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sábado, 13 de noviembre de 2021
viernes, 12 de noviembre de 2021
¿QUÉ HAGO CON MI DINERO?
¿Qué hago con mi dinero?
La Iglesia y el trabajo humano / Desarrollo humano y laboral
Por: Eduardo González | Fuente: New Fire
Luis es el mayor de cinco hijos; acaba de cumplir 18 años y ahora que se gradúa de la preparatoria planea un viaje con sus amigos de toda la vida; es un regalo que sus padres le darán a pesar del sacrificio económico que representa para la familia. Sus padres siempre han buscado que él y sus hermanos tengan todo lo necesario en su educación, salud y recreación.
Tres días antes de la salida a su viaje, Ana, la hermana menor de Luis, es hospitalizada debido a una rara enfermedad pulmonar. El diagnóstico es incierto y Ana tendrá que estar unas semanas internada en observación. Esta es una situación nueva que angustia a la familia. La salud de Ana es frágil y su recuperación requerirá tiempo y… dinero.
Dinero, dinero, dinero…
El dinero es siempre un tema delicado. No se puede hablar fácilmente de él y separa a las personas entre ricos y pobres. Esta división entre ricos y pobres es una separación práctica pero no es natural. Todos somos personas y nuestro valor más auténtico va más allá del grosor de nuestras billeteras, pero tristemente en la vida diaria, sí que se perciben distinciones entre quienes tienen y quienes no.
¿Deberían los gobiernos asegurarse de que todos tengan lo mismo?, o simplemente permitir que cada quien acumule lo que pueda. Tener o no tener; en economía y política, esa es la pregunta. Y es que si hablamos de sistemas económicos pronto nos encontramos con una variedad de opciones que hacen difícil que dos personas se pongan de acuerdo. No todo es blanco y negro.
¿Qué hago con lo que tengo?
Independientemente del país y del sistema económico en que nos encontremos todos somos responsables del correcto uso de los bienes. Luis, el protagonista de nuestra historia, ya tenía planes antes de la enfermedad de su hermana menor; ese dinero ya estaba destinado a cubrir los gastos de su viaje. Pero ahora las prioridades han cambiado. Los padres de Luis, incapaces de solventar todos los gastos tendrán que reajustar su gestión. Ahora la diversión pasa a un plano muy secundario; todos tendrán que apretarse el cinturón un poco.
Imagina que Luis fuera un mal hermano y una persona egoísta, que insistiera en que ya se le había prometido un viaje y que ahora no es justo que se le quite ese bien. Imagina que intentara convencer a sus papás de que pagaran el viaje. Cuesta imaginarse a alguien así, ¿verdad?
Nuestra actitud…
En una familia es fácil ver que una actitud como la de Luis no es correcta ni humana. ¿Cómo puede un hermano mayor preferir su propia diversión por encima de la salud de su hermana menor? El problema es que esto sí se da a gran escala entre grupos de personas y entre sectores sociales. Claman al cielo las diferencias abismales que separan a ricos y pobres en muchas partes del mundo. Son contados los países en los que hay poca diferencia entre los que tienen más y los que tienen menos. En el resto del mundo, se vive como si los ricos olvidaran que tienen hermanos menores pobres.
Los bienes con que contamos no son infinitos, pero sí deberían ser suficientes. En el Evangelio de Lucas (19, 1-10) se narra el encuentro entre Jesús y un hombre llamado Zaqueo.
Las riquezas en la Biblia
Zaqueo era jefe de publicanos y era rico. Llama la atención que en un momento Zaqueo se pone de pie y promete que dará la mitad de sus bienes a los pobres y pagará el cuádruple si ha defraudado a alguno. Jesús asegura que ese día llegó la salvación a la casa de Zaqueo.
Seguramente Zaqueo era un hombre audaz en los negocios; Jesús reconoce eso, no le pide que renuncie a todos sus bienes como haría con el Joven Rico (Mt. 10, 17-30); cada uno tiene una misión particular con exigencias particulares.
Jesús quería que Zaqueo fuera inteligente y generoso; que usara sus talentos para mejorar la situación de quienes lo rodeaban. La sociedad necesita de más Zaqueos, de personas capaces que tengan su corazón y su esperanza puesta en Dios y sus ojos y sus manos dedicadas al prójimo.
Creatividad y generosidad
Lo que falta no es dinero sino creatividad y generosidad. Entre los hombres unos tienen más capacidades y otros tenemos menos; el siervo inútil de la parábola de los talentos (Mt. 25, 14-30) es el que entierra lo que ha recibido, ya sea por miedo o por egoísmo. Y al final en esa Parábola el hombre que había recibido más talentos y los usa bien termina recibiendo los que desaprovechó el timorato (o egoísta).
