jueves, 27 de febrero de 2020

ARRIESGARSE A PERDER


Arriesgarse a perder
Arriesgarse es perder pie por un tiempo, pero no arriesgarse es perder la vida por completo


Por: Alfonso Aguiló | Fuente: interrogantes.net




No hace mucho mostraba Ignacio Sánchez Cámara su inquietud ante la progresión de una nueva leva –o quizá no tan nueva– de falsos héroes, muy aficionados a abrazar causas que ya no es necesario defender, o cuando ya no se corre el menor riesgo al hacerlo. Se sacrifican por los tópicos de moda, dan su vida y su hacienda por lo que no cuesta nada, ni vida ni hacienda. Es un heroísmo de verbena y de guiñol, porque apuestan siempre a caballo ganador.

Se trata de un héroe que es un batallador de causas ganadas, que rema afanosamente a favor de la corriente, finge lágrimas y sudores, exhibe agravios y derrotas, pero nunca paga el menor tributo personal por defender lo que defiende. Del perdedor adopta la estética, digna y abatida. Del ganador toma las cartas y las bazas. Combina la estética de la derrota y la cuenta de resultados de la victoria. Y como en muchos ambientes la exhibición del agravio y de la queja suele ser el mejor camino hacia la victoria, utiliza agravios reales o fingidos para obtener ventaja, para medrar.

Ante ese lamentable espectáculo, es cuestión de buen gusto preferir a quien defiende lo que no está de moda, a quien tiene el valor de ir contracorriente, a quien sabe decir que no cuando todos ceden y decir que sí cuando nadie se atreve a dar el primer paso.

Muchas personas tienen auténtico terror a sentirse solas, sienten una especie de horror que les paraliza. Es cierto que llevar la contraria por sistema es patético, pero pasarse la vida mirando de reojo a ambos lados antes de posicionarse, para así nunca salirse de la fila, eso no es otra cosa que cobardía. Todo aquel que quiera tener ideas propias, o ejercer algún tipo de liderazgo, o sacar cualquier cosa adelante, ha de asumir que en algunos momentos tendrá que sentirse solo. Es un peso inevitable que todos, de un modo u otro, hemos de llevar sobre nuestros hombros. Un costalero que no sintiera la carga del paso, que no se cansaáa, puede estar seguro de que está quitando el hombro, que son los demás quienes llevan el peso.

De todo hay
Se puede uno deslizar por la vida sin entregarse enérgicamente a ella. No exponerse a los fracasos, a los errores, a las decepciones, a los azares adversos, al dolor. Son –en expresión de Julián Marías– formas tímidas de suicidio, de negación de la vida. Con frecuencia se trata de una especie de avaricia vital, de incapacidad de dar. Otras veces, de un inmoderado afán de seguridad, de temor a exponerse, a arriesgar. O de una vida dominada por la pereza, por la evitación del cansancio y del esfuerzo.

Hay vidas extremadamente modestas en cuanto a sus dotes –físicas, intelectuales, de posición social, etc.–, pero que son espléndidas por la intensidad y la entrega con que viven, a pesar de la limitación de sus recursos. Y hay ejemplos evidentes de lo contrario: vidas admirablemente dotadas, ricas en posibilidades, cuya realización muestra una pobreza lindante con la miseria. Vidas sin riesgo, sin compromiso, sin ilusión, un triste panorama de muertos en vida.

Vivir es arriesgarse. No importa perder una batalla si estamos bien situados. Tener esperanza es arriesgarse a fracasar. Pero un poco hay que arriesgar, porque el riesgo más grande en la vida es no arriesgarse. Los que no arriesgan nada, no hacen nada, están encadenados por sus miedos, son esclavos de ellos, han perdido su libertad. Como decía Kierkegaard, arriesgarse es perder pie por un tiempo, pero no arriesgarse es perder la vida por completo.

