martes, 3 de enero de 2017

DIFICULTADES DEL CAMINO


Dificultades del camino
No fue nada fácil para los Magos encontrarse con Cristo. Tuvieron que sortear muchas contrariedades y peripecias.


Por: P Antonio Rivero LC | Fuente: Catholicnet 




No fue nada fácil para los Magos encontrarse con Cristo, porque "Jesucristo es profundo. No es la flor de la mañana que se corta y nos entrega a la primera todo su perfume, y pasada la ilusión nos deja con unos pétalos marchitos entre las manos y una sensación de caducidad y de esperanzas rotas . Tuvieron que sortear muchas contrariedades y peripecias.

Una primera dificultad que encontraron en su odisea fueron, sin duda alguna, las burlas de sus conocidos y vecinos, cuando dijeron que ellos se iban de sus palacios y se ponían en camino. Tuvieron que hacer frente a todas las risotadas y comentarios irónicos de la gente que les trataba de locos aventureros, de soñadores que no estaban en sus cabales." ¿A quién se le ocurre esto? ¡Irse al oeste! Definitivamente locos de remate". ¡Y todo por una dichosa estrella, detrás de la cual divisaron a Dios! ¡Y todo porque una estrella se encendió en sus almas! Pero ellos no se amilanaron ni se encogieron, al contrario, su decisión era clara, porque sentían dentro de sí el impulso de la inspiración divina y la fuerza de la verdad a la que ellos servían desde que se habían consagrado a la investigación de los cielos y de las estrellas. Esta dificultad es dura e ingrata. Vivir nuestro cristianismo con coherencia, con honradez; ser fiel a lo que Dios nos vaya pidiendo en nuestra vida, a lo que nos vaya inspirando en nuestra conciencia y en nuestro corazón; ese ir contra corriente en cuestiones de religión y de moral católica, cuando los demás piensan lo contrario y dicen lo contrario y hacen lo contrario...provocará risas y habladurías y comentarios hirientes de los que están a nuestro alrededor. ¡No hagamos caso! Venzamos todo respeto humano y sigamos la voz de nuestra recta conciencia, iluminada por Dios. Esto hicieron los Magos y encontraron lo que buscaban.

El viaje. No es fácil viajar cuando no se conoce el camino. Incertidumbre, sobresaltos, miedo, dudas, tentaciones de volverse atrás. La búsqueda de Dios no es fácil. Es una verdadera aventura en la que todo no puede, no debe ser claro, conocido, lógico, evidente a nuestra pobre mente, pues Dios está más allá de la lógica humana; es más, El tiene su lógica, su pedagogía. Lo importante es seguir adelante, guiados por esa luz interior de la fe en ese Dios que nos llama y que no puede engañarse ni engañarnos.

Después, la estrella desaparece. Ocurre en determinados momentos de nuestra vida. Momentos de crisis, de reajustes, de oscuridad interior, de cansancio, de hesitaciones; se nos oculta el brillo de la evidencia y de lo razonable, y sólo vemos lo gris de la vida. Dios puede y quiere probar la fe de sus seguidores a fin de comprobar que le siguen con fe auténtica, con corazón sincero. ¿Qué hacer en esos momentos? Seguir activos en la búsqueda de ese Rey Mesías y preguntar a quienes pueden aconsejarnos.

También el país extranjero, la lengua extranjera, las personas extranjeras fueron un obstáculo, no pequeño, para estos Magos No entendían el idioma, no comulgaban con las costumbres de esos pueblos. Otro mundo, otro abismo para ellos que les llenaba de desconcierto y de inseguridad. ¿A quién acudir? ¿Con quién comunicarse? ¡Qué inseguridad sentimos cuando estamos en tierra extraña! Inseguridad que a veces se convierte en zozobra, en miedo, en angustia. Algo de esto tuvieron que experimentar nuestros ilustres personajes de Oriente. Sin embargo, era más grande el amor y la esperanza que brillaban en sus corazones y les lanzaban a buscar al esperado de las naciones. ¿Qué nos dice esto a nosotros? Iremos, sin duda alguna, a países desconocidos por nosotros, de idioma distinto, de mentalidad diferente...y tenemos que comunicar la buena nueva del Evangelio. Cuántas veces también nosotros, en nuestro afán misionero de llevar a Cristo a los hombres, de predicarlo, de dar testimonio de El a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que los destinatarios de ese mensaje hablan otro idioma distinto, no sintonizan con nuestra onda, están en otra galaxia; en definitiva, parece que vivimos en distinto planeta, como les pasó a los Magos. No obstante, no debemos desalentarnos ni acomplejarnos; llevemos con coraje y decisión nuestra fe en Dios Creador, Salvador y Santificador. Quienes nos crean, se salvarán.

Otra dificultad fue el cansancio del camino y de la búsqueda. Buscar cuesta. Seguir buscando, cuesta. Pero seguir buscando a pesar de todo, cuesta mucho más y provoca cansancio físico y también espiritual. ¿Quién no ha sentido el cansancio de una subida escarpada, de una caminata bajo el sol abrasador y con una sed mortal e imperdonable? ¿No hemos experimentado alguna vez que el trabajo, todo trabajo, pero especialmente el trabajo espiritual, cuesta y a veces produce cansancio, sobre todo si es monótono y siempre igual? Ahora bien, los magos vencieron este sentimiento de cansancio gracias al amor y a la ilusión que ardía en sus corazones, pues el amor, nos dirá el Kempis, todo lo vence . No permitieron que este sentimiento negativo y sensible afectara a su zona espiritual ni tocara sus convicciones y su fe profunda. Sintieron, sí, cansancio físico, pero siempre conservaron en su alma el entu¬siasmo y el primer amor de cuando comenzaron la búsqueda. Cuando el cansancio, sea físico sea espiritual, toque a nuestra puerta, no hagamos caso; más bien, redoblemos el paso entonando la canción del amor.

