sierva humilde y fraterna que siempre está dispuesta a atender a todos que la necesitan, respondió alabando a Dios por sus maravillas: “Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava…”

San Bernardo de Claraval señalaba que “desde entonces María quedó constituida como un ‘Canal inmenso’ por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones”.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 31 - ORACIONES A LA VIRGEN MARÍA


MAYO, MES DE MARÍA
Trigésimo primer día: Oraciones a la Santísima Virgen



Memorare

"Acordaos, oh, piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección implorando tu auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén."



Sub tuum

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa María Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, ante bien líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita.
Amén

El Padre Bernard, apodado el pobre sacerdote, era uno de los más fieles servidores de María. Creía deberle su conversión y su vocación al estado eclesiástico. La llamaba siempre su buena made. Había hecho imprimir en varios idiomas una oración de san Bernardo: el Memorare. Distribuyó durante su vida 200,000 ejemplares, y por medio de esta oración, operó una infinidad de cosas maravillosas.

Recitemos estas oraciones frecuentemente y con fervor, la Santísima Virgen nos tomará bajo su poderosa y maternal protección.




Consagración a la Santísima Virgen compuesta por san Luis Gonzaga

Virgen Santa, María, mi guía y mi Soberana, vengo a arrojarme en el seno de tu misericordia, y de poner desde ahora y para siempre mi alma y mi cuerpo bajo tu salvaguarda y bajo tu protección maternal. Te confío y pongo entre tus manos todas mis esperanzas y mis consuelos, todas mis penas y mis miserias, lo mismo que el curso y el fin de mi vida, para que, mediante tu intercesión y tus méritos, todas mis obras sean hechas según tu voluntad y con miras a complacer a tu divino Hijo.
Amén


Traducido del francés por José Gálvez para ACI Prensa

CONSAGRA TU FAMILIA A LOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA CON ESTA ORACION


Consagra tu familia a los Corazones de Jesús y María con esta oración


 (ACI).- Este año, el viernes 3 de junio la Iglesia celebrará la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y al día siguiente se festejará al Inmaculado Corazón de María, cercanos a estas dos festividades, ACI Prensa ofrece una oración de consagración de la familia a los Santísimos Corazones.



Oración de Consagración
Santísimos corazones de Jesús y María,

unidos en el amor perfecto,
como nos miráis con misericordia y cariño,
consagramos nuestros corazones,
nuestras vidas, y nuestras familias a Vosotros.


Conocemos que el ejemplo bello
de Vuestro hogar en Nazaret fue un modelo
para cada una de nuestras familias. 
Esperamos obtener, con Vuestra ayuda,
la unión y el amor fuerte y perdurable
que os disteis.

Que nuestro hogar sea lleno de gozo.
Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia,
y el respeto mutuo sean dados libremente a todos.

Que nuestras oraciones
incluyan las necesidades de los otros,
no solamente las nuestras.

Y que siempre estemos cerca de los sacramentos.

Bendecid a todos los presentes
y también a los ausentes,
tantos los difuntos como los vivientes;
que la paz esté con nosotros,
y cuando seamos probados,
conceded la resignación cristiana
a la voluntad de Dios.

Mantened nuestras familias cerca
de Vuestros Corazones;
que Vuestra protección
especial esté siempre con nosotros.

Sagrados Corazones de Jesús y María,
escuchad nuestra oración.
Amén.

EL MAGNIFICAT


MAGNIFICAT
(Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre.

lunes, 30 de mayo de 2016

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 30 - EL AVE MARÍA, EL ÁNGELUS


