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viernes, 8 de marzo de 2019
PAPA FRANCISCO ADVIERTE EL PELIGRO DEL MAQUILLAJE DEL ALMA
Papa Francisco advierte el peligro del maquillaje del alma
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Vatican Media
Durante la Misa celebrada el viernes 8 de marzo en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco alertó sobre el riesgo del “maquillaje del alma” que impide la coherencia de vida.
“Pide al Señor fuerza y avanza humildemente con lo que puedas. Pero no te maquilles el alma, porque si maquillas tu alma, el Señor no te reconocerá” advirtió el Papa.
De este modo, el Santo Padre animó a pedir a Dios en esta Cuaresma la gracia de la coherencia “le pedimos al Señor la gracia de ser coherentes, de no ser vanidosos, de no aparentar más dignos de lo que somos. Pidamos esta gracia en esta Cuaresma: la coherencia entre lo formal y lo real, entre la realidad y las apariencias”.
Durante su homilía matutina, el Papa recordó también la conducta del fariseo y el publicano descrita en el Evangelio para denunciar a quienes se sienten “justos” por pertenecer a tal asociación y sienten que no son como “aquellos pobres que no entienden nada”.
“Quienes buscan las apariencias, nunca se reconocen a sí mismos como pecadores y si les dices: ‘pero tú también eres un pecador’ relativizan todo… También intentan parecer con una cara de estampita: ¡todo apariencia!”, dijo el Papa quien agregó que cuando “hay diferencia entre la realidad y la apariencia, el Señor usa un adjetivo: hipócrita".
Por ello, el Pontífice señaló que este tiempo que conduce a la Pascua puede ser una ocasión para reconocer las personales incoherencias ya que toda persona está tentada por las hipocresías.
En esta línea, el Santo Padre denunció a quienes se dicen “cristianos, incluso católicos, que se llaman a sí mismos católicos practicantes” y explotan a sus trabajadores sin darles sus derechos, por ejemplo, a la jubilación. “Y muchos de estos se dicen católicos y van a Misa los domingos, pero lo hacen. ¡Este es un pecado mortal!”, exclamó el Papa.
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 8 DE MARZO DE 2019
Lecturas de hoy Viernes después de Ceniza
Hoy, viernes, 8 de marzo de 2019
Primera lectura
Lectura del libro de lsaías (58,1-9a):
ESTO dice el Señor Dios:
«Grita a pleno pulmón, no te contengas;
alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos,
a la casa de Jacob sus pecados.
Consultan mi oráculo a diario,
desean conocer mi voluntad.
Como si fuera un pueblo que practica la justicia
y no descuida el mandato de su Dios,
me piden sentencias justas,
quieren acercarse a Dios.
“¿Para qué ayunar, si no haces caso;
mortificarnos, si no te enteras?”
En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios
y apremiáis a vuestros servidores;
ayunáis para querellas y litigios,
y herís con furibundos puñetazos.
No ayunéis de este modo,
si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo.
¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia:
inclinar la cabeza como un junco,
acostarse sobre saco y ceniza?
¿A eso llamáis ayuno,
día agradable al Señor?
Este es el ayuno que yo quiero:
soltar las cadenas injustas,
desatar las correas del yugo,
liberar a los oprimidos,
quebrar todos los yugos,
partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
cubrir a quien ves desnudo
y no desentenderte de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.18-19
R/. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.
V/. Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,14-15):
EN aquel tiempo, os discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 8 de marzo de 2019
Edgardo Guzman, cmf
Queridos amigos y amigas:
Los viernes de Cuaresma siempre tienen una connotación especial, no sólo por el carácter penitencial que se acentúa en este día o por las prácticas religiosas propias de este tiempo: el ayuno, la oración y la limosna. La Iglesia desde ya nos invita a contemplar la Pasión del Señor con la práctica del Viacrucis. En muchos pueblos con una fuerte manifestación de religiosidad popular se empiezan a realizar las tradicionales procesiones.