Yo siempre me pregunto, ¿seré yo capaz de solucionar la pobreza en el mundo? Probablemente no la pobreza de todo el mundo, pero sí creo que soy responsable de la pobreza de mi prójimo. Y es que de la misma manera en que Luis tendrá que renunciar a un bien legítimo para que se recupere su hermana, así yo también tendré que preguntarme si hay algo en mi vida a lo que tengo que renunciar para que mis hermanos más pobres estén mejor.
En la familia humana también hay que apretarse el cinturón.
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 12 DE NOVIEMBRE DE 2021
Viernes 32 del tiempo ordinario
Viernes 12 de noviembre de 2021
1ª Lectura (Sab 13,1-9): Eran naturalmente vanos todos los hombres que ignoraban a Dios y fueron incapaces de conocer al que es, partiendo de las cosas buenas que están a la vista, y no reconocieron al Artífice, fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire leve, a las órbitas astrales, al agua impetuosa, a las lumbreras celestes, regidoras del mundo. Si, fascinados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Dueño, pues los creó el autor de la belleza; y si los asombró su poder y actividad, calculen cuánto más poderoso es quien los hizo; pues, por la magnitud y belleza de las criaturas, se descubre por analogía el que les dio el ser.
Con todo, a éstos poco se les puede echar en cara, pues tal vez andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo encontrar; en efecto, dan vueltas a sus obras, las exploran, y su apariencia los subyuga, porque es bello lo que ven. Pero ni siquiera éstos son perdonables, porque, si lograron saber tanto que fueron capaces de averiguar el principio del cosmos, ¿cómo no encontraron antes a su Dueño?
Salmo responsorial: 18
R/. El cielo proclama la gloria de Dios.
El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Versículo antes del Evangelio (Lc 21,28): Aleluya. Estad atentos y levantad la cabeza, porque se acerca la hora de vuestra liberación, dice el Señor. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 17,26-37): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. »Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».
«Comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían»
Fr. Austin NORRIS
(Mumbai, India)
Hoy, en el texto del Evangelio son remarcados el final de los tiempos y la incerteza de la vida, no tanto para atemorizarnos, cuanto para tenernos bien precavidos y atentos, preparados para el encuentro con nuestro Creador. La dimensión sacrificial presente en el Evangelio se manifiesta en su Señor y Salvador Jesucristo liderándonos con su ejemplo, en vista a estar siempre preparados para buscar y cumplir la Voluntad de Dios. La vigilancia constante y la preparación son el sello del discípulo vibrante. No podemos asemejarnos a la gente que «comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían» (Lc 17,28). Nosotros, discípulos, debemos estar preparados y vigilantes, no fuera que termináramos por ser arrastrados hacia un letargo espiritual esclavo de la obsesión —transmitida de una generación a la siguiente— por el progreso en la vida presente, pensando que —después de todo— Jesús no regresará.
El secularismo ha echado raíces profundas en nuestra sociedad. La embestida de la innovación y la rápida disponibilidad de cosas y servicios personales nos hace sentir autosuficientes y nos despoja de la presencia de Dios en nuestras vidas. Sólo cuando una tragedia nos golpea despertamos de nuestro sueño para ver a Dios en medio de nuestro “valle de lágrimas”... Incluso debiéramos estar agradecidos por esos momentos trágicos, porque seguramente sirven para robustecer nuestra fe.
En tiempos recientes, los ataques contra los cristianos en diversas partes del mundo, incluyendo mi propio país —la India— han sacudido nuestra fe. Pero el Papa Francisco ha dicho: «Sin embargo, los cristianos están esperanzados porque, en última instancia, Jesús hace una promesa que es garantía de victoria: ‘Quien pierda su vida, la conservará’ (Lc 17,33)». Ésta es una verdad en la que podemos confiar… El poderoso testimonio de nuestros hermanos y hermanas que dan su vida por la fe y por Cristo no será en vano.
Así, nosotros luchamos por avanzar en el viaje de nuestras vida en la sincera esperanza de encontrar a nuestro Dios «el Día en que el Hijo del hombre se manifieste» (Lc 17,30).
PAPA FRANCISCO REZA EN SILENCIO EN LA PORCIÚNCULA DE ASÍS
El Papa Francisco reza en silencio en la Porciúncula de Asís
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
El Papa Francisco viajó a Asís este viernes 12 de noviembre y rezó en silencio en la Porciúncula que se encuentra en el interior de la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís.
El Santo Padre viajó por la mañana desde el Vaticano a la tierra natal de San Francisco. Al llegar, el Papa fue al Monasterio de Santa Clara en donde se reunió con las religiosas de clausura de la orden de las hermanas pobres de Santa Clara.
Esta visita privada no había sido anunciada en el programa de los organizadores. Según informó la oficina de prensa de la Santa Sede, el Papa “saludó a las religiosas clarisas y rezó con ellas”.
Luego, el Santo Padre se dirigió a la Basílica de Santa María de los Ángeles para participar a un encuentro de oración y testimonios con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres.