Dura fue, por otra parte, la inconsciencia de Herodes y de los sabios que le rodeaban cuando esos Magos preguntaron por el Rey apenas nacido: "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? (Mt 2, 2). Para Herodes fue una noticia sorpresiva e inesperada: "¿Cómo un Rey? Es la primera noticia que tengo, pues hasta el momento el rey soy yo. Ni siquiera los sabios que tengo a mi disposición saben de esto, o al menos no me han informado". Para los Magos ya era un hecho que el Mesías Rey había nacido; sin verlo, habían creído. Unos cuantos años antes de que Cristo dijera al incrédulo Tomás "Bienaventurados los que creen sin haber visto" (Jn 20,29), ya estos hombres desconocidos cumplían a la perfección esta nueva bienaventuranza, bajo la inspiración divina.

¡Qué tremendo golpe nos asesta este siglo, embebido en la indiferencia religiosa, emborrachado por la ambición, alcoholizado de materialismo y postrado en una tristísima inconsciencia que clama al cielo! Este obstáculo, la inconsciencia de muchos hombres, nos visitará en nuestro peregrinar. Los hombres de hoy saben que necesitan ser redimidos de muchas esclavitudes; esperan, casi sin darse cuenta, a alguien que les reconstruya interiormente y les dé la paz y la estabilidad interiores, pero es tal la inconsciencia en la que están sumergidos que cuando se les ofrece la respuesta a sus muchas inquietudes y anhelos, Dios, se destartalan, comienzan a tambalearse porque temen perder sus propias y acariciadas seguridades, al igual que Herodes que tuvo pánico de perder el trono y la corona al ser informado por los magos sobre el nacimiento de un nuevo rey, del verdadero rey del mundo y de los corazones.

Terminemos este punto diciendo que quien no clavalos ijares a su caballo, quien no va más allá de sus horizontes mezquinos, quien no sigue la ruta de la estrella ni galopa al campás de sus sueños e ilusiones nobles...llevará una vida gris y un alma polvorienta, experimentará el cansancio de su pereza y la inutilidad de sus bienes, y, lo que es más triste, no se encontrará con Cristo.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 3 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 3



Los hombres nos vamos a mirar unos a otros en una perfecta visión si nos miramos en Cristo, que ha de ser el punto de reunión de todas las miradas; y para que esas miradas lleguen a Cristo más purificadas, hagamos que pasen por el Corazón de María, que es la fuente en la que todo se limpia y todo se reviste de Dios, la fragua en la que nos despojamos de nuestras miserias pecadoras y adquirimos el fuego del amor a Dios. Los Santos Padres afirmaron que la devoción a María purifica y renueva el corazón a sus devotos.

María, ayúdanos a purificar nuestras miradas para que podamos descubrirte presente en nuestra vida.



* P. Alfonso Milagro

FELIZ MARTES


lunes, 2 de enero de 2017

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO EN LA SOLEMNIDAD DE MARÍA MADRE DIOS


La emotiva oración del Papa Francisco en la Solemnidad de María Madre de Dios 2017
Por Walter Sánchez Silva
 Foto: Martha Calderón (ACI Prensa)



VATICANO, 01 Ene. 17 / 08:10 am (ACI).- En sus palabras antes del rezo del ángelus este domingo 1 de enero de 2017 en la Solemnidad de María Madre de Dios, el Papa Francisco también incluyó una bella y emotiva oración a la Virgen.


A continuación la oración completa del Santo Padre:

Gracias, oh Santa Madre del Hijo de Dios, Jesús, ¡Santa Madre de Dios!
Gracias por tu humildad que ha atraído la mirada de Dios;
gracias por la fe con la que has acogido su Palabra;
gracias por el coraje con el que has dicho “aquí me tienes”,
olvidándote de ti, fascinada por el Amor Santo,
hecha toda una con su esperanza.
Gracias, ¡oh Santa Madre de Dios!
ruega por nosotros, peregrinos en el tiempo;
ayúdanos a caminar por el camino de la paz.
Amén.

PROPÓSITOS PARA EL AÑO NUEVO


Propósitos para el Año Nuevo
Ofrecemos una lista de 12 propuestas que pueden ayudarte a definir tus propósitos para el año que comienza.


Por: Mauricio I. Pérez | Fuente: www.semillasparalavida.com 




Es costumbre al fenecer el año, revisar nuestra vida y plantearnos metas y propósitos para el Año Nuevo. Muchos se esfuerzan por realmente cumplir y vivir según los propósitos trazados. Otros tantos -los más- suelen quedarse en el camino. Sus buenos propósitos se quedaron tan solo en buenas intenciones. Pero alguien dice por ahí -y quizás diga bien- que de buenas intenciones, está empedrado el camino del infierno.

Los hijos de Dios debemos ser hombres y mujeres de palabra. Jesús nos enseñó a decir “Sí” cuando sea sí, y a decir “No” cuando sea no. En esta línea, es preciso al definir nuestros propósitos para el año que comienza, tomárnoslos en serio. Y hacer de ellos un verdadero compromiso.

Hay quienes optan por plantearse propósitos materiales: nuevo auto, el viaje jamás realizado, una casa más grande, un mayor sueldo. Esto está bien si es que estos objetivos no se definen como una mera meta -lo cual sería simplemente materialista- sino más bien como medios para algo más importante, como dar un mayor bienestar a la familia.