El mensaje del profeta Isaías en la primera lectura nos advierte de la trampa de una falsa religiosidad. El profeta condena un ayuno falso que esconde graves situaciones de injusticia social. Muchas veces nos podemos contentar con las prácticas externas de religiosidad y anestesiar el corazón ante el drama que viven tantas personas en nuestro mundo de hoy. La espiritualidad profética nos dice que nuestro culto a Dios está vacío, sino va acompañado de la solidaridad con los pobres y la justicia.
«Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor» (Is 58, 6-8).
Los discípulos de Juan cuestionan a Jesús porque sus discípulos no ayunan. La respuesta de Jesús es muy significativa, y es que con Él se inicia un nuevo tiempo mesiánico, el tiempo escatológico que anunciaron los profetas, el tiempo de la alegría en el cual no se ayuna por la presencia del esposo. Muchos no sabrán reconocer que el Reino de Dios es alegría, que es la perla preciosa por la cual vale la pena venderlo todo. El ayuno cristiano no es solo la abstinencia de alimentos, es, en continuidad con los profetas, la práctica de la justicia y el deseo hondo de encontrarnos con Jesús que nos salva con su Palabra.
Fraternalmente, Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com
HOY ES LA FIESTA DE SAN JUAN DE DIOS, PATRONO DE LOS QUE TRABAJAN EN LOS HOSPITALES, 8 DE MARZO
San Juan de Dios
8 de marzo
Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas. La vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido.
La Sma. Virgen lo salvó de ser ahorcado, pues una vez lo pusieron en la guerra a cuidar un gran depósito y por no haber estado lo suficientemente alerta, los enemigos se llevaron todo. Su coronel dispuso mandarlo ahorcar, pero Juan se encomendó con toda fe a la Madre de Dios y logró que le perdonaran la vida. Y dejó la milicia, porque para eso no era muy adaptado.
Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado y se dedicó a hacer de vendedor ambulante de estampas y libros religiosos.
Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre y muy necesitado y se ofreció bondadosamente a ayudarlo. Aquel "pobrecito" era la representación de Jesús Niño, el cual le dijo: "Granada será tu cruz", y desapareció.
Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, de pronto llegó a predicar una misión, el famoso Padre San Luis de Avila. Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, nuestro hombre se arrodillo y empezó a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador", y salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años.
Se confesó con San Juan de Avila y se propuso una penitencia muy especial: hacerse el loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir muchísimo.
Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos sus pecados.
La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas y golpes.
Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas, pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos: azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos.
Aquella estadía de Juan en ese manicomio, que era un verdadero infierno, fue verdaderamente providencial, porque se dio cuenta del gran error que es pretender curar las enfermedades mentales con métodos de tortura. Y cuando quede libre fundará un hospital, y allí, aunque él sabe poco de medicina, demostrará que él es mucho mejor que los médicos, sobre todo en lo relativo a las enfermedades mentales, y enseñará con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su cuerpo. Sus religiosos atienden enfermos mentales en todos los continentes y con grandes y maravillosos resultados, empleando siempre los métodos de la bondad y de la comprensión, en vez del rigor de la tortura.
Cuando San Juan de Avila volvió a la ciudad y supo que a su convertido lo tenían en un manicomio, fue y logró sacarlo y le aconsejó que ya no hiciera más la penitencia de hacerse el loco para ser martirizado por las gentes. Ahora se dedicará a una verdadera "locura de amor": gastar toda su vida y sus energías a ayudar a los enfermos más miserables por amor a Cristo Jesús, a quien ellos representan.
Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda. Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por la noche se va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres.
Pronto se hizo popular en toda Granada el grito de Juan en las noches por las calles. Él iba con unos morrales y unas ollas gritando: ¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien! Las gentes salían a la puerta de sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. Al volver cerca de medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera. Un verdadero héroe de la caridad.
El señor obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila, y empezó a llamarlo "Juan de Dios", y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como este hombre cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que encontraba en las calles, el prelado le dio una túnica negra como uniforme; así se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus religiosos por varios siglos.