Antes de entrar a la Basílica, el Papa a partir de las 9:35 a.m. recorrió toda la plaza para saludar a los niños presentes con banderitas que procedían de escuelas de Asís, los niños fueron acompañados por profesores y algunos de sus padres.
Luego, el Pontífice fue recibido por el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, y saludó al Obispo de Asís, Mons. Domenico Sorrentino; al Obispo de Spoleto Norcia, Mons. Renato Boccardo; a varios frailes franciscanos menores y algunas autoridades civiles, entre ellos, la alcaldesa de Asís que le dio un regalo al Papa.
Además, antes de entrar a la Basílica de Santa María de los Ángeles unos jóvenes le dieron al Papa un mantel y un bastón, símbolos del peregrino. Luego el Santo Padre mantuvo conversaciones privadas con un joven refugiado eritreo y otro adolescente extranjero, mientras que el Papa escuchó con atención.
Asimismo, el Papa fue recibido emotivamente también por otros grupos de fieles de diferentes nacionalidades, entre ellos, españoles, franceses, polacos y croatos. El grupo de franceses estaba presidido por el arzobispo emérito de Lyon, el Cardenal Philippe Barbarin y el Papa se detuvo a saludarlo.
El Pontífice entró a la Basílica de Santa María de los Ángeles usando el bastón del peregrino de madera que recibió a su llegada.
A su entrada, recibió un ramo de flores y bendijo y saludó a muchas de las personas presentes. Entre ellos, un grupo de niños en silla de ruedas.
Finalmente, el Papa entró a la Porciúncula en donde se sentó y rezó en silencio acompañado por dos franciscanos que permanecieron de pie.
Historia de la Porciúncula
La Porciúncula es una pequeña capilla en donde, San Francisco de Asís recibió su vocación en el año 1208 y vivió la mayor parte de su vida en este lugar.
En el año 1216, mientras Francisco estaba en la Porciúncula, en oración y en contemplación, se le apareció Cristo y le ofreció que le pidiera el favor que él quisiera. En el centro del corazón de San Francisco siempre estaba la salvación de las almas.
La Porciúncula fue también el lugar donde San Francisco recibió los votos de Santa Clara. El 3 de octubre de 1226, muere San Francisco, y en su lecho de muerte, le confía el cuidado y protección de la capilla a sus hermanos.
Testimonios
Después del momento en oración silenciosa, el Santo Padre escuchó diferentes testimonios de personas de diferentes nacionalidades. Algunos de los testimonios fueron intercalados por cantos.
El primer testimonio fue en lengua francesa, en el que un matrimonio joven de París con su hija pequeña bebé dijo al Papa cómo se conocieron y que realizan una misión en familia.
El segundo testimonio fue en español. Sebastián del Valle dijo que nació en Palma de Mallorca, y actualmente vive en Toledo. Relató que de pequeño creció en una familia católica y él tenía mucha devoción al Rosario. Luego, se alejó de Dios y cometió algunos delitos por lo que estuvo en la cárcel. Tras salir de prisión se quedó solo, sin empleo y varias semanas vivió en la calle hasta que un párroco de un pueblo de Toledo lo recibió en un centro de Cáritas durante el confinamiento y se volvió a acercar a Dios. Sebastián se conmovió y se puso a llorar varias veces.
El tercero fue en francés y relató que creció en una familia y ambiente ateo y que de adulto encontró al Señor y se bautizó.
El cuarto testimonio fue en polaco, un joven de 37 años narró que cayó en la droga y alcohol desde los 16 años y que desde 2007 vive en la calle.
El quinto testimonio fue de Farzaneh una joven refugiada de Afganistán que relató las dificultades actuales en el país y agradeció la acogida en Italia.
Tras una pausa de diez minutos, se relataron los últimos dos testimonios: una pareja de ancianos de Afganistán, que vive en Italia y relató que uno de sus hijos fue asesinado por los talibanes.
El último testimonio fue de una mujer en silla de ruedas de 43 años que nació en Rumania. Dijo que llegó a Italia hace 15 años. Inicialmente en 2006 para cuidar a unos ancianos, tuvo que dejar dos hijos pequeños con su esposo, pero en 2008 murió su esposo y regresó a su país natal, pero después de la muerte de su esposo volvió a Italia con sus dos hijos. Sin embargo, relató cómo empezó su enfermedad, que ha tenido más de diez operaciones, los fuertes dolores, que perdió el trabajo y que no ha sido sencillo.
Al concluir los testimonios, el Santo Padre pronunció su discurso en el que improvisó en numerosas ocasiones y finalmente presidió un emotivo momento de oración formado por diferentes oraciones y que concluyó con la bendición del Papa y con el canto en latín de la Salve Regina poco antes del mediodía.
Por último, el Papa se detuvo a saludar personalmente con la mano y a hablar con cientos de las personas presentes.