lunes, 17 de febrero de 2020

HAGAMOS UN EXÁMEN DE CONCIENCIA


Hagamos un examen de conciencia
No hay pecado que no pueda ser perdonado, si nos acercamos a la misericordia de Dios


Por: David López | Fuente: CatolicosConAccion.com




1er Mandamiento – Amar a Dios: ¿Me da miedo o vergüenza llamarme o manifestarme como católico?, ¿estudio mi fe evito lo que pudiera dañarla? (lecturas, programas) ¿he hablado mal de mi Religión? ¿Dudo de Dios? ¿Acepto doctrinas que van fuera de mi fe y lo que enseña la iglesia católica? ¿Rezo todos los días? ¿Ofrezco a Dios mi día? ¿Me acuerdo de Él al menos por la mañana o por la noche? ¿Le doy gracias a Dios por todas sus bendiciones? ¿Cumplí la penitencia dada en mi última confesión? ¿He abusado de la confianza en Dios por presumir que ya me perdonó sin haberme confesado? ¿Pongo por encima de Dios, mis gustos, comodidades, egoísmo, pereza, vanidad, soberbia como si éstos fueran los valores supremos de mi vida? ¿Consulto el horóscopo, las cartas, juegos como la Ouija?

2do Mandamiento: – Respetar a Dios: ¿Pronuncio con respeto el Nombre de Dios, de la Virgen y de los Santos? ¿Hago juramentos falsos o inútiles? ¿He prometido algo a Dios y no lo he cumplido? ¿Cumplo mis promesas? ¿Hago maldiciones? ¿He ocultado por vergüenza en la confesión algún pecado grave y después he comulgado?

3er Mandamiento – Santificar las Fiestas: ¿Oigo la misa con devoción? ¿No respeto los momentos de la celebración de la misa? ¿Escojo distracciones por cualquiera que sea, en vez de la misa? ¿He faltado por pereza, falta de voluntad o por mi propia culpa a misa?

4to Mandamiento – Honrar a tu Madre y a tu Padre: ¿He sido cariñoso con mis padres, abuelos o alguna figura de autoridad? ¿Los he desobedecido? ¿Les ayudo de buena gana y con gusto? ¿Corrijo injustamente a mis padres? ¿Les he deseado algún mal? ¿Los he tratado con desprecio? ¿Los he sobornado? ¿He sido irrespetuoso con ellos?

5to Mandamiento – No Matarás: ¿Tengo enemistad, odio, rencor o resentimientos contra alguien? ¿He despreciado a los demás? ¿Me considero superior? ¿Me burlo de ellos, los critico, molesto o ridiculizo ante los demás? ¿He maltratado de palabra u obra a alguien? ¿Soy imprudente al conducir? ¿He aconsejado, practicado o fomentado cualquier modo de aborto? ¿Me he embriagado o drogado en exceso? ¿Me he deseado la muerte o a alguien más? ¿Omito acciones que pudieran impedir Homicidios, problemas como discusiones insultos o riñas? ¿Me aprovecho de los demás, por su entrega al servicio? ¿Soy Servicial o niego mi ayuda cuando me la piden? ¿Soy un buen ejemplo? ¿Fomento y/o ayudo a otros a cometer algún pecado?


6to y 9no Mandamiento – Respetar nuestro Cuerpo: ¿Soy puro de mis pensamientos, deseos, miradas, escritos, lecturas, tipos de diversión conversaciones? ¿Evito los malos pensamientos, imágenes, recuerdos, programas, procurando pensar en otra cosa que sea positiva? ¿He realizado actos impuros ya sea solo, con otras personas, del mismo o distinto sexo, con algún pariente? ¿Recurro a la pornografía en sus diferentes presentaciones? ¿Se las he mostrado o entregado a otros? ¿Mantengo varias relaciones? ¿Estoy en adulterio? ¿Le soy fiel a mi pareja? ¿Evito las situaciones de pecado y pido ayuda Dios ante las tentaciones?

7mo y 10mo Mandamiento – No Robar ni Codiciar: ¿He robado algún objeto o dinero? ¿He cooperado con otros en situaciones de robo o hurto? ¿Devuelvo lo que he prestado? Si he robado algo, ¿Tengo la intención de restituirlo? ¿Soy envidioso? ¿Pretendo tener por ambición? ¿He dañado lo que no es mío por el hecho de no tenerlo? ¿Comparto con los demás mis bienes? ¿He sabido utilizar bien el tiempo que me sobra? ¿Guardo el ayuno y la abstinencia? ¿Agradezco a Dios por los bienes recibidos? ¿Me impongo a los demás para alcanzar lo que quiero y la vez los desprecio?