Unos más, prefieren definir propósitos que les ayuden a ser mejores personas. En esta línea, lectora, lector querido, quisiera compartir contigo una lista de 12 propósitos que pueden ayudarnos a ser sobre todo, mejores cristianos. Se trata de hacer ciertas cosas y dejar de hacer otras. También de asumir ciertas actitudes y dejar de lado otras tantas.

1. Acercarnos más a Dios. Es innegable que de esto se desprende todo lo demás. Incluso el éxito al lograr cumplir con el resto de nuestros objetivos depende en gran medida de la cercanía a Dios. Pues sin Cristo, nada podemos hacer. Es importante aumentar nuestro tiempo de oración y participar de manera más consciente en los sacramentos. También bendecir siempre nuestros alimentos sea quien sea nuestro comensal.

2. Confiar más en Dios. Muchos se frustran porque Dios no les habla. ¿Quieres escuchar a Dios? Abre tu empolvada Biblia y léela. Te garantizo que si lo haces con la frecuencia debida -es decir, diario- escucharas de Dios las palabras que necesitas. No le exijas ni demandes favores, pídele todo pidiendo siempre que se haga su voluntad, pues Él sabe cuándo, cómo y en qué medida. Y al tener frente a ti las oportunidades que necesitas, acéptalas. Deja de cuestionar cada oportunidad, quedarte inmóvil y dejar de actuar. Dios te ayuda, pero necesita de tu parte. Dios te inspira, pero necesita de tu inteligencia. Dios te cuida, pero necesita tu confianza. Este año confía más en Dios, acepta lo que te envía y actúa en consecuencia.

3. Dejar de Murmurar y de ver la Paja en Ojo Ajeno. Es increíble lo rápida que es nuestra lengua para desatarse y correr cual caballo desbocado en contra de alguien más. Y lo peor es que muchas veces murmuramos en contra de alguien según nosotros en aras de la justicia divina: porque éste peca mucho, porque ésta gasta mucho dinero, porque este otro es muy sucio y descuidado, porque esta otra es una chismosa, porque este va a misa pero se pelea con todos al salir y entrar en su automóvil, porque esta otra también va a misa pero se queda dormida… La lista es inacabable. ¿Qué tal como propósito de este año dejar de murmurar y mejor mirar a nuestro interior cada vez que algo nos parece mal? Porque es un hecho irrefutable que casi siempre que nos disgusta algo que vemos que otro hace, ¡es porque en el fondo nos disguta que nosotros hacemos lo mismo! Por eso advertía Jesús que es fácil ver paja en el ojo ajeno y no la viga que se lleva en el propio. Hagámonos el propósito de que al sentir la tentación de murmurar, cerrar la boca, ver a nuestro interior y en justicia decidir qué actitud debemos nosotros mismos cambiar, qué debemos dejar de hacer o que debemos comenzar a hacer.

4. Ser Portadores de Ayuda y Generadores de Cambio. Es fácil criticar lo que no nos gusta. Pero eso rara vez sirve de algo. A lo largo de este año, hagámonos el firme propósito de que cada vez que algo nos parezca malo, pensemos cómo ayudar para corregirlo o cambiarlo y actuemos en consecuencia. Si nada podemos hacer, mejor no estorbemos. Igualmente, seamos solícitos para ayudar a todo aquél que lo necesita.

5. Dejar de Ofendernos por Todo y de Pelear contra Todos. Jesús declaró bienaventurados a los mansos, porque heredarán la tierra. La mansedumbre es una virtud que nos ayuda a dejar de lado la violencia. Cuántas personas se ofenden por la forma en que los saluda el empleado de una tienda. Cuántos más se indignan porque el mesero no los vio al pasar frente a ellos. Cuántos estallan porque el conductor de adelante no va más de prisa. Cuántos se encolerizan porque su hija no guardó el cepillo y el espejo. Y en consecuencia agreden, gritan, insultan, ofenden, se vengan, toman represalias y lo peor, ¡se amargan la vida y se la amargan a los demás! “¡¿Y cómo no me voy a enojar?!” es su típica justificación. Pero esa actitud no es digna de un hijo de Dios. Este año hagámonos el propósito de evitar pleitos y riñas. Desarrollemos mejor la virtud de la mansedumbre. Además de vivir en paz con los demás, seremos bienaventurados y heredaremos la tierra que el Señor nos tiene prometida.

6. Desarrollar la Pulcritud. Esto a muchos les cuesta trabajo. Pero es necesario reconocer que no podemos comprender el concepto de un “alma limpia” si no somos capaces de vestir una camisa limpia. El desaliño no es virtud, es por el contrario, un vicio terrible. No hay que confundir no ser vanidosos con ser sucios y desaliñados. Ir despeinados, con la ropa sucia y arrugada no es propio de un hijo de Dios. Porque nuestro cuerpo es un templo vivo del Espíritu Santo. Y ese templo debe siempre ser digno, tanto en su interior como en su exterior.

7. Ser más Laboriosos. Sobre todo a los laicos, Dios nos ha confiado el orden de la creación. Debemos trabajar para hacer del mundo que Dios nos ha regalado, uno mejor. Debemos también trabajar para crecer como personas, en talento y dignidad. Para el hijo de Dios, es inaceptable el trabajo a medias, entregado tarde o mal hecho. El hijo de Dios debe poner su sello en todas sus obras. Este año propongámonos hacer nuestro trabajo con pasión y calidad, recordando siempre cuando Dios puso en manos de Adán el Paraíso que había creado.

8. Ser Limpios de Corazón. Jesús prometió que los limpios de corazón verán a Dios. Sin embargo, los programas de TV cada vez más vulgares, las conversaciones con amigos y compañeros de trabajo cargados de palabras soeces, los chistes en doble sentido son fuertes barreras para mantener limpio el corazón. Este año que comienza, comprometámonos a mantener una diversión sana, conversaciones en la línea del respeto y un humor blanco que siempre divierte sin ofender ni contrariar a nadie más.

