LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Uno de los puntos importantes de Fátima es la consagración al Inmaculado Corazón de María. En la aparición del 13 de julio de 1917 había dicho a los niños: “Vendré a pedir la consagración de Rusia”. Esto lo cumplió el 13 de junio de 1929. Ese día le dijo a Lucía: “Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga en unión con todos los obispos del mundo la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir reparación.
Sacrifícate por esta intención y ora”. Esta consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María, en unión con todos los obispos del mundo, la hizo el Papa Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984. Lucía, en carta del 8 de noviembre de 1989, confirmó personalmente que este acto solemne y universal de consagración correspondía a los deseos de Nuestra Señora.
Resumiendo el mensaje de Fátima, podemos decir que María nos pide conversión, penitencia, oración, devoción y consagración a su Inmaculado Corazón y rezo del Rosario. Sobre el Rosario, le dijo Lucía al Padre Agustín Fuentes: “Los últimos remedios dados al mundo son: el Rosario y la devoción a su Inmaculado Corazón... Desde que la Santísima Virgen nos enseñó la eficacia del santo Rosario, comprendo que no hay problema material, espiritual o internacional que no se pueda resolver con el santo Rosario y nuestros sacrificios”.
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