Un día su hospital se incendió y Juan de Dios entró varias veces por entre las llamas a sacar a los enfermos y aunque pasaba por en medio de enormes llamaradas no sufría quemaduras, y logró salvarle la vida a todos aquellos pobres.
Otro día el río bajaba enormemente crecido y arrastraba muchos troncos y palos. Juan necesitaba abundante leña para el invierno, porque en Granada hace mucho frío y a los ancianos les gustaba calentarse alrededor de la hoguera. Entonces se fue al río a sacar troncos, pero uno de sus compañeros, muy joven, se adentró imprudentemente entre las violentas aguas y se lo llevó la corriente. El santo se lanzó al agua a tratar de salvarle la vida, y como el río bajaba supremamente frío, esto le hizo daño para su enfermedad de artritis y empezó a sufrir espantosos dolores.
Después de tantísimos trabajos, ayunos y trasnochadas por hacer el bien, y resfriados por ayudar a sus enfermos, la salud de Juan de Dios se debilitó totalmente. El hacía todo lo posible porque nadie se diera cuenta de los espantosos dolores que lo atormentaban día y noche, pero al fin ya no fue capaz de simular más. Sobre todo la artritis le tenía sus piernas retorcidas y le causaba dolores indecibles. Entonces una venerable señora de la ciudad obtuvo del señor obispo autorización para llevarlo a su casa y cuidarlo un poco. El santo se fue ante el Santísimo Sacramento del altar y por largo tiempo rezó con todo el fervor antes de despedirse de su amado hospital. Le confió la dirección de su obra a Antonio Martín, un hombre a quien él había convertido y había logrado que se hiciera religioso, y colaborador suyo, junto con otro hombre a quien Antonio odiaba; y después de amigarlos, logró el santo que le ayudaran en su obra en favor de los pobres, como dos buenos amigos.
Al llegar a la casa de la rica señora, exclamó Juan: "OH, estas comodidades son demasiado lujo para mí que soy tan miserable pecador". Allí trataron de curarlo de su dolorosa enfermedad, pero ya era demasiado tarde.
El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: "Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo", y quedó muerto, así de rodillas. Había trabajado incansablemente durante diez años dirigiendo su hospital de pobres, con tantos problemas económicos que a veces ni se atrevía a salir a la calle a causa de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad, que siendo el más grande santo de la ciudad se creía el más indigno pecador. El que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio por el obispo, las autoridades y todo el pueblo, como un santo.
Después de muerto obtuvo de Dios muchos milagros en favor de sus devotos y el Papa lo declaró santo en 1690. Es Patrono de los que trabajan en hospitales y de los que propagan libros religiosos.
Oración a San Juan de Dios para pedir la sanación de un niño enfermo
Glorioso san Juan de Dios, alma buena y noble,
que, engrandecido por Dios con su Poder y sus Gracias,
compartiste los sufrimientos y aflicciones de los demás,
ahora que estás junto al buen Jesús,
que te honra y no te niega nada,
y eres nuestro intercesor ante la salud y la enfermedad,
te suplico ruegues por la salud de este niño-a enfermo
y hagas lo posible para que sea sanado-a cuanto antes…
(nombre del niño-a enfermo).
Tu que repartes favores entre todos los que esperanzados
imploran tu generosidad y clemencia,
como lo acredita una serie continuada de milagros
obrados por ti en todos los siglos, naciones y gentes,
mira compasivamente a este criaturita
y dale tu asistencia y afecto desde los Cielos.
Ayúdale a librar esta dura batalla,
no le abandones en este trance difícil y angustioso
y envía junto a su cama al Arcángel san Rafael
para que, al igual que a ti te ayudó y protegió,
sea su amigo y compañero, lo proteja y custodie.
San Juan de Dios, glorioso patrón de los enfermos,
que elegiste a los más necesitados y a los que padecían
para darles tu amor, cuidados y atenciones
por ser ellos la representación del Cristo sufriente,
y te esforzaste en hacerles el bien y caridad,
en sustentarles, vestir y curar,
recibe a ....... con amor y caridad y pide por el-ella,
para que en breve recupere su energía y vitalidad
y sea un niño-a sanísimo-a, alegre y dichoso-a.
