Los cinco minutos de María
Noviembre 22
Podemos imaginarnos, como lo han hecho los santos y santas, y los artistas cristianos, que María se recluía con frecuencia en su humilde casa de Nazaret, para entregarse a la oración y la alabanza a Yahvé.
Seguramente ninguna alabanza sería más grata a la divina Majestad que la oración ferviente de aquella jovencita de Nazaret.
Tan agradable fue aquella oración, que Dios envió al ángel Gabriel con un saludo jamás oído y nunca recibido por criatura alguna humana: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28).
Nuestra Señora, que cuidemos la gracia de Dios en nuestro corazón.
* P. Alfonso Milagro
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