9. Dar Más Tiempo a Nuestra Familia. Bien que lo sabemos. Pero bien que fingimos excusas para no cumplirlo. Necesitamos trabajar mil horas extras para pagar más horas de guardería y más maestros privados y más cursos de qué se yo para que nuestros hijos estén en un lugar seguro para poder trabajar más para tener más dinero para pagar más guarderías, maestros privados y cursos mientras trabajamos más… El ridículo torbellino que termina por destruir las familias mientras alguien escala peldaños y amasa fortunas. Basta ya. Este año fijemos bien nuestras prioridades: Dios, familia y trabajo. En ese orden. El resto, Dios nos lo dará por añadidura.

10. Disfrutar más la Vida que Dios nos Da. Ya basta de quejarnos de todo. Es suficiente de encontrarle peros a todo. Es hora de dejar de encontrarle a todo su lado malo. Acepta por el contrario con gozo todo lo que Dios te da, agradécelo y alaba al Señor por su bondad.
Encuentra la mano de Dios en todo lo que tienes. Mira a cuántos más les hace falta. Alaba a Dios por cada mañana, por la frescura del agua que corre en la ducha, por el desayuno que te da energía, por el sol que te calienta. Alábalo por la taza de café que te devuelve el buen ánimo, por la galleta dulce que lo acompaña, por quien te hace compañía mientras la bebes. Disfruta al “perder el tiempo” con tus hijos, pues son una de las mayores bendiciones que Dios te ha dado. Disfruta tus ratos de enfermedad, pues te dan tiempo para leer aquél libro pendiente y hasta para acercarte más a Dios. Que este sea uno de nuestros propósitos más firmes para este año. Pues así viviremos en paz, llenos de gozo y siendo infinitamente agradecidos a nuestro Dios.

11. Bajar de Peso. ¿Y por qué no? Este casi siempre es un propósito de Año Nuevo de casi todas las personas adultas. Y curiosamente, es el propósito menos cumplido. Sin embargo, para los hijos de Dios resulta importante porque bajar de peso va más allá que una cuestión de vanidad corporal. El exceso de peso en gran parte se debe al pecado capital de la gula. Y bajo esa óptica es que los cristianos debemos afrontar esta situación. Los pecados capitales se llaman así porque de ellos se desprenden muchos más hasta poner fuertemente en riesgo la integridad de la persona. Quien come demás, desarrolla usualmente otro pecado: la pereza, manifestada en la falta de ejercicio. El exceso al comer suele acompañarse en excesos al beber. Y tras las comidas, al fumar. La cadena puede no tener fin y los riesgos para la salud corporal e innegablemente para la salud del espíritu son muchos. Hagámonos pues el propósito para este año, de declara la guerra a la gula que nos ha esclavizado. Dejar atrás este pecado y mejorar la salud del cuerpo que Dios nos ha dado.

12. Ser Portadores de la Bendición de Dios. Las personas que necesitan de la bendición de Dios no precisan de un momento de éxtasis en que Jesús o la Virgen se les manifiesten y con su mano en la frente los bendigan. Necesitan más bien de cariño, de alguien que los escuche, de alguien que los ayude, de alguien que les dé trabajo, de alguien que les dé pan. Siendo hijos de Dios, hagámonos el propósito este año de ser portadores de las bendiciones de Dios para los demás: con nuestro tiempo, con nuestra ayuda, con nuestras manos, con nuestros labios y con nuestros bienes materiales.

Deseo que esta lista te ayude a definir tus propósitos para el año que comienza. Que Dios te bendiga y sostenga con su mano providente, bendiga todos tus sueños y te ayude a alcanzar cada una de tus metas.

¡Apasiónate por Nuestra Fe!

TE DESEO UN FELIZ AÑO


Te deseo un año feliz



Al comenzar un nuevo año te deseo doce meses de crecimiento. La superación personal comienza con el conocimiento de ti mismo: tus fortalezas y tus debilidades. Sé sincero contigo mismo, no confundas lo que te gustaría ser, con lo que realmente eres. Crecer supone repetición de actos en la dirección correcta. Colabora con tu voluntad y esfuerzo. Dios ayuda al valiente.

Te deseo que este año tengas suficiente felicidad para mantenerte dulce; suficientes problemas para mantenerte fuerte; suficientes penas para mantenerte humano; suficiente esperanza para mantenerte feliz; suficientes fracasos para mantenerte humilde; suficientes éxitos para mantenerte sereno; suficientes amigos para recibir consuelo; suficientes entradas para cubrir tus necesidades; suficiente entusiasmo para enfrentar las dificultades; suficiente confianza en ti mismo para no caer en depresiones; suficiente determinación y valor para hacer que este año sea el mejor de tu vida.

Tu crecimiento personal depende de los hábitos buenos que vas incorporando a tu vida. Uno de éstos es la actitud de formación permanente, superándote de día en día, porque “crecer es un aprendizaje constante y culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su bondadosa bendición.


* Enviado por el P. Natalio

SOLEMNIDAD DE MARÍA, MADRE DE DIOS, 1 DE ENERO


¡Feliz Solemnidad de María, Madre de Dios!
1 de enero


(ACI).- Un nuevo año comienza y la Iglesia, cada 1 de enero, lo inicia celebrando la Solemnidad de “María, Madre de Dios” para pedir la protección de aquella que tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador. Conoce aquí cómo es que surge este título en honor a la Virgen y lo que hicieron los primeros cristianos para defenderlo.

La Fiesta de “María, Madre de Dios” (Theotokos) es la más antigua que se conoce en Occidente. En las Catacumbas o antiquísimos subterráneos de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Santa Misa, se encuentran pinturas con esta inscripción.