San Juan de Dios, esclavo de Jesús y María,
suplica con fervor a la Santísima Virgen,
que es nuestro amparo y consuelo,
acune entre sus amorosos brazos a …….
y con sus maternales caricias mitigue sus dolores;
pide al Niño Jesús, que es vida y salud del enfermo,
que con su infinito amor y misericordia
limpie su cuerpo de toda enfermedad física y mental,
sane sus dolencias y le devuelva la salud,
para que tenga una larga y buena vida,
nosotros le-la amamos y necesitamos a nuestro lado,
...... es nuestra alegría y llena de felicidad nuestras vidas.
San Juan de Dios, bendito y milagroso
que tus manos y corazón no se separen
de esta criatura que padece y sufre;
haz que los doctores y enfermeras que se ocupan de .......
reciban luz y guía de Dios Padre Todopoderoso
y sean sabios para administrar las medicinas adecuadas,
danos fortaleza a sus familiares y amigos
para que no perdamos la esperanza
y sepamos hacer todo lo necesario y preciso
para afrontar esta situación con entereza y sin decaer,
y sobre todo, pide al Señor que desde las Alturas
contemple con ojos de misericordia, visite y sane
a su pequeño-a siervo-a ....... que tanto le necesita.
Bienaventurado e insigne san Juan de Dios,
sé que mi pedido será escuchado
y por ello te doy las gracias por anticipado,
y me mantengo a la espera
con toda la esperanza y confianza
que mi alma y corazón sean capaces.
Oh Dios concédenos que,
siguiendo el ejemplo de san Juan de Dios
llevemos en el corazón y manifestemos en la practica
el amor a los pobres, a los enfermos y necesitados,
y extiende tu acostumbrada bondad sobre .......
guarda, cuida y sana a .......
que se encuentra afligido por la enfermedad,
Padre Dios, concédele la ayuda de tu Poder
para que su enfermedad sea cambiada por salud total
y la tristeza que ahora tenemos se convierta en gozo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Oración a San Juan de Dios para pedir su intercesión
¡Glorioso San Juan de Dios, caritativo protector de los enfermos y desvalidos! Mientras vivisteis en la tierra no hubo quien se apartase de vos desconsolado: el pobre halló amparo y refugio; los afligidos consuelo y alegría; confianza los desesperados y alivio en sus penas y dolores todos los enfermos. Si tan copiosos fueron los frutos de vuestra caridad estando aún en el mundo, ¿qué no podremos esperar de vos ahora que vivís íntimamente unido a Dios en el Cielo? Animados con este pensamiento, esperamos nos alcancéis del Señor la gracia de… si es para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.
Oración a San Juan de Dios para problemas económicos, salud y depresión
San Juan de Dios glorioso,
benefactor insigne de los enfermos,
los desahuciados y abandonados,
de los que sufren depresión, angustia o ansiedad,
de los traumatizados, de las víctimas de abusos,
y de toda persona desamparada o en dificultad,
te suplicamos de todo corazón,
y por la poderosa ayuda divina que recibiste de tu amigo y protector
el Arcángel san Rafael,
que nos des tu asistencia en las necesidades
corporales, espirituales y materiales
que aquí te presentamos:
(pedir lo que se necesita conseguir).
No nos niegues la ayuda que con fe te pedimos,
mira nuestras carencias, nuestros agobios,
tiende tu generosa mano y danos tu auxilio,
danos las bendiciones que tanto precisamos
para solucionar nuestros problemas,
pide por nosotros al Señor de Misericordia
y consigue seamos escuchados y atendidos.