8vo Mandamiento – Respetar la Verdad: ¿He Dicho Mentiras?¿He calumniado? ¿Revelo los secretos que se me han confiado? ¿Divulgo los errores, faltas o pecados de otros? ¿He criticado y hablado mal de otros sembrando así discordia, odio y división? ¿Permito que castiguen a otros por mis faltas y culpas? ¿Levanto juicios infundados del prójimo? ¿Hago trampas en las situaciones que se me presentan en la vida como exámenes, parciales, compras, trabajos? ¿Soy Honesto con los demás? ¿Omito mi capacidad de ayuda según mis posibilidades?

“Mi Espíritu quebrantado ofreceré a Dios, pues un corazón Humilde y Contrito Tú no lo desprecias.” (Sal. 51,19)

Pecados Capitales (y las Virtudes que se les oponen):



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Soberbia (Humildad)

Pereza (Diligencia)

Envidia (Caridad)

Avaricia (Generosidad)

Gula (Templanza)

Lujuria (Castidad)

Ira (Paciencia)

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 17 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 17 de febrero de 2020


Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol Santiago (1,1-11):

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas. Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en cara, y él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo, porque quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el viento. Un individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe lo que quiere y no sigue rumbo fijo. El hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará como la flor del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor, y su bello aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,67.68.71.72.75.76

R/. Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor

Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R/.

Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,11-13):

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 17 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf



Queridos hermanos:

Impresiona ese “¿Por qué?” de Jesús acompañando su profundo suspiro.

Comencemos entrando en la escena. Puede ser saludable que dejemos resuene con fuerza el interrogante del Maestro y que nos interpele.

¿Por qué reclamamos signos? ¿Es que no nos fiamos? ¿No es de fiar este Maestro? ¿No es coherente su predicación? ¿No hay congruencia entre lo que dice y lo que hace? ¿Será que nos sentimos con derecho a reclamar, a exigir?

La pregunta de Jesús me hace pensar en lo que enseña el apóstol Pablo. Al escribir a los de Corinto, les dice que hay una tendencia propia de los judíos y otra de los griegos. Para creer en el mensaje los judíos quieren ver milagros y los griegos quieren un mensaje que suene razonable e inteligente (Cf 1 Co 1, 22).

Puede que esta sea la situación de esta orilla de nuestro mundo, de nuestra cultura, de nuestro tiempo también…

Los hay que piden signos. Ansían lo extraordinario, lo superespecial, lo llamativo, lo sensacional, lo milagroso… ¿Te sientes uno de ellos, cercano a ellos?

Los hay que reclaman razonabilidad y nivel intelectual. Sin estridencias, con mesura; tras sesudos estudios contrastados, plausibles… ¿Te sientes más cerca de estos?

Y la Palabra nos alerta, pues parece que el Maestro está en la otra orilla. Y su persona, su mensaje y su destino es escándalo y locura (Cf 1 Co 1, 23); fuerza de Dios y sabiduría de Dios, sí, pero desde el vértigo de la entrega, en la donación de la propia vida.

¿Por dónde caminan mi fe y la tuya? ¿Por el anhelo del milagro? ¿Por el prestigio del intelecto? ¿Por la razonabilidad? ¿Por el ‘maravillosismo’?

¿Qué pasa si Jesús no nos regala mas signo que el de su vida entregada? ¿No será que la verdadera confianza no reclama signos?

¿Seremos capaces de irnos tras El a la otra orilla: la del claro-oscuro de la fe, la del riesgo de la confianza, la de la apuesta del amor?

Vamos a hablarlo con El. ¿Os parece?

Vuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf
jcracmf@gmail.com

FELIZ SEMANA




domingo, 16 de febrero de 2020

¿POR QUÉ Y CÓMO DAR LIMOSNA?


¿Por qué y cómo dar limosna?
La limosna llega a su plenitud cuando el bien que compartimos ayuda al prójimo a mejorar su condición.


Por: GabrielGonzález Nares | Fuente: Encuentra.com




"La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de Jesucristo". Benedicto XVI
¿Por qué dar limosna?