Según un antiguo testimonio escrito en el siglo III, los cristianos de Egipto se dirigían a María con la siguiente oración: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desoigas la oración de tus hijos necesitados; líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita" (Liturgia de las Horas).

En el Siglo IV el término Theotokos se usaba con frecuencia en Oriente y Occidente porque ya había entrado a formar parte del patrimonio de la fe de la Iglesia.

Sin embargo, en el siglo V, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses”.

Nestorio había caído en un error debido a su dificultad para admitir la unidad de la persona de Cristo y su interpretación errónea de la distinción entre las dos naturalezas – divina y humana – presentes en Él.

Los obispos, por su parte, reunidos en el Concilio de Éfeso (año 431), afirmaron la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo. A su vez declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".

Luego, acompañados por el pueblo y portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

San Juan Pablo II, en noviembre de 1996, reflexionó sobre las objeciones planteadas por Nestorio para que se comprenda mejor el título “María, Madre de Dios”.

“La expresión Theotokos, que literalmente significa ‘la que ha engendrado a Dios’, a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina”, dijo el Pontífice.

“El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz”, añadió.

Asimismo, señaló que la maternidad de María “no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana”. Además, “una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra”, enfatizó San Juan Pablo II.

Para terminar, es importante recordar que María no es sólo Madre de Dios, sino también nuestra porque así lo quiso Jesucristo en la cruz. Por ello, al comenzar el nuevo año, pidámosle a María que nos ayude a ser cada vez más como su Hijo.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 2 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 2


En las letanías invocamos a María como Reina de la paz y la misma celestial Señora nos ha prometido que la paz vendrá sobre el mundo si nos consagramos a su Inmaculado Corazón.

Desde el principio del año debemos comprometernos a vivir esa consagración al Inmaculado Corazón de María, haciendo que nuestra Señora sea la dueña de nuestra vida y ofreciendo cada mañana nuestras obras a su amor de Madre, simbolizado en su Inmaculado Corazón.

Todo lo haremos pidiendo su bendición maternal y todo lo haremos para agradarla y, por ella, agradar a Jesús.
María, que has visto consagrada tu morada por Dios, ayúdanos a vivir la consagración al señor que iniciamos con nuestro bautismo.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 1 DE ENERO


Los cinco minutos de María 
Enero 1



En ninguna criatura se da tan perfectamente que Dios viviera en ella y que ella viviera en Dios como en María Santísima. Entre Dios y María hubo una estrechísima relación: Dios habitó en María en toda su plenitud, haciéndola su templo sagrado, y María vivió en Dios, entregada a la total realización de sus planes.
No nos olvidemos, y no dejemos a un lado, los planes de Dios sobre nosotros. Iniciemos el año poniéndonos a su disposición.
María, que recibiste la bendición y la misericordia de Dios, nuestro Salvador, ayúdanos a estar abiertos a Dios y a su amor en nuestra vida.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ AÑO 2017!!!





sábado, 31 de diciembre de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 31 DE DICIEMBRE, FELIZ AÑO NUEVO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
DICIEMBRE 31


Y llegamos al último día del año, al último momento del año. No todos los que comenzaron este año han podido terminarlo.

De los que lo terminan, no todos lo terminan con la felicidad y con la salud con las que nosotros tal vez lo terminamos.

Indudablemente, esto nos debe mover a un acto de gratitud a Dios, que nos ha concedido otro año más.

En estos 365 días del año hemos vivido más de 8.000 horas, y más de medio millón de minutos; ¿podremos afirmar con verdad, delante de Dios y de nuestra conciencia, que todas esas horas y todos esos minutos han sido vividos con rectitud, buscando el bien y la verdad? ¿No habremos perdido lamentablemente algunos de
 esos minutos en actos indignos que nos han rebajado, en violencias, en odios, en torcidas intenciones, en actos de pereza, de soberbia, de sensualidad, en egoísmos repugnantes?

No estará mal que, al terminar este año, nos arrepintamos con sinceridad en nuestro interior de todo lo malo que hayamos hecho a lo largo de él y de todo lo bueno que hayamos dejado de hacer.

Porque si es muy bueno no hacer el mal, es muy malo no hacer el bien; para ser malo, basta no ser bueno; para ser bueno, no basta el no ser malo.

"De la tierra creó el Señor al hombre, y de nuevo le hizo volver a ella; días contados le dio" tiempo fijo" (Ecli, 17, 1-2). Cada uno de los días del año que ha pasado ha sido una responsabilidad para nosotros: ¿lo habremos hecho fructificar? ¿lo habremos dejado perder?

Un año más que hemos vivido; un año más del que deberemos dar cuenta; un año menos que nos resta de vida; un año menos de tiempo en el que podamos hacer mérito para la eternidad.

"Mientras tengamos oportunidad (o tiempo) hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe" (Gál. 6, 10).

MARÍA, LA MEJOR NOTA MUSICAL SALIDA DE LAS MANOS DE DIOS


María, la mejor nota musical salida de las manos de Dios
María ha tocado la mejor nota salida de la lira de Dios, cuando acepta convertirse en la Madre Dios, cuando recibe a su Hijo en su corazón.


Por: P. Alberto Ramírez Mozqueda | Fuente: Catholic.net 




Llega al año nuevo con amplias expectaciones de paz, de justicia, de libertad, de alegría y en progreso para todos los hombres en el que esté incluido cada uno de ellos. Tenemos derecho a mirar con confianza el futuro porque estamos en las manos de Dios. Y los que conocen, dicen que en una orquesta sinfónica, no hay nadie tan importante como el primer violín, al que se refieren todos los instrumentos de la orquesta, siendo el primer aliado del director.