MAYO, MES DE MARÍA
Trigésimo día: El Ave María, el Ángelus


Salutación angélica: Se llama Salutación angélica al Ave María, porque contiene el saludo del arcángel Gabriel a María. Esta bella oración  se convirtió en las costumbres de la vida cristiana, en casi inseparable del Padre Nuestro, que Nuestro señor nos enseñó y que por ese motivo llamamos Oración Dominical. La Salutación angélica tiene dos partes: la primera se compone de las palabras del ángel y las de santa Isabel a María. Según lo destaca Santo Tomás, no era la primera vez que un ángel había sido enviado a la tierra. Abrahán y los patriarcas habían recibido la visita de esos mensajeros celestes; pero los ángeles nunca se inclinaron delante de ellos, porque por su naturaleza, el ángel es superior al hombre. Cuando Gabriel se vio delante de María, portador del gran secreto de la encarnación, descubre en ella a la reina del cielo y de a tierra, y se inclina diciendo: Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, y bendita tú eres entre todas las mujeres”. Santa Isabel agregó en la visita que le hizo María: “Y bendito es el fruto de tu vientre”. La segunda parte de la salutación angélica fue compuesta por la Iglesia. María es llamada Madre de Dios, es el título que le concedió el concilio de Éfeso, cuando condenó la herejía de Nestorio. Se cree que fue san Cirilo de Alejandría, de acuerdo con el concilio que presidía, quien compuso la última parte de esta conmovedora oración: “Santa María, etc”.

Angelus: La Encarnación es don de Dios por excelencia. La Iglesia, para reconocer y celebrar esta bendición, estableció una fiesta que es la de la Anunciación. Pero también hizo más, estableció una voz que recuerda sin cesar al mundo el mensaje del ángel, la humildad de María y el abajamiento del Verbo. Es la voz de la campana, que ha recibido esta bella y dulce misión. Los tres Ángelus de cada día serán la expresión del reconocimiento y del amor del hombre hacia la Santísima Trinidad; y los nueve golpes de la campana nos conducirán a la misteriosa invitación de nueve coros angélicos, que se unen a nosotros para adorar al Verbo encarnado en María.

Ejemplo

En Alemania, un culpable, condenado a la pena de decapitación no quería escuchar hablar de la confesión. Un padre jesuita empleó todos los medios para convertirlo; le rogó, le lloró, se arrojó a sus pies; pero viendo que perdía su tiempo, le dijo: recitemos juntos el Ave María. Una vez que el criminal lo hizo, cayeron abundantes lágrimas de sus ojos; se confesó, penetrado de dolor, no quiso morir sin abrazar estrechamente la imagen de María

Santa Germaine, recitaba el Ángelus con una fidelidad verdaderamente destacable. Al primer golpe de la campana, se ponía de rodillas, donde se encontrara; se la vio arrodillar, a menudo en medio de la nieve y del barro, sin perder el tiempo en buscar un lugar mejor, y si la campana se hacía oír cuando atravesaba el arrollo que baña el territorio de Pibrac, sin dudarlo, se ponía de rodillas en el agua y hacía su oración.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

FELIZ SEMANA!!

domingo, 29 de mayo de 2016

DIOS TE SALVE...



Ave María

Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 29 - CORDERO DE DIOS


MAYO, MES DE MARÍA
Vigésimo noveno día: Explicación de las letanías


Agnus Dei qui tollis percata mundi

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Ahora bien, Jesucristo es el verdadero Cordero que ha sido inmolado por los pecados del mundo; porque todos los sacrificios y las oblaciones de la antigua ley eran insuficientes para borrar los pecados, tal como lo explicó el Apóstol en su Epístola a los Hebreos, capítulo X, diciendo: es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quiten los pecados, hacía falta otra víctima: era necesario que un Dios reparara el ultraje que el pecado había hecho a Dios. Por eso, san Pablo, en la Epístola antes citada, escribió que el Hijo de Dios, al entrar a este mundo dio a su divino Padre: No quieres hostia ni oblación, pero me formaste un cuerpo; para hacernos comprender que Jesucristo era la única víctima digna de agradar a Dios y de reconciliarnos con Él.



Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.

Agnus Dei qui tollis percata mundi

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Sabemos que san Juan, en su Apocalipsis, capítulo V, siendo raptado en espíritu, vi un cordero como degollado, en medio de un trono, rodeado de cuatro animales y de veiticutaro ancianos que se prosternaban delante de él, y que millares de ángeles decían en alta voz. El Cordero que ha sido degollado es digno de recibir poder, divinidad, sabiduría, fuerza, honor, gloria y Ahora bien, este cordero designaba a Jesucristo que es el Cordero de bendición. Dios, degollado desde el comienzo del mundo.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.