El Papa Benedicto XVI nos enseñó que "La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentación (la avaricia) educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina. Las colectas especiales en favor de los pobres, que en Cuaresma se realizan en muchas partes del mundo, tienen esta finalidad. De este modo, a la purificación interior se añade un gesto de comunión eclesial al igual que sucedía en la Iglesia primitiva" [1].

"Según las enseñanzas evangélicas no somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia hacia el prójimo" [2].

En breve, digamos que el sentido principal de la limosna es hacer presente en el mundo la caridad divina a través de nosotros. Con este ejercicio comunicamos la caridad divina, pues buscamos con sinceridad el bien y la integridad del prójimo.

¿La limosna debe ser material?
Al hablar de limosna nos referimos a la dádiva de un bien que nos es valioso y el cual necesitamos. Es decir, la limosna no es lo que nos sobra. Incluso si diéramos grandes sumas de dinero que no necesitáramos esa dádiva no sería limosna, pues con ella no compartimos lo que realmente necesitamos para sobrevivir.

En este sentido, no importa la cantidad de lo que demos, sino el sentido de generosidad y el compartir lo que verdaderamente lo que no nos sobra, sino que es para nosotros un bien valioso. Por tanto, podemos compartir tiempo, ayuda, consejos, y no sólo alimentos y dinero.

Asegurarnos que la limosna ayude al prójimo

Muchas veces las personas de buenas intenciones dejan de dar limosna a los pobres porque saben que el dinero dado será gastado en drogas, jerarquías delictivas o que, en general, no será de provecho para los necesitados.

Ante esto podemos responder ayudando a los necesitados a través de organizaciones o fundaciones que administran óptimamente los bienes, a fin de que los pobres puedan ayudarse con ellos.

Naturalmente, la acción de la limosna llega a su plenitud cuando el bien que compartimos ayuda al prójimo a mejorar su condición. Sin embargo, lo que el necesitado haga con los bienes compartidos no es directamente responsabilidad de quien da, sino de quien recibe los bienes.

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NOTAS:

[1] Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la cuaresma del año 2008 # 1
[2] Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la cuaresma del año 2008 # 2

EL PAPA FRANCISCO AFIRMA QUE LA GUERRA ES LA CONSECUENCIA DE NO CUMPLIR LA LEY DE DIOS


El Papa afirma que la guerra es la consecuencia de no cumplir la Ley de Dios
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




Durante el rezo del Ángelus este domingo 16 de febrero en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco advirtió que las guerras son consecuencia de no cumplir la Ley de Dios, la Ley revelada a Moisés y explicada por Jesús.

En su mensaje previo al rezo del Ángelus, el Santo Padre comentó el “discurso de la montaña”, narrado en el fragmento del Evangelio de este domingo, y reflexionó sobre el tema del cumplimiento de la Ley.

Con ese discurso, “Jesús quiere ayudar a sus oyentes a tener una aproximación justa a las prescripciones de los Mandamientos de Moisés, exhortando a permanecer disponibles a Dios que nos educa para la verdadera libertad y responsabilidad mediante la Ley”.

Explicó que se trata de vivir la Ley “como un instrumento de libertad, que me ayuda a ser más libre, que me ayuda a no ser esclavo de las pasiones y del pecado”.

“Pensemos en las guerras, pensemos en las consecuencias de la guerra, pensemos en esa niña muerta de frío en Siria anteayer. Tantas calamidades, tantas. Esto es fruto de las pasiones, la gente que hace la guerra no sabe dominar sus propias pasiones. Les falta cumplir las leyes”.


El Papa advirtió que “cuando se cede a las tentaciones y a las pasiones, no se es señor y protagonista de la vida de uno, sino, que se hace incapaz de gestionarla con voluntad y responsabilidad”.

Además, explicó cómo Jesús estructura su discurso mediante cuatro antítesis expresadas por medio de esta fórmula: “Habéis oído que fue dicho…, pero yo os digo”.

Estas antítesis “hacen referencia a diferentes situaciones de la vida cotidiana: el homicidio, el adulterio, el divorcio, los juramentos”.

Con el discurso de la montaña “Jesús no abole las prescripciones que afectan a estas problemáticas, pero explica el significado más profundo, e indica el espíritu con el que hay que observarlas”.