Así me imagino la llegada del nuevo año, con el mejor director de orquesta que pudiéramos tener a mano, el artista, el artífice de nuestra vida, de nuestra paz y de nuestro amor. Es nuestro Dios, y a María la imagino precisamente como el primer violín, porque ella con su vida entera ha tocado la mejor nota musical que podría salir de las manos de Dios, y nos invita a unirnos a esta gran orquesta de nuestro mundo, tocando la mejor melodía, la que ella nos ha enseñado cerca de su Hijo Jesús.

Para los que se empeñan en imaginarse a la Iglesia como una sociedad aún machista en nuestro mundo, el hecho de que coloque a una mujer en el lugar de honor al principio del año, ya nos da idea de lo contrario, del deseo de la Iglesia de que la mujer ocupe el lugar que le corresponde en el concierto de la Creación precisamente al lado del hombre, caminando juntos en la vida, como pareja, hasta hacer precisamente de la pareja humana un símbolo del amor de Dios a los hombres y su compromiso con ellos, de contribuir a su paz, a su alegría y a su salvación.

María ha tocado, pues, la mejor nota salida de la lira de Dios, cuando acepta convertirse en la Madre Dios, cuando recibe a su Hijo en su corazón y con toda su persona, hasta albergar en su misma entraña al que sería el Salvador de todos los hombres, y sigue acompañando a todos los hermanos de Cristo hasta llegar a ser la gran familia de los hijos de Dios en camino al Reino de los cielos. Bienvenido el nuevo año, pero de la Mano de María, Madre del Señor.

Y no queda espacio sino para señalar apenas que el Papa Benedicto XVI ha querido señalar para este día de la Jornada Mundial por la paz, a los jóvenes, como destinatarios de su mensaje, cuando invita a la familia y a todas las instituciones públicas y privadas a educar a los jóvenes en la justicia, en la paz y en la libertad. El documento que nos regala el Papa para este día, es precioso, pero sólo me limito a transcribir dos párrafos dedicados a los jóvenes, invitando a que posteriormente puedan conocer el documento completo:

"Queridos jóvenes, vosotros sois un don precioso para la sociedad. No os dejéis vencer por el desánimo ante las dificultades y no os entreguéis a las falsas soluciones, que con frecuencia se presentan como el camino más fácil para superar los problemas. No tengáis miedo de comprometeros, de hacer frente al esfuerzo y al sacrificio, de elegir los caminos que requieren fidelidad y constancia, humildad y dedicación. Vivid con confianza vuestra juventud y esos profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que experimentáis. Vivid con intensidad esta etapa de vuestra vida tan rica y llena de entusiasmo. Sed conscientes de que vosotros sois un ejemplo y estímulo para los adultos, y lo seréis cuanto más os esforcéis por superar las injusticias y la corrupción, cuanto más deseéis un futuro mejor y os comprometáis en construirlo. Sed conscientes de vuestras capacidades y nunca os encerréis en vosotros mismos, sino sabed trabajar por un futuro más luminoso para todos. Nunca estáis solos. La Iglesia confía en vosotros, os sigue, os anima y desea ofreceros lo que tiene de más valor: la posibilidad de levantar los ojos hacia Dios, de encontrar a Jesucristo, Aquel que es la justicia y la paz"

TRES PALABRAS A JESÚS POR EL FIN DE AÑO


Tres palabras a Jesús por el Fin de Año
Terminamos un año y comienza uno nuevo; no olvidemos a quien se lo debemos todo

Es momento de agradecer, pedir perdón y pedir ayuda


Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net 




En estos últimos momentos del año que hoy termina aquí, Señor, vengo a ti en silencio y en recogimiento,

Para decirte: GRACIAS.
Para solicitarte: AYUDA,
Para implorarte: PERDON.

     

  ¡GRACIAS!

Señor, por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres mis hermanos, me han brindado; por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron, por esa mano oportuna que me levantó, por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron, por esos oídos que me escucharon, por ese corazón que, amistad, cariño y amor me dio.

GRACIAS, Señor, también por el éxito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por la comodidad y diversión que me descansaron.

GRACIAS, Señor... me cuesta trabajo decirlo... por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión, por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por la soledad, por el fallecimiento del ser querido.

Tú, lo sabes, Señor, cuan difícil fue aceptarlo; quizá estuve a punto de la desesperación pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti ¡Tú sabes lo que hiciste!

GRACIAS, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres.

Por esa fe que se tambaleó, pero que Tú nunca dejaste de fortalecer, cuantas veces encorvado bajo el peso del desánimo, me hizo caminar por el sendero de la verdad a pesar de la oscuridad.


AYUDA

Te he venido también a implorar para el año que está a punto de comenzar, 2017. Lo que el futuro me depara, lo desconozco, Señor. Vivir en la incertidumbre, en la duda, no me gusta, me molesta, me hace sufrir. Pero sé que Tú siempre me ayudarás.

Yo te puedo dar la espalda. Soy libre.

Tú nunca me la darás, eres fiel.

Yo sé que contaré con tu ayuda.

Tú sabes que no siempre cooperaré.

Yo sé que me tenderás la mano.

Tú sabes que no siempre la tomaré.

Por eso, hoy te pido que me ayudes a dejarme ayudar,

Que llenes mi vida de esperanza y generosidad.

No abandones la obra de tus manos, Señor...


PERDON

No podría retirarme sin pronunciar esa palabra que tantas veces te bebería haber dicho, pero que por mi negligencia y orgullo he callado.

PERDÓN, Señor, por mis negligencias, descuidos y olvidos, por mi orgullo, por mi vanidad, por mi necedad y capricho, por mi silencio y mi excesiva locuacidad.