Agnus Dei qui tollis percata mundi

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Leemos en el capítulo XV del Apocalipsis que san Juan vio siete ángeles que sostenían siete copas de oro llenas de la cólera de Dios, listos a derramarlas sobre la tierra. Ahora bien, se ha representado la última imagen de esos siete ángeles cerca del Cordero de Dios, para significar que Jesucristo, siendo el Cordero de Dios inmolado por los pecados del mundo, satisfizo la venganza divina y que las plagas de la cólera de Dios que encerraban las siete copas han sido desviadas de la superficie de la tierra por el mérito de la efusión de su preciosa Sangre.

Ejemplo

San Juan Nepomuceno, vino al mundo en un estado desesperado, y no debió la conservación de su vida sino a la protección de la Santísima Virgen, que era invocada por sus piadosos padres en la iglesia de un monasterio vecino. Este primer favor de María era un feliz presagio para el porvenir: le siguieron la piedad, el celo, la habilidad en la conducción de almas. Juan, por su lado, se mostró digno de las bondades  de su divina benefactora, por su viva gratitud y por su confianza filial, que le testimonió frecuentemente, pero sobre todo en la circunstancia gloriosa que lo hizo célebre para siempre. Urgido por el cruel Wenceslao para que revelara la confesión de la emperatriz, su esposa, y entregado por su negativa, al verdugo, recurrió a María y no dejó de invocar su santo nombre junto al de su divino Hijo mientras se le atormentaba. Salió vencedor de esta primera prueba, pero previendo que su perseguidor no se detendría ahí, redobló su fervor hacia la Santísima Virgen y se preparó para el martirio, que en efecto tuvo la dicha de sufrir la noche siguiente.

Dirijámonos a Jesús, por la intercesión de María y obtendremos el perdón de nuestros pecados.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LOS BUENOS MODALES


Los buenos modales


La cortesía es como la crema de la caridad: su manifestación más agradable. Y se manifiesta en las diversas situaciones de la convivencia humana. Es un código que responde a la regla de oro “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”. Aquí te presento unas simples sugerencias, pero su conjunto es un cúmulo de delicadas atenciones.

Escucha con interés y amable atención. Respeta los horarios fijados: es respeto a las personas. Trata de agradar y ser gentil al hablar. Mostrar gratuitamente hostilidad es buscarte disgustos. No discutas por ningún motivo, sencillamente, opina. Trata de estar siempre dispuesto a sonreír. Mantente jovial, voluntarioso y dinámico. Guarda con prudencia tus propias dificultades. Trata a los demás como quisiera que te traten a ti. Al solicitar algo, di siempre  "'Por favor" y no olvides el “Gracias”. Promete sólo cuando puedas cumplir y sé fiel al compromiso asumido.

Estas líneas de elemental cortesía te darán un aura de distinción y serás siempre bien recibido, porque la gente se siente cómoda con quien es sociable, atento y delicado en su trato. Te auguro pases una agradable jornada con tus familiares y amigos.


* Enviado por el P. Natalio

FELIZ DOMINGO!!!


sábado, 28 de mayo de 2016

ORACIÓN PARA INVOCAR EL NOMBRE DE MARÍA


Oración para invocar el nombre de María


¡Madre de Dios y Madre mía María!
Yo no soy digno de pronunciar tu nombre;
pero tú que deseas y quieres mi salvación,
me has de otorgar, aunque mi lengua no es pura,
que pueda llamar en mi socorro
tu santo y poderoso nombre,
que es ayuda en la vida y salvación al morir.
¡Dulce Madre, María!
haz que tu nombre, de hoy en adelante,
sea la respiración de mi vida.
No tardes, Señora, en auxiliarme
cada vez que te llame.
Pues en cada tentación que me combata,
y en cualquier necesidad que experimente,
quiero llamarte sin cesar; ¡María!
Así espero hacerlo en la vida,
y así, sobre todo, en la última hora,
para alabar, siempre en el cielo tu nombre amado:
“¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!”
¡Qué aliento, dulzura y confianza,
qué ternura siento
con sólo nombrarte y pensar en ti!
Doy gracias a nuestro Señor y Dios,
que nos ha dado para nuestro bien,
este nombre tan dulce, tan amable y poderoso.
Señora, no me contento
con sólo pronunciar tu nombre;
quiero que tu amor me recuerde
que debo llamarte a cada instante;
y que pueda exclamar con san Anselmo:
“¡Oh nombre de la Madre de Dios,
tú eres el amor mío!”
Amada María y amado Jesús mío,
que vivan siempre en mi corazón y en el de todos,
vuestros nombres salvadores.
Que se olvide mi mente de cualquier otro nombre,
para acordarme sólo y siempre,
de invocar vuestros nombres adorados.
Jesús, Redentor mío, y Madre mía María,
cuando llegue la hora de dejar esta vida,
concédeme entonces la gracia de deciros:
“Os amo, Jesús y María;
Jesús y María,
os doy el corazón y el alma mía”.