PAPA FRANCISCO EN MIÉRCOLES DE CENIZA: AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO ES EL PASAPORTE AL CIELO


Papa Francisco en Miércoles de Ceniza: Amor a Dios y al prójimo es el pasaporte al Cielo
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa






El Papa Francisco señaló que “el amor a Dios y al prójimo es el pasaporte al Cielo”, y animó a acercarse al Sacramento de la Reconciliación durante este tiempo de Cuaresma porque “el abrazo del Padre en la Confesión nos renueva por dentro y limpia nuestro corazón”.

Así lo indicó el Santo Padre en la Misa por el Miércoles de Ceniza, día en que inicia la Cuaresma, celebrada este 26 de febrero en la Basílica de Santa Sabina de Roma.

Tras haber dirigido el tradicional momento de oración de la “estación cuaresmal” en la iglesia de San Anselmo en la colina romana del Aventino, el Pontífice realizó la habitual procesión penitencial en la que fue acompañado por cardenales, arzobispos, obispos, monjes benedictinos de San Anselmo, padres dominicos de Santa Sabina y algunos fieles.

Después el Pontífice presidió la Celebración Eucarística en la Basílica de Santa Sabina con el rito de la bendición e imposición de cenizas.

Durante su homilía, el Papa Francisco recordó que la Cuaresma “es un tiempo de gracia, para acoger la mirada amorosa de Dios sobre nosotros y, sintiéndonos mirados así, cambiar de vida”.

“La Cuaresma no es el tiempo para cargar con moralismos innecesarios a las personas, sino para reconocer que nuestras pobres cenizas son amadas por Dios”, advirtió el Papa.

En esta línea, el Santo Padre señaló que “estamos en el mundo para caminar de las cenizas a la vida”. “No pulvericemos la esperanza, no incineremos el sueño que Dios tiene sobre nosotros. No caigamos en la resignación”, alentó.

“La ceniza nos recuerda así el trayecto de nuestra existencia: del polvo a la vida. Somos polvo, tierra, arcilla, pero si nos dejamos moldear por las manos de Dios, nos convertimos en una maravilla. Y aún así, especialmente en las dificultades y la soledad, solamente vemos nuestro polvo. Pero el Señor nos anima: lo poco que somos tiene un valor infinito a sus ojos. Ánimo, nacimos para ser amados, nacimos para ser hijos de Dios”, afirmó.

De este modo, el Pontífice explicó que “la ceniza que nos imponen en nuestras cabezas sacude los pensamientos que tenemos en la mente” y “nos recuerda que nosotros, hijos de Dios, no podemos vivir para ir tras el polvo que se desvanece”.



Por ello, Francisco exhortó a cada uno a preguntarse: “Yo, ¿para qué vivo? Si vivo para las cosas del mundo que pasan, vuelvo al polvo, niego lo que Dios ha hecho en mí. Si vivo solo para traer algo de dinero a casa y divertirme, para buscar algo de prestigio, para hacer un poco de carrera, vivo del polvo. Si juzgo mal la vida solo porque no me toman suficientemente en consideración o no recibo de los demás lo que creo merecer, sigo mirando el polvo”.

“No estamos en el mundo para esto. Valemos mucho más, vivimos para mucho más: para realizar el sueño de Dios, para amar. La ceniza se posa sobre nuestras cabezas para que el fuego del amor se encienda en los corazones. Porque somos ciudadanos del cielo y el amor a Dios y al prójimo es el pasaporte al Cielo, es nuestro pasaporte. Los bienes terrenos que poseemos no nos servirán, son polvo que se desvanece, pero el amor que damos -en la familia, en el trabajo, en la Iglesia, en el mundo- nos salvará, permanecerá para siempre”, destacó el Papa.

Asimismo, el Santo Padre subrayó que “la ceniza que recibimos nos recuerda un segundo camino, el opuesto, el que va de la vida al polvo” porque al mirar a nuestro alrededor “vemos polvo de muerte”, es decir, “vidas reducidas a cenizas. Ruinas, destrucción, guerra. Vidas de niños inocentes no acogidos, vidas de pobres rechazados, vidas de ancianos descartados. Seguimos destruyéndonos, volviéndonos de nuevo al polvo”.