PERDÓN, Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de alegría y entusiasmo, por mi falta de fe y confianza en Ti, por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.

PERDÓN, porque me han perdonado y no he sabido perdonar.

PERDÓN por mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido pero, que en el fondo no es más que engaño a mí mismo y los demás.

PERDÓN por esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, por esa mano que no tendí, por esa mirada que desvié, por esos oídos que no presté, por esa verdad que omití, por ese corazón que no amó... Por ese YO que se prefirió. SEÑOR, no te he dicho todo.

Llena con tu amor mi silencio y mi gran cobardía.

GRACIAS por todos los que no te dan las gracias.

AYUDA a todos los que no imploran tu ayuda.

PERDON por todos los que no te piden perdón.

Me has escuchado... ahora, Señor, habla Tú, te escucho...

Un año termina Señor.

GRACIAS, Señor, por todo lo que en este año me diste.

GRACIAS por los días de sol y los nublados tristes.

GRACIAS por las noches tranquilas y por las inquietas horas obscuras.

GRACIAS por la salud y la enfermedad.

GRACIAS por las penas y las alegrías.

GRACIAS por todo lo que me prestaste y después me pediste.

GRACIAS, Señor, por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y dulce.

Por las flores y las estrellas y la existencia de los niños y de las almas buenas.

GRACIAS por la soledad, por el trabajo, por las dificultades, y las lágrimas, por todo lo que me acerco a ti más íntimamente.

GRACIAS por tu presencia en el sagrario y la gracia de los sacramentos.

Por haberme dejado vivir...

GRACIAS, SEÑOR.

Un año inicia.

Da vuelta otra hoja del libro de mi vida.

¿Qué traerá el año que empieza?

Lo que tú quieras Señor.

Pero te pido Fe para mirarte en todo.

Esperanza para no desfallecer.

Caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera.

Dame Paciencia y Humildad.

Dame Desprendimiento y un Olvido total de mí mismo.

Dame, Señor; lo que tú sabes me conviene y yo no sé pedir,

Que pueda yo amarte cada vez más, y hacerte amar de los que rodean.

Que sea yo grande en lo pequeño.

Que siempre tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas, el pie dispuesto.

Derrama, Señor, tus gracias, sobre todos los que quiero.

Mi amor abarca el mundo y aunque yo soy muy pequeño, sé que todo lo colmas con tu bondad inmensa.

AMÉN

UN AÑO NUEVO ESTÁ POR COMENZAR


Un año nuevo está por comenzar...
¿Qué pasó con aquellos deseos que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir: 


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




El sábado sonarán las campanas en el reloj...

Las 12. Las 12 de la noche.

Parece que los meses del año que termina, con sus días y sus horas se columpian en cada una de ellas... Doce meses, doce campanadas. El año se va. El año 2016 se acaba. Se esfuman los doce meses como en un conjuro de tiempo y eternidad. Los tuvimos en nuestras manos paro ya no volverán.

Fueron instantes nuestros, únicos e irrepetibles, vividos dentro de nuestro libre albedrío, hora tras hora y ahora se van, perdiéndose en la noche última del año. La noche vieja.

El poeta dice:

El indivisible tiempo
lo hemos dividido en años
y así decimos que pasa
cuando nosotros pasamos. 

Así es, decimos que el tiempo se va cuando somos nosotros los que nos vamos. Decimos que el tiempo corre, que el tiempo vuela, pero los que corremos, los que volamos sobre el tiempo somos nosotros. El tiempo siempre está, el tiempo ni tiene tiempo, ni es joven ni viejo, nosotros si.

Las 12. Noche Vieja. Un año nuevo está por comenzar.

Las 12 horas del 31 de diciembre de 2016... ¿Qué hicimos con estos trescientos sesenta y cinco días? ¿Qué dijimos, qué pensamos una noche como esta pero del año pasado? ¡Cuántos planes, cuántas promesas, cuántos propósitos! ¿Somos los mismos de aquella noche de otras muchas noches o sentimos que fuimos limando las aristas de nuestro carácter, rellenando "baches" en los que caíamos una y otra vez, quitando obstáculos, que quizá amábamos pero que nos hacían tropezar en nuestro plan de ser mejores como seres humanos en nuestra plenitud y dignidad? ¿Qué pasó con aquellos deseos vehementes que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir: "¡Ahora sí, este año nuevo sí!

Poco a poco se nos fueron aminorando las fuerzas, el entusiasmo, y llegó esa desgana o indiferencia por las cosas. La bruma de la rutina nos envolvió en sus días grises y nos heló el corazón y el coraje.

O no fue así... y sentimos que sí ha habido un cambio positivo. Que el sol del amor nos arropa y podemos repartir el calor que hay en nuestra alma a los demás. Que estamos en pie de lucha, que las 12 campanadas resuenan en nuestro corazón como el tañer de las campanas de la ermita invitándonos a orar.

Que cada campanada se un:
Perdón y gracias, Dios mío, me estás regalando otro año para crecer en la fe y en el amor a Ti y a los demás. El tiempo pasado está en Tus manos , el que comienza en las mías, pero quiero que Tu me acompañes a vivirlo!.

Y con el año que se va y el nuevo que comienza, en esta Noche Vieja, la más vieja del año, recordamos al poeta que nos dice:

Un año más, no mires con desvelo
la carrera veloz del tiempo alado
que un año más en la virtud pasado
un paso es más que te aproxima al cielo.

Y siguiendo con los versos terminaremos esta pequeña reflexión con uno que una noche como esta me inspiro:

Esta noche es "noche-vieja"
y yo hago un alto en mi camino,
sentada bajo la luna
abro mi alforja y la miro.
¿Qué es lo que tengo en ella?
Oro y plata:-Te lo cambio
por la sonrisa de un niño.