MARÍA, LA VIRGEN DEL AMOR MISERICORDIOSO


María, la Virgen del amor misericordioso
Ese gran amor de esposa, de madre, de amiga que se respiraba en torno suyo, estaba entretejido con mil y un detalles.


Por: P. Marcelino de Andrés LC | Fuente: Catholic.net 




Entre los muchos títulos con los que nos referimos a María está el de Madre del Amor misericordioso. Es la Madre de Cristo, la Madre de Dios. Y Dios es amor. Dios quiso, sin duda, escogerse una Madre adornada especialmente de la cualidad o virtud que a Él lo define. Por eso María debió vivir la virtud del amor, de la caridad en grado elevadísimo. Fue, ciertamente, uno de sus principales distintivos. Es más, Ella ha sido la única creatura capaz de un amor perfecto y puro, sin sombra de egoísmo o desorden. Porque sólo Ella ha sido inmaculada; y por eso sólo Ella ha sido capaz de amar a Dios, su Hijo, como Él merecía y quería ser amado.

Fue ese amor suyo un amor concreto y real. El amor no son palabras bonitas. Son obras. “El amor es el hecho mismo de amar”, dirá San Agustín. La caridad no son buenos deseos. Es entrega desinteresada a los demás. Y eso es precisamente lo que encontramos en la vida de la Santísima Virgen: un amor auténtico, traducido en donación de sí a Dios y a los demás.

María irradiaba amor por los cuatro costados y a varios kilómetros a la redonda. La casa de la sagrada familia debía estar impregnada de caridad. Como también su barrio, el pueblo entero e incluso gran parte de la comarca... Las hondas expansivas del amor, cuando es real, se difunden prodigiosamente con longitudes insospechadas.

El amor de la Virgen en la casa de Nazaret, como en las otras donde vivió, haría que allí oliese de verdad a cielo. Ese gran amor de esposa, de madre, de amiga que se respiraba en torno suyo, estaba entretejido con mil y un detalles.

Con qué sonrisa y ternura abriría la Santísima Virgen cada nuevo día de José y del niño con su puntual y acogedor “buenos días”; y de igual modo lo cerraría con un “buenas noches” cargado de solicitud y cariño. Cuántas agradables sorpresas y regalos aguardaban al Niño Dios detrás de cada “feliz cumpleaños” seguido del beso y abrazo de su Madre.

Cómo sabía Ella preparar los guisos que más le agradaban a José; y aquellos otros que le encantaban al niño Jesús. Qué bien se le daba a Ella eso de tener siempre limpia y arreglada la ropa de los dos hombres de la casa. Con cuánta atención y paciencia escucharía las peripecias infantiles que le contaba Jesús tras sus incansables aventuras con sus amigos; y también los éxitos e infortunios de la jornada carpintera de José. Cuántas veces se habrá apresurado María en terminar las labores de la casa para llevarle un refrigerio a su esposo y echarle una mano en el trabajo.

Era el amor lo que transformaba en sublimes cada uno de esos actos aparentemente normales y banales. Donde hay amor lo más normal se hace extraordinario y no existe lo banal. En María ninguna caricia era superficial o mecánica, ningún abrazo cansado o distraído, ningún beso de repertorio, ninguna sonrisa postiza.

“En Ella -afirma San Bernardo- no hay nada de severo, nada de terrible; todo es dulzura”. Todo lo que hacía estaba impregnado de aquella viveza del amor que nunca se marchita.

¡Qué mujer tan encantadora la Virgen! ¡Qué madre tan cariñosa y solícita! ¡Qué ama de casa tan atenta y maravillosa!