“¡Y cuánto polvo hay en nuestras relaciones! Miremos en nuestra casa, en nuestras familias: cuántos litigios, cuánta incapacidad para calmar los conflictos. ¡Qué difícil es disculparse, perdonar, comenzar de nuevo, mientras que reclamamos con tanta facilidad nuestros espacios y nuestros derechos! Hay tanto polvo que ensucia el amor y desfigura la vida. Incluso en la Iglesia, la casa de Dios, hemos dejado que se deposite tanto polvo, el polvo de la mundanidad”, advirtió.

En este sentido, el Papa alertó sobre el peligro de la hipocresía, que es “la inmundicia que hoy en el Evangelio Jesús nos pide que eliminemos”, porque “el Señor no dice solo hacer obras de caridad, orar y ayunar, sino cumplir todo esto sin simulación, sin doblez, sin hipocresía”.

“Sin embargo, cuántas veces hacemos algo solo para ser estimados, para aparentar, para alimentar nuestro ego. Cuántas veces nos decimos cristianos y en nuestro corazón cedemos sin problemas a las pasiones que nos esclavizan. Cuántas veces predicamos una cosa y hacemos otra. Cuántas veces aparentamos ser buenos por fuera y guardamos rencores por dentro. Cuánta doblez tenemos en nuestro corazón... Es polvo que ensucia, ceniza que sofoca el fuego del amor”, expresó el Papa.

Por ello, el Santo Padre recordó la necesidad de “limpiar el polvo que se deposita en el corazón” y recordó el llamado de San Pablo cuando dijo: “¡Dejénse reconciliar con Dios!”, título del Mensaje del Papa para la Cuaresma de este año.

“La santidad no es asunto nuestro, sino es gracia. Porque nosotros solos no somos capaces de eliminar el polvo que ensucia nuestros corazones. Porque solo Jesús, que conoce y ama nuestro corazón, puede sanarlo. La Cuaresma es tiempo de curación”, explicó.

Finalmente, el Papa Francisco aconsejó realizar dos pasos para esta Cuaresma: “el primero, del polvo a la vida, de nuestra frágil humanidad a la humanidad de Jesús, que nos sana. Podemos ponernos delante del Crucifijo, quedarnos allí, mirar y repetir: ‘Jesús, tú me amas, transfórmame... Jesús, tú me amas, transfórmame...’. Y después de haber acogido su amor, después de haber llorado ante este amor, se da el segundo paso, para no volver a caer de la vida al polvo. Se va a recibir el perdón de Dios, en la confesión, porque allí el fuego del amor de Dios consume las cenizas de nuestro pecado”.

“El abrazo del Padre en la confesión nos renueva por dentro, limpia nuestro corazón. Dejémonos reconciliar para vivir como hijos amados, como pecadores perdonados, como enfermos sanados, como caminantes acompañados. Dejémonos amar para amar. Dejémonos levantar para caminar hacia la meta, la Pascua. Tendremos la alegría de descubrir que Dios nos resucita de nuestras cenizas”, concluyó el Papa.

POR LEVE INDISPOSICIÓN PAPA FRANCISCO NO ASISTE A SAN JUAN DE LETRÁN, PERO SE MANTIENEN ACTIVIDADES


Por leve indisposición Papa no asiste a San Juan de Letrán, pero se mantienen actividades
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibáñez (ACI)




El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, informó que por una “leve indisposición” el Papa Francisco prefirió no asistir a la liturgia penitencial en la Basílica de San Juan Letrán, pero que “los otros compromisos proceden regularmente”.

El Santo Padre tenía previsto ir este 27 de febrero a San Juan de Letrán para participar en la liturgia penitencial con el clero romano en el que, de acuerdo con el programa, el Pontífice escucharía algunas confesiones y concluiría la celebración con algunas palabras.

Sin embargo, Bruni indicó que “debido a una leve indisposición, prefirió permanecer en las habitaciones cercanas a Santa Marta; los otros compromisos proceden regularmente”.

Por su parte, Vatican News informó que este jueves “el Papa presidió por la mañana la Misa en la Santa Casa de Marta y poco después recibió en audiencia a los miembros del ‘Movimiento Católico Global del Clima’ (Global Catholic Climate Movement), un organismo que colabora con la Iglesia para una mayor tutela de la casa común, inspirado en los valores de la Laudato sí”.