Quiero caminar descalza
por lo prados con rocío
quiero soltar mis amarras
y extender libre mis alas
y sentir mi poderío.

Poderío y libertad
olvidando el claro-oscuro
de ambiciones que esclavizan
tan pesadas como un yugo.

Esta noche es "noche vieja"
tengo el alma transparente,
cuando llegue el año nuevo
que me encuentre en la vereda
como quién vuelve a nacer,
sin sandalias ,sin alforja,
con la piel limpia de luna
las estrellas en mi pelo
y cantando el "aleluya".

Esta noche es noche vieja,
y yo tengo el alma nueva...
¡quién lo pudiera creer!

ORACIONES PARA COMENZAR EL AÑO NUEVO DANDO GRACIAS A DIOS


Para comenzar el Nuevo Año dando gracias a Dios
Oraciones para bendecir el año que concluye y poner en manos de Dios el que inicia


Por: n/a | Fuente: GaudiumPress.org 




Finaliza el 2016 y el nuevo año se asoma ya en la puerta de la esquina. Es ocasión para hacer un balance sobre el tiempo que culmina, los logros, las metas cumplidas, lo que está por mejorar... pero qué mejor manera de iniciar el 2017 dando gracias a Dios por todos los momentos vividos durante el año, sean buenos y no tan buenos.

Compartimos a continuación varias oraciones para bendecir el año que concluye y poner en manos de Dios el que inicia. Te recomendamos realizarlas en familia frente el pesebre o, si lo prefieres, ante la presencia real de Jesús Eucaristía, en el Santísimo Sacramento o tras la celebración de la Misa de año nuevo.



Oración de Acción de Gracias 
para el año que termina

Gracias Señor por todo cuanto me diste en el año que termina. Gracias por los días de sol y los nublados tristes por las tardes tranquilas y las noches oscuras. Gracias por lo que nos prestaste y luego nos pediste. Gracias señor por la sonrisa amable y por la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso, por todo lo dulce, por las flores y las estrellas, por la existencia de los niños y de las personas buenas. Gracias por la soledad y por el trabajo, por las inquietudes y las dificultades, por las lágrimas, por todo lo que nos acercó a ti. Gracias por habernos conservado la vida, por habernos dado techo, abrigo y sustento. Amén.



Fe para mirarte en todo. 
Esperanza para no desfallecer


¿Qué traerá el año que comienza? ¡Lo que Tú quieras; Señor! Te pido Fe para mirarte en todo. Esperanza para no desfallecer. Caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera. Dame paciencia y humildad. Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo. Dame, Señor, lo que Tú sabes me conviene y yo no sé pedir. ¡Que pueda yo amarte cada vez más; y hacerte amar por los que me rodean! ¡Que sea yo grande en lo pequeño! ¡Que siempre tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas, el pie dispuesto!

Derrama, Señor tus gracias sobre todos los que quiero. Mi amor abarca el mundo y aunque yo soy muy pequeño, sé que todo lo colmas con tu bondad inmensa. Amén


Pongo en tus manos Señor el año que comienza

Tú, Padre amoroso, que velas por mí y estás por encima de los límites del tiempo y del espacio, sabes lo que necesitaré en este año que inicia. Me abandono a tu misericordia, a tu providencia. Que sea lo que Tú dispongas, Señor.

Aumenta mi fe, que sea capaz de descubrir tu presencia a mi lado. No permitas que nada me separe de Ti. Dame fortaleza y perseverancia en las pruebas, y ayúdame cada día a recordar que nunca sucederá nada que Tú y yo juntos, no podamos superar.

Líbrame de la indiferencia. Hazme sensible a las necesidades de los demás, y muéveme no sólo a orar, a interceder por ellos, sino a realizar acciones concretas en beneficio suyo.

Ayúdame a no ser avaro ni desperdiciado con mi tiempo, con mis dones. Enséñame a darme a los demás, a comprender que sólo vale la pena lo que se hace por los demás. Enséñame a salir de mí mismo para ir al encuentro de mis hermanos, sin prejuicios, sin retórica. Simplemente como Tú, con la mano extendida y el corazón abierto. Pero líbrame de la vanidad, de creerme bueno, de sentirme satisfecho. No dejes que me paralice la inercia, el orgullo, la complacencia. No dejes de inquietarme, de ponerme en movimiento, de lanzarme contigo a construir tu reino de paz, amor y justicia.

Enséñame a mantenerme sencillo y alegre, a ser verdaderamente testigo tuyo en mi mundo. Ayúdame a desprenderme de todo lo que me estorba para seguirte, líbrame de lo que me hace tropezar, de lo que me pesa: de mis rencores, mis egoísmos, mis orgullos, mis miserias, mis apegos.

Enséñame a ser paciente, comprensivo, dulce, a perdonar a los otros, a acogerlos en mi corazón. Enséñame a amar como amas Tú.

Quiero descubrirte en cada día de este año que empieza, y ayudar a que otros te descubran también. Señor, que cuando me busquen a mí, te encuentren siempre a Ti. Amén.

Con información de Catholic.net y Misioneros Oblatos.

ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA, PAPA FRANCISCO


La hermosa oración a la Sagrada Familia con la que el Papa concluye la Amoris Laetitia



VATICANO, 30 Dic. 16 / 10:27 am (ACI).- En la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia, publicada en abril de 2016, el Papa Francisco incluyó una hermosa oración dirigida a la Sagrada Familia, cuya fiesta la Iglesia celebra este 30 de diciembre. 

Este es el texto completo de la plegaria del Santo Padre:


Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén.

FELIZ SÁBADO!!


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