“Anima a pasar de una observancia formal de la Ley a una observancia sustancial, acogiendo la Ley en el corazón, que es el centro de las intenciones, de las decisiones, de las palabras y de los gestos de cada uno de nosotros. Del corazón parten las acciones buenas y las malas”.

“Acogiendo la Ley de Dios en el corazón se comprende que, cuando no se ama al prójimo se mata de algún modo a uno mismo y a los demás, porque el odio, la rivalidad y la división matan la caridad fraterna que está en la base de las relaciones interpersonales. Esto vale para aquello que dije de la guerra, y también para las habladurías, porque la lengua mata”.


Se comprende también “que los deseos son guiados, porque no todo lo que se desea se puede tener, y no está bien ceder a sentimientos egoístas y posesivos”.

Cuando se acoge la Ley de Dios en el corazón “se entiende que se necesita abandonar un estilo de vida hecho de promesas no mantenidas, como pasar de la prohibición de jurar en falso a la decisión de no jurar en absoluto, asumiendo una actitud de plena sinceridad con todos”.

“Pero Jesús, es consciente de que no es fácil vivir los Mandamientos de este modo tan profundo y totalizante. Por ello, nos ofrece el auxilio de su amor: Él ha venido al mundo no solo para dar cumplimiento a la Ley, sino para entregarnos su Gracia, de modo que podamos hacer la voluntad de Dios amándole a Él y a los hermanos”.

El Pontífice aseguró que “podemos hacerlo todo con la Gracia de Dios, incluso la santidad no es otra cosa que custodiar esta gratuidad que nos ha dado Dios, esta Gracia”.

Por último, subrayó que “se trata de fiarse y de confiarse a Él, a esa Gracia, a esa gratuidad, acogiendo la mano que nos tiende constantemente para que nuestros esfuerzos y nuestro necesario compromiso puedan estar sostenidos por su ayuda plena de bondad y de misericordia”.

CÓMO LA CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ PUEDE CAMBIARTE LA VIDA


Cómo la consagración a san José puede cambiarte la vida
Una preparación de 33 días que puede realizarse en cualquier periodo del año



Aunque la Iglesia católica considera a san José un modelo y un ejemplo de virtud desde hace muchos siglos, se ha escrito relativamente poco sobre la devoción hacia él. En el último siglo, sin embargo, se ha escrito un creciente número de libros para arrojar más luz sobre su figura, entre ellos Consecration to St. Joseph, de Donald Calloway (por desgracia, aún no disponible en español). El padre Calloway observaba esta discrepancia a nivel de escritos espirituales, y con este nuevo libro intentaba poner en marcha un movimiento mundial de devoción a san José.

Uno de los motivos por los cuales el sacerdote se dirige a san José es que “necesitamos de la paternidad espiritual de san José para que nos ayude a proteger el matrimonio y la familia. Matrimonio y familia siempre han estado bajo ataque, pero en los tiempos modernos las amenazas han alcanzado niveles extraordinarios… Para combatir y derrotar los engaños de Satanás, la Iglesia necesita a san José. Su ejemplo y su protección son la única salida en la situación de confusión en que nos encontramos”.

San José es un poderoso intercesor a favor de las familias, y por tanto es perfecto desde este punto de vista.

Muchos santos, además, han subrayado la devoción a san José como manera de acercarse a Jesús.

Este es el objetivo principal de la Consagración a san José del padre Calloway.

“La consagración total a san José significa que se lleva a cabo un acto de confianza filial a este espiritual para que pueda cuidar de nuestro bienestar espiritual y llevarnos a Dios. La persona que se consagra a san José quiere estar lo más cerca posible a su padre espiritual, hasta el punto de parecerse en virtud y santidad”.

Igual que quien se acerca a la Virgen María es llevado más cerca a Jesús, el que se dedica a san José podrá tener una relación más profunda con Dios.

El objetivo final, obviamente, no es la adoración a san José – dado que la adoración se reserva sólo a Dios –, sino la imitación de su virtud y de su ejemplo, que nos lleva más cerca de Dios.

El programa espiritual del padre Calloway consiste en una preparación de 33 días que puede realizarse en cualquier periodo del año. Si se quiere usar como una preparación a la fiesta de san José, 19 de marzo, se debe empezar la consagración el 16 de febrero (o el 15 de febrero, si no es año bisiesto).