No sería tampoco difícil encontrar a María en casa de alguna vecina. Hoy en la de una, más tarde o mañana en la de otra. Porque a la una le han llovido muchos huéspedes y la Virgen intuye que allí será bienvenida una ayudita en el servicio. Porque la otra está enferma en cama y, con cinco chiquillos sueltos, la casa necesita no una sino dos manos femeninas que pongan un poco de orden. Porque a la de más allá le llegó momento de dar a luz y la Virgen quería estarle cerca y hacerle más llevadero ese trance que para Ella, en su momento y por las circunstancias, fue bastante difícil.

Y todo eso lo adivinaba e intuía Ella y se adelantaba a ofrecerse sin que nadie le dijera o pidiera nada. ¡Qué corazón tan atento el suyo!

En fin, que no era raro el día en que la Virgen prepararía y serviría no una sino dos o más comidas. No era desusual que además de ordenar y limpiar en su casa, lo hiciese en alguna otra de la vecindad. Como no era tampoco extraño comprobar que entre la ropa que Ella dejaba como nueva en el lavadero del pueblo, había prendas demás; y a veces muchas...

Ni siquiera debió ser insólito sorprender a María consolando y aconsejando a una coterránea que había reñido con su esposo; o visitando y atendiendo, en las afueras de la aldea, a los indeseables leprosos; o dando limosna a los pobres, aun a costa de estrechar un poco más la ya apretada situación económica de su hogar.

Todo eso lo aprendió y practicó María desde niña. La Virgen estaba habituada a preocuparse de las necesidades de los demás y a ofrecerse voluntariosa para remediarlas. Sólo así se comprende la presteza con la que salió de casa para visitar a su prima Isabel, apenas supo que estaba encinta e intuyó que necesitaba sus servicios y ayuda.

Su exquisita sensibilidad estaba al servicio del amor. Da la impresión de que llegaba a sentir como en carne propia los aprietos y apuros de todos aquellos que convivían junto Ella. Por eso no es de extrañar que en la boda aquella de Caná, mientras colaboraba con el servicio, percibiera enseguida la angustia de los anfitriones porque se había terminado el vino. De inmediato puso su amor en acto para remediar la bochornosa situación. Ella sabía quién asistía también al banquete. Tenía muy claro quién podía poner solución al asunto. Ni corta ni perezosa, pidió a Jesús, su Hijo, que hiciera un milagro. Y, aunque Él pareció resistirse al inicio, no pudo ante aquella mirada de ternura y cariño de su Madre. El amor de María precipitó la hora de Cristo.

El amor de María no conoció límites y traspasó las fronteras de lo comprensible. Ella perdonó y olvidó las ofensas recibidas, aun teniendo (humanamente hablando) motivos más que suficientes para odiar y guardar rencor. Perdonó y olvidó la maldad y crueldad de Herodes que quiso dar muerte a su pequeñín. Perdonó y olvidó las malas lenguas que la maldecían y calumniaban a causa de su Hijo. Perdonó y olvidó a los íntimos del Maestro tras el abandono traidor la noche del prendimiento. Perdonó y olvidó, en sintonía con el corazón de Jesús, a los que el viernes Santo crucificaron al que era el fruto de sus entrañas. Y también hoy sigue perdonando y olvidando a todos los que pecando continuamos ultrajando a su divino Jesús.

¡Cuánto tenemos nosotros que imitar a nuestra Madre! Porque pensamos mucho más en nosotros mismos que en el vecino. A nosotros nos cuesta mucho estar atentos a las necesidades de los demás y echarles una mano para remediarlas. Nosotros no estamos siempre dispuestos a escuchar con paciencia a todo el que quiere decirnos algo. Nosotros distinguimos muy bien lo que “en justicia” nos toca hacer y lo que le toca al prójimo, y rara vez arrimamos el hombro para hacer más llevadera la carga de los que caminan a nuestro lado. Nosotros en vez de amor, muchas veces irradiamos egoísmo. En vez de afecto y ternura traspiramos indiferencia y frialdad. En vez de comprensión y perdón, nuestros ojos y corazón despiden rencor y deseo de venganza. ¡Qué diferentes a veces de nuestra Madre del cielo!

María, la Virgen del amor, puede llenar de ese amor verdadero nuestro corazón para que sea más semejante al suyo y al de su Hijo Jesucristo. Pidámoselo.

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