Así mismo te pedimos que nos hagas participes
del conocimiento de Dios,
para que conociéndolo le amemos,
le sirvamos y le obedezcamos,
porque no hay mayor pobreza
que el desconocimiento de Dios,
y libres de esta pobreza espiritual
seamos dotados de buenas obras
y así de esta manera,
venciendo todos los obstáculos
de la vida presente
seamos dignos de las glorias
y maravillas celestiales.
Por Jesucristo Nuestro Señor
Amén.
martes, 5 de marzo de 2019
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES DE CENIZA, 6 DE MARZO DE 2019
Lecturas de hoy Miércoles de Ceniza
Hoy, miércoles, 6 de marzo de 2019
Primera lectura
Lectura de la profecía de Joel (2,12-18):
AHORA —oráculo del Señor—,,
convertíos a mí de todo corazón,
con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos,
y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor,
que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá
dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios!
Tocad la trompeta en Sion,
proclamad un ayuno santo,
convocad a la asamblea,
reunid a la gente,
santificad a la comunidad,
llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos
y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
servidores del Señor,
y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio
ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes:
«Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió
el celo de Dios por su tierra
y perdonó a su pueblo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.
V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20–6,2):
HERMANOS:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché,
en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 6 de marzo de 2019
Edgardo Guzman, cmf
Queridos amigos y amigas:
Con el miércoles de Ceniza iniciamos el tiempo de Cuaresma. La Palabra de Dios de la liturgia cuaresmal tiene como objetivo prepararnos para el misterio Pascual de la muerte y resurrección de Jesús. Como señala el Papa Francisco en el mensaje de Cuaresma para este año: «El camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual».
El gesto que caracteriza este día es la imposición de la ceniza, en su sentido bíblico significa arrepentimiento y perdón, va acompañado de la expresión: «Convierte y cree en el Evangelio». Este pórtico de entrada a la Cuaresma es una apremiante llamada al cambio para abrir nuestro corazón a la alegría del Evangelio. La vida cristiana es un proceso constante de conversión por la presencia transformante del misterio de Dios que se nos revela en Jesús. Un año más se nos invita a vivir este itinerario de preparación como un don gratuito de la misericordia del Señor.
Las practicas cuaresmales del ayuno, la oración y la limosna tienen una rica tradición bíblica y teológica. El profeta Joel en la primera lectura señala que el Señor espera una «conversión de todo corazón», un cambio interno, una conversión sincera. No bastan los maquillajes o la practica externa de algunos ritos. El ayuno al que apelan los profetas es para dejarnos tocar por la misericordia y el perdón del Señor. Es lo que pide el salmista: «Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con un espíritu firme». En este sentido, el ayuno no es solo dejar de comer alimentos externos, es «aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas».
En el Evangelio de Mateo se nos advierte de no vivir una religiosidad para ser vistos por los demás, de la mera apariencia o para creernos superiores. Al contrario, «la exhortación de Jesús quiere incidir en las formas de vivir una espiritualidad en lo concreto de la vida. Se enuncian las tres formas típicas de la religiosidad judía (Tb 12,8): limosna, oración y ayuno, y se matiza la novedad de la praxis del cristiano, la recta intención al practicarlas; en definitiva, la necesidad de dar un sentido profundo al seguimiento de Jesús en la vida ordinaria». La llamada de la conversión de la Cuaresma no se puede reducir a un simple moralismo, es algo más, se trata de encarnar el misterio Pascual en nuestras vidas, de vivir en el horizonte de la resurrección.
Que el ritmo especial de estos días nos ayude a ir fraguando nuestro corazón para moldearlo según el corazón de Dios. Nuestras vidas no cambiarán a golpe del cincel de nuestro voluntarismo. La conversión del corazón es una gracia a pedir. Que este tiempo de Cuaresma sea un tiempo propicio, una nueva oportunidad, para entrar en silencio y con discreción a desenmascarar nuestro yo egoísta para reubicar nuestra vida desde los valores del Evangelio.
Al iniciar este itinerario cuaresmal hacemos nuestra la oración del Papa Francisco: «pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación».
¡Buen y fructífero inicio de Cuaresma!
Fraternalmente, Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com
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