La consagración propuesta por Calloway es relativamente fácil de realizar, porque incluye sólo una breve meditación al día, seguida de una pequeña serie de oraciones.

Si quieres cambiar tu vida, prueba a consagrarte a san José y a permitirle que te conduzca a Dios.

Santa Teresa de Ávila dijo: “Parecería que Dios haya concedido a otros santos el poder de ayudarnos solo en un tipo de necesidad, pero la experiencia muestra que san José puede ayudarnos frente a cualquier necesidad”.



Una oración para rezar en estos 33 días:
Glorioso San José, protector, modelo y guía de las familias cristianas: Te ruego protejas a la mía.

Haz reinar en ella el espíritu de fe y de religión, la fidelidad a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de los hijos, el desprendimiento de los bienes temporales y el amor a los asuntos del cielo.

Dígnate velar sobre todos nuestros intereses.

Ruega al Señor que bendiga nuestra casa.

Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de estado.

Concede a todos los miembros de nuestra familia y de todas las familias de la tierra, la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y de María. Amén.




TE SUPLICAMOS SAN JOSE
De los males que nos amenazan, libra nuestras familias.

De las discordias y roces, libra nuestras familias.

De las enfermedades y aflicciones, libra nuestras familias.

De la tristeza y desesperanzas, libra nuestras familias.

Del espíritu mundano, libra nuestras familias.

De los peligros de los falsos valores de hoy, libra nuestras familias.

De la ausencia y el abandono de los padres, libra nuestras familias.

De la inmoralidad matrimonial, libra nuestras familias.

De las modas y costumbres escandalosas, libra nuestras familias.

De la indiferencia y rebeldía religiosa, libra nuestras familias.

De la liviandad y la deshonestidad, libra nuestras familias.

De las amistades malas y peligrosas, libra nuestras familias.

De la falta de amor, libra nuestras familias.

De las incomprensiones y falta de diálogo, libra nuestras familias.

De la desunión y separaciones, libra nuestras familias.

De los abortos y descuidos de la vida, libra nuestras familias.

De la falta de fe, libra nuestras familias.

De las dificultades financieras, libra nuestras familias.

De la falta de pan y de casa, libra nuestras familias.

De las enfermedades y desgracias, libra nuestras familias.

De la muerte eterna, libra nuestras familias.

San José, ruega por nosotros!

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

OREMOS:

Dios de bondad y misericordia, por intercesión de San José, salva nuestras familias, haz que vivan unidas y firmes en el amor.

Así como las uniste en vida por la sangre, tu bondad las reúna por la caridad en el Reino eterno. Amén.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 16 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 6º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 16 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (15,16-21):

SI quieres, guardarás los mandamientos
y permanecerás fiel a su voluntad.
Él te ha puesto delante fuego y agua,
extiende tu mano a lo que quieras.
Ante los hombres está la vida y la muerte,
y a cada uno se le dará lo que prefiera.
Porque grande es la sabiduría del Señor,
fuerte es su poder y lo ve todo.
Sus ojos miran a los que le temen,
y conoce todas las obras del hombre.
A nadie obligó a ser impío,
y a nadie dio permiso para pecar.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,1-2.4-5.17-18.33-34

R./ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

V/. Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.

V/. Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos. R/.

V/. Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley. R/.

V/. Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,6-10):

HERMANOS:
Hablamos de sabiduría entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino que, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-37):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas:
no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.
Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.
También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 16 de febrero de 2020
Fernando Torres cmf


Más allá de la letra de la ley: el espíritu del amor

      En la Iglesia hemos vivido muchas veces pendientes de la ley. Cuando éramos pequeños, nos enseñaron el catecismo y, en aquellos tiempos, de memoria aprendimos los mandamientos de la ley de Dios, los mandamientos de la Iglesia y muchos otros. Sabíamos que eran las normas básicas por las que se debía regir nuestra vida. Hacer lo contrario estaba mal, era pecado. Había que confesarse de esas cosas. Pero lo malo es que no nos explicaron la razón por la que debíamos obedecer aquellas leyes, cuál era la motivación, la causa. Y mucho menos nos explicaron qué había que hacer en los muchos casos que nos encontraríamos en la vida de los que la ley no decía nada. 