De acuerdo a las actividades programadas, el Papa Francisco participará en los ejercicios espirituales para la Curia Romana del 1 al 6 de marzo en la Casa Divino Maestro, en la localidad italiana de Ariccia.

Ayer 26 de febrero el Pontífice realizó la Audiencia General en la Plaza de San Pedro por la mañana y por la tarde fue a la colina del Aventino en donde presidió el rezo de la primera estación cuaresmal en la iglesia de San Anselmo. Después participó en la procesión penitencial hasta la Basílica de Santa Sabina en donde celebró la Misa con el rito de la bendición e imposición de las cenizas.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 27 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Jueves después de Ceniza
Hoy, jueves, 27 de febrero de 2020




Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (30,15-20):

MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.
Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin remedio; no duraréis mucho en la tierra adonde tú vas a entrar para tomarla en posesión una vez pasado el Jordán.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 1

R/. Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor

V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 27 de febrero de 2020
Pepe Lillo, cmf



Primer día después de Ceniza :

Queridos amigos:

Si has decidido emprender el itinerario de la Cuaresma pasando el umbral de la Ceniza, no está de más acoger con atención las instrucciones que dan las lecturas de hoy, comenzando por el Deuteronomio: “Pongo ante ti vida y bien, muerte y mal; ... si eliges … tendrás...”. Cuando nuestros padres nos educan en los primeros pasos de la libertad suelen decirnos con frecuencia ante elecciones absurdas: “luego no digas que….” o “atente a las consecuencias…. y cuando vengan los resultados no te quejes...”

Es lo lógico, si pones tus ahorros y esfuerzos en una buena empresa, lo normal será obtener beneficios, tranquilidad, prosperidad, dicha y felicidad o por lo menos así nos lo prometen. Pero si te gusta arriesgar en negocios y asuntos poco fiables…. “atente a las consecuencias” muerte y mal son inherentes a tu elección y a los devaneos en que te prodigaste.

Sin embargo el evangelio de Jesús rompe esta lógica y nos invita a poner en práctica las reglas inversas: Si quieres vida, escoge muerte; porque quien se agarra a la ficha de su vida, pierde la partida y a sí mismo.

Parecen dos maneras muy distintas de ver y valorar la vida -en realidad iguales, aunque la literalidad haya podido llevar a lecturas antagónicas en la historia- : Comodidad, tranquilidad, bienestar, placer, seguridad, ser bueno para sí mismo y ante el espejo…como ideal de vida. Por otro lado y con mirada evangélica: Esfuerzo por el cambio interior, inquietud ante las dolencias del mundo y las carencias de los otros -a quienes me “aprojimo” y de quienes me hago cargo, más allá del cansancio, hasta la cruz-, aprender a disfrutar la vida en la felicidad, los logros e incluso los dolores de los otros. Fuera envidia, competitividad, afán de poder y deseo de tener más….

La propuesta de Jesús es clara y la hemos escuchado muchas veces de una u otra manera, ¡cargar cada jornada con la vida!, la de los demás, desviviéndome en ellos, pronunciando sus nombres en el corazón para amarlos al modo en que Dios los ama, vivir en actitud de servicio constante ante las precariedades que se presentan y afrontar los retos por mejorar la realidad en la que estamos sumergidos, tratando de liberar ataduras y esclavitudes propias y ajenas.

Para quien desde la fe no entiende otra autoridad que el servir hasta dar la vida por amor, cargar cada jornada con la cruz de la vida es auténtica fuente de vida y dadora de sentido en la búsqueda de realización humana. y jamás entendida como castigo, como la entendieron los poderosos al cargarla sobre Jesús.

“AVE CRUX, SPES UNICA”, reza el lema que resuena desde los primeros siglos y se plasma en el pedestal de multitud de calvarios e iconografías diversas.

Recibe un cordial abrazo en la Cruz de Cristo

Pepe Lillo cmf.
lillo.jm@hotmail.com

FELIZ JUEVES




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