      Las lecturas de hoy, sobre todo el Evangelio, nos sitúan frente a lo más básico de la ley. En realidad la ley no es más que una andadera, un taca-taca, como los que usan a veces los ancianos. Ayuda a caminar pero la persona es la que tiene que decidir hacia dónde quiere dirigirse. No se trata de hacer esto o de no hacer lo otro simplemente porque está prohibido o porque la ley dice que se haga. Hay que levantar los ojos más allá de la letra de la ley y, como dice la primera lectura del libro del Eclesiástico, darnos cuenta de que lo que tenemos delante es la decisión básica por la muerte o la vida: “ante ti están puestos fuego y agua, echa mano de lo que quieras”. En el fondo, somos libres para tomar nuestras propias decisiones. Y en nuestras decisiones nos jugamos cómo queremos vivir. Si queremos vivir para la vida o si queremos vivir como muertos. Si queremos vivir en el amor, la fraternidad, la familia de los hijos de Dios o si queremos vivir en la muerte del aislamiento, el egoísmo... Esa decisión es nuestra y la vamos haciendo realidad en nuestra vida. Cada vez que ayudamos al hermano necesitado o luchamos por establecer la justicia, estamos optando por la vida. Cada vez que pensamos que no hay razón para preocuparse de los demás, que cada uno en su casa y que ocupado en mis cosas se vive mejor, estamos optando por la muerte. Nos morimos porque nos cerramos a la fraternidad, al amor y, por tanto, a Dios. 

      Esa opción nos lleva a cumplir algo más que la letra de ley. Es lo que Jesús nos dice en el Evangelio. Vale la pena leerlo con detención. Jesús nos dice que no basta con cumplir la letra de la ley. Hay que hacerlo de corazón. Porque no sólo mata el que clava el puñal. También mata el que odia. Hoy el Evangelio nos invita a vivir en plenitud la ley de Jesús que es la ley de amor.



Para la reflexión

      ¿Alguna vez me he encontrado con que no sabía qué decisión tomar porque la ley que me habían enseñado no decía nada al respecto? ¿Qué he hecho al final en esa situación? ¿He tratado de ser fiel al espíritu de Jesús? ¿He optado por la vida en mi forma de comportarme?

FELIZ DOMINGO




sábado, 15 de febrero de 2020

RELATO DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN DE MEDJUGORJE,










LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 15 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Sábado de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 15 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (12,26-32;13,33-34):

En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: «Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 105, 6 7a. 19-20. 21-22

R/. Acuérdate de mí, Señor,
por amor a tu pueblo

Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R/.

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R/.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el pais de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del Evangelio según san Marcos (8,1-10):

Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discipulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres dias conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aqui, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discipulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 15 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf



Queridos hermanos, paz y bien. Terminamos la semana como la empezamos, contemplando a Jesús ocupándose de los que más lo necesitan. No se conforma solo con hablar de lo que significa el Reino de Dios, sino que procura que a sus oyentes no les falte de nada. Alimento espiritual y alimento corporal. Porque la salvación de la persona es íntegra, no se puede separar el alma del cuerpo.

A Jesús le da lástima de la gente. Aquí se puede ya hacer una primera pregunta, ¿tengo yo compasión de la gente? ¿Me preocupo por los que tengo alrededor?

Cristo quiere que las cosas mejoren, que les vaya bien, que no pasen hambre. Y se lo cuenta a los Discípulos. Y pretende que sus amigos ayuden, que les den de comer ellos. A los Discípulos les resulta imposible. Mucha gente, en un lugar despoblado. Pero se produce el milagro. De lo poco que tienen, comen todos. Es cuestión de compartir. Segunda pregunta, ¿comparto lo que tengo, sea poco o mucho? ¿Ayudo con mis capacidades, o soy de los que creen que “en comunidad, no muestres tu habilidad”?

Comen, quedan satisfechos, y recogen siete canastos. Y después sigue su camino. Como se dice ahora, sale de su zona de confort. Quizá a esto se refiere el papa Francisco, al hablar de la “Iglesia en salida”. Va a llevar la Buena Noticia a todos los que lo necesitan. Tercera pregunta. ¿Me cuesta mucho salir de mí, ir al encuentro de los otros, hablar de lo que a mí me llena? ¿Soy capaz de hablar de Cristo en mi entorno, en mi trabajo, en mi universidad…? Esto lo podemos hacer con nuestras palabras, o con nuestras obras. Pero hay que hacerlo. Hay que compartir lo que tenemos, y hacerlo con valentía, como Jesús.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
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